MÉTODOS DE PRODUCCIÓN MASIVA DE ABEJAS REINAS
Los métodos para la cría comercial de abejas reinas fueron
establecidos por Doolittle en 1888 y han sufrido pocas modificaciones
sustanciales desde entonces. Estos métodos consisten de cuatro etapas en las
que se efectúan una serie de procedimientos. Las etapas son:
- el traslarve
- la producción de celdas reales,
- la cosecha y cuidados de las celdas reales
- la fecundación y cosecha de las reinas.
Las copa-celdas
artificiales
Las
copa-celdas artificiales donde se introducen las larvas seleccionadas pueden
ser de plástico o de cera y pueden comprarse en casas comerciales. Otra opción
es fabricarlas uno mismo. Para hacerlo, hay que usar cera de la mejor calidad,
como la obtenida de opérculos. No es conveniente usar cera obtenida de panales
viejos. El diámetro de las copa-celdas debe ser similar al de celdas reales
naturales, o sea aproximadamente 8 a 9 mm. También la profundidad de las copas
debe tener esta medida. El fondo de las celdas debe ser redondeado y bien liso.
Para hacerlas se utilizan moldes de madera, uno de cuyos extremos tenga estas
medidas y que además esté marcado (con una muesca circular) a 8-9 mm. de
distancia a partir de su punta. La punta del molde para fabricar las copaceldas
debe ser muy lisa y redondeada, lo cual se logra con la ayuda de una lija de grano
muy fino. Para producir muchas celdas a la vez, se ponen juntos varios de estos
moldes y se sumergen al mismo tiempo en cera líquida. Es importante que antes
de sumergir los moldes en la cera, estos se remojen en agua jabonosa (unos 15 a
30 minutos), para poder desprender las copa-celdas con facilidad después de que
se enfrían. La cera se calienta en baño maría sobre una parrilla eléctrica o de
gas, cuidando que no hierva, para que mantenga su calidad. Existen baños maría
para este propósito de venta en casas de implementos apícolas.
Alternativamente, puede usarse un sartén eléctrico con termostato en lugar del
baño maría. El procedimiento consiste en sumergir el o los moldes en la cera
líquida hasta la marca de los 8-9 mm. y luego sacarlo y dejar enfriar en el
aire la copa-celda por unos segundos. Hay que repetir el proceso de introducir
y sacar el molde en la cera por dos a cuatro ocasiones más. Cada vez que el
molde se sumerja en la cera, deberá hacerse a un mm. de menor profundidad
consecutivamente, para producir copa-celdas de fondo grueso y paredes delgadas.
Para desprender las copa-celdas de los moldes, estos se sumergen en agua fría
donde se dejan reposar por unos segundos, al cabo de los cuales las copas se
desprenden, realizando un ligero movimiento giratorio sobre ellas con los dedos
pulgar e índice. Antes de producir la siguiente copa-celda, es necesario volver
a remojar el molde en agua por algunos segundos y secarlo para después volverlo
a meter en la cera derretida. Cuando se trabaja con un solo molde, pueden
fabricarse de tres a cinco celdas por minuto.
El marco
contenedor de copa-celdas
Las
copa-celdas artificiales se pegan a una tira (listón) de madera en número de 15
a 18 y se instalan dos o tres de estas tiras en un bastidor de medidas
estándar, pero con los postes laterales desplazados unos cm más hacia el centro
del marco, en relación a un bastidor de cámara de cría. Estos se distancian lo
suficiente que permita el desarrollo de las celdas reales entre ellos. El bastidor
contenedor debe tener muescas en el interior de sus postes laterales, para poder
fijar ahí las tiras de madera que llevan las copa-celdas. Para pegar las copas,
primero se vacía cera derretida sobre las tiras y luego se presionan sobre
estas con la ayuda de un molde para hacer copa-celdas. Hay que dejar un espacio
de 2 a 2.5 cm entre las copas. Otra opción consiste en colocar tiras delgadas
de cera estampada sobre los listones de madera, las cuales se fijan por presión
con los dedos, luego de exponerlas al sol para calentarlas y suavizarlas un poco.
