sábado, 24 de noviembre de 2012
ACARIOSIS
ACARIOSIS
Es una parasitosis contagiosa, a veces epizoótica, con invasión
del aparato respiratorio de las abejas adultas, localizándose, preferentemente, en el primer
par de tráqueas, que puede ocasionar la muerte de la colonia infestada.
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA.
La acarapisosis, descubierta en Gran Bretaña, fue confundida con
la enfermedad de la isla de Wight, hasta que en el año 1921 Rennie precisó su
etiología. La enfermedad fue diagnosticada en el continente europeo en los años
20, en Centroeuropa y años más tarde en España, causando siempre una alta mortandad
en las colonias de abejas. Hoy está extendida por todo el mundo.
ácaros en la traquea de una abeja |
IMPORTANCIA ECONÓMICA.
Si en los años 30 el parásito fue la causa de la pérdida de gran
número de colonias, hoy en día se considera que, algo menos del dos por ciento de estas muertes
se deben a la acarapisosis, y de estas últimas hay que tener en cuenta el
agravamiento del proceso patógeno por la presencia, en muchas ocasiones, del
virus de la parálisis crónica (CPV). No obstante, la pérdida de colonias de
abejas causa a los apicultores una merma de sus cosechas y, de forma indirecta,
las abejas no ocupan el espacio que les corresponde en la polinización de
plantas.
ETIOLOGIA.
El parásito causante de la acarapisosis fue descubierto por Rennie
en 1921 y se le designo bajo el nombre de Tarsonemus woodi, que fue cambiado
por el actual Acarapis woodi, por Hirst. Pertenece al tipo Artropoda, clase
Arachnida, orden Acarina, familia Tarsonemidae y es parásito específico de la
abeja de la miel. Existe un claro dimorfismo sexual, siendo el macho (85-116 μm
x 57-85 μm) más pequeño que la hembra (80 μm x 120 μm). Además, el primero
tiene las patas más largas, presentando, en la parte dorsal de su cuerpo tres segmentos,
mientras que la hembra presenta cinco segmentos. En la hembra, a cada lado de
sus piezas bucales adaptadas para picar y succionar se inicia el aparato
respiratorio, que falta en el macho. Disponen de pelos olfativos, que se
encuentran en los extremos de los dos primeros pares de patas y en el macho,
también en el cuarto par, estando más desarrollados en éste para la búsqueda de
las hembras en las tráqueas. El intestino está formado por un tubo longitudinal,
con una fuerte musculatura, que le permite una aspiración importante. La hembra
tiene un ovario y un oviducto en el que se pueden ver, a veces, dos huevos. Para
los desplazamientos utilizan sobre todo el segundo y tercer par de patas. Tienen
un color ligeramente amarillo parduzco y un aparato bucal picador chupador.
HOSPEDADORES: FACTORES DE LA RECEPTIVIDAD.
La acarapisosis afecta a las abejas adultas de la colonia y
Acarapis woodi parasita de igual forma a la reina, a las obreras y a los
zánganos. El ácaro se instala de forma casi exclusiva en el primer par de
tráqueas torácicas, que son más grandes que el resto (200 μm), lo que permite
la penetración del parásito. No obstante, se han encontrado ácaros en los sacos
aéreos de la cabeza y del tórax de la abeja, consecuencia de la migración
interna de Acarapis woodi. La edad juega un papel primordial en la receptividad
del ácaro. Las abejas están libres de este parásito cuando nacen, pero son las
más receptivas, pues si tienen contacto con abejas viejas infestadas pueden ser
afectadas hasta en un 90 por ciento de los casos, disminuyendo este porcentaje
al50 por ciento cuando las abejas tienen dos días y ser menor del 10 por ciento
cuando el hospedador alcanza la edad de cinco días Esta disminución de
receptividad es de origen mecánico y no inmunológico. Ello es debido a la
barrera que ofrecen los pelos de la abeja, que rodean los estigmas torácicos,
se van espesando y endureciendo, lo que permite salir al parásito, pero no entrar.
La raza parece no tener ninguna influencia en la receptividad del parásito.
EPIDEMIOLOGÍA.
La acarapisosis es una parasitosis dependiente de muchos factores ecológicos.
Tiene carácter endémico en determinadas comarcas y en otras se presenta sólo
esporádicamente. La hembra fecundada penetra en la tráquea de la abeja y a los
cuatro cinco días realiza la puesta, que no es muy abundante, cinco-seis
huevos. Larvas que tienen forma de saco y con sólo el primer par de patas desarrollado,
ya consumen hemolinfa del hospedador y pasados seis-siete días se convierten en
deutoninfas con cuatro pares de patas, que posteriormente dan lugar a ácaros
adultos. a duración total del desarrollo del ácaro desde la eclosión del huevo
hasta la formación del ácaro es de 11-12 días para los machos y de 13- 16 días para
las hembras. Éstas, una vez fecundadas, abandonan la tráquea poco después y por
contacto, pasan al sistema traqueal de otra abeja. El hecho de que las abejas
viejas infestadas, por escasez de alimento o por malas condiciones
meteorológicas, estén en el interior de la colmena, aumenta las posibilidades
de propagación de la enfermedad. Es frecuente un cierto periodo de latencia de
la enfermedad, pues la tasa de multiplicación del ácaro en las colonias de
abejas es baja. En verano mueren muchas abejas infestadas, y por ello, la
presión parasitaria disminuye. El buen tiempo y la abundante floración hacen
que, en muchas ocasiones, no se valore la peligrosidad de esta parasitosis, ya
que se produce una regresión espontánea de la enfermedad, que se debe a la baja
tasa de reproducción del ácaro y a la relativa brevedad de la vida de las
abejas obreras (30-40 días). En invierno, cuando las abejas viven más tiempo,
los ácaros pueden ejercer mejor su acción patógena. Sin embargo, el ácaro
soporta con más dificultad las temperaturas bajas que el calor, pues a 15º C
sus movimientos son lentos, siendo normales a los 30-34º C. La humedad ambiente
baja le perjudica y la alta favorece su desarrollo. El olor de las abejas no
influye en la orientación del ácaro en la búsqueda del hospedador y puede vivir
escaso tiempo en las abejas muertas (12-15 horas), al igual que sucede en el
exterior de las abejas, pues necesita alimentarse. La vida media de un ácaro es
de 15-20 días. La transmisión de la enfermedad en un colmenar se realiza por la
deriva, el pillaje y los errores de manejo del apicultor; entre colmenares
distantes, por la enjambrazón natural, por la trashumancia no controlada y por
las transacciones comerciales.
traquea infectada |
PATOGENIA.
