Trastorno
del colapso de las colmenas
El trastorno
del colapso de colonias (CCD) es un fenómeno en el que las abejas obreras de una colmena
desaparecen bruscamente. Mientras que tales desapariciones han ocurrido en la
historia de la apicultura, y se conoce por varios nombres, el síndrome ha sido
renombrado como desorden del colapso de colonias a finales de 2006, en
relación con un aumento drástico en el número de desapariciones de abejas en
América del Norte. Apicultores europeos observaron fenómenos similares en
Bélgica, Francia, los Países Bajos, Grecia, Italia, Portugal y España, informes
iniciales también han llegado de Suiza y Alemania, aunque en menor grado,
mientras que en Irlanda del Norte sufrió una disminución superior al 50%.
El problema del colapso de colonias es importante
económicamente porque muchos cultivos agrícolas en todo el mundo son
polinizados por las abejas y las perdidas en la apicultura son cuantiosas, un
grave problema de cuya solución depende la apicultura mundial y con ello la
supervivencia de muchos cultivos que sin las abejas no serian viables. La
escasez de abejas en los EE.UU. ha aumentado el costo de los servicios de polinización en
hasta un 20% a los agricultores.
El crecimiento en el uso de los neonicotinoides pesticidas
como tiametoxam, clotianidina e imidacloprid, algunos de los plaguicidas más
utilizados en el mundo, ha seguido más o menos con el aumento de muertes de
abejas desde 2005. En 2012, varios estudios fueron publicados y que
muestran que los neonicotinoides tuvieron rutas previamente no detectadas de
exposición que afectaron a las abejas, incluyendo a través del polvo, polen y
néctar, y las abejas morían en el campo sin regresar a la colmena quedando esta
despoblada siendo este el principal síntoma del CCD. Los estudios recientes han encontrado niveles
muy altos de neonicotinoides en las inmediaciones de las plantaciones de maíz
tratado, y en las malas hierbas que crecen cerca de los campos tratados que son
visitadas por las abejas. Estudios
formales en 2013
provocaron una revisión por parte de la
Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria que dichos neonicotinoides plantean
un riesgo inaceptablemente alto para las abejas, y se aprobó una legislación que prohibía el uso
de varios neonicotinoides para los dos años siguientes. Además de los
plaguicidas, la investigación también ha sugerido que otros factores que
contribuyen pueden incluir fungicidas en combinación con pesticidas, el estrés
relacionado con el cambio del medio ambiente,
la desnutrición, la genética, la pérdida de hábitat, la mala nutrición y
la apicultura trashumante, que en Estados unidos supone que las colmenas pasan
varios días sobre un camión cruzando el país de lado a lado para polinizar
cultivos.
Más recientemente, un fenómeno similar en el
invierno de 2004/2005 produjo miles de
muertes de colmenas, y se atribuyó a los ácaros Varroa, aunque esto nunca se
confirmó en última instancia. La causa de la aparición de este síndrome no se
ha determinado. A partir del reconocimiento de que el síndrome no parece estar
restringido estacionalmente, y que puede que no sea una "enfermedad"
en el sentido normal, que puede que no haya un agente causal especifico.
Estas pérdidas más tarde se atribuyeron a una combinación
de factores que incluyen condiciones climáticas adversas, la apicultura
intensiva y una nueva infección, el virus de la
parálisis crónica de abeja; pero, en ese momento, la causa de este problema de
la apicultura era misteriosa y desconocida.
Las colmenas afectadas de la enfermedad tenían un montón de miel en los panales,
aunque había pocas o ninguna las abejas, los atribuían las desapariciones a la
falta de alimentos y la mala calidad del polen en cultivos mono florales.
Las pérdidas habían permanecido estables desde 1990 en un 17% -20%
por año atribuible a varios factores, tales como los ácaros, enfermedades,
manejo, estrés. El primer informe del CCD fue a mediados de noviembre de 2006 apicultores profesionales en las principales
zonas apícolas habían reportado pérdidas asociadas con CCD. Sus
informes de pérdidas variaron ampliamente, y que iban desde 30% a 90%
de sus colonias de abejas; en algunos casos varios apicultores informaron de la
pérdida de casi la totalidad de sus colmenas con las colonias supervivientes tan
débiles que ya no podían ser viables
para polinizar o producir miel.
Se registraron pérdidas significativas de más del 50%.
