Estrés en las Abejas
¿Qué es el estrés
de las abejas?
En términos de medicina humana el estrés podría definirse como la alteración física o psíquica de un individuo por exigir a su cuerpo un rendimiento superior al normal. En general se manifiesta por cambios de conducta, nerviosismo e inquietud. Pero para aplicarlo a las abejas es mejor definirlo como: estado próximo a la enfermedad que presenta un organismo o una de sus partes por haberles exigido un rendimiento muy superior al normal.
Nosotros sufrimos de estrés después de estar expuesto a algún esfuerzo o sufrimiento por un tiempo prolongado y se manifiesta con síntomas muy dispares, a veces contradictorios.
Convengamos que un sufrimiento momentáneo o esfuerzo por mas grande que fuera
si no se prolonga en el tiempo no produce estrés, entonces podríamos ampliar la
definición de estrés:
El estrés es un estado próximo a la enfermedad que presenta un organismo o una
de sus partes por haberles exigido un esfuerzo o sometido a un sufrimiento
superior al normal, por un tiempo prolongado.
Todos los seres vivos en algún momento de sus vidas soportan esfuerzos o
dolores intensos pero si estos esfuerzos o sufrimientos intensos no se
prolongan en el tiempo no se produce estrés.
Situaciones vinculadas al
Estrés
Es
muy difícil que una colmena fuerte, bien manejada, -con abundante reservas,
reina prolífica, relación optima de cría y abejas nodrizas, abundante espacio,
buena ventilación y aireación, en la que las abejas estén cómodas- contraiga
enfermedades. Veamos algunas situaciones que pueden provocar estrés:
1.
Poca ventilación y aireación de la colmena acompañada de intenso calor
Los nidos de cría de las colonias de abejas debe mantenerse a temperatura
constante que varía con las razas de 34º a 38º pero en cada caso en mas o en
menos hay un grado. Lo mismo ocurre con la humedad que se mantiene constante en
un 80% .Las abejas tienen censores de temperatura en sus antenas, verdaderos
termómetros que hacen variar su conducta con el cambio de la temperatura, si
aumenta comienzan a ventilar y hacen circular aire dentro de los panales, si se
eleva mas juntan agua colocan pequeñas gotitas sobre los panales para que se
evapore con la ventilación y de esa forma la evaporación retire calor de la
colonia. Si el calor sigue en aumento, como las abejas liberan humedad y calor
por la combustión de los alimentos, un grupo de ellas sale de la colmena
colocándose fuera y por debajo para sombrearse. Si continúa el calor salen más
abejas y comienzan a ventilar desde fuera de ella a toda la colmena. Con
calores prolongados e intensos ventilan hasta por la noche.
En esta situación de gran esfuerzo se debilitan las abejas. Como deben
concentrarse en ventilar y refrescar la colmena abandonan otras tareas muy
importantes como ser el control sobre los depredadores, parásitos y otros, que
hacen las abejas sanitarias.
Si a pesar del gran esfuerzo desplegado por la colonia no se logra bajar la
temperatura muere deshidratada la cría, la reina corta la postura, se derriten
los panales y se paraliza la colonia.
Una colmena expuesta al sol, en lugares donde la ventilación es prácticamente
nula por la presencia de malezas, pastizales altos, u otros obstáculos, no
puede desarrollarse normalmente y evitar una situación de estrés por calor y
falta de aireación.
A las colmenas hay que colocarlas en lugares ventilados todo el año, libre de
malezas, pueden colocarse sobre el piso pero con el pasto cortito. Lo ideal,
aunque contradiga algunos consejos de los libros clásicos, hay que largarles
las vacas, caballos, ovejas etc, que corten el pasto hasta muy cerca de la
colmena y de esa forma se evita el problema de recalentamiento del nido.
Nosotros manejamos colonias algo agresivas y es interesante ver como los
animales pastan hasta muy cerca de las piqueras sin que las abejas las molesten
en lo mas mínimo No importa que estén expuestas al sol si tienen doble techo
pintado de blanco que refracte el calor, y una abertura superior a forma de
chimenea. Puede ser una rendija entre la tapa y el alza. Esta abertura hace de
chimenea y facilita la expulsión del aire caliente. Lo mas importante es la
ventilación pero una adecuada ventilación externa de la colmena si no es
acompañada de una adecuada aireación interna de nada sirve. Para conseguir una
adecuada aireación conviene dejar 9 cuadros en la cámara de cría con un paso de
36 mm o 10 panales con un paso de 33 mm, para las colmenas tipo Langstroth. De
esta forma queda una rendija entre el último panal de cada lado y las paredes
internas del alza.
Conviene dejar todo el año a las medias alzas sobre las colmenas para que las
abejas las cuiden de las polillas y de paso les sirve de columna de aireación.