Acarapis woodi, en el interior del primer par de traqueas
torácicas, produce una obstrucción mecánica en las vías respiratorias y con
ello impide la llegada de oxígeno a zonas musculares importantes y centros nerviosos.
Se han encontrado hasta 60 ácaros de una tráquea. Los parásitos rompen los
tejidos traqueales, lo que posibilita la entrada de bacterias y virus,
utilizando para ello su poderoso aparato bucal, y consumen la hemolinfa que
circula por las masas musculares que rodean la tráquea, depositando toxinas en
la misma. El primer par de tráqueas torácicas se encuentran a la altura de la articulación
de las alas. Debajo de esta articulación hay un sistema neuromuscular complejo,
que es afectado por el parásito.
CLÍNICA: SÍNTOMAS.
La sintomatología de la enfermedad no es precisa ni
característica. Cuando la infestación es leve no se manifiestan síntomas y las
abejas continúan sus trabajos de forma habitual. La parasitosis puede tener un
largo período de latencia, dos-tres meses, en los que no se presentan síntomas.
Cuando la enfermedad se agrava y la obstrucción traqueal es importante, se
produce una perturbación del vuelo del insecto, iniciando el ascenso para caer
al suelo e intentar, con una reptación lenta, introducirse otra vez en la colmena.
Las alas presentan un posición anormal, perpendiculares al cuerpo y caídas, como
dislocadas. La enfermedad puede estar desarrollándose durante el invierno y al
final de éste o inicio de primavera, con una infestación superior al30 %,
provocar una muerte importante de abejas. Se produce un incremento en el
consumo de alimentos, lo que provoca, al tener dificultades con el vuelo, una
repleción excesiva de la ampolla rectal de las abejas, que presentan un abdomen
dilatado, lo que puede dar como resultado una disentería.
LESIONES.
Los ácaros, larvas, huevos, restos de muda y deyecciones provocan
una disnea debido a la obstrucción que producen en el hospedador y las tráqueas
pierden su permeabilidad y elasticidad, se hacen quebradizas y el depósito de
toxinas en la hemolinfa puede provocar una septicemia en el hospedador. La zona
muscular existente en la articulación de las alas está dañada y se produce una
degeneración muscular.
acarapis woodi |
DIAGNOSTICO
Clínico.- La constatación de los síntomas indicados anteriormente
no permiten asegurar que una colonia está parasitada por Acarapis woodi, si bien
las abejas infestadas que pasan el invierno, después del período de latencia,
presentan una sintomatología más clara. La observación de las colonias durante
el verano con el fin de detectar síntomas de acarapisosis, pocas veces
proporciona datos fiables, debido a que en esta época, la corta vida de las
abejas impide el desarrollo de los ácaros, cuya multiplicación es relativamente
lenta.
Laboratorial.-
Para diagnosticar la acarapisosis es imprescindible
la investigación microscópica y descubrir por disección el primer par traqueal,
asiento principal de Acarapis woodi. La muestra de abejas a analizar debe reunir
unas condiciones adecuadas, pues de lo contrario es muy difícil realizar un
diagnóstico seguro, cuando el material está enmohecido o muy seco. Las tráqueas
se presentan, en observación a pocos aumentos, como cordones plateados, en caso
positivo tienen un color pardo oscuro, aparecen rotas y son más frágiles que en
las abejas sanas. Utilizando un mayor aumento y colocando el sistema traqueal
en un porta con una gota
de ácido láctico se observan los ácaros adultos, las formas
inmaduras, los huevos y las melanizaciones en el interior de las tráqueas.
Diferencial.- La permanencia, en determinados momentos, en el
exterior de la abeja de Acarapis woodi nos obliga a realizar un diagnóstico diferencial
con otros ácaros externos: A. dorsalis, A. externus y A. vagans, que son
apatógenos.
PRONÓSTICO.
La acarapisosis es una enfermedad muy grave, pasado el periodo de latencia,
y puede ocasionar importantes pérdidas en colonias de abejas, fundamentalmente
a la salida del invierno e inicios de primavera. La difusión de la enfermedad
en el mismo colmenar y en colmenares vecinos es bastante rápida y justifican la
toma en consideración de medidas sanitarias que impidan la pérdida total del
ganado en una explotación apícola. En los últimos años, el tratamiento de forma
sistemática contra V. destructor con acaricidas de acción sistémica o por tira
fumígena ha disminuido de forma importante la presentación de esta enfermedad.
A. Woodi hembra en la traquea de una abeja |
TRATAMIENTO
En todos los casos el tratamiento debe ir dirigido a los ácaros
adultos, ya que las larvas y las formas inmaduras son menos afectados por los acaricidas,
debido a su inmovilidad. Los huevos no son afectados por los tratamientos. Hay
que tener en cuenta que la mayor y mejor eficacia del tratamiento acaricida se
logra cuando la totalidad de los individuos de la colonia se encuentran en el
interior de la colmena. Es necesario realizar un tratamiento general a todo el
apiario, una vez que haya sido diagnosticada la presencia de A. woodi. Es
preciso diferenciar los tratamientos líquidos de los gaseosos. Entre los primeros
tenemos el salicilato de metilo, que desprende vapores a temperaturas de 18º -
20º C. Se requieren tres tratamientos con intervalos de 10 días, utilizando
para ello un sistema que asegure una lenta evaporación. Los resultados son
aleatorios. Cristales de mentol también se utilizan para el tratamiento de la acarapisosis.
Se solubiliza en alcohol y la evaporación es más rápida cuanto mayor sea la
concentración del disolvente. El mentol debe estar colocado en la parte
superior de la colmena; debe repetirse el tratamiento tres veces a intervalos
de tres semanas. Los productos que necesitan evaporarse para actuar, su acción
está mediatizada por la temperatura ambiente. Con temperaturas bajas no se evapora
y con altas temperaturas la evaporación es tan rápida que puede afectar de
forma negativa tanto a la cría como a las abejas adultas. Los tratamientos
gaseosos que tienen la limitación de su utilización con temperaturas muy bajas,
que disgregaría la “piña” de abejas. El Bromopropilato como principio activo
presentado en tiras fumígenas comporta la utilización, cada siete días, de una
tira por colmena, siendo necesario repetir el tratamiento siete - ocho veces. Los
productos sistémicos tienen acción contra Acarapis woodi por estar presentes en
la hemolinfa de la abeja y ésta ser consumida por el parásito. Todos estos
tratamientos deben realizarse al inicio de primavera, para evitar posibles
contaminaciones de los productos apícolas. Actualmente el tratamiento realizado
con acaricidas para el control de V. destructor (Varroosis) actúa de forma
indirecta sobre la acarapisosis, lo que incide sobre la presentación de esta
enfermedad.
PROFILAXIS.