Pérdidas de colonias también se informaron en Estados Unidos, Canadá, varios países
europeos y los países en América del Sur y Central y Asia. Los datos sobre las
pérdidas de abejas en general para el año 2010 indicaron una pérdida estimada del 34%, lo
cual es estadísticamente similar a las pérdidas reportadas en 2007, 2008 y 2009.
Los signos
y síntomas
En una colonia que colapsa
por CCD
generalmente ocurren todas estas condiciones simultáneamente.
-Presencia de cría de abejas obreras en la colonia abandonada.
Las abejas normalmente no abandonan la colonia antes de que las crías hayan
eclosionado.
Presencia de comida almacenada, miel y polen (ambos): que no es
inmediatamente saqueada con pillaje por
otras abejas.
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El resultado final del colapso. Esta era una visión
común: un colonia que se había reducido a una reina sana poniendo huevos (véanse algunas larvas en sus celdillas), un puñado de abejas jóvenes y un parche de cría mas o menos de tamaño reducido. Cuando hace buen tiempo, las colonias pueden aguantar así durante semanas!! |
Que cuando es atacada por pestes de la colmena, como polillas de
cera (Achoroia grisella) o el pequeño escarabajo de las colmenas (Aethina
tumida), el ataque es notablemente tardío.
-Presencia de la abeja reina. Si la reina no está presente, la
colmena muere por que no la tenía, lo que no es considerado CCD.
-Síntomas precursores que aparecen antes del colapso de colmena,
son:
-Insuficiencia de abejas obreras para mantener las crías
presentes.
-Las abejas obreras parecen ser abejas jóvenes adultas.
-Los miembros de la colmena son reacios a consumir la comida
provista, como jarabe de azúcar y suplementos de proteína.
En 2007 los apicultores
informaron perdidas significativas de abejas pero no experimentaron CCD. En el análisis subsiguiente se
trata de distinguir entre casos que son o no CCD. En una encuesta a 384 apicultores que
informaron tener pocas o ninguna abeja en las colmenas en primavera, solo 23,8% dieron criterio de ser CCD (el 50% o más de sus colonias muertas
fueron encontradas sin abejas en la colmena). En EEUU los que tuvieron CCD perdieron un 45% comparado con un total de
perdidas 25% de todas
las colonias que no experimentaron CCD durante 2006-2007; en
algunas regiones durante el invierno se produjeron perdidas del 50% no siendo estas CCD,
cuando las perdidas en invierno
son normales en rangos de un 15-20%.
También hubo casos
informados en los medios de comunicación
de India, Brasil y de Europa. Desde comienzos de 1990, Francia Bélgica,
Italia, Alemania, Suiza, España, Grecia, Eslovenia y Holanda han sido afectados
por la desaparición de abejas, pero esto no está asociado necesariamente a
casos de CCD. Esta
lejos de ser cierto que todos estos casos fueran CCD ya que hubo mucha
publicidad, pero raramente se dieron todos los detalles de los fenómenos
observados. En Alemania por ejemplo, se dieron los primeros reportes de CCD de Europa, y de acuerdo a la asociación
nacional de apicultores hubo pérdidas del 40% de colonias de abejas muertas, pero no hubo confirmación
científica, a principios de mayo de 2007, la prensa Alemana informaba de casos de CCD no confirmados en territorio
alemán.
En 2009 los
números de casos de en EEUU cayeron considerablemente; en el
invierno de 2008-2009 hubo
pérdidas del 28,6% en
colonias de abejas y solo el 15% de estas
(un 4,3 del total
nacional) murieron a causa de CCD. el
invierno de 2009-2010 hubo una
mortalidad del 33,8% pero no
hay aún estadísticas de CCD.
Según la Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA), en 2007 el Reino Unido tenía 274.000 colmenas, Italia tenía 1.091.630, 1.283.810 y Francia. En 2008, en el
Reino Unido se redujo en un 30% entre 2007 y 2008, y un estudio de la EFSA, reveló que en Italia la tasa de mortalidad fue del 40-50%. Sin embargo, las cifras no
son muy fiables, porque antes de que las abejas comenzaron a morir no había
armonización en la forma en que diferentes países recopilan estadísticas de la
población de abejas. En ese momento (2008) los informes culparon a la alta tasa de mortalidad de los ácaros
varroa, dos temporadas de veranos europeos con mucha humedad, y algunos
pesticidas.
