Si bien muchos apicultores manejan sus colmenas de forma de
tomar de ellas lo que la naturaleza les da; la apicultura de hoy día nos lleva
a tratar de sacarle el máximo provecho económico a la misma. De
acuerdo a lo que hemos desarrollado anteriormente, vemos que en gran medida el éxito de nuestra empresa apícola,
esta en saber regular el tamaño de
la población de nuestras colonias.
Medidas para regular la población de la colonia.
Dentro de las intervenciones que el apicultor puede y debe
realizar para regular la población, se encuentran aquellas relacionadas al
manejo de la colmena y la colonia propiamente dicha, y otras, que tienden a
manejar la naturaleza o el medio ambiente y que fundamentalmente se refieren a
la alimentación artificial.
Manejo de la
colmena y de la colonia.
Muchos apicultores creen que el incentivar a una colonia es
el suministrarle jarabes, y que con
eso, tendrán asegurada una abundante población al inicio de la floración
principal.
A nivel de manejo, existen una serie de tareas previas a la
floración principal, que resultan imprescindibles y en muchos de los casos
suficientes, para lograr el estímulo requerido.
Estas tareas están relacionadas fundamentalmente a crear dentro de la
colmena, las condiciones ideales en cuanto a cantidad de alimento, espacio
disponible para el desarrollo de la cría, tamaño de la población acorde y una
reina de la calidad necesaria como para que se de este estímulo. Debemos garantizar el éxito de las condiciones
que son manejables por el apicultor.
El alimento.
Las reservas existentes en la colmena, son muy importantes
para determinar el éxito o el fracaso de las distintas acciones que yo realice
para regular la población de la colonia.
Dentro de la colmena existe un balance en cuanto a las
reservas alimenticias, fundamentalmente causado por la variación poblacional de
la misma.
Este balance será negativo cuando haya más consumo de
alimentos que el ingreso de los mismos, y será positivo a partir del momento en
que los ingresos sean mayores que el consumo, dándose por consiguiente un
aumento de las reservas.
El apicultor debe de conocer el tipo de alimento que aporta
la floración de su zona (néctar y polen), a los efectos de conocer cuál o
cuales, serán las limitaciones para el desarrollo de sus colonias y en que
momentos se dan.
Es así entonces, que en la colmena se dan dos períodos de
balance negativo, uno en la etapa invernal donde la abeja consume reservas
fundamentalmente energéticas para mantener la temperatura de la bola invernal y
otro, al inicio de la etapa de crecimiento y desarrollo que presenta
características singulares.
Hay apicultores que al hacer la primera revisión
primaveral, y observar que aún queda miel de la invernada, aprovechan para
retirarla y cosecharla. Este hecho es,
tal vez, el que peores consecuencias tiene para el futuro desarrollo de la colonia. No debemos olvidar que es
en éstos momentos, en que se va a dar el gran desarrollo de la cría, y las
reservas alimenticias son de fundamental importancia. Cada panal de cría consume
más o menos uno de miel en su desarrollo y sus abejas ocupan dos panales.
Será tarea del apicultor el garantizar que para los momentos
de balance negativo de alimentos (momentos de más consumo que ingreso), la
colonia de abejas cuente con las reservas de miel y polen suficientes; sean
éstas naturales o suministradas artificialmente.
El qué suministrar, y como hacerlo, en caso de tener que
hacerlo, será analizado más adelante.
Hay apicultores que aconsejan como manejo estimulante el de
realizar un par de surcos en los panales de miel operculada contra la cría con la espátula. De esta forma se obliga a
las abejas a rehacer esos panales, provocando un movimiento de miel dentro
de la colmena, con el consiguiente estímulo para las abejas. Se deberá tener mucho cuidado en esta
operación de no provocar derrames de miel que puedan producir pillaje.
Paralelamente, hay quienes inducen a un movimiento y estímulo
del nido de cría temprano en la primavera, con ahumadas sucesivas y/o con
pequeñas sacudidas de las colmenas.
Si bien, la duración del período invernal, generalmente es
más larga; en el inicio de la primavera es cuando se produce el consumo más
violento de reservas. Es muy común que
por falta de reservas en esta época, se produzca una detención del desarrollo
de la cría; lo cual origina un stress alimenticio de las abejas con una
disminución de la postura, viéndose éstas obligadas a tratar de superarlo en
base a sus reservas corporales, con las consecuencias antes mencionadas. Estos desequilibrios poblacionales previo a
la floración, ya fueron mencionados y son de trágicas consecuencias a la hora
de la cosecha de miel. Será siempre
preferible dejar alimentos de sobra que tener que alimentar artificialmente. Esta tarea siempre trae aparejado mayores
costos y trabajo extra.