1. traquea normal 2.estadio inicial de infección 3.traquea obstruida por el acaro |
Jesús Llorente Martínez
Dr. Veterinario
COMPOSICIÓN DEL VENENO DE ABEJA
COMPOSICIÓN
DEL VENENO DE ABEJA
Durante siglos se ha utilizado la
picadura de abeja, es decir su veneno, sin saber su composición exacta. Por sus
efectos antirreumáticos se supuso que tenía ácido fórmico, ya que algunos pueblos
indígenas utilizan las hormigas con el mismo fin, aunque su efecto terapeútico
no es tan poderoso como el del Veneno de Abeja. Pero, en 1.921, Theodor Merl
demostró, mediante cuidadosos experimentos químicos, que el Veneno de Abeja no
contiene ni siquiera una pequeña cantidad de ácido fórmico. A pesar de ello,
algunos autores siguen nombrándolo como uno de sus componentes, según el Dr.
Bodog F. Beck. El Veneno de Abeja tiene mucha agua (88 % de su peso) y estos
son algunos de sus componentes más conocidos:
Melitina:
· Es el responsable del dolor y el
picor en el veneno de abeja.
· Tiene poderosas propiedades
bactericidas y citotóxicas.
· Produce los síntomas de inflamación
a través de liberación de histamina.
· Estimula la pituitaria para liberar
ACTH, que estimula las glándulas suprarrenales para producir cortisona,
responsable de la respuesta del cuerpo para la autocuración.
· Es 100 veces más potente como
antiinflamatorio que la hidrocortisona en pruebas realizadas en ratas con
artritis (Nature, Nov. 1.974).
· Constituye el 50 % de la apitoxina
(peso seco). Péptido MCD (Mast Cell Degranulating Peptide)
· Lleva a la liberación de histamina
que produce los síntomas de inflamación (hinchazón, picor,
enrojecimiento, calor).
· Incrementa la memoria reciente en
ratas (test del laberinto).
Apamina:
· Actúa sobre el sistema nervioso
central.
· Refuerza la transmisión sináptica a
largo plazo.
· Acorta la duración del potencial de
actuación de un nervio.
Hialuronidasa:
· Disuelve el ácido hialurónico que
conecta las células, haciendo así más permeable el tejido o el espacio
extracelular. Esto facilita el transporte de las sustancias curativas y a la
eliminación de los desechos o de las sustancias tóxicas del área dañada.
Dopamina (neurotransmisor):
· Es un neurotransmisor que aumenta la
actividad motriz. Es deficiente en pacientes con Parkinson y excesiva en
pacientes sicóticos tratados con medicamentos neurolépticos. La Dopamina junto con
la Serotonina y otras catecolaminas están implicadas como factores en las
depresiones.
Adolapina:
· Tiene un efecto analgésico Resumiendo,
la Apitoxina es: antiinflamatoria, analgésica, vasomotora e inmunoactivante, principalmente.
También tiene un efecto hipotensor, algo que hay que tener en cuenta cuando se
utiliza en personas con la tensión arterial baja, que deben de tomar Vitamina
C, junto con los otros productos de la colmena, antes de usarla. También
disminuye la formación de trombos. Y se ha utilizado tradicionalmente en
ARTROSIS, ARTRITIS, LUMBAGOS, HERNIAS DISCALES, DOLORES DE ESPALDA, HERPES,
HIPERTENSIÓN. Y en los últimos años hay abundantes pruebas de su efecto
positivo en la PSORIASIS y en la ESCLEROSIS MÚLTIPLE.
TROPILAELAPSOSIS
TROPILAELAPSOSIS
ETIOLOGIA
Tropilaelaps
clareae, el ácaro
causante de la enfermedad es poco conocido y ello puede ser un gran problema al
desconocer el mejor método para su control.
EPIZOOTIOLOGÍA.
La fuente
de infestación está representada por la abeja adulta y por la cría. El tiempo
que pasa el ácaro T. Clareae fuera de las celdillas es muy importante
para programar un sistema de lucha. T. clareae sólo pasa fuera de la
celdilla una media de 1,6 días. Las principales causas de la expansión de la
Tropilaelapsosis son: el pillaje, la deriva, las transacciones comerciales, la
enjambrazón natural, el ir y venir de los zánganos, las manipulaciones descuidadas
del apicultor y la trashumancia no controlada de las colmenas.
Tropilaelaps clareae |
SINTOMATOLOGIA.
La
investigación y bibliografía sobre esta parasitosis es muy escasa y sólo se
refieren al control con productos ya utilizados en la Varroosis. Parece lógico
pensar que si el ácaro desarrolla gran parte de su vida en el interior de las celdillas
con cría y las parasita, los síntomas de las abejas cuando nacen serán
similares a las provocadas por V. destructor: abdomen acortado, alas
atrofiadas y otras malformaciones anatómicas.
DIAGNÓSTICO.
En estos
momentos la enfermedad no ha sido diagnosticada en Europa por lo que es muy
importante realizar diagnósticos precoces cuando se conozca su existencia.
Clínico.- Si tenemos en cuenta la sintomatología de la enfermedad, es
fundamental llevar a cabo una inspección profunda de las abejas, de su
comportamiento y sobre todo de los cuadros con cría.
Farmacológico.- El diagnóstico se puede llevar a cabo por métodos químicos,
utilizando moléculas acaricidas, que fuerzan la caída de los parásitos.
Laboratorial.- Un método consiste en tomar una muestra de abejas, e introducirla
en una solución de alcohol al 25%. Después de una breve agitación, dos minutos,
se retiran las abejas y los ácaros se han desprendido de sus hospedadores. Otro
método, que puede considerarse como complementario del anterior, y en este caso
más importante, consiste en desopercular celdillas, con el fin de observar hembras
de T. clareae o formas inmaduras.
pupas infectadas por Tropilaelaps clareae |
Diferencial.- Es preciso hacer un diagnóstico diferencial con Varroa
destructor existiendo, no obstante diferencias con la forma del cuerpo.
TRATAMIENTO.
Desconocemos
como se comportará el ácaro Tropilaelaps clareae con los tratamientos
aplicados a Varroa destructor, si bien entendemos que al ser también
ácaro los productos utilizados en la actualidad y las formas de actuación
tendrán su validez. Hay que hacer constar que los acaricidas de acción puntual
tienen menor efectividad en el control de este ácaro que en el caso de V.
destructor. Ello se debe al escaso tiempo que T. Clareae está sobre las
abejas adultas.
Jesús
Llorente veterinario
LA POLINIZACIÓN
LA
POLINIZACIÓN
La polinización es el transporte del
polen producido por los estambres de una flor al estigma de los carpelos, bien
sea de la misma flor que produjo el polen, bien de una planta
diferente.