Los estudios recientes sugieren " que existen interacciones complejas que tienen
lugar entre un número de factores, agentes patógenos, prácticas ambientales y
otros factores de estrés, lo que genera pérdidas de abejas descritos como CCD en los EE.UU.".
Los apicultores en Escocia también reportaron pérdidas de los
últimos tres años. Andrew Scarlett, un apicultor y envasador de miel, perdió el 80% de sus 1.200 colmenas durante el invierno de 2009. El funcionario atribuyó las
pérdidas a una infección bacteriana virulenta que se extendió rápidamente
debido a la falta de inspectores apícolas, junto con el mal tiempo sostenido
que impedía las abejas se acumule suficiente polen y néctar de las tiendas.
En Alemania, donde algunos de los primeros informes del CCD en Europa aparecieron, y donde,
según la asociación nacional alemana de apicultores, el 40% de las colonias de abejas
murieron, no había ninguna confirmación científica, a principios de mayo 2007, los medios de comunicación
alemanes informan que no hay casos confirmados CCD.
A finales de mayo de 2012, el Gobierno de Suiza informó de que aproximadamente la mitad de
la población de abejas no había sobrevivido el invierno. La principal causa de
la disminución se pensaba que era el parásito Varroa destructor.
Posibles causas
Los mecanismos de CCD son aún desconocidos, pero muchas causas han sido propuestas
como agentes causales: la desnutrición, los agentes patógenos, inmunodeficiencias,
ácaros, hongos, pesticidas, prácticas apícolas (tales como el uso de antibióticos,
o el transporte a larga distancia de las colmenas) y las
radiaciones electromagnéticas, la pérdida de la diversidad genética en la
apicultura. Ya sea un solo factor o una combinación de factores (que actúa de
forma independiente en diferentes zonas afectadas por CCD, o actuando en tándem) aún se desconoce todas las causas, sin embargo la información
más reciente sugiere una combinación de factores es más probable. Asimismo, es
todavía incierto si CCD es
genuinamente un nuevo fenómeno en
oposición a un fenómeno conocido que anteriormente sólo tuvo un impacto menor.
En julio de 2007, el Departamento
de Agricultura de Estados Unidos (USDA) publicó su "Plan de Acción CCD", que describe una estrategia para abordar CCD consta de cuatro componentes
principales:
encuestas y recogida de datos;
análisis de las muestras;
investigaciones basadas en hipótesis,y medidas preventivas.
En julio de 2009, el
primer informe anual del Comité Directivo del desorden del colapso de colonias EE.UU. fue publicado. Se sugiere que el
colapso de colonia puede ser causada por la interacción de muchos agentes en
combinación.
Del mismo modo, en 2009 se publicó un estudio
descriptivo integral que concluyó: "De las 61 variables cuantificadas (fisiología,
cargas de patógenos, y los niveles de pesticidas), no se encontró ningún factor
con suficiente consistencia para sugerir un agente causal. Las abejas en
colonias afectadas por CCD tenían
cargas de patógenos mayores y estaban infectadas con más patógenos que las
poblaciones de control, lo que sugiere ya sea una mayor exposición a agentes
patógenos o defensas reducidas en las abejas.
"cada vez esta más claro que ningún factor
por sí solo es responsable”. Se constato
una ausencia de niveles dañinos del parásito Nosema o parásitos Varroa ácaros
en el momento del colapso.
Se encontró una asociación
de efectos sub-letales de algunos plaguicidas que se relacionan con CCD, incluyendo dos acaricidas
comunes, en particular, coumaphos y fluvalinato, que son los plaguicidas
registrados para su uso por los apicultores para controlar los ácaros varroa. Los
estudios también identificaron efectos sub-letales de neonicotinoides y
fungicidas, pesticidas que pueden perjudicar el sistema inmunológico de las
abejas. Se planteó la hipótesis de que estos pesticidas alteran el sistema
inmunológico de la abeja, lo que la deja más susceptible a virus.
En 2012, la revista Ciencia publica, dos estudios independientes que
encontraron que los neonicotinoides (Los Neonicotinoides son una familia de
insecticidas que actúan en el sistema nervioso central de los insectos) pueden
interferir con la capacidad de orientación
natural de abeja, haciendo que se desorientan y que les impide encontrar su
camino de regreso a la colmena.
