Cera estampada y panales
La cera estampada es una lámina de cera de 2 o 3 milímetros de
espesor, en la cual por medio de maquinaria especializada están impresos los
hexágonos a partir de los cuales la abeja construirá las celdas que utilizará
para cría o para depósito de miel y polen.
Esta lámina es fijada en el interior de los cuadros de madera
donde la abeja construye el panal a posterior. La misma se fija en alambres
horizontales que cruzan el cuadro pegándola a estos por un proceso de fusión,
que se realiza al calentar los mismos con un sistema de resistencia eléctrica.
En la actualidad estas láminas ya son fabricadas en plástico, y luego son
bañados con cera de abeja.
La cera estampada es fabricada artesanalmente mediante moldes
donde se deja caer cera en punto de fusión y luego es impresa.
Hay maquinaria específica donde primero se funde la cera, en
forma de lámina continua, la cual es estampada posteriormente por el paso entre
rodillos que le imprimen las celdas. Esta misma maquinaria existe para ser
utilizada en forma manual o automatizada cuando el proceso se torna industrial.
Historia
La primera fundación artificial de cera estampada fue hecha en
Alemania en 1842 por Gottlieb Kretchmer. Fue hecha con un par de rodillos
grabados, utilizándose almidón para evitar que la cera adhiriera a los
rodillos. El dispositivo consistió en una tira del lino que remontaba, cubierta
con una composición de la cera y de almidón blanco, sobre cuál fue impreso el
cuadro de fundación o la base de las celdas, pasándola por un par de rodillos
grabados.
Jean Mehring, Holandés. En 1857 virtió la cera entre dos moldes
de metal, y Root (EEUU) en 1876 fue el primero que utilizó una prensa de
rodillo de metal, para estampar la cera. Otto Schenk en 1872 produjo y demostró
la fundición de cera con los
arrancadores de proyección para las paredes laterales y John Long (cera) (EEUU)
en 1874 produjo un producto similar. D.S. Given (EEUU) cerca de 1879-1881,
utiliza la cera estampada con alambre producida en una prensa, pero no fue
hasta 1892 que E. B. Weed (EEUU) produjo la hoja de cera de larga longitud
entre los rodillos. Todo este adelanto la fabricación de la cera estampada, es
una etapa que conduce en el siglo XX a lo que denominamos apicultura moderna en
relación con la tecnología, así como, todos los problemas acuciantes de los
ácaros parásitos y enfermedades secundarias asociadas.
Podríamos decir que la era actual de la cera estampada comenzó
alrededor de 1891 en Bélgica con la introducción de la cera estampada de 920
celdas por decímetro cuadrado, lo que daría una distancia de 4,6 centímetros y
4.7 centímetros cada 10 celdas de obreras. Todos los apicultores adoptaron este
tamaño de la celda. Los expertos de ese tiempo creyeron que era ventajoso
producir tantas abejas como sea posible en la menor superficie posible del
panal.
El profesor Baudoux de Bélgica publicó un artículo en Progress
Apicole in June, 1893, abogando por el uso de céldas más grandes en la cera
estampada, como resultado de los experimentos descritos. Parece que profesor
Baudoux quiso mejorar el vigor de las abejas forrajeras, alcanzando con mayor
tamaño un radio de acción mayor y visitando así una multiplicidad de flores, a
los fines de obtener más néctar, más tarde esto se halló correlacionado con el
largo de la glosa.
Experimentó con el tamaño de celdas hasta el límite de 750 celdas
por decímetro, los tamaños de las celdas, lo obtuvo estirando la cera
estampada. El Profesor Baudoux experimentó con varios tamaños de celdas por el
decimetro cuadrado de cera estampada, 750, 740, 730, 710 y menores a 675.
También experimentó con varias maneras de medir las celdas e ideó su propio
sistema de la medición.
Fue tan elocuente con sus experimentos, y tal
el grado de convencimiento, que la fabricación de cera estampada comenzó a
partir de allí a agradar las celdas, y no paró nunca. En las décadas de 1920,
1930 y 1940 se realizaron la mayor cantidad de trabajos sobre el tamaño de las
celdas. En nuestros días se utilizan cera estampada de 5.7 centímetros cada 10
celdas de abeja obrera en forma estándar, pudiéndose hallarse cera estampada de
más tamaño.
El profesor Baudoux era un seguidor de la llamada Teoría
Lamarckiana, creía que era posible mejorar la abeja permanentemente, dándole la
ocasión de crecer más grande en cada generación. Sin embargo, un seguidor de la
Teoría Darwiniana o Mendeliana, sabe que este concepto es incierto; y las
abejas mismas confirman esta crítica (incluso cualquier apicultor lo puede
comparar midiendo panales de abejas silvestres), entrados los años del Siglo
XIX se regresa al tamaño de las celdas de obreras que producen en la naturaleza
sin intervención del hombre, volver al tamaño natural de la celdilla tenia hace
cien años.
Panal
Un panal (del latín Marentus) es una estructura formada por
celdillas de cera, que comparten paredes en común construida por las abejas
melíferas para contener sus larvas y acoplar miel y polen dentro de la colmena.
Esta capacidad se debe a que las obreras cuentan con glándulas
cereras que producen este elemento natural tan apreciado. El panal es utilizado
para depositar sus alimentos: polen y miel. También la celda es utilizada como
habitáculo para la cría de obreras y zánganos. El tamaño de la celda varía
según la necesidad de la abeja, siendo de aproximadamente 6 milímetros para
obreras y 8 milímetros para zánganos en el caso de Apis mellifera.