Según esto se pueden considerar dos modelos de polinización:
autopolinización
(autogamia) y polinización cruzada (alogamia). Según los agentes externos que
llevan a cabo el transporte del polen (agentes de la polinización), podemos
diferenciar entre angiospermas zoidiófilas, anemófilas e hidrófilas. La
zoidiofilia o zoogamia es el tipo de polinización que se produce cuando el polen
es transportado por animales; en el caso de que sean insectos, se habla de entomogamia,
y si son los pájaros de ornitogamia.
Para favorecer la visita de los animales
polinizadores, las flores zoidiófilas deben presentar ciertos atributos
que las hagan atractivas para aquéllos. Así, suelen poseer características
morfológicas de naturaleza óptica (color, tamaño, etc.) o propiedades químicas
(secreción de sustancias aromáticas), que resulten llamativas y les sirvan de
reclamo, además de elaborar productos atractivos por su valor alimenticio para
el animal como es el néctar o el polen. En las flores de las angiospermas más
primitivas el principal atractivo fue el polen, cuya riqueza en proteínas,
grasas, glúcidos y vitaminas lo convierten en altamente nutritivo. Los insectos
primitivos, con aparato bucal masticador, podían acceder con relativa facilidad
a estas flores que se encuentran, por ejemplo, en magnólidas como Victoria,
Papaver o Anemone. En el curso de la evolución fueron formándose
productos y tejidos especiales para la nutrición de los animales. Pronto apareció
el néctar, que hizo posible una producción de polen menos abundante, con el consiguiente
ahorro energético. En un principio las flores nectaríferas presentaban un néctar
más o menos libre que resultara fácilmente accesible a animales de órganos bucales
cortos; posteriormente van formando recipientes especiales (por ejemplo, espolones
de Viola, Linaria, etc.) donde producen el néctar, que ya sólo
resulta accesible a los insectos dotados de una larga trompa. La formación de
néctar por parte de las flores polinizadas por animales es casi general en las
angiospermas actuales. Las cuales poseen diversas estructuras que actúan como
nectarios.
Así, por ejemplo, en el receptáculo floral de rutáceas y aceráceas
se encuentran formaciones disciformes productoras de néctar. Tienen también
carácter nectarífero determinadas piezas periánticas como el labelo de las
orquidáceas y otros elementos florales, como sucede con los estambres
productores de jugos azucarados (foseta nectarífera de la base del filamento de
Tulipa, nectarios estaminales de leguminosas ) o porciones determinadas
de carpelos en umbelíferas y primuláceas, etc. A veces las flores, para
asegurar la polinización, se valen del instinto y características reproductoras
de los animales. Es el caso, por ejemplo, de la “higuera”, Ficus carica y
los himenópteros Blastophaga grossorum y Blastophaga psenes, o de
las orquidáceas del género Ophrys cuya morfología y olor florales
inducen a copular a ciertos himenópteros, que así llevan a cabo la
polinización. Estas últimas son de las llamadas flores engañosas, que
provocan la visita de los animales sin dar a éstos ninguna compensación y a
cuyo fenómeno dedicaremos un apartado especial. También relacionadas con la
biología floral relativa a la polinización se encuentran las llamadas flores
trampa como las del género Arum, provistas de unos tricomas especiales
y dispuestas en unas inflorescencias de tipo espádice, cuya polinización es llevada
a cabo por dípteros atraídos por el fuerte olor desagradable que aquéllas desprenden.
Se diferencian diversos tipos de flores zoidiófilas en relación al grupo de animales
que lleva a cabo la polinización: Flores
cantaridófilas: El transporte de su polen es realizado por
coleópteros, cuyo aparato masticador destruye parte de los órganos florales.
Sus corolas son rotáceas o asalvilladas, robustas, poco vistosas, verdosas o
blancas, casi siempre fuertemente olorosas, y en las que el polen se produce en
abundancia (por ejemplo, las magnoliáceas). Flores miófilas: Son polinizadas por dípteros; se trata en
general de corolas rotáceas, pequeñas, más o menos inodoras, que liberan
néctar. Flores melitófilas:
Las polinizadas por abejas. Sus corolas son frecuentemente amariposadas
o labiadas, cuya morfología ofrece una superficie para posarse el animal,
provistas de olor suave, y ricas en néctar que se produce y almacena en
nectarios más o menos profundos
EL LENGUAJE DE LAS ABEJAS
EL LENGUAJE DE LAS ABEJAS.
Desde muy
antiguo los observadores de las abejas apreciaron la relación existente entre
las danzas realizadas por las abejas en el interior de la colmena y el flujo de
néctar, polen, agua o
propóleos
que llegaba a la colmena. Fue Spitzner
(1788) el primero en llamar la atención sobre los aspectos de la comunicación
de las abejas, pero sus observaciones fueron olvidadas hasta que Frisch (1920-1982) aclaró los dos tipos
diferentes de bailes y movimientos que las pecoreadoras ejecutan, uno para
excitar a salir a las abejas que están en la colmena:
El baile en círculo; y el segundo el baile con meneo o zangoloteo, se trata sin
duda de una comunicación en la que se transmite una información precisa en
cuanto a distancia, dirección,
atracción, tipo y sabor del alimento. Con la utilización de colmenas de
cristal y entrenando a las abejas para buscar el alimento en determinados
puntos, se logró descifrar el mensaje de los bailes que a continuación
resumimos y que hizo merecedor a Karl von Frisch del premio Nobel de Fisiología
y Medicina de 1973. Las abejas generan mensajes a base de símbolos muy
sencillos y son capaces de traducir una situación tridimensional (del exterior
de la colmena) a otra bidimensional (interior de la colmena) y viceversa. Cuando
una abeja que ha recolectado néctar llega a la colmena con el buche cargado, es
recibida por una o dos abejas más jóvenes, de las domésticas, que recogen el
néctar con sus lenguas para llevárselo a una celdilla de almacenamiento o para
distribuirlo entre otras abejas que estén hambrientas.
danza circular |
DANZA DEL TREMOR.