La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria,
declaró en enero de 2013 que los neonicotinoides son un riesgo alto,
inaceptablemente para las abejas, e identificó varias lagunas de datos que no consideraba anteriormente. La revisión
concluyó: " que existe un riesgo alto para las abejas por la
exposición a través de la deriva del polvo para el tratamiento de semillas
utilizas en el maíz, semillas oleaginosas y
cereales. Riesgo alto también por la exposición a través de los residuos en
el néctar y el polen. “se cree que la
industria de la ciencia relacionada con los neonicotinoides puede haber sido
deliberadamente engañosa, y ocultar
dados para seguir vendiendo sus productos aún a sabiendas de los daños que
podían provocar.
Algunos fungicidas pueden
tener efectos sub letales sobre las abejas, no matarlas sino menoscabar su desarrollo y comportamiento.
Imidacloprid y otros productos químicos similares, como clotianidina y tiametoxam.
Pueden afectar a las abejas por estos
los productos químicos que se utilizan como tratamiento de semillas, se sabe
que sus residuos quedan en las flores y en el néctar. Los científicos señalan que las
dosis recogidas por las abejas cuando
visitan estas plantas no son letales, pero están preocupados por los posibles
problemas crónicos causados por la exposición a largo plazo. La exposición a muchos de estos
neurotóxicos provoca crisis agudas y sub
letales en la abeja.
Los síntomas causados por
estos pesticidas pueden aparecer tiempo después las abejas almacenan el polen y la miel en los panales para su consumo a largo plazo, lo
que significa que puede haber una demora de de días
a meses antes de consumir estas provisiones contaminadas que alimentan a la colonia, negando cualquier
intento de asociar la aparición de los síntomas con el momento real en que la exposición a los pesticidas ha
ocurrido.
La cría no se alimentan de miel, y las abejas
adultas consumen relativamente poco polen; en consecuencia, el patrón en el
síndrome del CCD sugiere que si los contaminantes o toxinas del medio ambiente son responsables, es más
probable que sea a través de la miel. Aunque posiblemente el polen contaminado consumido por las larvas
les deje secuelas que las afecte como adultas. Estas secuelas afectarían al
sistema inmunitario y la orientación provocando el despoblamiento al no
regresar las abejas a la colmena.
Aparte del imidacloprid, otros
insecticidas basados en fipronil (fipronil
está diseñado para eliminar insectos
similares a las abejas, tales como las avispas chaqueta amarilla ( Vespula
germánica ), y muchas otras plagas coloniales por un proceso de cebos tóxicos ,
por lo que un insecto que regresa a la
colmena extiende el pesticida entre la cría) también se les señala como
responsables de matar a las colmenas pues se han encontrado restos de estos
productos en el polen cosechado por las abejas. Estudios realizados
administrando Imidacloprid en la solución de sacarosa para alimentar a las
abejas en el laboratorio, deteriorado su comunicación. Las dosis subletales de
imidacloprid en laboratorio y los experimentos realizados en el campo se
observo la disminución de la actividad de vuelo y el rendimiento de aprendizaje
olfativo se vio afectado. Altos
niveles de pesticidas como el fluvalinato y Cumafos se han encontrado en muestras de cera de las
colmenas, así como niveles más bajos de otros 70 plaguicidas. Estos productos químicos se han utilizado para
tratar de erradicar los ácaros varroa. Los altos niveles de residuos de
pesticidas en cera de las colmenas sugieren
una reducción significativa de la
longevidad de las abejas.
Los pesticidas por sí
solos no han demostrado que sean la causa del colapso de las colmenas CCD. Es una combinación de una variedad de factores, incluyendo
posiblemente ácaros, virus, pesticidas, y el impacto de microsporidian patógeno de Nosema ceranae pues
cada vez se cree más que nosema también contribuye a la combinación de las
causas del colapso de las colmenas.
Neonicotinoides
prohibidos por la Unión Europea
A principios de 2013, la
Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria emitió una declaración que tres
pesticidas específicos que contenían
neonicotinoides representan un riesgo
grave para las abejas, y la Comisión Europea (CE) propuso una sanción de suspensión de dos años en ellos, La prohibición restringirá el uso de imidacloprid,
clotianidina, tiametoxam para su uso en
los cultivos que son atractivos para las abejas. Ocho países votaron en contra
de la moción.
Los patógenos y las
teorías de inmunodeficiencia
Un mecanismo
inmunosupresor, que pudiera estar vinculada al "estrés" que conduce a
un debilitamiento del sistema inmunológico.