Además conviene dejar como mínimo una media alza siempre sobre la cámara de
cría con miel.
2.
Poca ventilación y aireación del nido acompañado de frío y alta humedad
Las abejas son expertas para mantener la temperatura mas alta que el medio
ambiente en épocas de mucho frío. Algunas razas hasta suspenden la postura y se
quedan sin cría ya que esta requiere de más calor y humedad para sobrevivir que
una abeja adulta. Si baja la temperatura comienzan a juntarse formando un bolo
que se va compactando a medida que baja la temperatura ambiente. Con pequeñas
vibraciones liberan calor que se conserva dentro del bolo. El calor es producto
de la combustión de los alimentos La combustión libera dióxido de carbono y
agua La colonia es muy probable que no sufra frío pero le es muy difícil el
control de la humedad ya que esta no se evapora con facilidad y mas bien tiende
a condensarse dentro de la colmena, A mayor cantidad de abejas con relación al
espacio disponible mayor la condensación de humedad y si la colmena no tiene
una debida ventilación externa y aireación interna, la situación se agrava. Si
además está en la sombra en lugares de poca ventilación y alta concentración de
humedad la combinación es explosiva derivando en una permanente situación de estrés
de la colonia y un ambiente muy favorable para el desarrollo de algunas
enfermedades como la ascoferosis, nosemosis, o loque europea.
La costumbre actual de retirarle toda la miel, de compactar el nido reduciendo
el espacio a una sola cámara; pensando que de esta forma a las abejas les
resulta mas fácil mantener la temperatura del nido y de paso economiza
combustible (miel) para producir calor: Provoca la situación descripta
anteriormente de poca aireación y alta humedad entre los panales.
Hay que colocar las colmenas en lugares parcialmente soleados o soleados, sin
malezas, con el pasto corto, con buena ventilación y una buena aireación. Se
debel dejar prácticamente todo el año las medias alzas sobre las colmenas y
siempre suficiente miel de reserva.
3.
Alto ingreso de néctar acompañado de:
Intenso Calor, Alta humedad atmosférica, Mala ventilación y aireación de la
colmena y falta de espacio para colocar y procesar el néctar
Cuando se corta la entrada de néctar las abejas se vuelven pilladoras y algo
agresivas, pero cuando ingresa mucho néctar, -combinado con mucho calor, alta
humedad atmosférica, poca ventilación del colmenar por malezas y otros
obstáculos, mala aireación interna de la colmena y falta de espacio para
colocar el néctar y procesarlo- se produce una sobrecarga de trabajo de día y
de noche que agota a las abejas dejándolas prácticamente histéricas. Con abejas
algo agresivas llega a ser muy peligroso manipular las colmenas en estas
condiciones.
En estas condiciones de gran esfuerzo prolongado de las abejas, una verdadera
situación de estrés, se produce un alto requerimiento de proteínas ya que baja
rápidamente la tasa de proteína corporal de la abeja con la consecuente
disminución de su longevidad. Si el polen consumido no tiene un alto porcentaje
de proteína o es deficiente en algún aminoácido esencial la situación se vuelve
traumática porque la cantidad de proteínas necesarias aumenta aún más.
El debilitamiento de las abejas, sumado a la pérdida de longevidad deja
expuesta a la colonia a sufrir el acoso de los parásitos que encuentran más
propicio el medio para invadir o contraer cualquier enfermedad. El mismo
desconcierto que produce el gran esfuerzo de la colonia hace de que las abejas
defensoras o sanitarias de la colonia, al tener que colaborar con la
ventilación, la colecta de néctar o de polen, abandonen sus tareas habituales,
dejando a la colonia expuesta al acoso de parásitos, bacterias, hongos o virus.
Si además se pretende cosechar o trasladar a las colmenas en estas condiciones
la situación se puede volver incontrolable por el maltrato que reciben las
abejas y lo tremendamente agresivas que se ponen. La única solución pasa por
dar mas espacio, si, mucho espacio en la colmena donde colocar el néctar, tres,
cuatro y cinco alzas o media alzas si fuera necesario para facilitar la
aireación interna de la colonia y dotar de espacio suficiente para colocar gran
cantidad de néctar que esta ingresando. Igualmente las colmenas deben estar en
un lugar ventilado sin malezas. Si las colmenas cumplen con estos requisitos de
buena ventilación, mucho espacio y buena aireación, simplemente hay que
dejarlas trabajar y recién cosechar cuando paso el intenso flujo de néctar.
Muchos aconsejan colocar una nueva alza melaria después que se llenó la primera y dejan a la colmena permanentemente sin suficiente espacio para acopiar néctar, pierden la posibilidad de cosechar mas, molestan continuamente a la colonia la que se estresa por tanto acoso y falta de buena aireación y espacio para procesar el néctar.