En
ocasiones la pecoreadora que llega no es atendida por abejas del interior,
entonces comienza a hacer unas vibraciones para llamar la atención y ser
recibida. Esta danza puede durar varios minutos y es una forma de aumentar el
número de recibidoras de néctar cuando el flujo exterior se incrementa. Tiene
importancia en la actividad de las pecoreadoras, el tiempo que tardan las abejas almaceneras en recoger el néctar que
las pecoreadoras aportan a la colmena, de forma que si cuando llega una pecoreadora
es rápidamente aligerada de su carga, más rápidamente saldrá a buscar nueva
carga. Según Lindauer, "con un tiempo de entrega de 60 segundos, la recogida sigue siendo activa; por encima de este tiempo la actividad desciende
y en tiempos superiores a los 3 minutos la recogida prácticamente cesa,
indicando que ya no es necesario el aporte de ese recurso. Esto se aprecia muy
bien en el caso en que las abejas en lugar de néctar traen agua para reducir el
calor de la colmena, son atendidas rápidamente por cientos de “rociadoras”, que
la extienden para su evaporación. Cuando ya no es preciso más agua, las abejas
que vienen con ella no son atendidas con tanta solicitud y la búsqueda de agua
cesa. Una vez desocupada su carga la pecoreadora, con pasos rápidos sobre el
panal, realiza una serie de recorridos que se denominan bailes o danzas. Las pecoreadoras que al regreso a la colmena
traen néctar o polen, y la fuente que se lo ha proporcionado es abundante,
excitan a otras pecoreadoras que reclutan para que sigan su ejemplo hacia esta
fuente de alimento. Para ello se posan sobre el panal y comienzan su baile, seguida por un grupo de abejas
del interior, también pecoreadoras, que tocándola con las antenas, repiten el
baile de la danzarina, produciéndose un torbellino de abejas que siguen a la
pecoreadora y aprenden su baile y la información que les comunica. Al cabo de
unos minutos salen de la colmena “presumiblemente” a recoger néctar en la
fuente próxima, buscándola en todas las direcciones
DANZA CIRCULAR.
La abeja
pecoreadora realiza círculos sobre el panal, para indicar que la fuente de
alimento está a menos de 100 m (
otros autores hablan de menos de 25
metros.) Las abejas salen y buscan en todas direcciones sin más instrucciones
que la cercanía del alimento.
DANZA EN HOZ
Es
ejecutada para distancias comprendidas entre 25 y 100 metros. La danza va
cambiando según la distancia aumenta, de circular a tener forma de 8, hasta que
se convierte en el 8 circular de la danza del coleteo (zangoleteo) separada por
el tramo rectilíneo.
1. describe la danza del ocho 2.la abeja realiza la danza alrededor de un eje 3. muestra la dirección de la fuente de alimentación con respecto a la posición del sol |
BAILE CON
MENEO O ZANGOLOTEO.
Cuando la
fuente de alimento es lejana, (más de
100 metros a 10.000) es preciso hacer que el baile de indicaciones más
precisas para su localización, por lo que las abejas indican, no solo la distancia
, si no también la dirección. Se ha visto que en las diferentes razas de
abejas, dependiendo de las regiones geográficas de origen tienen sus propios “dialectos”, y esto se traduce en la velocidad de ejecución del tramo recto
Así en la abeja italiana Apis mellifera ligustica, la danza mucho más
lenta que las australianas A. mellifera carnica. Una información para
100 m de las italianas, inducen a una búsqueda de 120 a las australianas.
Se ha
calculado que cada 15 segundos hacen los siguientes recorridos:
para 100 m las abejas hacen de 9 a 10.
-para 500 m se reducen a 6.
-para 1000 m descienden a 4 ó 5.
-para 5000 m solo 2.
-para 10.000 m realizan un solo recorrido.
Se puede
entender que a mayor proximidad de la
fuente de alimento, mayor es la excitación de la pecoreadora exitosa y más rápidamente se mueve en el recorrido
recto del ocho.
La
distancia de pecorea suele ser de 1,5 km, aunque en caso de necesidad, por
falta de recursos próximos, pueden llegar a 3 kilómetros. Sin embargo la
relación con la distancia se hace mucho más significativa cuando se relaciona la
vibración del coleteo en la
parte recta del recorrido con la
distancia a la fuente de alimento. Se interpreta la duración en segundos de estas vibraciones del
bordoneo da la más exacta medida de la distancia al punto de recolección Además
del bordoneo se observan unos sones mendicantes de las abejas seguidoras que solicitan
un poco del alimento que trae la pecoreadora.
Además
del baile, las pecoreadoras exitosas producen una regurgitación del néctar cuyo
aroma permite a las abejas próximas reconocer y aprenden este olor.
Posteriormente cuando salgan a buscar más néctar buscarán las flores que
presenten este aroma y no perderán tiempo buscando en otras flores que, aún estando
próximas, no estén produciendo néctar en ese momento. El baile de la primera
pecoreadora puede durar hasta un minuto,
luego se van a bailar a otra zona del panal y estimula a un nuevo grupo de
abejas. Después se mueven rápidamente y se dirigen a la piquera, saliendo de nuevo
hacia afuera para seguir con la pecorea. La información química proporcionada
por el aroma del néctar explica la especialización
temporal que existe en la recolección
de un tipo de néctar o polen, lo que beneficia también a las plantas que
tienen la oportunidad de la polinización cruzada. Dependiendo de la abundancia del alimento localizado el entusiasmo de la danzarina es mayor
estimulando
a mayor número de abejas, de forma que cuando la fuente es escasa o se va agotando el entusiasmo decae y llegan a no producirse danzas, con lo cual se
interrumpen los viajes y se deja de visitar esa zona. Lo mismo pasa en función
de la concentración del néctar, cuando éste no es muy dulce tampoco se producirán
las danzas. Mientras más se tarde en recorrer la parte recta del 8, más lejos
está la fuente y al ser más lenta la abeja estimula a menos pecoreadoras a salir
y se reclutan menos abejas. Dicho de otra manera, la velocidad con la que recorre la danzarina el tramo recto, es indicativo de la distancia, siendo más lento cuanto mayor sea la distancia. Es decir se interpreta
que indica el tiempo en que se
tarda en llegar a la fuente del alimento.
En
resumen:
1-La
frecuencia de las vibraciones de las alas indica la energía necesaria para alcanzar
el lugar indicado.
2- El
zumbido y la longitud del tramo rectilíneo se suman para indicar la duración
del recorrido.
3-La
amplitud y longitud de las oscilaciones del abdomen indican la importancia del
mensaje.
Dra.
Ana Quero . Universidad de Oviedo.
EVOLUCIÓN DE LA COMUNICACIÓN EN LOS HIMENÓPTEROS
EVOLUCIÓN DE LA COMUNICACIÓN EN LOS HIMENÓPTEROS
La
colmena sólo puede funcionar como un superorganismo si todos los elementos
integrantes son capaces de comunicarse entre sí. Para ello estos insectos
sociales han desarrollado evolutivamente dos tipos de comportamientos. Otras
sociedades de insectos, emparentados
con las abejas, como son los abejorros (Bombus atratus), carecen de
comunicación especializada entre sus miembros constituyentes. Bombus
impatiens, B. occidentalis y B. terrrestris se observan conductas que
parece emiten un mensaje:
las
forrajeras exitosas cuando regresan al nido descarga su provisión y corre a
través del nido, sobre las paredes, arriba y abajo, tropezando con otras
compañeras.