Existe una conexión entre
Varroa destructor y el colapso de las colmenas, lo que sugiere que una
combinación de estos ácaros de las abejas, el virus de las alas deformadas (que
transmiten los ácaros) y bacterias trabajan juntos para suprimir la inmunidad y
pueden ser una causa de CCD.
El pillaje Cuando una
colonia se está muriendo, por cualquier causa, y hay otras colonias sanas
cercanas (como es típico en un apiario), las colonias sanas a menudo entran en
la colonia que muere y roban a sus reservas
para su propio uso, si estas reservas están contaminadas pueden provocar
la muerte también de la colonia de abejas pilladoras, esto es lo que a simple
vista le puede parecer a un observador pero en el caso del colapso no es asi
pues las colmenas aparecen despobladas y con una gran cantidad de reservas.
Varroa
El ácaro Varroa
destructor sigue siendo la plaga más
destructiva de las abejas,
debido en parte a los virus que lleva asociados como el virus de las alas
deformes y el virus de la parálisis aguda, que tienden a debilitar el sistema inmunológico
de las abejas abriendo las puertas a una gran cantidad de patógenos que acaban
por destruir la colonia de abejas señalando estas causas en el 85% de las muertes de colmenas, considerando a la varroa como uno de
los responsables directos del síndrome del CCD.
Virus israelí de parálisis aguda
En 2004, el virus
israelí de parálisis aguda (IAPV), fue
descubierto en Israel y en algún momento se consideró la causa del CCD. Todas las colonias estaban
infectadas con numerosos agentes
patógenos, pero sólo el virus IAPV
mostró
una asociación significativa con el CCD, el 95% de las colmenas mostraron este virus. Estudios realizados han
demostrado que este virus produce un deterioro de las proteínas en las abejas,
produciendo la degradación de los ribosomas, que son responsables de la
producción de proteínas de las células, y que esta función ribosomal reducida
debilita a las abejas, haciéndolas más vulnerables a los factores que podrían
no ser de otro modo letales.
Nosema
Algunos han sugerido que el síndrome puede ser una incapacidad
por los apicultores para identificar correctamente las enfermedades conocidas
como la loque europea, o la microsporidian hongo Nosema. Las pruebas y el
diagnóstico de las muestras de las colonias afectadas (ya realizado) hace que
este muy poco probable, ya que los síntomas son bastante bien conocidos por los
apicultores profesionales y difieren de lo que se clasifica como CCD. El principal agente
antifúngico usado contra Nosema es la fumagilina. Desde algunos centros apícolas
de España se dijo y se mantuvo que la causa del CCD era nosema ceranae. Sin embargo un amplio estudio de poblaciones
de abejas afectadas por CCD sugirió
que CCD implica probablemente
una interacción entre los patógenos y otros factores de estrés. En este estudio
se encontró que sólo la mitad de las colonias de la
muestra, fueron infectadas con N. ceranae.
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Ciclo de vida de Nosema. La
espora inyecta su contenido en una célula del epitelio intestinal de la abeja,
se multiplica, y, finalmente, hace que la célula reviente y libere las nuevas
esporas en el intestino
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La desnutrición
Algunos investigadores han atribuido el síndrome a la práctica de la alimentación de jarabe de
maíz de alta fructosa como alimentación de mantenimiento en invierno o estimulación
a principios de primavera. También a la falta de polen o un polen con un déficit
nutricional de vitaminas necesarias para la abeja. Se sospecha que parte de
este jarabe pueda estar producido a partir de maíz modificado genéticamente.
Otros
investigadores lo relacionan con los monocultivo la abeja necesita diversidad
de flora para poder cubrir todas sus necesidades alimenticias. Varios estudios
han demostrado que las abejas son más saludables cuando disponen de fuentes de
polen diferentes que solo con el polen de monocultivos. Por lo tanto también se
relaciona el despoblamiento con el cambio climático y la consiguiente perdida
de diversidad vegetal. Un estudio de 2013 encontró
que el ácido p-cumárico, que normalmente está presente en la miel, ayuda a las
abejas en la desintoxicación de ciertos pesticidas. Su ausencia en nutrientes
artificiales que se utilizan para
alimentar a las abejas puede contribuir
a la aparición del síndrome de despoblamiento.
Bibliografía
USDA United States Deparment of Agriculture