domingo, 16 de diciembre de 2012

LA REGULACIÓN DE LA POBLACIÓN DE UNA COLONIA


LA REGULACIÓN DE LA POBLACIÓN DE UNA COLONIA

Si bien muchos apicultores manejan sus colmenas de forma de tomar de ellas lo que la naturaleza les da; la apicultura de hoy día nos lleva a tratar de sacarle el máximo provecho económico  a la misma.  De acuerdo a lo que hemos desarrollado anteriormente, vemos que en gran medida el éxito de nuestra empresa apícola, esta en saber regular el tamaño de la población de nuestras colonias.

Medidas para regular la población de la colonia.

Dentro de las intervenciones que el apicultor puede y debe realizar para regular la población, se encuentran aquellas relacionadas al manejo de la colmena y la colonia propiamente dicha, y otras, que tienden a manejar la naturaleza o el medio ambiente y que fundamentalmente se refieren a la alimentación artificial.

Manejo de la colmena y de la colonia.

Muchos apicultores creen que el incentivar a una colonia es el suministrarle jarabes, y que con eso, tendrán asegurada una abundante población al inicio de la floración principal.

A nivel de manejo, existen una serie de tareas previas a la floración principal, que resultan imprescindibles y en muchos de los casos suficientes, para lograr el estímulo requerido.  Estas tareas están relacionadas fundamentalmente a crear dentro de la colmena, las condiciones ideales en cuanto a cantidad de alimento, espacio disponible para el desarrollo de la cría, tamaño de la población acorde y una reina de la calidad necesaria como para que se de este estímulo.  Debemos garantizar el éxito de las condiciones que son manejables por el apicultor.


El alimento.

Las reservas existentes en la colmena, son muy importantes para determinar el éxito o el fracaso de las distintas acciones que yo realice para regular la población de la colonia. 

Dentro de la colmena existe un balance en cuanto a las reservas alimenticias, fundamentalmente causado por la variación poblacional de la misma. 

Este balance será negativo cuando haya más consumo de alimentos que el ingreso de los mismos, y será positivo a partir del momento en que los ingresos sean mayores que el consumo, dándose por consiguiente un aumento de las reservas.
 
El apicultor debe de conocer el tipo de alimento que aporta la floración de su zona (néctar y polen), a los efectos de conocer cuál o cuales, serán las limitaciones  para el desarrollo de sus colonias y en que momentos se dan.

Es así entonces, que en la colmena se dan dos períodos de balance negativo, uno en la etapa invernal donde la abeja consume reservas fundamentalmente energéticas para mantener la temperatura de la bola invernal y otro, al inicio de la etapa de crecimiento y desarrollo que presenta características singulares.

Hay apicultores que al hacer la primera revisión primaveral, y observar que aún queda miel de la invernada, aprovechan para retirarla y cosecharla.  Este hecho es, tal vez, el que peores consecuencias tiene para el futuro desarrollo de la colonia.  No debemos olvidar que es en éstos momentos, en que se va a dar el gran desarrollo de la cría, y las reservas alimenticias son de fundamental importancia.  Cada panal de cría consume más o menos uno de miel en su desarrollo y sus abejas ocupan dos panales.

Será tarea del apicultor el garantizar que para los momentos de balance negativo de alimentos (momentos de más consumo que ingreso), la colonia de abejas cuente con las reservas de miel y polen suficientes; sean éstas naturales o suministradas artificialmente.

El qué suministrar, y como hacerlo, en caso de tener que hacerlo, será analizado más adelante.

Hay apicultores que aconsejan como manejo estimulante el de realizar un par de surcos en los panales de miel operculada contra la cría con la espátula.  De esta forma se obliga a las abejas a rehacer esos panales, provocando un movimiento de miel dentro de la colmena, con el consiguiente estímulo para las abejas.  Se deberá tener mucho cuidado en esta operación de no provocar derrames de miel que puedan producir pillaje. 

Paralelamente, hay quienes inducen a un movimiento y estímulo del nido de cría temprano en la primavera, con ahumadas sucesivas y/o con pequeñas sacudidas de las colmenas.

