sábado, 15 de diciembre de 2012

NECESIDADES DE ALIMENTACIÓN DE LA ABEJA E INTERÉS DEL APICULTOR


NECESIDADES DE ALIMENTACIÓN DE LA ABEJA E INTERÉS DEL APICULTOR

La abeja melífera se ha ido adaptando a distintos climas y regiones a lo largo y ancho del mundo.  El hombre, las ha trasladado y ubicado en distintos ambientes en los que ella por sus propios medios, jamás hubiera llegado.  En aquellos lugares en los que la abeja ha llegado por sus propios medios, normalmente se ha establecido un equilibrio y adaptación de la  abeja al medio ambiente, en donde la misma ha perpetuado la especie de generación en generación, sin necesidad de la ayuda del hombre.  Es así, que en su distribución natural, la abeja, no requiere de ningún aporte de alimentos artificiales para subsistir.

La alimentación artificial de las abejas, surge como una necesidad del hombre con miras a mejorar los beneficios económicos de su explotación apícola.  Es así entonces, que el hombre alimenta artificialmente a sus colonias, como forma de perpetuar su existencia en lugares donde naturalmente no existirían o, como una herramienta más de manejo, al combinar a la abeja con un ambiente determinado para obtener de ellas un lucro o beneficio.
  foto Corona apicultores 

Hoy se define a la apicultura como "el arte y la ciencia de criar ápidos, de forma de obtener de ellos el máximo de beneficios con el mínimo de costos".  Es en el marco de esta definición que encararemos lo relacionado a la alimentación artificial de las abejas.  Las abejas melíferas son explotadas por el hombre fundamentalmente por su característica de acumular y acopiar reservas alimenticias (miel y polen), que tienen un valor comercial importante. 

En la medida en que se fue estudiando e investigando sobre la biología y comportamiento de la abeja, el hombre ha ido aprendiendo la forma de manejarlas de forma de maximizar sus beneficios.  Hoy día, no alcanza con que un apicultor conozca solo sobre la vida de las abejas, sino que deberá conocer sobre otras disciplinas relacionadas, de forma de combinar a sus abejas de la mejor forma posible con determinadas condiciones y características de un ambiente, para obtener de ellas su mejor provecho.  El resultado que obtenga de esta combinación, estará además supeditado a las intervenciones que el apicultor realice a través del manejo.  Es así, que se forman los tres puntales de una apicultura exitosa: buena abeja, buena zona o medio ambiente y buen manejo.  Cualquiera de los tres que falle, hará fracasar mi empresa.  El tema alimentación, se encuentra directamente relacionado con estos puntales.

La importancia del conocimiento del medio ambiente.

Como manifestábamos al inicio de este trabajo, el conocimiento de las fuentes de materia prima con que contarán nuestras abejas, es, un estudio que se debe de realizar previo a la instalación de un apiario.  Las variaciones que el hombre ha provocado en la ecología de la naturaleza, obliga al apicultor a extremar cada vez más los estudios de una zona determinada.  La proliferación de monocultivos, la destrucción masiva de fuentes naturales de alimentos, y la constante rotación de cultivos agrícolas, tornan a los ambientes apícolas en algo constantemente cambiante.  
  foto Corona apicultores

Todo apicultor que desee instalar un apiario, o ampliar los que ya posee, deberá saber cual es el aporte nectarífero y polinífero de la zona.

La flora de interés apícola.

Para evaluar una especie vegetal desde el punto de vista apícola y poder considerarla económicamente útil; se deberán considerar fundamentalmente los siguientes aspectos:

  a) La calidad de una planta.  Se refiere más que nada al tipo de producto que ofrece a las abejas.  Ya mencionamos anteriormente las grandes diferencias nutritivas que existen entre los distintos polenes y néctares.

  b) La cantidad o frecuencia de una especie. De acuerdo a las características productoras de la especie, habrá una superficie y concentración de especies mínima para poder tenerla en consideración.

  c) Accesibilidad para las abejas. La distinta estructura floral de las flores, así como las distintas adaptaciones a diversos mecanismos de polinización, hacen de muchas especies de interés o no.

  d) Duración del período de floración.  Hay especies que duran florecidas un día y otras varios meses.  La importancia de este aspecto radica en las posibilidades que tendrán las abejas de aprovecharla, y de los planes de manejo que yo elabore a los efectos.

  e) Seguridad ante factores adversos.  Se refiere fundamentalmente a conocer el comportamiento tan distinto que tienen los vegetales en años de seca o de excesos de agua en el suelo.
   foto Corona apicultores

  f) Momento oportuno de floración.  Debe de haber una relación entre el aporte de néctar y de polen.  Uno debe de ir acompañado del otro, o no existirá un aprovechamiento eficaz. Me servirá para conocer los momentos en que deberé intervenir alimentando o suplementando a la colmena.  Una misma especie puede ser de mucho interés en una zona y de escaso valor en otra, ya sea por su momento oportuno de floración o por otros factores.

El conocimiento de la zona me va a determinar sus ventajas y desventajas apícolas; las cuales conjuntamente con las características de mi empresa, serán las que me ayuden a definir el objetivo productivo de mi explotación.

Es en función de estas características sobre la materia prima, que determinaré la ubicación y el tamaño de la explotación; así como mi plan de trabajo.  El conocimiento de la flora apícola de una zona, me va a permitir predecir el comportamiento y la evolución de la colonia en determinado ambiente.

