miércoles, 2 de enero de 2013

¿QUIEN GOBIERNA LA COLMENA ?


¿Quién Gobierna en la Colmena? :
¿La Reina, Las Obreras, Las Feromonas o Serán Inteligentes?
  


Estos 60000 individuos que componen la colmena se mueven y cumplen sus diversas funciones como si fuera un organismo superior. Pero en los organismos superiores una parte de sus células componen el tejido cerebral de donde provienen los impulsos nerviosos que rigen la vida del mismo. En la colmena ¿Quién o Qué grupo de individuos gobierna?  ¿Quién le indica a la colmena que hay que renovar la reina? ¿Quién le dice cuando enjambrar? ¿Cuándo hay que producir cera? O Mas Zánganos? ¿o Cuando hay que matarlos porque ya no son útiles?

Hay autores que siguen afirmando que la reina gobierna y otros que son las obreras que conducen a la colmena.  Que tanto los zánganos como la reina son esclavos de las obreras, otros dicen que tienen una inteligencia química en referencia al flujo de feromonas que inunda la colmena.
Ninguna duda que las feromonas de la reina influyen muchísimo sobre los demás componentes de la colmena, no solo sobre su comportamiento sino en su desarrollo fisiológico, pero no decide cuando enjambrar, ni cuando salir a fecundarse o matar los zánganos.
Son las obreras que empujan a la reina a enjambrar y la conducen y construyen su nueva morada. Si una reina no puede salir para acompañar al enjambre porque el apicultor le puso irracionalmente una rejilla excluidor en la piquera, las abejas creyendo que ella se resiste, la empujan y tironean hasta que logran sacarla, aunque mejor no sea, en pedazos y enjambran igual a un destino de muerte.
Son las obreras que obligan a la reina a salir en su vuelo nupcial y le marcan el camino de regreso con feromonas de Nassanov.


Son las obreras que matan los zánganos cuando se aproxima el periodo de receso floral.
Son también las obreras que deciden cuando criar zánganos construyendo celdillas especiales mas grandes después de haber criado gran cantidad de obreras hermanas.
Son las obreras que alimentan la cría pero cuando falta el alimento son ellas también las que deciden eliminar una parte de las larvas.
Son las obreras las que detectan las larvas enfermas o consanguíneas y las eliminan.
Casi todo está ejecutado por las obreras. Con su extraordinario olfato rastrean fácilmente los alimentos a largas distancias y una vez logrado el botín vuelven sin equivocarse al mismo lugar de donde partieron, la colmena.

Perciben las futuras condiciones climáticas y en base a ese pronóstico ejecutan algunas tareas como el acopio de propóleos o la expulsión de los zánganos.
El Escritor Maurice Maeterlinck, en su libro la “Vida de las abejas” representaba a ese desconocido poder conductor de los destinos de la colmena como el “Espíritu de la Colmena”.  
 Orlando Valega  de “Apícola Don Guillermo”

EL ESPÍRITU DE LA COLMENA


 El Espíritu De La Colmena 
La Reina no da orden alguna y se encuentra sometida, como el último de sus vasallos, al poder oculto y soberanamente sabio que llamaremos, mientras no tratemos de descubrir dónde reside, «el espíritu de la colmena». Pero ella es allí la madre y el órgano único del amor. La ha fundado en la incertidumbre y la pobreza. La ha repoblado sin cesar con su sustancia (feromona), y todos cuantos la miman, obreras, machos, larvas, ninfas, y las jóvenes princesas cuyo próximo nacimiento va a precipitar su partida, y una de las cuales la sucede ya en el pensamiento inmortal de la especie, han salido de su vientre.