Las copas también se fijan por presión sobre la tira de cera estampada. Finalmente,
se agrega más cera líquida (con una cuchara) alrededor de las copas para
fijarlas mejor. Algunos criadores de reinas pegan pequeñas bases de madera de forma
cilíndrica, o cuadritos de lámina a las tiras, usando cera derretida. Después, pegan
las copas a estas bases con cera derretida, para que una vez desarrolladas las celdas
reales, se desprendan junto con la base. Estas bases facilitan la sujeción de las
celdas reales cuando son introducidas a colmenas o núcleos de fecundación Hay
criadores que meten el marco contenedor con las copa-celdas vacías a la colmena
criadora 12 a 24 horas antes de realizar el traslarve, con la idea de que las obreras
las pulan y les impregnen su olor particular, porque piensan que con esto se mejora
la aceptación de las larvas y el número de celdas producidas. Sin embargo, no
se ha demostrado que esta práctica en realidad represente una ventaja, en comparación
a introducir el marco ya con las larvas transplantadas en el interior de las
copas.
Las reinas
progenitoras
Es
muy importante contar con un método confiable de selección que permita
identificar a las mejores reinas madre, para que estas sean las proveedoras de
las larvas que serán las futuras reinas de nuestras colonias, ya que ellas son
los reservorios de las características que se heredan y como es lógico, se requieren
buenas características en nuestras abejas. El número de reinas progenitoras a
seleccionar depende del tamaño de la operación. Sin embargo, se recomienda hacer
el traslarve de por lo menos cinco madres si los apareamientos de las reinas
hijas ocurrirán en el aire y de por lo menos quince si se utiliza un esquema de
apareamientos controlado (inseminación instrumental o apareamiento en islas) y
en población cerrada (apareamientos entre miembros del mismo tipo de abejas).
Este número mínimo de madres es necesario para evitar problemas asociados con
la consanguinidad (alto grado de parentesco), como es la baja viabilidad de la
cría o una mayor susceptibilidad de las abejas a enfermarse. Las larvas que se
transfieran deberán tener menos de 36 horas de eclosionadas (salidas del
huevo), de preferencia menos de 24, ya que se busca que estén bien alimentadas
con jalea real. Para identificar las larvas de la edad adecuada, se requiere de
buena vista y de cierta experiencia, o bien de encerrar a la reina durante
cuatro a cinco días en una jaula con malla de criba, conteniendo un panal
vacío. Al cabo de este tiempo, se contará con una abundante cantidad de larvas
de la edad adecuada para el traslarve. Cualquiera que sea el método que se use,
es crucial utilizar larvas de menos de 48 horas de eclosión, porque si se usan larvas
de mayor edad, se corre el riesgo de que emerjan reinas antes de tiempo y maten
a todas las demás que aún estén en las celdas reales dentro de la colonia criadora.
Además, larvas de mayor edad producen reinas de calidad inferior. Una vez que
el panal con las larvas de la edad adecuada haya sido seleccionado, hay que llevarlo
al sitio donde vaya a realizarse el traslarve.
El traslarve
El traslarve
es simplemente el paso o transferencia de una larva de una celdilla de un
panal, a una copa-celda artificial. El traslarve debe hacerse en un lugar con
sombra y donde no peguen corrientes de aire, para evitar que las larvas se enfríen
o se sequen. Hay apicultores que lo hacen bajo la sombra de un árbol y hay otros
que lo hacen en el interior de una habitación. Siempre hay que tomar en cuenta que
tanto temperatura como humedad bajas, pueden afectar considerablemente la sobrevivencia
de las larvas. Si la región donde se realiza el traslarve es muy seca, es mejor poner una
toalla humedecida con agua tibia sobre el bastidor, dejando descubierta únicamente
la sección del panal donde se estén obteniendo larvas, e ir destapando progresivamente
el bastidor, conforme se vayan necesitando más larvas. Se puede usar una
lámpara de luz fluorescente o una lámpara de minero para ver bien las larvas en
el interior de las celdillas, pero esto puede deshidratarlas un poco. También pueden
usarse lentes de aumento o una lupa si esto mejora el trabajo de traslarve. Antes
de hacer el traslarve, algunos criadores ponen una gota pequeña de una mezcla a
partes iguales de jalea real y agua destilada en el interior de cada copacelda,
para ayudar a que la larva se adhiera al líquido y para prevenir la deshidratación
de esta. Otros criadores traslarvan en seco con el mismo éxito. Es importante
que si se usa jalea, se coloque a la larva flotando en la gota y no se le sumerja
en ella para evitar ahogarla. Para efectuar el traslarve, se usa una aguja o
herramienta de transplante. Existen muchos tipos de herramientas para el
traslarve; algunas pueden ser adquiridas en casas comerciales y otras pueden
fabricarse con materiales accesibles. Las trasplantadoras comerciales incluyen
agujas, herramientas con una lengüeta que sale por la presión manual de un
mecanismo para cucharear a las larvas trasplantadoras automáticas), etc. Dentro
de las trasplantadoras se incluyen agujas fabricadas con un alambre o
con plumas, así como el uso de pinceles del número 00. Lo recomendable es que
cada apicultor pruebe varias de ellas, seleccione aquella con la que se sienta más cómodo.