Una variante parecida a esta situación se produce cuando se tienen periodos largos de veranillos en invierno con buen ingreso de néctar pero con pólenes deficientes como las floraciones tardías del eucalipto grandis o glóbulus. El apicultor logra cosechar algo de miel fuera de temporada a costa del debilitamiento de las abejas que terminan exhaustas y debilitadas por el intenso trabajo sumado al consumo de pólenes deficientes en el aminoácido isoleusina o de pólenes con bajo tenor de proteínas.
4. Pocas nodrizas en el nido para tanta cría
Al fin del invierno las colmenas comienzan lentamente el incremento de la postura de sus reinas, manteniendo una relación equilibrada entre crías y abejas nodrizas -encargadas de alimentar las crías con jalea real producida de sus glándulas hipofaringeas-. Cuando el apicultor en el afán de adelantar la producción de abejas y salir mas temprano en la mielada, estimula la postura de la reina con jarabe diluido, las abejas nodrizas no alcanzan para aportar con suficiente jalea y tienen que colaborar las abejas mas viejas, que abandonan el pecoreo para alimentar crías. Al no haber pecoreadoras falta el ingreso de polen para las nodrizas y merma la producción de jalea real, baja rápidamente la proteína corporal de las abejas disminuyendo la longevidad de las mismas. En consecuencia mueren más abejas de las que nacen, y las que nacen son cada vez mas débiles, quedando expuestas a contraer enfermedades como en el caso anterior
Algo parecido se da cuando descuidamos mantener el equilibrio en la relación
nodrizas cría al hacer nuestros núcleos.
Si retiro muchas crías abiertas y pocas nodrizas se reciente el núcleo y si
retiro las nodrizas con cría cerrada dejo a la colmena madre en desequilibrio.
Es fundamental mantener el equilibrio de la colonia en todo momento y en
especial al despegar en el inicio de la temporada. No hay que apresurarse para
estimular a la reina, si se deja buena cantidad de reservas de miel las abejas
sabrán estimular gradualmente a su reina a fin de despegar correctamente en
primavera.
5.
Prolongado trabajo de mantener la organización del nido y de los panales
después de excesivas y continuas revisiones
El solo hecho de ahumar la colmena hace que las abejas abandonen la habitual
rutina y se precipiten a cargar el buche de miel. Si es lo único que se hace la
interrupción dura poco tiempo, tal vez horas hasta que todas las abejas
descarguen la miel y vuelvan a sus tareas normales, pero es probable que se nos
ocurra abrir las colmenas para ver vaya a saber que: La postura, polen, panales
bloqueados, sanidad o alimentar. Si todo se deja en el mismo lugar resulta
menos traumático para las abejas, no obstante puede llevar un día reparar los
panales desgarrados, limpiar la cría que sin querer se lastimó, volver a dejar
todo ordenado. Si además de revisar se nos ocurre retirar algunos cuadros o
cambiarlos de lugar el desorden es mayor, ordenarlo y adaptarse a la nueva
disposición llevará de unos días a la colonia. Pero tuvimos que volver a abrir
la colmena para alimentar. Curar, desbloquear, etc. Tanto manoseo hace que
continuamente las abejas estén dedicadas a reparar los daños causados por la
intervención del apicultor, que cree que está ayudando a la colonia y en
realidad le está trayendo un trabajo extra y preocupación al tener que
reordenar y reestructurar continuamente su nido. Es lógico que este esfuerzo
continuo le produzca estrés. El mayor esfuerzo hace bajar las proteínas
corporales, la longevidad y la vitalidad de la colonia. Además cada vez que las
abejas tienen que abandonar sus tareas habituales descuidan la defensa de la
colonia del ataque de depredadores, parásitos, bacterias, hongos, virus, etc.
Hay que molestar lo menos posible a las colmenas. Por lo general, los manejos
que están de moda buscan rendimientos altos de cada colonia, para ello, el
apicultor debe manipular excesivamente la colmena, hace muchas tareas que bien
podrían dejar que lo hagan las abejas. En el afán de mejorar el rendimiento
toquetea tanto las colmenas que termina estresándolas.
6.
Falta de agua con altas temperaturas
Otro elemento imprescindible para la supervivencia, a parte de los nutrientes,
es el agua. Los 2/3 de la mayor parte de los organismos vivos son agua (en
algunos más). El agua interviene en las reacciones químicas que mantienen la
vida, como disolvente y también como refrigerante. En todas las reacciones se
produce calor, y si este no es eliminado, la temperatura corporal iría subiendo
poco a poco hasta “freír” a las abejas por dentro: las proteínas se coagulan
por encima de los 45º C y pierden sus funciones. Las abejas tienen en sus
antenas unos termo receptores, termómetros, conectados a nervios, que se
activan cuando la temperatura sube o baja y envían mensajes a los ganglios
cerebrales que provocan determinados comportamientos (ventilación, agrupación,
acarreo de agua...)