«El espíritu de la colmena» ¿Dónde está y qué encarna? No es semejante al instinto particular del pájaro que sabe construir su nido con destreza y que busca otros cielos apenas reaparece el día de la emigración. No es tampoco una especie de costumbre maquinal de la especie, que sólo quiere ciegamente vivir y que choca con todos los ángulos de la casualidad en cuanto una circunstancia imprevista perturba la serie de los fenómenos acostumbrados. Por el contrario, sigue paso a paso las circunstancias todopoderosas, como un esclavo inteligente y listo que sabe sacar partido, de las órdenes más peligrosas de su amo.
Dispone implacablemente, pero con discreción y como si estuviera sometido a algún gran deber de las riquezas, la felicidad, la libertad, la vida de todo un pueblo alado. Regula día por día el número de los nacimientos y lo pone en estricta relación con el de las flores que iluminan la campiña.
Anuncia a la reina su destronamiento o la necesidad de que parta, la obliga a dar la vida a sus rivales, cría previamente a éstas, las protege contra la saña política de la madre, permite o prohíbe, según la generosidad de los cálices multicolores, la edad de la primavera y los probables peligros del vuelo nupcial, que la primogénita de las princesas vírgenes vaya a matar en su cuna a sus jóvenes hermanas que entonan el canto de las reinas.
Otras veces, cuando la estación avanza, cuando se acortan las horas floridas, ordena, para clausurar la era de las revoluciones, y apresurar la vuelta al trabajo, que las obreras mismas asesinen a toda la descendencia real.

Este «espíritu» es prudente y económico, pero no avaro. Parece que conociera las leyes fastuosas y algo locas de la Naturaleza en cuanto atañe al amor. De modo que, durante la abundancia del verano, tolera, como que entre ellos si elegirá su amante la reina que va a nacer, la presencia incómoda de trescientos o cuatrocientos machos aturdidos, desmañados, inútilmente atareados, pretenciosos, total y escandalosamente holgazanes, ruidosos, glotones, groseros, sucios, insaciables, enormes. Pero cuando la reina está fecundada, cuando las flores se abren más tarde y se cierran más temprano, una mañana decreta fríamente la matanza general y simultánea.
Reglamenta el trabajo de cada una de las obreras. Distribuye, de acuerdo con su edad, la tarea a las nodrizas, que cuidan las larvas y las ninfas; a las damas de honor que proveen al mantenimiento de la reina y no la pierden de vista; a las ventiladoras que azotando las alas ventilan, refrescan o calientan la colmena, y apresuran la evaporación de la miel demasiado cargada de agua; a los arquitectos, a los albañiles, a las cereras, a las escultoras que forman la cadena y edifican los panales; a las saqueadoras que salen al campo en busca del néctar de las flores que se convertirá en miel, el polen que sirve de alimento a las larvas y las ninfas, el propóleos que sirve para calafatear y consolidar los edificios de la ciudad, el agua, y la sal necesarias para la juventud de la nación. Impone su tarea a las químicas, que garantizan la conservación de la miel instilando en ella, por medio de su dardo, una gota de ácido fórmico; a las tapadoras que sellan los alvéolos cuyo tesoro está maduro; a las barrenderas que mantienen la meticulosa limpieza de las calles y de las plazas públicas; a las necróforas que llevan lejos de allí los cadáveres; a las amazonas del cuerpo de guardia que velan día y noche, por la seguridad de la entrada, interrogan a cuantos van y vienen, examinan a las adolescentes a su primer salida, espantan a los vagabundos, los sospechosos y los rateros, expulsan a los intrusos, atacan en masa a los enemigos temibles y si es necesario barrean la puerta.

«El espíritu de la colmena», en fin, es el que fija la hora del gran sacrificio anual al genio de la especie, hablo de la enjambrazón, en que un pueblo entero, llegado a la cúspide de su prosperidad y de su poderío, abandona de pronto a la generación futura todas sus riquezas, sus palacios, sus moradas y el fruto de sus fatigas, para marcharse a buscar a lo lejos, la incertidumbre y la desnudez de una nueva patria. He ahí un acto que consciente o no, va más allá de la moral humana. Arruina a veces, empobrece siempre, dispersa inevitablemente, la ciudad dichosa para, obedecer a una ley más alta que la dicha de la ciudad. ¿Dónde se formula esa ley que, según hemos de verlo en seguida, está lejos de ser fatal y ciega, como se cree? ¿Dónde, en qué asamblea, en qué consejo, en qué esfera común funciona ese espíritu a que todos se someten, y que está, él también, sometido a un deber heroico y a una razón que siempre mira al porvenir?
Sucede con nuestras abejas como con la mayor parte de las cosas de este mundo; observamos algunas de sus costumbres y decimos.
hacen esto, trabajan de esta manera, sus reinas nacen así, sus obreras permanecen vírgenes, enjambran en tal época. Creemos conocerlas con esto y no pedimos más. Las miramos revoloteando de flor en flor, observamos el ir y venir palpitante de la colmena; esa existencia nos parece muy sencilla, y limitada, como las demás, a los instintivos cuidados del alimento y la reproducción. Pero que el ojo se acerque y trate de darse cuenta... ahí está la complejidad espantosa de los fenómenos más naturales, el enigma de la inteligencia, de la voluntad, de los destinos, del objeto, de los medios y de las causas, la organización incomprensible del más mínimo acto de la vida.
Maurice Maeterlinck

