En este artículo
se analiza la situación de la apicultura nacional, se resaltan los aspectos que
pueden estar influyendo en el estado actual del sector apícola español y se proponen
algunas medidas de actuación.
España
es el principal país productor de miel en la Unión Europea y se
encuentra entre los 12 primeros del mundo. También destaca
por superar al resto de países europeos en el número de colmenas y de
apicultores profesionales. De las diez universidades españolas con facultades
de veterinaria, cinco ya han incluido la asignatura de “Apicultura” en sus
planes de estudio, entre ellas la Universidad de Zaragoza.
Se recurre a algunas estadísticas y cifras con la
finalidad de visualizar, aclarar y evaluar la situación apícola, y así
poder proponer algunas medidas zootécnicas y estrategias de
desarrollo. El uso de algunas comparaciones será de utilidad para
ayudar a describir e ilustrar los temas abordados. Se utilizan datos de diferentes
años, a veces no coincidentes, pero así están reflejados oficialmente. El
Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Índices económicos
del Sector Apícola) junto con el Programa Nacional Apícola 2011-2013, constituyen la fuente de información utilizada.
Crecimiento acumulativo escaso
Durante el trienio 2008-2010 se censaron en la Unión Europea 13.602.719 colmenas, de las cuales España contribuía con 2.320.949, lo que equivale a un 17% del total. Le seguían Grecia y Francia, cada una
con un 10%. El resto de los países tenian
porcentajes que no llegaban a dos dígitos. No obstante, estos datos, que
en primera instancia resultan halagadores, al contrastarlos con el crecimiento
del parque apícola nacional durante el cuatrienio 2009-2012, desvelan que el crecimiento acumulativo solo fue del 1,26 %, pasando de 2.429.884 de colmenas en 2009 a 2.553.270 en 2012, lo que apenas es una diferencia a
favor de 123.386 colmenas en cuatro años.
La base para mejorar el crecimiento del número de colmenas es
la información
Lamentablemente, se carece de más información que pudiera ayudar a
entender y, por ende, a corregir, los factores adversos que pudieran estar
afectando al crecimiento del número de colmenas. Esa información podría
complementarse si en las explotaciones se utilizasen algunos índices:
Porcentaje
de colmenas en producción: se refiere a las colmenas que están en “óptimas
condiciones” para la cosecha. De ellas se obtienen por división los núcleos
para incrementar el apiario y los núcleos de reposición.
Índice
de mortalidad: alude al número de colmenas que se pierden debido a diferentes
causas.
Eficiencia
reproductiva: es la cantidad de colmenas en producción que se dividen después
de cada cosecha, porque no necesariamente todas estarían en capacidad de
aportar núcleos.
La ganadería apícola es significativa
En el año 2011
España presentó una balanza comercial positiva en el renglón miel. Se
exportaron 18.448 t (56.905.000 €) y se
importaron 17.961 t (31.313.000 €), lo
que derivó en un superávit de 25.592.000 €. En términos de producción ganadera, el sector apícola
representó el 0,44 % y para
la producción final agraria aportó el 0,17 %.
De modo que la ganadería apícola, sí tiene cierta significación en la
ponderación de las macromagnitudes agrarias a nivel nacional y per se también
en la conservación y mantenimiento de la biodiversidad.
La polinización de los cultivos comerciales
En España, a diferencia del resto de los países del mundo,
donde los cultivos tecnificados dependen de las abejas melíferas para su mayor
rendimiento, esa capacidad de las abejas no se aprovecha debidamente; y recordemos que un 84% de los cultivos comerciales depende de la
polinización de las abejas quizás el 80%, de la realizada por las abejas melíferas.
La anterior afirmación obedece a los datos que refleja el
censo de 2012, en cuanto al número de explotaciones
por clasificación zootécnica, ya que de 24.230
explotaciones apícolas, apenas 322 (1,3 %) se dedican a servicios de polinización, lo cual no quiere
decir, por supuesto, que las 15.931
(65,7
%) y las 6.628 (27,3 %) explotaciones dedicadas a productos apícolas y mixtas,
respectivamente, no realicen labores de polinización. Pero existe una gran
diferencia en cuanto al aprovechamiento de las abejas cuando son llevadas a los
sitios de cultivos agrícolas en el momento adecuado y cuando polinizan
meramente por casualidad.
Al agricultor le interesa que las abejas estén en los
campos de cultivo coincidiendo con la floración, para favorecer el aumento de
la producción y la rentabilidad de su cosecha. Y a los apicultores igualmente
les conviene, ya que la población de las colmenas se incrementará
significativamente, gracias al aporte de néctar y polen de los cultivos
comerciales. Todo lo cual deriva, partiendo del interés mutuo, en la necesidad
de trabajar en consonancia y mediante contrato agricultor-apicultor, con el
consecuente beneficio para ambos. De modo que sería muy acertado que se
dedicarán más explotaciones apícolas a trabajar en la polinización de cultivos
comerciales.