Las herramientas trasplantadoras generalmente tienen un extremo plano en forma
de cuchara (angulada hacia arriba unos 20º) de 1 mm de ancho por 2 mm de largo.
Para hacer una aguja de traslarve, puede usarse alambre de bronce del número 8
(no de cobre, porque este metal puede reaccionar ante la acidez de la jalea real,
lo que puede afectar a las larvas) como los electrodos para soldar. Se corta un
tramo de unos 15 cm de largo y se redondea uno de los extremos, mientras que
por el otro, con la ayuda de martillo, pinza, lima y lija fina, se fabrica la
cucharilla para el traslarve.
La técnica del traslarve implica cucharear a la larva
entrando con la cucharilla(o lengüeta de una trasplantadora automática) de la
aguja por su lado curvo y por debajo de ella. Posteriormente, la cucharilla con
la larvita se levanta y se introduce al interior de la copa-celda, tratando de
dejar la larva sobre el piso de esta con un movimiento hacia abajo y en la
misma posición en que se encontraba dentro de la celdilla; si la volteamos, podríamos
lastimarla. Cuando se han hecho los traslarves en todas las copas de una tira,
esta se coloca con las celdas dirigidas hacia abajo dentro del bastidor
contenedor y se hace lo mismo para todas las tiras. Una vez finalizado el traslarve,
se introducen de uno a tres de estos bastidores en una colmena criadora.
La producción de
celdas reales
Para producir celdas reales a partir de copaceldas conteniendo
crías traslarvadas, se requiere de colmenas criadoras, las cuales contienen una
colonia de abejas con o sin reina, pero siempre poseen al menos un cubo sin
reina (separado de, y montado sobre otro cubo que contiene una reina, por medio
de un excluidor de reinas). Estas colmenas sirven para desarrollar y/o incubar celdas
reales. Las hay de tres tipos: iniciadora, finalizadora, o
iniciadora-finalizadora.
Las colonias criadoras deben contener muchas abejas
jóvenes y deben estar bien alimentadas con jarabe de agua y azúcar y con polen
o sustituto de éste. Las abejas jóvenes producen más jalea real que las viejas
y se requiere de alimento para estimular la producción de este nutritivo
alimento, indispensable para alimentar a las larvitas destinadas a ser futuras
abejas reinas.
Colmena
criadora iniciadora
Una colmena iniciadora huérfana se prepara de la siguiente
manera. A una colonia fuerte (en abejas y cría) se le alimenta diariamente con
jarabe de agua y azúcar al 50% y con polen, o sustituto de polen, durante uno a
tres días consecutivos. Si no se tiene polen, se puede hacer una pasta con
harina de soya baja en grasa, humedecida con jarabe. Se proporcionan 200 o 300
gramos de esta pasta sobre los cabezales de los bastidores de la colmena.
Terminado este tiempo de alimentación se quita la reina a la colonia. Un día después
de quitar la reina, se sacan y reemplazan los panales de cría chica (excepto
uno por cada bastidor con copa-celdas que se pretenda introducir) por
bastidores con cría operculada procedente de otras colonias. Adicionalmente, se
recomienda poner una rejilla excluidora de reinas por debajo del cubo de la
cámara de cría y entre el excluidor y el piso de la colmena, poner una alza,
con el fin de descongestionar la cámara de cría, para que las abejas más viejas
(las pecoreadoras) tengan espacio suficiente y no promuevan el comportamiento
de enjambrazón. El excluidor también sirve para evitar que se metan a la
colonia criadora reinas o enjambres procedentes de otras colonias. Introducen
al centro de la cámara de cría, de uno a tres bastidores conteniendo entre30 y
72 copa-celdas cada uno, hasta un máximo de 140 copas con larvas por colonia criadora,
para tener una adecuada aceptación de estas. Las abejas de la colonia iniciadora
alimentarán a las larvas e iniciarán la construcción de celdas reales a partir de
las copa-celdas. El porcentaje de larvas aceptadas y de celdas reales
construidas disminuirá conforme al número de celdas introducidas. Por ello,
entre más celdas se metan, el porcentaje de larvas aceptadas y la cantidad de
alimento que estas reciban será menor, con lo que se corre el riesgo de
producir reinas de tamaño pequeño. Cuando se introducen los marcos con las
copa-celdas a las colonias iniciadoras es importante observar que no se utilice
mucho humo, para no causar una fuerte desorganización de las abejas de la
colonia y favorecer la aceptación de las larvas introducidas. Otra práctica que
puede favorecer la aceptación de las larvas, es el rociar un poco de jarabe
sobre los cabezales de los marcos recién introducidos, para atraer a las abejas
a atender a nuestras larvas. Esta operación debe hacerse rápido y justo antes
de cerrar herméticamente la colonia, para prevenir un problema de pillaje.