EL PASTOR DE LAS ABEJAS

miércoles, 26 de diciembre de 2012

LOS ZANGANOS


Los Zánganos
  Unos pocos de ellos pueden llegar a inseminar alguna reina (en cuyo caso mueren)- no hacen absolutamente nada: Grandes, gordos, torpes y glotones, se los reconoce fácilmente por su figura rechoncha, parecida a un pesado abejorro, y la punta de su abdomen roma y peluda. Carece de aguijón. Son mantenidos por las obreras mientras dure el buen tiempo y pudieran llegar a ser necesarios; pero cuando la temporada declina, son arrojados de la colmena y mueren de hambre y de frío. Y si se los ve en alguna colmena fuera de época, es un mal indicio: Es una familia huérfana o cuanto menos defectuosa; en suma, con algo que anda mal.

Al zángano solamente se le atribuye su existencia para la fecundación de  las reinas, aunque hay autores que le dan otras funciones, como es dar calor a la colmena y su olor servirá de excitante o acicate para el trabajo de las obreras, aunque todavía no esta muy definida la misión del zángano en la colmena.
El zángano no trabaja porque la naturaleza no le ha dotado de herramientas de trabajo, como puede ser su aparato bucal en el que la lengua es más corta y no esta dotada para recoger el néctar de las flores, siendo estos alimentados por las obreras, calculándose que cada zángano se come la producción de seis abejas.
Su último par de patas no tiene cestillas para almacenar polen y propóleos y transportarlo a la colmena.
El zángano es más grande, peludo y oscuro que las obreras.
Los ojos compuestos son muy grandes y circulares, mientras que la obrera los tiene en forma de pera.
El zángano sale poco de la colmena y cuando lo hace es en las horas centrales del día.
Los zánganos normalmente no tienen colmena fija, pues entran y salen de ellas sin que las abejas los molesten, pero esto solo ocurre cuando hay una buena entrada de néctar a la colmena, cuando éste escasea las obreras los expulsan o matan sin piedad, ocurriendo esto en otoño, cuando las floraciones ya son muy escasas y además los zánganos innecesarios, siendo difícil ver estos en la colmena en los meses de invierno.
Jesús Llorente Martínez Dr. Veterinario

No tienen nada que hacer, ninguna presa que perseguir. Se les ofrece el alimento preparado ya, y pasan la vida sorbiendo miel de los mismos panales, en la oscuridad de la colmena. Pero son los agentes del amor y a los dones más enormes y más inútiles se arrojan a manos llenas en el abismo del porvenir. Uno entre mil de ellos tendrá que descubrir, una vez en la vida, en lo profundo del azul del cielo; la presencia de la virgen real. Uno entre mil tendrá que seguir un instante por el espacio, la pista de la hembra que no trata de escapar. Basta con eso. La potencia parcial ha abierto hasta el extremo, hasta el delirio sus inauditos tesoros. A cada uno de esos amantes improbables, de los que novecientos noventa y nueve serán asesinados pocos días después de las bodas del milésimo, la Naturaleza le ha dado trece mil ojos de cada lado de la cabeza, cuando la obrera sólo tiene seis mil. Ha provisto sus antenas, según los cálculos de Cheshire, con treinta y siete mil ochocientas cavidades olfatorias, cuando la obrera no posee más que cinco mil. He ahí un ejemplo de la desproporción que se observa en todas partes poco más o menos lo mismo, entre los dones que acuerda al amor y los que regatea al trabajo, entre, el favor que, esparce sobre lo que da vuelo a la vida en un placer, y la indiferencia en que, abandona a quien se mantiene pacientemente en el afán.
Maurice Maeterlinck