Si la temperatura sube las abejas salen a por agua, la vierten en gotas en los
panales y ventilan para que se evapore, esto “roba” calor y la temperatura baja
a su nivel normal. Si no pueden controlara así, salen de la colmena y se sitúan
bajo esta, a la sombra, para evitar que su actividad dentro eleve más la
temperatura.
Si no pueden mantener constantemente en alguna zona del panal una temperatura
de 35 ±1º C y una humedad relativa de alrededor del 80%, cesa la cría (esta se
deshidrata con facilidad a través de su fina piel). Por ello se ven abejas
recogiendo ávidamente agua al inicio de la cría, en primavera temprana, pues si
falta agua en la colonia, la cría se paraliza.
Otro elemento que necesita agua es la respiración, el aire que entra en los
sacos respiratorios se carga de humedad interna de las abejas, humedad que
estas deben reponer. La excreción de residuos también consume agua. Si falta
agua en el organismo de la abeja, porque no haya aportes, este intenta
recuperarla de donde sea. Primero utilizará los tejidos que tienen mas agua: la
hemolinfa (sangre), que se espesará. Esto mueve a su vez agua de los tejidos a
la sangre. Los organismos vivos tienen prioridades, por lo que el flujo interno
de agua se desvía hacía los órganos más importantes: el tejido nervioso y el
respiratorio, sacándola de otros menos importantes: los músculos, los
intestinos... Si este proceso sigue, la hemolinfa se vuelve tan espesa que el
corazón ha de hacer más esfuerzo para bombearla, y circula mal por los
capilares, lo que genera más calor, lo que consume más agua para regular la
temperatura...
En estas condiciones las abejas se vuelven extremadamente sensibles a cualquier
problema, y acaban pereciendo si el proceso no se detiene con el aporte de agua
En lugares donde no hay agua cerca para las abejas es conveniente colocar
bebederos para que jamás le falte agua. Los que tenemos muchas lagunas cerca no
valoramos la importancia del agua en la colonia de abejas pero hay lugares
donde no se puede hacer apicultura sin colocar bebederos cerca de los apiarios.
7.
Falta de reservas de alimentos calóricos
Mi padre, un poco por costumbre y seguramente, como producto de su basta
experiencia, siempre insistía en cortar la cosecha antes y dejar
a la colmena como mínimo, a esa fecha; un medio alza lleno de miel. Yo pensaba
que el viejo exageraba, que desperdiciaba la oportunidad de cosechar más miel y
que nuestros inviernos son muy leves y por lo tanto no necesitaban de tanta
reserva, y después de todo, si faltara alimento, se lo daría en forma de
jarabe. El resultado es que mi padre sin suplementar tenia un mejor desarrollo
primaveral pudiendo inclusive cosechar miel de azahar y yo tenia que
suplementar a partir de los primeros días de agosto para que las colmenas
lentamente se desarrollen y me den una efímera producción de miel de una
especie florar que la llamamos “flor de primavera”, por florecer en plenitud en
los inicios de la estación. Mi padre jamás curó a sus colmenas, no fue
necesario a pesar de que tampoco renovaba los cuadros con regularidad. Yo tuve
varios brotes de nosemosis, cría yesificada, varroa y loque europea.
Amigos apicultores, yo aprendí que debemos seguir el curso de la naturaleza y
no renegar de ella.
Cuando las abejas tienen suficientes reservas mantienen un comportamiento
relajado y no trabajan tanto en invierno, pero si dejamos a la colmena
desprovista de reservas salen desesperadas a buscar alimentos, y si pueden, a
robarle a otra colmena su reserva. Además las colmenas que no tienen reservas
de alimento en cualquier época del año, son mucho más pilladoras que si tienen
panales con miel ocperculada en una cámara melaria.
Es muy difícil que una colmena bien dotada, populosa, con mucho espacio y con
suficientes reserva de miel y polen; se enferme. Ref. ¿Alimentar con miel o con
jarabe? Mejor dejar reservas. El Autor
En conclusión, es evidente que por alimentar con jarabes de mala calidad, por
mantener muy húmedas las cámaras de cría, provocar pillaje, incomodar y dar
trabajo extra a las abejas generando estrés a las colmenas, estas se enfermen y
el apicultor se vea obligado a utilizar fármacos que contaminan. Para que esto
no ocurra, retira la reserva natural y reemplaza por alimento chatarra que
debilita y le quita longevidad provocando un lento despegue primaveral que
obliga otra vez a alimentar y suplementar con multivitamínicos.
Las abejas, después de sobrevivir millones de años sin la necesidad de la ayuda
del hombre, más bien defendiéndose de éste depredador, lograron un sistema de
auto inmunidad y se curan solas, hay que dejarlas hacer lo que ellas saben hacer
y muy bien.