Explotaciones no profesionales
En la introducción y generalidades del Programa Nacional
Apícola 2011-2013, se puede leer,”… la trashumancia,
práctica fundamental a la que está ligada la apicultura nacional española...”. el
grueso de las colmenas con fines de producción se movilizan por el territorio
nacional. Existen 14.656 explotaciones
fijas (estante), 60,4 % del total (24.230), y 17.857 explotaciones no
profesionales, el 73,6 % del total de las
explotaciones; se puede deducir que en ellas se concentran el mayor número de
colmenas. Pero esto no es cierto ya que en España el sector profesional concentra
la mayor parte de la cabaña apícola y entre los profesionales de Europa son los
que mayor cantidad de colmenas poseen por explotación, concentrándose este
sector profesional en las comunidades de
Valencia, Castilla y León, Extremadura y
Andalucía De igual modo, el término de fijas (estante) involucra que no se
movilizan en ningún momento del año, es decir no trashumantes y al ser no
profesionales, lleva a pensar que son colmenas que se trabajan localmente, ya
que son los apicultores profesionales los que tendrían mayor capacidad
logística y de transporte para movilizar sus colmenas.
Por lo anteriormente expuesto, se hace patente la
necesidad de que los censos incluyan el número de colmenas en las
clasificaciones por capacidad productiva y por sistema productivo, para evitar
posibles análisis equivocados al partir de datos incoherentes.
El futuro del sector apícola español
De acuerdo al censo apícola de la UE 2008-2010 existían 13.602.719 colmenas, de las cuales 4.461.616 eran del modelo Perfección o langstroth.
España ocupaba el primer lugar con 2.320.949 colmenas, 1.868.294 de ellas de modelo layens. En segundo y tercer lugar, Grecia y
Francia, con 1.467.690 y 1.360.973 colmenas, respectivamente, de las cuales 920.000 y 528.000 eran dadant.
Ese mismo censo indica
que de los 595.775 apicultores en la UE,
sólo 19.025 son profesionales. España tiene en
ese contexto 23.265 apicultores, de los que 5.737 son profesionales. Alemania con 103.600 apicultores, sólo posee 290 profesionales, e Italia 1.100 de un total de 70.000
apicultores.
España, para el año 2008,
según el censo antes mencionado, con las 30.000
t producidas y después de Brasil (que produjo 35.000 t), se encuentra en el puesto doce entre los principales
países productores de miel en el mundo. En primer lugar figura China con 367.000 t, seguida de Turquía y Argentina, ambas con 81.000 t.
En consecuencia, y en función de los tres enunciados
anteriores, se evidencia que nuestro país tiene una plataforma suficientemente
consolidada, en comparación con el resto de los países de la UE y una respetable posición
a nivel mundial. De ahí que, el sector apícola deba orientarse hacia objetivos
y metas más ambiciosas en el marco de la economía nacional, con miras
igualmente a la generación de empleo y riqueza. Para ello, no sólo se debe
profundizar y mejorar los objetivos y medidas del Programa Nacional de
Apicultura sino también seguir estrategias
más contundentes y futuristas:
- Estimular la formación de
las generaciones de relevo, mediante programas de difusión y enseñanza que
muestren, además de las particularidades de esta ganadería, el aspecto rentable del de la apicultura. El foco primario de
estos programas podrían ser los jóvenes de las familias de los
apicultores, ya que ellos son los
que tienen un mayor acceso y están mas sensibilizados al aprendizaje de la
apicultura.
- puesta al día de apicultores profesionales, a través de
cursos, demostraciones de campo, charlas y conferencias dirigidas a la
totalidad de los apicultores. Actividades que les llevaría a reforzar,
actualizar o potenciar sus métodos, técnicas y procedimientos, con las
consecuentes mejoras en su producción y en sus ingresos. De modo que las
explotaciones apícolas bien llevadas se valorarían como fuentes de trabajo
sólidas y de carácter de ingreso primario y no meramente complementario.
- Promocionar y apoyar los
criaderos de reinas. Para aumentar los niveles de producción y
productividad de las colmenas, es imprescindible intensificar los
programas de selección y mejora genética de las reinas ibéricas (Apis mellifera ibérica), raza que
tradicionalmente ha sido utilizada en el país. No obstante, se hace
necesaria la introducción de reinas de otras razas de interés económico,
ya que el aporte de genes diferentes es determinante para evitar la
debilidad genética (endogamia) e incrementar la variabilidad de las
poblaciones de abejas melíferas, cuyo efecto positivo redundará en mejores
cosechas de miel.
- incentivar la producción de propóleos y su manufactura
para su puesta en los mercados internacionales
- producción de jalea real
- extracción de veneno de abeja-apitoxina-
- producción de paquetes de abejas con o sin
reina para la venta
- producción de mieles mono flórales y
distinguidas