El zángano, individuo macho de la colonia es el responsable de la fecundación de la reina una vez que madura a los 20 días. Sale y se separa de la colonia hasta 2 dos kilómetros de distancia y se reúne con otros zánganos formando como una zona de fecundación o zona zanganera que atrae a las reinas. Este alejamiento del zángano de su colonia hace que sea muy difícil el apareamiento entre consanguíneos
A los 7 a 8 días de nacida, la reina saldrá de la colmena emitiendo sonidos y olores
característicos, emprendiendo así  el vuelo nupcial. Sale de la colmena buscando la “Zona Zanganera” adonde hace un vuelo rasante. 

Las feromonas de la reina atraen a los zánganos dotados de extraordinario olfato, y enseguida emprenden la persecución ayudado por su espectacular visión. El zángano mas rápido y el que vuele mas  alto logrará darle alcance a la reina y podrá fecundarla; La reina es fecundada por 15 zánganos aproximadamente provenientes de otras colmenas para lo que requiere de varios días y sucesivos vuelos nupciales para volver luego al promediar la tarde a su colmena seguida de un enjambre de machos que se caen cerca de la colmena exhaustos por la gran carrera. Los espermatozoides de estos llenarán una cavidad interna (espermateca) cuya función es mantenerlos con vida por varios años, si ella siente que su espermateca esta llena  baja a la colmena y se recluta ahí, de lo contrario al otro día emprende nuevos vuelos nupciales. A los dos o tres días de haberse producido la fecundación, la reina comienza con la postura de huevos,  no saliendo de la colmena excepto para enjambrar.

BASES FISIOLÓGICAS PARA LA CRIA DE REINAS


La Reina 

Bases Fisiológicas Para la Cría de Reinas

La cría de nuevas reinas tiene su lugar bien establecido en el ciclo anual de la colonia de abejas. Esta no se hace permanentemente, sino que está vinculada a ciertas condiciones y ciertos factores que la provocan. Una colonia de abejas “normal”, que se halla en un “estado armónico”, no cría reinas jóvenes.
La actividad de los criadores de reinas se orienta justamente hacia la creación óptima de estas premisas en la colonia y en el empleo racional de los factores de la  provocación. La cría de reinas como tal es un problema de la colonia de abejas. En este sentido, toda cría de reinas en la colonia es “natural”. Por ello, todos los intentos y los métodos detallados están escritos de tal manera que el desarrollo de la cría natural de las reinas en la colonia sea presentada con todos sus detalles biológicos. Solamente sobre esta base se puede poner a punto una técnica impecable de organización óptima y productiva de la cría de reinas.

Según la razón por la cual se crían reinas, todo manual de apicultura diferencia reinas de enjambrazón, reinas para el reemplazo tranquilo y reinas de salvamento. Es frecuente la opinión de que, por tratarse de procedimientos completamente distintos, el resultado y por lo tanto la calidad de las reinas es también diferente. En lo que sigue tenemos en cuenta esta clasificación, pero sin olvidar que debido al estado fisiológico de la abeja y a su comportamiento instintivo, se trata de un proceso único, que en esencia conduce a resultados idénticos.
Cuando la reina se pierde inesperadamente, aparecen en las obreras, además de otros cambios de comportamiento, la tendencia de criar reinas de larvas que inicialmente habían sido destinadas a ser obreras. Para esto, las celdas hexagonales y estrechas de obreras son transformadas en celdas reales anchas, en forma de campana, y las larvas reciben jalea real El salvamento, así como el reemplazo natural, son bastante independientes de la temporada. En cambio el número -y la calidad- de las reinas criadas dependen visiblemente de la condición general de la colonia (poder, estado de alimentación) y de las condiciones exteriores. Generalmente se pueden criar reinas en el caso de orfanización, siempre que existan larvas jóvenes.