La evolución de las reservas de miel y el consumo de polen en las colmenas, previo y durante la zafra, se comportan como de la siguiente forma :
La evolución y conocimiento de la zona nos marcará el momento en que el ingreso de néctar y/o polen equilibren el consumo de la colonia; y el
apicultor deba dejar de pensar en los déficits, para entrar a pensar en los
excesos. A partir de ese momento, y
mientras dure el balance positivo de alimentos se estará gestando nuestra
cosecha. Además, éste, es el momento a
partir del cual - y llegado el caso que haya tenido que hacerlo -, deberá dejar
de alimentar artificialmente.
El espacio interior de la colmena.
El momento en que se produce el equilibrio de alimentos a que
hacemos referencia, y en que empieza el balance positivo, debe ser bien
conocido por el apicultor; ya que si no interviene con manejo en la cámara de
cría y amplía el espacio disponible para la postura de la reina, es muy
probable que la misma deba de restringir su postura por encontrar la mayoría de
las celdas con néctar.
Se deberán proveer panales vacíos de buenas características
en el nido de cría y alzas o melarios para el depósito de néctar. Se estará evitando de esta forma, el bloqueo
de la
colmena. Dependiendo
de las zonas y de las particularidades de las floraciones, este bloqueo puede
producirse tanto por miel como por polen.
La población.
La colonia de abejas debe de tener una población de abejas
acorde a nuestros intereses. En momentos
de gran flujo, llegará a su máximo potencial y en momentos de escasez el mínimo
necesario que justifique el conservarlas vivas durante ese período.
Las condiciones climáticas invernales de mi zona de
influencia, así como su duración, posibles aportes invernales, costos de
reposición de abejas, etc., me determinarán la conveniencia o no, de invernar
las colonias. Independientemente de
esto, el tamaño o fortaleza de la colonia en un determinado momento, influirá
en la respuesta a los estímulos que el apicultor realice.
Como se mencionara anteriormente, para llegar a las
floraciones principales con buenas poblaciones, la colonia no deberá tener
menos de 7 u 8 cuadros de cría cuando falten unos 20 días para que se inicie la misma.
Esto , indirectamente me está indicando que si una
colonia sale muy débil de la invernada, y la floración principal es al inicio
de la primavera, su respuesta al manejo estimulante va a ser menor y por
consiguiente no conseguiré mis objetivos.
Para estos casos, está mayormente aceptado que no se deben invernar
colonias débiles; o sea, de menos de 7 cuadros de abejas. Proporcionalmente consumirán más reservas y
no llegarán en buenas condiciones a las floraciones principales. Zonas o regiones donde la floración principal
se da avanzada la temporada, admitirán una invernada con colonias que cubran
menor cantidad de cuadros. No debemos
olvidar que buenas cosechas nacen de buenas invernadas y las mismas, se
empiezan a preparar el otoño anterior.
La reina.
La reina es el elemento clave de la colmena. Los otros factores
(espacio, alimento y población), van a crear las condiciones para que la reina
manifieste todo su potencial. De más
esta decir aquí, que el contar con un material genético superior y adaptado a
mi zona de producción, será la llave para que mi manejo se vea recompensado.
La misma deberá ser joven y vigorosa para que el desarrollo
de la colonia sea el óptimo.
Hoy día la apicultura profesional esta sujeta a una cantidad
de condiciones externas al apicultor y que no dependen de éste; pero hay que
asegurarse que los distintos factores que analizamos y que sí está a nuestro
alcance solucionar, no sean la causa de nuestro fracaso.
Manejo de la
alimentación artificial.
Como hemos observado anteriormente al hablar del balance
nutricional de la colmena, vemos que hay momentos en que las reservas pueden
llegar a cero. Paralelamente, y de
acuerdo no solo a las características y condiciones de los distintos países y mercados,
sino que además por las propias características de los distintos productos;
puede darse el caso de que la manutención alimenticia invernal de las colonias
de abejas, sea mejor y económicamente más rentable realizarla en base a
sustitutos, y no en base a miel y polen.
En este análisis económico, deberemos incluir todos los aspectos,
incluyendo las ventajas que desde el punto de vista sanitario ofrecen los
sustitutos.
Los manejos y paquetes tecnológicos que lleva adelante cada
apicultor en su explotación están expuestas a una constante revisión, y obligan
a este, entre otras cosas, a conocer las distintas características y opciones
de la alimentación artificial.
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