¿Que pasa si no dejamos reservas de miel y por alguna razón no podemos auxiliar
a tiempo con sustitutos a las colmenas?
Cuando las abejas padecen falta de miel, falla el suministro de hidratos de
carbono no pueden producir energía, sobre todo calorífica, y disminuye su
capacidad de mantener 35º C constante, ± 1º C, en la zona de cría, es decir, se
paraliza la cría. Si el problema continúa y se hace más grave, la temperatura
de los panales que ocupan va disminuyendo, lo que vuelve más lentas todas las
reacciones químicas de sus cuerpos; las trasmisiones eléctricas de los nervios
(lo que ralentiza sus movimientos y su coordinación), la respiración, los
movimientos musculares (lo que acentúa la disminución de la temperatura).
Finalmente, cuando se llega a la frontera aproximada de los 12º C, las abejas
quedan totalmente paralizadas por el frío y mueren, formando un grupo
arracimado, introducidas de cabeza en las celdillas, en un intento desesperado
de conservar mejor sus últimas calorías. Casi todos lo hemos visto alguna vez.
Hasta llegar a esa situación, el organismo de las abejas ha intentado producir
energía calorífica de cualquier manera: primero, quemando sus reservas de
grasa, que almacenaba en las células vacías de la espalda (al nivel del 2º
anillo abdominal), y cuando estas escasean, quemando proteínas de los músculos,
de los tejidos (intestino...). Se puede decir que el cuerpo se come a sí mismo.
Esto provoca una disminución del peso corporal, que puede llegar a un 50% de su
valor normal. Finalmente, solo quedan las proteínas de los órganos vitales y un
mínimo de grasa que es imprescindible para el mantenimiento del nivel de las
principales hormonas y el aislamiento de las terminaciones nerviosas que
transmiten impulsos entre los tejidos, los órganos y los ganglios cerebrales.
En este estado, las abejas pueden desaparecer con facilidad en el campo un día
que puedan salir. Las que quedan en la colmena pueden presentar los mismos
síntomas de falta de proteinas y destrucción de tejidos digestivos que si
hubieran estado parasitadas por nosema, que es otra manera de perder proteínas.
8.
Deficiente alimentación proteica
Proteína corporal de la abeja:
El polen provee a la colonia de abejas de toda la proteína necesaria para el
desarrollo del cuerpo y su normal funcionamiento. Las abejas utilizan la
proteína existente en el polen fundamentalmente para el desarrollo de los
músculos, glándulas y demás tejidos corporales.
Estas proteínas del cuerpo de la abeja pueden ser trasladadas de un lugar a
otro de los tejidos de la misma. Por ejemplo, cuando una abeja deja de producir
jalea real, la proteína pasa de las glándulas hipo faríngeas a las glándulas cereras
y luego a los músculos de vuelo. A su vez la abeja tiene capacidad de almacenar
proteínas a nivel de los cuerpos grasos.
Cuando se da un periodo de bajo ingreso de polen con ingreso de néctar las
abejas nodrizas no pueden desarrollar correctamente las glándulas hipofaringeas
y por lo tanto no pueden alimentar a las larvas con jalea real. En estos casos
son las abejas viejas las que traslocan proteínas de los cuerpos grasos a las
glándulas hipofaringeas y alimentan transitoriamente a las crías. Esto se puede
dar por un corto tiempo. La intensidad de trabajo de la abeja nodriza determina
mayor desgaste y a su vez la longevidad de la abeja. Cuanto mayor es el
contenido de proteínas del cuerpo de la abeja mayor será la vida útil de la
misma. Un caso extremo en las necesidades de polen se puede dar frente a cortes
repentinos de flujo y aportes, cuando las abejas reducen el nido de cría
rápidamente, llegando a utilizar en casos de escasez las larvas de zánganos y
las de los bordes de los nidos como fuente proteica. Es en estas situaciones
extremas en que se produce este tipo de canibalismo entre las abejas.
Contrariamente a lo que se cree, se ha demostrado que las abejas cuando nacen,
todavía no han completado su desarrollo fisiológico y requieren de una alimentación
proteica para el inicio del funcionamiento de las glándulas para alimentar a la
cría, los cuerpos grasos y otros órganos como las glándulas cereras. Las abejas
inician el consumo de polen a partir de las dos horas de nacer y tienen el
máximo requerimiento a los 5 días para disminuir notablemente a los 8 a 10
días, para suspender casi totalmente a los 15 a 18 días cuando se prepara para
realizar las tareas fuera de la colmena. La cantidad de polen consumido por la
abeja nodriza depende de la época del año y de la cantidad de cría a alimentar.
Los momentos de máximo consumo se dan al inicio del flujo de néctar cuando está
muy desarrollado el nido de cría. La cantidad de polen que consume anualmente
una colmena es variable pero oscila entre 20 y 50 Kg.