A veces efectúan salidas de l nido, volviendo a retornar para realizar
más idas y venidas en el nido. A pesar que las compañeras del nido no prestan
atención a las carreras de la forrajera, los experimentos realizados por
Dornhaus et al , 1999, parecen indicar que en Bombus, el abejorro recolector emite
alguna feromona que incita a otras compañeras a salir en busca de alimento y
que la traída de néctar al nido es también un estímulo para salir a buscar más.
También es posible que las abejas recolectoras emitan vibraciones, como pasa en
las abejas sin aguijón y en las de la miel. En otras abejas sin aguijón (Trigona
postica), la abeja recolectora cuando regresa a la colmena marca cada4 o 5
metros el camino, piedras, árboles, ramas... con una sustancia química segregada por sus glándulas mandibulares y que
desprende un fuerte olor. Cuando entra en su nido produce un gran ruido que
atrae a sus compañeras y con ellas reemprende el viaje de regreso a la fuente
de alimento siguiendo las pistas olorosas previamente dejadas. Las abejas del
género Melipona no realizan danzas para comunicarse con sus congéneres,
si no que lo hacen por el sonido con
vibraciones, utilizando un código semejante al Morse con
el que indican
la distancia de la fuente de aliento, La clave es que sonidos costos indican
distancias cortas mientras que sonidos prolongados indican distancias mayores,
incluso de a más de 100 metros. La dirección también se indica con la siguiente
pauta:
la abeja
exploradora acompaña a las abejas reclutadas en su vuelo hacia ala fuente de
alimento, pero en los primeros 20 o 30 metros hace un vuelo en zig-zag y con
este quiebro se aleja de sus seguidoras, las cuales regresan a la colmena y
esperan allí hasta que la exploradora retorne. Cuando lo hace, emprenden una
nueva excursión con guía parcial hasta el alimento, que repiten varias veces,
hasta que alguna de las recolectoras reclutadas captan el mensaje y se dirige
ella sola ala alimento. Martín Lindauer, discípulo de Frisch, realizó estudios
en especies filogenéticamente emparentadas con la abeja de la miel y vio que en
todas las especies del género Apis, las danzas eran patrones motores que
contenían toda la información necesaria sobre la distancia y la dirección de la
fuente de comida. Pero observó que en la especie que se considera más primitiva
Apis florea, que tiene
los nidos abiertos y los panales horizontales, la dirección es expresada con
referencia al la posición del sol, no realizando
transformación
alguna relativa a la gravedad, por lo que Lindauer pensó que ésta sería la
forma más primitiva de danza. (Lo según investigaciones de Dyes (1991), que en
su estudio sobre la reconstrucción filogenética de las danzas de las abejas,
concluye que Apis florea ha perdido secundariamente su habilidad de transformación
). Ninguna de las numerosas especies realiza las danzas de la abeja de la miel,
aunque la pecoreadoras exitosas hacen carreras sobre el panal que excitan a sus
compañeras.(Lindauer & Kerr, 1958). Otras especies emiten pulsaciones
vibracionales durante las carreras, que están en relación con la distancia
(Each, 1967), como en las abejas de la miel y con ellas comparten el uso de la
trofalaxia.
En conclusión, el ancestro común podría ejecutar carreras excitadas
en el panal y realizar vibraciones para alertar y reclutar compañeras y
transmitirles la distancia de la fuente, al tiempo que practicaba trofalaxia que
identificaba el recurso. Las abejas de la miel (Apis mellifera L.1758),
para proporcionar información a sus compañeras utilizan, además de las
vibraciones y sonido, la danza oscilatoria dentro de la colmena y sobre los panales,
en la que representan la sustancia y la dirección utilizando como referencia el
sol. En algunos experimentos realizados con el género Apis, en los que
se eliminaron los soportes para poder realizar la danza oscilatoria, las abejas
se comunican por la emisión de sonidos, indicando la distancia relativa a la
fuente de alimento.
ACTIVIDADES EN LA VIDA DE UNA OBRERA.
SECUENCIA DE ACTIVIDADES EN LA VIDA DE UNA OBRERA.
Experimentos
realizados por Armbruster, 1920,
Haydak, 1930; Himmer, 1930; Nelson 1927;
Bonnier, 1906; Rosh, 1930; Wiltse, 1882 y Ribbands,
1952), indican que
existe una secuencia de actividades en relación con la edad cronológica de las
abejas, pero que en una colmena puede ser realizada por abejas de diferentes
edades. Es decir, se debería de hablar de una edad fisiológica más que por muchos investigadores (Rosch,
19925-30, Lindauer, 1953, Wenner , 1961), Simplificando los procesos podemos
resumir las secuencia de las actividades de las obreras desde que nacen, en las
siguientes etapas, si bien no siempre todas las abejas siguen este patrón de conducta,
lo podemos tomar como base para describir las etapas de las diferentes
funciones.
1º etapa: LIMPIADORAS.
Nada más
nacer y salir de su celdilla, la limpian de las fundas o exhuvios que han
dejado en el
interior,
por las mudas de su desarrollo larvario, y durante dos o tres días siguen
limpiando las celdillas de sus otras hermanas recién nacidas. De esta manera
esas celdillas quedan preparadas para una siguiente postura de huevos por parte
de la reina. También extraen al exterior los cadáveres de las larvas vecinas
que hayan muerto y abren los opérculos de ninfas muertas y extrayendo sus
cuerpos. Este comportamiento de
limpieza se ha visto que está genéticamente determinado, existiendo en una
misma colmena abejas que abren opérculos y otras que extraen los cadáveres. Si
no existen ambos tipos de abeja la limpieza no tiene éxito. Las colonias que
limpian se defienden mejor contra enfermedades infecciosas de tipo fúngico o
microbiano.
2º etapa: NODRIZAS.
En esta
etapa se simultanea, en parte, con la anterior, pues las abejas de más de 1 día comienzan a alimentar a larvas,
preferentemente de más de 3 días. Al estar hasta tercer día, en los cuadros de cría limpiando celdillas, se
encuentran con celdas sin opercular ocupadas por larvas que demandas con sus feromonas
alimento. Sus glándulas cervicales productoras
de jalea real están comenzando
su desarrollo y éste se alcanza entre los 6 -12 días de edad, entonces, comienzan
alimentar con jalea real a larvas de menos de 3 días. Parte de estas nodrizas
forman la corte real, que
atraídas por la feromona real, alimentarán a la reina, recibiendo feromona real,
ya que la alimentación se produce por intercambio boca a boca por trofalaxia. Para la fabricación de la
jalea real las abejas nodrizas necesitan alimentarse intensamente de polen, de donde
obtienen las proteínas necesarias, ya que la jalea real no es otra cosa que
proteínas de alto valor nutritivo. Esto influye en la reducción de las reservas
de cuerpos grasos de la abeja, lo que a su vez repercute negativamente en su
longevidad, convirtiéndose pronto en abejas
estivales de corta vida.