Además de lo anterior, la manipulación e introducción de los marcos que contienen
las larvas debe ser muy cuidadosa; no deben agitarse, golpearse, o
sacudirse, ya que esto podría resultar en la pérdida o
lesión de las frágiles larvas. Algunos criadores siguen un calendario la introducción de un
marco con copa-celdas cada día, mientras que otros los meten todos juntos. Este
escalonamiento obedece más a adaptaciones
en los planes y rutinas de trabajo de los apicultores, que a las capacidades de
las abejas y por ello son opcionales. Para atraer a las abejas nodrizas a
alimentar a nuestras larvas, cada bastidor con copa-celdas se pone entre un
bastidor de cría chica y otro que contenga polen. Estos bastidores se dejan en
la colonia iniciadora durante uno a seis días, para luego ser transferidos a
una colonia finalizadora. Dependiendo del calendario que se establezca, las
colonias iniciadoras pueden estar recibiendo nuevos bastidores cada uno a siete
días. Cada vez que se abra una colonia iniciadora, hay que proveerla con cría
operculada (uno a dos bastidores), jarabe (2 a 4 litros) y buscar y destruir
cualquier celda real que las abejas hayan iniciado a partir de cría que se le
haya dado a la colonia con anterioridad. Hacer esto es muy importante para
evitar que estas reinas criadas de emergencia, destruyan nuestras celdas reales
con larvas seleccionadas y se pierda todo el trabajo hecho.
Colmena
criadora finalizadora
Una colmena finalizadora es usualmente preparada con dos
cámaras de cría. En la inferior se mantiene a una reina con toda la cría operculada,
mientras que en la superior (separada de la inferior por un excluidor) se mantiene
a la cría chica, bastidores conteniendo alimento (miel y polen), alimentadores
y espacio para colocar bastidores con copa-celdas. En estas colmenas se
introducen de uno a tres bastidores procedentes de una colonia iniciadora cada uno
a seis días, dependiendo del calendario que se siga. Aunque la construcción de las
celdas puede ser finalizada aquí, la principal función de estas colonias es la
de mantener su temperatura en 32-35º C, por lo que también se les conoce como colonias
incubadoras. Eventualmente pueden llegar a incubar hasta 300 celdas (seis a
ocho bastidores). El arreglo de los panales en la cámara superior es similar al
que se sigue en una colonia iniciadora y puede hacerse cada vez que se metan
nuevos marcos con celdas reales, o cada cuatro días, lo que ocurra primero. Las
celdas permanecen de cuatro a siete días en estas colonias, o hasta que cumplan
10 u 11 días luego del traslarve. También pueden prepararse colmenas
finalizadoras huérfanas, las cuales se manejan de manera similar a las
iniciadoras. Cuando se transfieran celdas de una colonia iniciadora a una
finalizadora, hay que manejar los marcos con mucha delicadeza, pero con rapidez,
ya que un enfriamiento de las celdas puede derivar en un retraso en el
desarrollo de las futuras reinas, o peor aún, en un inadecuado desarrollo de
sus alas. Las celdas ya operculadas (cinco a seis días después del traslarve)
también podrían incubarse en una incubadora eléctrica a 32-35º C, hasta que
cumplan 10 u 11 días.