Pero si es vigorosa y las condiciones exteriores son favorables, incluso una colonia con celdas reales de salvamento puede enjambrar. De aquí resulta que no existe una diferencia fundamental entre los distintos tipos de enjambrazón de las reinas. En un solo punto importante difiere el salvamento no controlado de las demás formas de reemplazo de las reinas: el período en que la larva empieza a recibir el cuidado específico para la reina difiere dentro de límites muy amplios.
Las celdas de obreras que contienen huevos no sufren casi nunca cambios en las colonias huérfanas. La forma de la celda tampoco cambia, no se pone jalea real al lado del huevo. En cambio las larvas provocan muy rápidamente “el instinto de salvamento”. Pero las abejas huérfanas no diferencian las larvas de edades distintas. Otorgan cuidados específicos para la reina tanto a las larvas muy jóvenes, así como a las que se hallan en el límite de la posibilidad de transformarse en reinas. El resultado es que si las abejas tienen la posibilidad de escoger libremente las larvas, las celdas reales tienen larvas de edades muy distintas. Por ello en el caso de estas crías, las primeras reinas que nacen son las menores y lo peor desarrolladas, por nacer de las larvas más viejas. Al hacer una “cría silvestre” en un panal de crías de una colonia nodriza en la que se introduce paralelamente una serie de larvas muy jóvenes, las reinas “silvestres” son por lo menos un día antes aptas para la eclosión comparadas con las reinas resultantes del traslarve. Debemos tener en cuenta esto cuando la colonia nodriza no fue controlada.

Se ha sostenido a menudo que las reinas de salvamento no se desarrollan en condiciones óptimas, ya que resultan de larvas que no tenían desde un principio el destino de reinas. Que estas suposiciones no son correctas resultan de las experiencias realizadas, con la condición de que el salvamento se realice con las larvas más jóvenes.
FRIEDRICH RUTTNER

domingo, 23 de diciembre de 2012

NATIONAL BEE SUPPLIES

http://www.beekeeping.co.uk/

ALIMENTACIÓN ARTIFICIAL

 ALIMENTACIÓN ARTIFICIAL

      Es una alternativa alimenticia a los acopios que hace la abeja durante toda la primavera y verano. La abeja recolecta néctar para hacer acopio de reservas que le permitan afrontar la invernada.

El hombre se aprovecha esta característica de las abejas para cosechar miel y polen interrumpiendo así su ritmo de vida, por ello es importante hacer una buena alimentación artificial a la hora de suplir estos aportes energéticos y nutritivos.

La alimentación artificial tiene varios papeles y distintas épocas de aplicación, esta la alimentación estimulante en primavera, la alimentación de reserva para la invernada y la alimentación de apoyo para colmenas débiles en cualquier época.

El alimento básico de la colmena es la miel y el polen que les aportas los nutrientes básicos y esenciales para la vida de la abeja.
El consumo depende de la climatología, de la población de la colmena, del estado de debilitamiento etc.

La provisión de miel para cada colmena oscila desde 18-30 Kg. en zonas muy frías hasta 7-14 Kg. en climas cálidos, aunque depende mucho de la flora del lugar y del clima que se dé.
épocas de alimentación
Primavera: La alimentación en esta época tiene como finalidad estimular a la colmena para que esté preparada de cara a la floración. Se fuerza a la reina para avanzar la puesta de cría, reforzando así la colmena con abeja nueva.

La alimentación en primavera debe de hacerse con jarabes, lo más parecido posible al néctar de las flores. Sería importante incluir un sustituto del polen 
como es la harina de soja, la harina de castaña, leche en polvo, levadura de cerveza etc.
Otoño: No sería necesaria la alimentación si se dejaran reservas propias de la colmena, si no es así se debe de alimentar para que tenga reservas para pasar la invernada. Es importante descartar el uso de jarabes en climas donde el otoño sea muy lluvioso.

Invierno: Se trata de una alimentación, básicamente de mantenimiento. En invierno se sugiere colocar el alimento en zonas de fácil acceso para las abejas. Se utilizarán jarabes muy concentrados para evitar el exceso de humedad. El más adecuado es el candi, pero se recomienda que si se añade miel sea miel con bajo contenido en sales minerales, porque son más digeribles por las abejas.

tipos de alimentación
ALIMENTACIÓN DE RESERVA

Es la alimentación previa a la invernada necesaria cuando se deja a la colmena sin reservas después de la última cata. Además de la importancia de la alimentación, hay que tener en cuanta una serie de factores determinantes en el éxito de la colmena:
  • La colmena tiene que tener una reina joven, asegurando así un buen funcionamiento de la colmena.
  • Sanidad de la colmena, de nada sirve si la colmena está infectada y no puede alimentarse adecuadamente.
  • Lugar adecuado de invernada, con una orientación adecuada y un emplazamiento bueno.
  • Calidad de reserva, lo que queda en la colmena, tanto alimento como ganado, tenga una calidad adecuada. .