Cuando la abeja realiza un esfuerzo en condiciones normales consume hidratos de
carbono, pero cuando este esfuerzo es máximo como en las mieladas de eucalipto,
el aporte de aminoácidos esenciales y de proteínas para sostener y reponer
adecuadamente todo el desgaste muscular, es de suma importancia. En este
momento es fundamental la concentración de proteína cruda del polen que consume
la colmena y los niveles de aminoácidos esenciales del mismo. Los pólenes de
eucalipto difieren en cuanto a su composición proteica. Los hay con muy baja
concentración de proteína cruda y muy bajos niveles de Isoleucina
particularmente.
Esta composición y sobre todo los niveles de proteína cruda, son fundamentales
en la fase de preparación de la colmena (pre-mielada), pues afectan
significativamente la longevidad de la abeja, llegando hasta disminuir en un
50% la misma. Este hecho es muy importante porque impide llegar a grandes
poblaciones en la colmena; y lo que es más, cuando la abeja llega a pecoreadora
le quedan ya unos pocos días de vida. En consecuencia, se disminuye en mucho la
capacidad de pecoreo de la colmena. Los niveles bajos de Isoleucina a su vez
potencian estos efectos.
Las abejas necesitan pólenes con por lo menos 20% de proteína cruda. La mayoría
de los pólenes de eucalipto presentan niveles de proteína entre el 18% al 30 %,
dependiendo de la especie, localización, condiciones climáticas, etc. El polen
de eucalipto maculata tiene de 25 a 33% de proteína por lo que es considerado
muy bueno para el crecimiento, desarrollo y mantenimiento de la colonia en
periodo de máximo esfuerzo como normalmente es un periodo de alto flujo de
néctar de eucalipto. El polen de los pinos tiene del 5 al 7% de proteínas por
lo que es una fuente de alimentos nutritivamente pobre.
Las abejas pueden llegar a tener altos niveles de proteína corporal con
porcentajes de proteína cruda superiores a los 80%. Cuando llegan a este nivel
son fuertes, longevas y con gran capacidad para pecorear mucha miel.
Paralelamente podemos encontrar colonias con un porcentaje inferior al 30% de
proteína corporal, siendo en este caso abejas de corta vida, susceptibles de
contraer loque europea, nosema y son muy malas productoras de miel.
El nivel de proteína corporal es muy importante durante el otoño de manera tal
que las abejas puedan controlar bien a nosema, invernar en condiciones
saludables y desarrollar rápidamente la colonia en la primavera siguiente.
El nivel de proteína corporal se reduce con la producción de miel, de cera, en
clima muy caluroso o muy frío y especialmente con el desarrollo de la cría en
primavera. Esta proteína cruda se incrementará en la medida que entre polen con
más de 20% de proteína cruda digestible y que las abejas no estén estresadas
por un gran flujo de néctar, o condiciones adversas del clima. Ref.: Apicultura en Eucalipto PREDEG Uruguay
Hambre de Proteínas:
Cuando las abejas padecen falta de polen, bien porque no haya, o porque el que
hay no tiene los nutrientes adecuados (por sequía, polen de eucalipto,
gramíneas, pino, por ejemplo), las reacciones químicas de formación de grasa a
partir de los hidratos de carbono no se dan y no pueden acumular suficiente
cantidad de ésta en su cuerpo.
Si tienen hidratos de carbono, miel, pueden quemarlos para producir calor, pero les faltarían elementos necesarios para la producción de hormonas y enzimas que controlan procesos importantes: la fabricación de jugos digestivos, el sistema inmunológico, el aislamiento de los conductos nerviosos, la producción de jalea real (con lo que paralizarán la cría), la producción de cera...
La falta de polen, también provoca en el organismo de las abejas “hambre de proteínas”, que tratan de solucionar extrayendo proteínas de donde las haya, fundamentalmente del músculo y los intestinos. Esta situación puede provocar daños celulares en estos tejidos, con la consiguiente disminución del peso corporal, y la posible observación de tejidos dañados (como el digestivo) que deja de producir jugos digestivos y queda con daños que pueden confundirse con lesiones de parasitósis por nosema.
Paralelamente a ese proceso orgánico hay un aumento del instinto de recolección de polen, lo que hace que, si no lo encuentran, recolecten cualquier cosa que se le parezca (harina, polvo de paja, polvo de los piensos para ganado, e ¡incluso aserrín de madera!). Algunas de estas sustancias pueden alimentarles algo (como el pienso de lechones), otras poco o nada (paja, aserrín...).
Todo esto hace que las abejas se vuelvan mucho más sensibles a cualquier problema que pueda afectar a su supervivencia: enfermedades, intoxicaciones por plaguicidas, meteorología desfavorable...