Colmena
criadora iniciadora-finalizadora
En el caso de colmenas iniciadora-finalizadora, estas se
manejan igual que una iniciadora, pero proveyéndolas de dos a cuatro panales
con cría operculada cada 10 a 11 días, para asegurar una constante provisión de
obreras jóvenes. Adicionalmente se pueden sacudir abejas procedentes de otras
colonias en su interior para mantenerlas fuertes. Desde luego, hay que alimentarlas
con jarabe y con polen. La ventaja de estas colonias es el menor tiempo de
trabajo y la menor manipulación de las celdas, pero la desventaja es un
porcentaje menor de aceptación y producción de celdas reales. Las celdas
permanecen 10 a 11 días en estas colmenas y luego se llevan a núcleos de
fecundación o a colonias huérfanas. Las colonias criadoras deben ser
constantemente tratadas contra varroa y enfermedades de la cría, para evitar
que se pierdan muchas celdas por concepto de enfermedades.
La cosecha y
cuidados de celdas reales
Las celdas reales son cosechadas luego de 10 a 11 días de
realizado el traslarve. Hay que sacar los bastidores conteniendo las celdas de
las criadoras con mucho cuidado y con las precauciones antes descritas.
Posteriormente, las celdas se desprenden de las tiras de los bastidores con la
ayuda de un cuchillo o navaja filosos. Hay que tener el cuidado de no mantener
las celdas mucho tiempo mirando hacia arriba, o de lado, para impedir que las
alas de las reinas se adhieran a las paredes o a la base de las celdas y esto
les impida salir, o bien salgan sin alas.
Valoración de
celdas reales
Luego de ser despegadas, las celdas reales pueden valorarse
por iluminación; muchas veces las larvas enferman y mueren dentro de la celda,
o bien sus alas quedan pegadas a la pared de esta, o bien no tienen un buen desarrollo.
Es posible detectar algunas de estas anomalías por medio de iluminar las celdas
con una lámpara que emita una luz potente (de al menos 500 wats). La silueta de
la reina se puede ver a contraluz, para determinar si esta tiene un buen desarrollo.
La celda puede incluso moverse un poco entre los dedos pulgar e índice o bien
puede ponerse de lado, para ver si la reina esta suelta (cambia de posición) o
se balancea en el interior de la celda, lo cual es signo de que la reina está
viva y sana.
Empaquetado y
transporte de celdas reales
Las celdas reales son muy sensibles a golpes,
enfriamientos y sobrecalentamientos. Por eso hay que extremar precauciones en
su empaque y transporte a los núcleos de fecundación o colmenas. Es importante
no exponerlas a corrientes de aire frío, así como a los rayos directos del sol.
También hay que cuidar que durante el transporte no vayan golpeando en el
vehículo, especialmente cuando se transita por caminos con muchos baches. Las
celdas reales pueden transportarse en tiras de madera como las usadas para
instalar las copa-celdas, donde son pegadas una detrás de otra, sin espacio entre
ellas y estas tiras se colocan en un bastidor contenedor. Este bastidor puede meterse
en una caja porta-núcleo (de dos o tres bastidores de capacidad) que contenga
abejas sacudidas a fin de mantener una temperatura cálida para las celdas. Cuando
no se tienen abejas para mantener la temperatura de las celdas, se pueden poner
en un cojinete de hule espuma o esponja que contenga agujeros, o bien en conos
para transportar huevos, a los que se les perforan orificios en sus picos, para
ahí alojarlas. Estos contenedores con las celdas se meten a una caja para
protegerlas de corrientes de aire o de otras condiciones climáticas
indeseables. Puede utilizarse una caja de cartón o de poliestireno (como las
hieleras) forrada con hule espuma y una tela negra (para que absorba calor). En
su interior, la caja es provista con una bolsa o botella con agua caliente
(como las usadas en hospitales de color rojo), cuidando que las celdas no
entren en contacto directo con ésta. En la caja se meten los conos de huevo,
los cojinetes de hule espuma, o el contenedor que se haya utilizado para
mantener a las celdas inmóviles y protegidas. Apicultores australianos usan cajas
de poliestireno rellenas con algodón o serrín,
para ahí depositar las celdas. Alternativamente, la caja con el aserrín, pero
sin la botella de agua caliente, puede meterse por varias horas a una
incubadora, o por unos minutos a un horno de microondas, para calentar el
aserrín antes de meter las celdas. El
serrín así calentado, mantiene una temperatura uniforme en
todas las áreas de la caja. Una manera de saber si la caja lleva la temperatura
adecuada (30-36º C), es colocando un termómetro en su interior y observándolo con cierta periodicidad. Una vez
que las celdas han sido adecuadamente empacadas para su transporte, son
llevadas a los núcleos de fecundación o a colmenas horfanizadas para ser introducidas.