3ª etapa: VARIABLE.
En la tercera semana de vida, las abejas
realizan variadas actividades en la colmena, que están menos relacionadas con
la edad y se suceden según su estado fisiológico, pero que pueden ser flexibles
y con vuelta atrás. Se alternan las tareas de limpieza de cadáveres, suciedad,
madurando néctar, construcción de celdas, operculando, o almacenando los
productos que las recolectoras traen del campo. Las abejas mayores, llamadas cereras, desarrollan cuatro glándulas
situadas en los esternitos del abdomen que producen una fina película de cera.
Esta secreción es recogida por las abejas con sus patas y amasada con las
mandíbulas. Con la cera estirada construyen las celdillas, de forma de prisma hexagonal,
cuya base es una pirámide hexagonal y el eje está un poco inclinado, lo que
evita que se caiga su contenido. Inyectan una gota de veneno para su conservación,
como las que contienen larvas de más de
6 días que han terminado su periodo de nutrición y reparan los panales que
están rotos. Varios factores regulan la producción de cera y fabricación de celdillas:
1º- Edad de las abejas. Solo las abejas de entre 12 a 18
días tienen glándulas cereras activas. (Roesh);
2º-Temperatura del ambiente de 33 a 36 grados; Durante la noche, cuando todas las
abejas están en el interior de la colmena, las abejas fabrican más panales.
3º- Alimentación copiosa. Para segregar 1
kilo de cera, se consume de 10 a 12 kilos de miel.
4º- Necesidades de la colonia. Se construyen panales mientras quede
espacio libre.
5º- La cantidad feromona real que tienen en su
linfa. La presencia de
la feromona real en la linfa de las cereras regula la velocidad de confección
de panales, así como el tipo de celdillas construidas. Se ha comprobado
experimentalmente que, cuando existe una reina fuerte en la colonia, 50 obreras
construyen un panal en sólo 6 días. Mientras que si la reina ha muerto, pero aún tienen presencia de
feromona real, son precisas 200 abejas para construir el panal. Por último en caso
de colmena huérfana con obreras ponedoras son necesarias 5.000 obreras para la
misma tarea. La concentración elevada de feromona real en la linfa de las
obreras cereras inhibe la construcción de realeras, fabricándose celdillas
pequeñas para hembras. Cuando la concentración de feromona real desciende se
construyen celdas de mayor diámetro para machos y se fabrican realeras. Se
llaman ALMACENERAS a las abejas
que están prestas a recoger el néctar que traen en el buche las abejas
pecoreadoras y llevarlo a las celdillas de reservas. Junto con el néctar
regurgitado cada abeja aporta enzimas digestivos que intervendrán en la
fermentación del néctar y fabricación de la miel. Esta es la penúltima tarea de
las abejas domésticas (las que están dentro de la casa), después pasarán a
vigilar la entrada, aunque también pueden aventurarse fuera de la colmena y
comienzan vuelos de orientación a la entrada de la colmena, llamados vuelos de juego. La última función
dentro de la colmena que las abejas realizan es la de la vigilancia y defensa de
la colonia. Sólo a finales de la tercera semana, la bolsa del veneno está
repleta del mismo y algunas abejas se hacen GUARDIANAS. Situándose en la piquera vigilan la entrada para
evitar que abejas de otras colonias o insectos extraños entren en la colmena
que pretendan robar la miel. Las abejas son reconocidas, fundamentalmente, por
su olor propio, segregado por la glándula de Nassanof, por eso, los machos, que
carecen de ella, pueden entrar libremente en todas las colonia.
Las abejas pecoreadoras
de otra colonia que se equivocan de camino y regresan a colonia ajena cargadas de
néctar o polen, son admitidas por las guardianas. Son también las abejas de la
piquera las que ventilan su glándula de Nassanof, para reclamar a pecoreadoras extraviadas o a la reina de regreso del
vuelo nupcial. Si bien las abejas aisladas no regulan su temperatura,
considerando el conjunto de la colonia
como superorganismo, este puede mantener una cierta independencia térmica del ambiente. La colmena como
superorganismo es capaz de mantener la temperatura del centro del nido entre
unos 20º a 35 º C. Para el desarrollo de las larvas es preciso que en la zona
de cría mantenga una temperatura casi constante comprendida entre los 32º y 36
ºC, siendo el óptimo para su desarrollo los 34,8ºC. En verano, aunque la
temperatura exterior sea superior a 40ºC, el centro de la colmena se mantienen
de34 a 35ºC y en el invierno con temperaturas exteriores de -20ºC, en el
interior de la colmena no bajan de20ºC. Para producir calor durante el invierno
las abejas lo obtienen del calor
metabólico, con consumo
de miel, haciendo que sus músculos torácicos se contraiga y relajen y mantengan
la misma actividad que durante el vuelo, aunque las alas permanezcan inmóviles
(Ciclo de Lambert con consumo de miel)
Además, para evitar la pérdida del calor por disipación del mismo por la
superficie, las abejas se apiñan formando
bolas y reduciendo la superficie de enfriamiento. El racimo invernal
presenta dos zonas, una periférica de abejas apiñadas entre sí, y otra central,
donde está la reina. Este último ofrece espacio a las abejas y les permite el
movimiento. Cuando la temperatura externa disminuye más, el racimo se contrae,
aumentando la temperatura del núcleo desde donde se transmite rápidamente el
calor a la periferia, gracias a un mayor contacto entre las abejas a causa de
la contracción. De este conjunto de razones se desprende la norma práctica de no molestar por ningún motivo a la
colonia cuando la temperatura del medio es baja, pues se corre el peligro de
romper el equilibrio existente en el racimo por la disgregación del mismo, con
consecuencias fatales para las colonias.
Durante
el verano, rebajar la temperatura de la colonia resulta más complejo para las
abejas. Así, cuando en la zona de cría se superan los 36º C, las abejas se
colocan de forma que con el
movimiento
de las alas, producen corrientes de aire dirigidas (aire acondicionado) y ventilan la colmena rebajando su temperatura.