Durante el invierno las abejas se van a situar el la parte central y delantera de la colmena, formando un racimo entre ellas para darse calor, por ello es importante que el alimento se encuentre cerca del racimo de abejas, para que puedan acceder a él con facilidad sin apenas desplazarse.

Para nuestras latitudes la cantidad de  miel aproximada para pasar la invernada es de 10 Kg. /colmena, siempre a expensas de mayor o menor población.

El alimento más adecuado ya hemos dicho que sería la miel de la propia colmena. Además se recomiendan mieles que sean de fácil digestión por las abejas, pero tampoco mieles muy licuadas porque provocarían un aumento de humedad en la colmena.

ALIMENTACIÓN ESTIMULANTE

Esta alimentación sirve para simular la floración en la colmena, acelerando así el proceso de puesta de la reina y la actividad general de la colmena.

Se recomienda no simular la floración hasta 35 ó 40 días antes de la posible floración, teniendo en cuenta el ciclo biológico de la abeja a esas fechas está desarrollada la abeja pecoreadora. Esto tiene un problema bastante evidente, como es el peligro de que la floración se atrase y que la cría se enfríe, arrastrando problemas de posibles micosis debido a la bajada de temperatura.

La alimentación debe de realizarse sin excederse ya que, el alimento que le sobra lo van a ir almacenando y aparecerá después en los contenidos de la miel.

ALIMENTACIÓN DE APOYO

Esta alimentación no tiene fechas, se realiza en aquellas colmenas debilitadas por cuestiones de enfermedades, mala floración climatología desfavorables y otras situaciones diversas.
ALIMENTOS ARTIFICIALES
  • MIEL: Sería el alimento ideal para las colmenas, tanto para la primavera como para la invernada. La miel debe de tener una procedencia conocida, sin que provenga de colmenas enfermas o tratadas con medicamentos, así como miles adulteradas, pudiendo perjudicar seriamente a la colmena.
  • JARABE ESPESO: Esta compuesto normalmente por un 60% de azúcar (dos partes de azúcar y una de agua), puede añadirse algo e miel para darle mayor consistencia energética a la mezcla, pero sin excederse porque puede provocar pillaje. La forma de aplicación más adecuada es mediante bolsas de plástico de 1-2 Kg. colocándolo en la parte superior de la colmena.
  • SÓLIDOS: Hay una gran variedad de pastas de alimentación que aportan el nivel nutritivo adecuado. De este método hay varios tipos:
    • Pastillas de miel: Se realizan a base de miel líquida que se templa poco a poco para que no se recaliente demasiado, se le añada azúcar glass y se mezcla todo bien. La mezcla se introduce en bolsas y, al enfriarse, va a cristalizar. No es conveniente añadir azúcar moreno ni tampoco otros espesantes, ya que no son bien digeridos por las abejas.
    • Pastillas de glucosa: Se utilizan jarabes industriales y azúcar blanquilla molida (azúcar glass). También puede añadirse un poco de azúcar pero con moderación. LA aplicación del alimento en la colmena también puede hacerse como en el caso anterior, con bolsas de plástico.
Candi o pastillas de azúcar: Está compuesto por una parte de agua y cinco de azúcar blanquilla. Se calienta el agua hasta que hierve y se le añade el azúcar, se mantiene a ebullición hasta que se funde todo y después se enfría paulatinamente al baño María, momento en el cual se le puede añadir un poco de miel para darle mayor consistencia energética, se va agitando paulatinamente hasta que queda cristalizado, después se pasa a un molde de unos 20x20x2, o como se desee, pero no es aconsejable que tenga más de 2 cm. de ancho. Este preparado es el más adecuado para aquellos inviernos fríos.

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