Idealmente no deben transcurrir más de 10 horas entre el empacado de las celdas
y su introducción a los núcleos o colmenas. Cuando las celdas se pretendan
introducir a colmenas, hay que preparar estas con anticipación, dejándolas
huérfanas o haciendo divisiones para recibirlas. Ocasionalmente, celdas empacadas
en cajas que guarden bien el calor, pueden mantenerse viables hasta por24 a 36
horas.
La fecundación y cosecha de reinas
Para una adecuada fecundación de las reinas, el criadero
(apiario con núcleos de fecundación) debe ubicarse en un lugar protegido de
vientos, con árboles que den sombra y con diferentes estructuras naturales distribuidas
a lo largo del terreno (piedras, árboles, montículos, matorrales, etc.), para
ayudar a las reinas a orientarse mejor durante sus vuelos nupciales. Los núcleos
de fecundación deben colocarse de una manera no uniforme y si es posible, se
les debe pintar la piquera y el techo de distintos colores; todo esto con el
fin de ayudar a las reinas y a las obreras a orientarse y a identificar su
núcleo para no meterse en otro
La producción y
disponibilidad de zánganos
Es importante colocar colmenas que contengan panales con
celdas de zángano en las cercanías del criadero. Algunas de estas colmenas
pueden ubicarse dentro del criadero, mientras que otras pueden instalarse a
distancias de entre uno y cinco km del mismo. Las colmenas productoras de
zánganos, deben tener reinas seleccionadas para que produzcan machos de calidad.
En general se recomienda instalar una colmena con dos panales con celdas de
zánganos por cada 40 a 60 espacios de fecundación. Para que las colonias
produzcan muchos zánganos, es importante que tengan panales con celdas para
zánganos y que sean constantemente alimentadas con jarabe y con polen. Los
panales de zánganos pueden prepararse con anterioridad durante una floración,
utilizando cuadros con una sola franja de cera estampada de 2 a 4 cm adherida
al cabezal superior de bastidores sin alambre, los cuales son introducidos en
colonias fuertemente pobladas para que los trabajen. Las abejas desarrollarán
un panal conteniendo más celdas de zángano que de obrera, que pueden luego ser
usados en las colmenas productoras de zánganos.
El manejo de
los núcleos de fecundación
Las celdas reales se introducen en núcleos de fecundación
para que ahí emerjan las reinas, se fecunden y regresen a poner huevos.
Entonces son cosechadas. En términos económicos, es preferible trabajar con
núcleos chicos, porque se gasta menos en abejas, equipo y alimento. Sin
embargo, mantener unidades pequeñas es más complicado que mantener unidades
grandes. El tamaño del núcleo siempre será una decisión personal de cada criador.
En general, es más fácil mantener núcleos pequeños en lugares calientes que en
fríos, porque en lugares fríos se pierden más abejas debido a que las poblaciones
pequeñas tienen más dificultades para mantener la temperatura de incubación en
el nido de cría. Para echar a andar los núcleos de fecundación, primero hay que
llenarlos con abejas. Para ello se necesita traer abejas obreras de otras
colmenas. Bastidores de colmenas bien pobladas se sacuden en el interior de una
jaula de malla metálica ("canasta") con la ayuda de un embudo grande,
o bien, primero se sacuden en el interior de una lata alcoholera y después las
abejas se vacían en la canasta. Para impedir que las abejas vuelen mucho, hay
que rociarlas con agua antes de pasarlas a la canasta. Una canasta puede
contener las abejas sacudidas de hasta 60 o 70 bastidores. Se recomienda que a
cada colmena de las que se sacudan, se les dejen al menos tres a cuatro
bastidores cubiertos con abejas, para no debilitarlas mucho.