Las diferentes especies del género Apis construyen diferentes
tamaños de celdas (sin base de cera estampada), adecuados a sus respectivas
castas, lo que es muy útil para distinguir las especies y las razas del género
Apis.
En las abejas de nido cerrado, Apis cerana y Apis mellifera los
panales son construidos en forma transversal al orificio de entrada de la
colmena. De esta manera, los panales anteriores cercanos a la entrada (piquera)
hacen de barrera natural a la entrada de aire frío.
La distancia de diez celdas de panal construido por la abeja
oriental (Apis cerana) en las Filipinas tiene un promedio de 4,1 centímetros, y
en el sur de la India, la distancia es de 4,3 a 4,4 centímetros. Las razas
africanas de la abeja occidental (Apis mellifera) construyen panales con
medidas de 4,7 a 4,9 centímetros por cada 10 celdas, mientras la distancia de
los panales construidos por las razas europeas comunes es 5,2 a 5,6 centímetros
cada 10 celdas. En los panales de cera de la colmena rústica (huecos de
árboles) o en las colmenas que no tienen cuadros móviles la construcción no es
siempre paralela, ya que las abejas construyen los panales en diferentes
radios.
Panales de cera en apicultura racional
En la apicultura racional, el panal de cera es construido dentro
de un marco móvil de madera, para que la abeja mantenga una línea de
construcción determinada con antelación por los apicultores. Para ello se ha
desarrollado una lámina de cera estampada que es adherida a alambres que cruzan
el marco en forma horizontal o vertical. Estos panales tienen dimensiones
preestablecidas por los tamaños de los cuadros móviles, lo mismo que la lámina
de cera estampada. Sobre esta base fundacional las abejas estiran sus celdas
hexagonales con una leve inclinación superior desde el fondo a la boca, con el
propósito de que no se derrame la miel que guardan en el interior.
En la apicultura racional la disposición de los panales que se
utiliza frecuentemente es longitudinal con respecto a la entrada de la colmena
(piquera) esto permite una mejor aireación de los mismos y facilita el secado
del néctar, evitando el trabajo de ventilación que tiene que desarrollar las
obreras. A diferencia de los panales naturales que son construidos
transversalmente al orificio de entrada de la colmena, denominado exposición en
caliente, la colmena racional utiliza el método llamado exposición en frío para
sus panales longitudinales con respecto a la entrada de la misma. Hay colmenas
construidas para ser utilizadas con panales de exposición en caliente, pero son
las menos y generalmente se utilizan en climas fríos o templados fríos.
Ángulo de las celdas de los panales
Es interesante ver la geometría de una celda de panal, y la forma
en que éstas encastran con el panal opuesto del marco móvil.
Pero hay toda una discusión desde antiguo sobre los ángulos que
éstos tienen.
En 1700 se hicieron cálculos referentes a la medida de los
ángulos de los rombos en los fondos piramidales de las celdas del panal.
Comenzó en 1712 y continuó por varios años durante los siglos siguientes.
El genio italiano, Maraldi, astrónomo, estudió las celdas de la
abeja y midió el largo de las mismas, encontrando que son aproximadamente
iguales unas a otras. Entonces midió los ángulos de las celdas de un panal,
calculando que era de 109º 28'. Anne D. Betts en un artículo en julio de 1921
relacionó la historia de manera más lejana, Maraldi en una advertencia tremenda
a todos nosotros, se expresó claramente, para evitar todo el peligro de ser
entendido mal.
Refiriéndose al naturalista francés Reaumur atribuyó la idea de
que éste había encontrado el valor de 109º 28 en los ángulos de las celdas de
un panal. Toda una hazaña, que varios escritores han comentado, ya que era
imposible de realizar con los instrumentos existentes en su época, incluso si
las celdas fueran regulares, que no lo son.
Reaumur sospechó que las abejas economizaban cera, consultando a
un amigo matemático, Koenig, para resolver el problema de la celdas de la
abeja. Koenig calculó el ángulo más grande de los rombos obteniendo 109º 26'.
Investigaciones posteriores demostraron que 109º 28' era la respuesta correcta.
(Sólo dos minutos fue la diferencia aclarando que Koenig había cometido un
error en su aritmética).
Kent L. Pellett en un artículo en junio de 1929 agregó más
información a la historia cuando él escribió, Reaumur maravillado por su
economía vio tan cerca la perfección.
Otros científicos que estudiaron en las abejas la posibilidad de
encontrar el ángulo perfecto tomaron rápidamente el caso para solucionar el
problema por sí mismos, obteniendo el mismo resultado que Koenig. Pero las
abejas rechazaron corregir su error, leve como era, y continuaron construyendo
los fondos de la celdas con los viejos ángulos de 109º 28'.
Años más tarde, la investigación de un accidente marítimo
demostró que el capitán había dirigido mal el curso de su barco, debido a que
el cálculo de las tablas de logaritmo existentes era defectuoso. Las tablas
fueron corregidas para evitar un error adicional. Entonces se descubrió que
éstas eran las mismas tablas logarítmicas con las cuales Koenig había hecho sus
cálculos. El problema del ángulo de la celdas fue calculado otra vez, con las
tablas corregidas, y los ángulos obtenidos fueron los que las abejas habían
utilizado siempre: 109º 28'. La conclusión final fue que las abejas hicieron el
cálculo correcto y el matemático lo hizo mal.
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