El medio ambiente y el clima existente en un lugar me determinarán la flora que existirá y predominará en esa zona.  Además, de acuerdo a la influencia y al peso de los distintos factores que determinan el clima, será el comportamiento que manifiesten las distintas especies. 
   foto Corona apicultores

Están haciendo falta muchos estudios de comportamiento y fisiología vegetal referentes a variadísimas especies de valor apícola, y que serían de gran utilidad para el apicultor a la hora de elaborar sus planes de manejo.  Será la abeja en última instancia, la que mejor interpretará los distintos aspectos que hacen a la producción y determinará si la zona es buena o no para el manejo y objetivo que ya me he  planteado.

Los calendarios apícolas y el paquete tecnológico.

El conocimiento de la flora y su comportamiento me va a permitir elaborar el calendario de floraciones para "mi" zona y, en base a él, establecer "mi" paquete tecnológico o medidas de manejo.  Este calendario deberá tener las fechas probables de inicio y finalización de cada una de las floraciones y su importancia relativa para la producción.  Podré así, elaborar una curva de aporte de néctar y polen para mi zona a lo largo del año, determinando momentos de escasez y de abundancia de alimento.  En este sentido, es muy útil acompañar las observaciones y estudios con una colmena sobre una balanza, la que me determinará los ingresos netos de néctar en el transcurso del año.  Observaciones periódicas del ingreso de polen a la colmena también son muy importantes, pudiéndose realizar las mismas directamente o a través de una trampa de polen, llegando inclusive a poderse realizar estudios melisopalinológicos.

Elaborando las curvas individuales de las distintas floraciones, y luego sobremontándolas, obtendré el calendario de floraciones de interés apícola para un determinado apiario; herramienta fundamental para todo apicultor.

 En este aspecto merece resaltar, que no hay una receta o manejo para una determinada zona.  Una vez conocido el comportamiento de la zona; lo deberé enfrentar a todos mis factores y características de producción; y en base al análisis de todos éstos factores, elaborar "mi manejo" o forma de trabajo, para mi objetivo de producción.  Dos apicultores en una misma zona de producción, pueden tener distintos objetivos y manejos, ya que los mismos tienen distintas realidades (tamaño de empresa, equipamiento, etc).  Entonces, no hay "un manejo", sino una cantidad de factores de producción particulares a cada productor que determinan "mi manejo".  Evidentemente mi manejo lo voy a ir adaptando y ajustando todos los años, dependiendo de las variaciones que sufran las distintas pautas que lo determinaron, y la experiencia y conocimiento que el apicultor vaya adquiriendo de la zona. 

Previo a decidir su plan de trabajo, el apicultor debe de tener bien claras cuales son todos los factores de producción que intervienen en su explotación; buscando y definiendo cuales son sus ventajas y limitantes.  De ésta forma podrá realizar un correcto análisis de los mismos y tomar la decisión más acertada a sus características.  Hay que tener claro, que el manejo apícola está formado por una cantidad de operaciones que el apicultor debe de realizar en el correr del año, y que éstas tareas van atadas unas a otras; siendo una secuencia de operaciones que deben de tener resultados previsibles.  No pretendamos solucionar en invierno lo que no hicimos en el otoño.
   foto Corona apicultores


Objetivos del manejo en relación a los cultivos.

El objetivo productivo del apicultor deberá estar claramente definido.  Seguramente para el mielero será el de obtener la mayor producción de miel de una determinada floración o secuencia de floraciones.  Para otros, estas floraciones servirán solo como medio para lograr otro fin productivo.

Si nuestro objetivo es el máximo aprovechamiento nectarífero de una floración, será indispensable que se cuente con el mayor número de abejas pecoreadoras en el momento de iniciarse y durante la floración.

Tamaño óptimo de la población.

El manejo que yo realice, me deberá llevar a que al momento de iniciarse la floración principal, la colonia este formada por la mayor cantidad de abejas posibles. Esto me garantizará que tendré las pecoreadoras suficientes como para lograr el mejor aprovechamiento de la floración.  No debemos olvidar, que cuanto mayor es el número de abejas que tiene una colmena, proporcionalmente habrá más abejas dedicadas a la pecorea y mayor será la cosecha de miel.



A igualdad de condiciones, la cantidad de miel producida por las colmenas resulta proporcional a su población al inicio de la mielada, o lo que es lo mismo, su área de cría 40 días antes del comienzo de la misma.

El tamaño óptimo de la población de una colonia o apiario, es aquel que mantenga una relación directa con los aportes del medio ambiente.

El apicultor debe de entender la estrecha y fundamental relación que existe entre el tamaño de la población, la postura, el desarrollo de la cría y la producción.  La fortaleza en población, a la que logra llegar una colonia, depende fundamentalmente de la capacidad de la misma en alimentar a la cría, el tiempo que las abejas dedican a esta tarea y la duración de la vida de la abeja adulta.  Estas viven de 4 a 6 semanas durante el flujo de néctar, y su longevidad depende fundamentalmente de lo que fue su actividad como nodrizas.  Las abejas de colmenas con poca población, que tuvieron que alimentar y criar a mayor cantidad de cría, viven menos que aquellas abejas de colonias populosas.  Una colonia populosa produce mayor cantidad de cría que una débil, y a su vez, tendrá un mayor porcentaje de abejas destinadas a la pecorea. 

La producción media "por abeja", va a ser mucho mayor en aquellas colonias fuertes, donde el porcentaje de pecoreadoras es mayor que en colmenas débiles, donde se destina un tiempo importante de la abeja a alimentar la cría.  Se estima que una colonia de 60.000 abejas produce un 50% más, que cuatro de 15.000.  Generalmente en los lugares donde están instalados los apiarios, hay muchos y muy buenos flujos de néctar, que el productor no aprecia, y que al estar las colonias muy débiles no puede aprovechar. 
  

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