Antes de sacudir cada bastidor, es importante asegurarse
que la reina no esté presente. Cuando se le encuentra, puede encerrársele
temporalmente en una jaula y luego soltarse en su colmena, una vez concluida la
operación. Las colonias que provean obreras, deberán ser alimentadas frecuentemente
(de preferencia cada semana). Estas colmenas pueden proveer abejas (sacudirse)
cada tres a cinco semanas. Las abejas en el interior de la canasta deben
alimentarse con jarabe, para que cuando se sacudan en los núcleos, caigan
fácilmente por su peso. Un núcleo Morelos se llena con aproximadamente 1,200 a
1,500 abejas (150 gramos o un cucharón). Para calcular cuantas abejas llevar al
criadero y por lo tanto, cuantos bastidores sacudir, se estima que un bastidor
de cámara de cría puede contener alrededor de 3,000 a 4,000 obreras, pero
considerando que muchas de las abejas vuelan y se regresan a su colmena,
debemos estimar alrededor de 2,500 abejas, lo que sería suficiente para llenar
dos de estos núcleos. Luego de que un núcleo es provisto con abejas, su
alimentador se llena con jarabe denso (dos partes de azúcar por una de agua) y
se coloca una celda real al centro del núcleo, sujeta entre los cabezales de
dos bastidores, o entre los panales de cera, con el fin de protegerla cuando el
lugar en que esté ubicado el criadero tenga un clima templado o frío.
Posteriormente, el núcleo se cierra herméticamente y se le pone un tapón de madera
o de cartón en la piquera, para impedir que las abejas sacudidas se salgan. Las
abejas se dejan encerradas durante cuatro días, al cabo de los cuales la reina
ya debió haber emergido y estará lista para sus vuelos nupciales, mientras que
para las obreras, el tiempo de encierro les sirve para reconocer a la reina y a
su nuevo hogar, para no salir y perderse. El problema de núcleos vacíos debido
a la pérdida de obreras por evasión, es mayor cuando se trabaja con abejas de
origen africanizado.
La cosecha y
cuidados de reinas
El
criadero de reinas debe visitarse cada dos a tres semanas, dependiendo de los
calendarios que establezca cada criador. Entre más corto sea el tiempo, se
tendrá una mayor eficiencia en la producción de reinas, pero también se
invertirá una mayor cantidad de abejas sacudidas. En cada visita deben llevarse
abejas obreras para sacudir (en núcleos vacíos, débiles, o en aquellos en que
la reina no pegó), celdas reales, alimento y jaulas para cosechar a las reinas fecundadas.
Luego de abrir un núcleo, el apicultor deberá buscar huevos. Si los encuentra,
esto es signo de que la reina fue fecundada. Entonces deberá buscar a la reina e
introducirla en una jaula de confinamiento (jaula Benton) junto con 10 obreras acompañantes,
procedentes del mismo núcleo. Antes de introducir la reina a la jaula, podría
pintarse su tórax y cortárle una ala. Para ello hay que sujetar a la reina entre
los dedos pulgar e índice, colocados entre su tórax y abdomen. Existen también sujetadores
de reinas que se venden en las casas de implementos apícolas. Luego de hecho
esto, se introduce otra celda real y se alimenta y cierra el núcleo. Si le hicieran
falta abejas, se le sacuden algunas de acuerdo al criterio del apicultor. Es preferible
que en todos estos manejos se utilice poco humo y se trabaje rápido, para no
tener los núcleos abiertos durante mucho tiempo. También es importante cuidar de
no regar jarabe fuera de los núcleos, para prevenir el pillaje. El pillaje es
el principal problema en los criaderos y puede influir mucho en reducir la
productividad de los mismos.
Las reinas cosechadas pueden guardarse
temporalmente en un banco de reinas, que es una colonia huérfana fuertemente
poblada y bien alimentada y que tiene un excluidor entre el piso y la cámara de
cría, para evitar que se metan enjambres o reinas procedentes de otras
colonias. Los bancos de reinas pueden guardar varios cientos de ellas si se les
provee con dos bastidores de cría operculada cada semana y se les alimenta frecuentemente.
Las reinas que se metan a un banco deberán ir sin obreras acompañantes y sin
candy (pasta de azúcar glass y miel que llevan las jaulas Benton). Existen
contenedores especiales, o marcos adaptados para contener a las jaulas de
reinas en el interior de una alza que se coloca sobre la cámara de cría del
banco. Aunque las reinas pueden permanecer muchas semanas en un banco, no es
recomendable que se mantengan en este por más de un mes, ya que el
confinamiento prolongado lleva a la involución de sus ovarios, lo cual puede afectar
su postura posterior. Cuando se vayan a vender o a transportar, las reinas deberán
transferirse a jaulas que contengan obreras acompañantes (del banco) y candy.
Ernesto Guzmán Novoa