Es muy importante mantener a las abejas con alto contenido de proteína corporal
al inicio de la mielada y en casos de máxima exigencia como podría ser la
producción de miel en el eucalipto puede llegar a ser muy útil suplementar las
colmenas con polen o sustitutos a fin de mantener alto el nivel de proteínas
corporales ya que de ello depende la longevidad de las abejas y su futuro
despegue primaveral.
9.
Colmenas mal diseñadas y mal ubicadas
Ubicación de la colmena fuera de las zonas geopáticas; b) Incorrecta
orientación de los panales fuera del N-S; c) Inadecuada posición de los panales
según Housel; d) Celdillas muy grandes en la cera estampada; e) Mucho o poco
espacio entre panales de cría.
Las colonias ubicadas en colmenas en las condiciones expuestas en el título de
este apartado viven en un permanente estado de estrés. Son más agresivas y susceptibles
a parasitarse o enfermarse.
Las abejas en la naturaleza eligen los lugares en el que asentarán su nido y no
siempre concuerda con lo que nosotros creemos que es mejor para ellas. Parece
caprichoso, muchas veces noté que en vez de entrar el enjambre en una colmena
vacía armada con 10 cuadros limpios labrados, optan por ocupar un cajón vacío
contiguo, roto y lleno de mugre. Todos los años dejo al costado de un viejo
camino vecinal nucleos viejos con cuadros labrados para cazar los enjambres migratorios
de estación, a los pocos días controlo los que están cargados para retirarlos
luego. Ocurrió que en un sector, después de haber ingresado los enjambres, unos
10 aproximadamente en un recorrido de unos 100 metros, cuando fui a retirarlos
ya no estaban mas, se fueron y dejaron vacío el lugar. En ese trayecto de 100
metros no quedó ninguno.
“Yo no creo en las brujas pero de que las hay las hay”, le contesté a una niña
que me preguntó si yo creía en las líneas de Hartmann y Curry. Algo hay que
influye en las colonias y que hace que las mismas prosperen un lugar y en otro
no. Hay alguna razón para que los enjambres prefieran la caja vacía y no una
con panales labrados. Seguramente que debe haber alguna explicación a la huida
de los enjambres que entraron en las cajas y después en forma masiva las
abandonaron. Hay lugares preferidos para anidar por los enjambres y otros donde
jamás bajan ¿Serán las fuerzas magnéticas como dicen Hartmann y Curry? Hay algo
que influye sobre la abeja para que esta se sienta más cómoda en un lugar que
en otro. Podrán ser las fuerzas magnéticas o no, pero lo importante es saber
detectar los lugares preferidos por las abejas en forma natural, antes de
ubicar nuestros colmenares.
Dicen que en la naturaleza las abejas construyen los panales en sentido norte
sur magnético y no de este a oeste como acostumbramos colocar los apicultores,
y a decir verdad casi todas las colonias silvestres que observé tienen esa
posición norte sur de sus panales al menos en el nido de cría.
Muchas veces le reclamé a mi proveedor de cera estampada que me estaba
vendiendo una cera de mala calidad porque las abejas me la rechazaban, hacían
un panal pegado a cada cara de la cera estampada y no estiraban las celdillas,
pero después de leer a Ed y Dee Lusby llegué a la conclusión que las abejas
naturales capturadas son mas chicas y no pueden estirar las celdillas
artificiales mas grandes que tiene la cera estampada. O tal vez no respeté la
posición correcta de colocar los panales según Michael Housel. En parte mi
padre solucionaba este inconveniente colocando una tira de cera junto al
cabezal y dejaba que las abejas labren los panales a su gusto.
Siguiendo el pensamiento de Ed y Dee se me ocurrió medir el tamaño de 10
celdillas de los panales del nido de las colonias silvestres y para sorpresa
encontré que tienen alrededor de 4.9mm, lo que significa que las celdillas son
significativamente más pequeñas que las que trae la cera estampada.
Medí también la separación entre panales de cría y¡... ! ¡Mas sorpresas!,
Midieron entre 3.3 cm y 3.4 cm de distancia entre sus ejes, contra 3.6 cm que
tienen mis cuadros. Yo que siempre observé la naturaleza y traté de imitarla
estaba manejando colonias con cera estampada cuya celdilla es mas grande que
las que tienen las mismas colonias en estado natural, si bien a la mayoría de
los cuadros se le colocó una tira de cera estampada y no la totalidad de la
plancha permitiendo a las abejas labrarlas al tamaño de su instinto. Pero la
distancia entre panales, ¿Cómo se me pasó? Leí que algunos sugieren utilizar 9
cuadros en la cámara de cría y sin embargo respetando la distancia natural que
tienen los panales podría utilizar 11 cuadros en la cámara de cría.