Si bien, la duración del período invernal, generalmente es más larga; en el inicio de la primavera es cuando se produce el consumo más violento de reservas.  Es muy común que por falta de reservas en esta época, se produzca una detención del desarrollo de la cría; lo cual origina un stress alimenticio de las abejas con una disminución de la postura, viéndose éstas obligadas a tratar de superarlo en base a sus reservas corporales, con las consecuencias antes mencionadas.   Estos desequilibrios poblacionales previo a la floración, ya fueron mencionados y son de trágicas consecuencias a la hora de la cosecha de miel.  Será siempre preferible dejar alimentos de sobra que tener que alimentar artificialmente.  Esta tarea siempre trae aparejado mayores costos y trabajo extra.
La  evolución de las reservas de miel y el consumo de polen en las colmenas, previo y durante la zafra, se comportan como de la siguiente forma :
La evolución y conocimiento de la zona nos marcará el momento en que el ingreso de néctar y/o polen equilibren el consumo de la colonia; y el apicultor deba dejar de pensar en los déficits, para entrar a pensar en los excesos.  A partir de ese momento, y mientras dure el balance positivo de alimentos se estará gestando nuestra cosecha.  Además, éste, es el momento a partir del cual - y llegado el caso que haya tenido que hacerlo -, deberá dejar de alimentar artificialmente.


El espacio interior de la colmena.

El momento en que se produce el equilibrio de alimentos a que hacemos referencia, y en que empieza el balance positivo, debe ser bien conocido por el apicultor; ya que si no interviene con manejo en la cámara de cría y amplía el espacio disponible para la postura de la reina, es muy probable que la misma deba de restringir su postura por encontrar la mayoría de las celdas con néctar. 

Se deberán proveer panales vacíos de buenas características en el nido de cría y alzas o melarios para el depósito de néctar.  Se estará evitando de esta forma, el bloqueo de la colmena.  Dependiendo de las zonas y de las particularidades de las floraciones, este bloqueo puede producirse tanto por miel como por polen.


La población.

La colonia de abejas debe de tener una población de abejas acorde a nuestros intereses.  En momentos de gran flujo, llegará a su máximo potencial y en momentos de escasez el mínimo necesario que justifique el conservarlas vivas durante ese período. 

Las condiciones climáticas invernales de mi zona de influencia, así como su duración, posibles aportes invernales, costos de reposición de abejas, etc., me determinarán la conveniencia o no, de invernar las colonias.  Independientemente de esto, el tamaño o fortaleza de la colonia en un determinado momento, influirá en la respuesta a los estímulos que el apicultor realice.  

Como se mencionara anteriormente, para llegar a las floraciones principales con buenas poblaciones, la colonia no deberá tener menos de 7 u 8 cuadros de cría cuando falten unos 20 días para que se inicie la misma.  Esto, indirectamente me está indicando que si una colonia sale muy débil de la invernada, y la floración principal es al inicio de la primavera, su respuesta al manejo estimulante va a ser menor y por consiguiente no conseguiré mis objetivos.  Para estos casos, está mayormente aceptado que no se deben invernar colonias débiles; o sea, de menos de 7 cuadros de abejas.  Proporcionalmente consumirán más reservas y no llegarán en buenas condiciones a las floraciones principales.  Zonas o regiones donde la floración principal se da avanzada la temporada, admitirán una invernada con colonias que cubran menor cantidad de cuadros.  No debemos olvidar que buenas cosechas nacen de buenas invernadas y las mismas, se empiezan a preparar el otoño anterior.


La reina.

La reina es el elemento clave de la colmena.  Los otros factores (espacio, alimento y población), van a crear las condiciones para que la reina manifieste todo su potencial.   De más esta decir aquí, que el contar con un material genético superior y adaptado a mi zona de producción, será la llave para que mi manejo se vea recompensado.

La misma deberá ser joven y vigorosa para que el desarrollo de la colonia sea el óptimo. 

Hoy día la apicultura profesional esta sujeta a una cantidad de condiciones externas al apicultor y que no dependen de éste; pero hay que asegurarse que los distintos factores que analizamos y que sí está a nuestro alcance solucionar, no sean la causa de nuestro fracaso.


Manejo de la alimentación artificial.

Como hemos observado anteriormente al hablar del balance nutricional de la colmena, vemos que hay momentos en que las reservas pueden llegar a cero.  Paralelamente, y de acuerdo no solo a las características y condiciones de los distintos países y mercados, sino que además por las propias características de los distintos productos; puede darse el caso de que la manutención alimenticia invernal de las colonias de abejas, sea mejor y económicamente más rentable realizarla en base a sustitutos, y no en base a miel y polen.  En este análisis económico, deberemos incluir todos los aspectos, incluyendo las ventajas que desde el punto de vista sanitario ofrecen los sustitutos.

Los manejos y paquetes tecnológicos que lleva adelante cada apicultor en su explotación están expuestas a una constante revisión, y obligan a este, entre otras cosas, a conocer las distintas características y opciones de la alimentación artificial.

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