Para ello, algunas abejas situadas en la entrada, se alinean una tras otra en
la piquera y baten sus alas creando corrientes de aire fresco del exterior que
ventilan la colmena y favorecen la evaporación del néctar. Estas son las VENTILADORAS. También pueden abandonar
el interior de la colmena, saliendo en gran cantidad y quedándose pegadas a la
piquera y colgando de la misma, a lo que se llama hacer la "barba". Pero cuando la
temperatura es excesiva y no baja lo suficiente con estos dos mecanismos, las abejas
traen agua que esparcen y con la
que rocían las paredes, o evaporan directamente
de su lengua, para con la evaporación disminuir la temperatura. Hay abejas
rociadoras que extienden con su probóscide pequeñas gotitas de agua, que se
evapora. Se ha visto que cuando la temperatura el nido de cría se eleva,
las abejas nodrizas demandan, por trofalaxia, el contenido del buche de las abejas pecoreadoras, para evaporar su agua. De esta manera, las pecoreadoras que traigan el néctar más diluido serán, en este caso, seleccionadas en esta demanda y se incrementará el número de abejas que traigan néctar poco dulce, e incluso agua, lo cual resulta un hecho muy notable relacionado con el desarrollo social, ya que la abeja rechaza el líquido azucarado (innatamente apreciado) a favor de las necesidades de la colmena.El agua en la colmena es necesaria, no solo para la termorregulación, si no también para la preparación, por las nodrizas, de la papilla de polen y néctar con el que alimentan a las larvas de más de tres días, el llamado pan de abeja. Esto nos indica la importancia de situar las colmenas en las proximidades de abrevaderos para las abejas, que les evita un gran esfuerzo a la hora de localización y acarreo de la misma a la colmena La última etapa de las abejas adultas, a la que llegan al cabo de unas 3 semanas, la de recolectoras. En ella realizan la tarea más agotadora de todas las que una obrera realiza. La recogida del néctar y polen se realiza en su última fase de la vida. Se les llama PECOREADORAS, y tras un periodo de actividad incesante suelen morir por agotamiento. Para darnos cuenta del esfuerzo y desgaste que la pecorea supone, baste con decir que para que una abeja llene su budhe de néctar, es necesario que visite de 1000 a 1500 flores. La actividad cooperativa de la colmena es tal que en la época de cosecha una colmena puede almacenar hasta 1 k de miel al día, lo que significa que las abejas recolectoras deberán de hacer un promedio de 5 millones de viajes diarios.
las abejas nodrizas demandan, por trofalaxia, el contenido del buche de las abejas pecoreadoras, para evaporar su agua. De esta manera, las pecoreadoras que traigan el néctar más diluido serán, en este caso, seleccionadas en esta demanda y se incrementará el número de abejas que traigan néctar poco dulce, e incluso agua, lo cual resulta un hecho muy notable relacionado con el desarrollo social, ya que la abeja rechaza el líquido azucarado (innatamente apreciado) a favor de las necesidades de la colmena.El agua en la colmena es necesaria, no solo para la termorregulación, si no también para la preparación, por las nodrizas, de la papilla de polen y néctar con el que alimentan a las larvas de más de tres días, el llamado pan de abeja. Esto nos indica la importancia de situar las colmenas en las proximidades de abrevaderos para las abejas, que les evita un gran esfuerzo a la hora de localización y acarreo de la misma a la colmena La última etapa de las abejas adultas, a la que llegan al cabo de unas 3 semanas, la de recolectoras. En ella realizan la tarea más agotadora de todas las que una obrera realiza. La recogida del néctar y polen se realiza en su última fase de la vida. Se les llama PECOREADORAS, y tras un periodo de actividad incesante suelen morir por agotamiento. Para darnos cuenta del esfuerzo y desgaste que la pecorea supone, baste con decir que para que una abeja llene su budhe de néctar, es necesario que visite de 1000 a 1500 flores. La actividad cooperativa de la colmena es tal que en la época de cosecha una colmena puede almacenar hasta 1 k de miel al día, lo que significa que las abejas recolectoras deberán de hacer un promedio de 5 millones de viajes diarios.
Es
preciso añadir, que estas secuencias no son seguidas inexorablemente por todas
las abejas, así como que hay abejas que llegan a pecoreadoras sin haber
realizado las actividades anteriores. Algunas, parecen madurar prematuramente,
al igual que otras pueden, en determinadas condiciones, rejuvenecer. Se ha
visto en colonias de pequeño tamaño mantenidas artificialmente en las que
existía cría y las abejas de 75 días podían alimentar a la cría.El 70 % de las
abejas viejas tenían las glándulas hipofaríngeas activas. (Milojevic, 1939 en
Dadant). Experimentalmente se acelera la maduración y envejecimiento de la
abeja, si la tratamos con dióxido de
carbono durante varios minutos.
FACTORES DESENCADENANTES DE LAS ACTIVIDADES DE LA ABEJA
FACTORES DESENCADENANTES DE LAS ACTIVIDADES
No todas
las abejas de una colonia realizan las mismas tareas simultáneamente. Cada una
de las actividades desempeñadas por las obreras, en cada momento, está
condicionada por factores externos e internos
a la propia abeja. Los condicionantes internos pueden ser debidos a su
propia dotación genética, ya que
existen líneas de abejas de diferente agresividad, o que tienden a volar, en
lugar de posarse sobre el cuadro, o que presentan un comportamiento de limpieza
adecuado y son menos susceptibles a enfermedades, etc. Las actividades de las
abejas están reguladas por relojes internos y fisiológicos, que motivan un determinado
comportamiento en un tiempo específico, generalmente un ritmo circadiano, por eso
suelen salir a recoger néctar siempre a la misma hora, hora sincronizada con la
secreción de néctar por las flores. Por eso es muy importante la edad de la abeja ya que a lo largo de
la vida de una abeja varía el grado de desarrollo de sus órganos o glándulas y
por lo tanto su estado fisiológico.
Los factores externos que
influyen en el comportamiento de las abejas son los que rodean a las mismas, bien
en el interior o en el exterior de la colmena. Las abejas perciben un sin fin
de estímulos externos que desencadenan
un determinado comportamiento. Dependiendo del lugar en que se encuentre una determinada
abeja. (físicamente no pueden estar dos abejas en el mismo sitio), los
estímulos son los mismos, y en consecuencia la respuesta tampoco. Las abejas
han desarrollado evolutivamente un comportamiento
llamado de patrullaje,
que las impulsa a deambular constantemente por los panales, exponiéndose a los
múltiples ambientes y percibiendo estímulos procedentes, tanto de sus
congéneres como del medio. El resultado de la combinación de estos factores,
nos inducen a manifestar que las actividades realizadas por una abeja son muy
mecánicas y predecibles, en su respuesta a estímulos internos y externos, siendo
opinión de la mayoría de los científicos que su comportamiento está programado genéticamente, actuando
como "pequeños robots" para realizar ciertas actividades que
favorecen su supervivencia.
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