Poco después buscando mas información sobre el paso de la abeja y distancia
entre panales, leí un artículo de Ed y Dee sobre la posición que había
observado Michael Housel de los panales en las colmenas salvajes y realmente
comprendí mi gran desconocimiento de muchos de los secretos que guardan las
abejas en sus estructuras naturales que todavía debemos estudiar. Michael
Housel de Orlando Florida descubrió que hay una constante en la posición de la
“Y” que se forma en el fondo de las celdillas de los panales. Todas las caras
que miran hacia fuera tienen la “Y” con la abertura hacia arriba y las caras
que miran hacia adentro las tienen en posición invertida “A”. La cera estampada
respeta este principio observado por Housel y podemos ver que de un lado están
con la “Y” hacia arriba y del otro para abajo. Michael Housel observó además
que las colmenas salvajes labran al comienzo un panal central con las “Y” en
ambas caras mirando hacia abajo. ¿Cuan lejos estamos de los principios
naturales que rigen la conducta instintiva de las abejas al labrar sus nidos?
¿Cómo nos alejamos tanto? Cuando hace mas de 100 años, los apicultores
percibieron que hay que respetar la posición de las “Y” al fabricar las ceras
estampadas, ¿Cómo no se dieron cuenta de que en las formaciones naturales hay
que respetar una posición determinada?
Todas estas situaciones se dan en nuestras colmenas y sin excepción, todas
producen en mayor o menor medida; molestia, incomodidad, fastidio, mayor
esfuerzo, falta de resistencia a las enfermedades, etc.
Las colonias que no cumplen con esas condiciones que impone la naturaleza, que
viven a contramano de las leyes naturales; son mas agresivas, cambian seguido
su reina, o enjambran, se llenan de parásitos, y/o enfermedades. En una
palabra, viven en un estado de estrés permanente.
Esto en parte explicaría por si solo el porque una colonia que se instala a
voluntad en el bosque no sufre de enfermedades y las colonias que nosotros
cuidamos son muy propensas a parasitarse o enfermarse.
10. Una reina deficiente
No se si se puede incluir como estado de estrés en la colmena situaciones muy
parecidas a las anteriores, que también son la antesala a las enfermedades de
la colonia, pero que no producen un dolor o sufrimiento aparente de las abejas,
me refiero a las reinas deficientes,
aquellas que por alguna razón ya no ponen tantos huevos y no son tan atractivas
para las abejas. Puede ser que ya sea vieja o que se haya fecundado con pocos
zánganos, tal vez no tuvo una buena alimentación en su estado larvario, etc.
Los antibióticos al igual que la intoxicación con insecticidas disminuyen el
rendimiento de la reina al 50 %.
Una colonia con una reina deficiente se mantiene siempre débil, desganada, con
muy poca capacidad para defenderse de los depredadores, con frecuencia cargada
de polen en exceso en los panales o miel cerca del nido que no es retirada por
las abejas para dar lugar a la postura de la reina. Una reina deficiente libera
menos feromonas y la falta de feromonas indica a los enemigos que esa colonia
es débil, con pocas defensas, hace que los depredadores estén al asecho,
(polilla, algunas hormigas, incluso las abejas para pillar o saquear). El
ingreso de enemigos -parásitos, enfermedades, depredadores, saqueadores, etc.
-en la colmena, se ve favorecido por un estado de estrés o de reina deficiente.
A su vez, la presencia de parásitos, depredadores, saqueadores abre las puertas
al ingreso de virus, bacterias, hongos, y otros.
Pero sin lugar a dudas todo comienza al someter a la colonia a una situación de
estrés o permitir por mucho tiempo la presencia de una reina deficiente.
Comentario final
Siempre
pensé que deberíamos respetar las reglas que nos impone la naturaleza. Que el
hombre en su afán por superarse casi siempre quiere imitar a Dios, en cierta
forma se siente un poco Dios; Creador, inventor, transformador, dueño de la
vida, patrón del universo. Pero en su afán por sentirse un poco Dios, se olvida
que las cosas en la naturaleza no están hechas por azar, que cada especie ocupa
su lugar en la rueda de la vida, que cada vida tiene un rol a desempeñar y para
poder cumplir con ese rol, necesita que se respete su forma de vida adaptada al
medio por millones de años, en el caso que nos ocupa, la vida de la colonia de
abejas.
El hombre busca utilizar los recursos que le brinda la naturaleza en su
beneficio y no está mal que se intervenga en cierta medida en el ciclo natural,
pero siempre que respete el equilibrio interno elemental para la vida del
organismo y el externo, en su relación con el medio ambiente.
¡Cuán lejos están nuestros manejos de la colmena, de la forma de criar que
tiene la naturaleza! ¿Por qué no respetar la evolución natural que en millones
de años seleccionó colonias adaptadas al medio, capaces de defenderse solas sin
la ayuda del hombre, o como ya expresé, a pesar de la intervención del hombre?.
Por
Orlando Valega