lunes, 26 de noviembre de 2012

AMEBIASIS


DEFINICIÓN.
La amebiasis es una enfermedad parasitaria de las abejas adultas, frecuentemente asociada a la nosemiasis (Nosema apis), causada por Malpighamoeba mellificae, que se localiza en sus órganos excretores  (tubos de  Malpighi). En infecciones mixtas destruye el precario equilibrio que pueda existir entre el hospedador y N. apis.
DISTRIBUCIÓN GEOGRÁFICA E IMPORTANCIA ECONÓMICA.
La enfermedad se halla extendida por todo el mundo. Cuando se presenta de forma independiente no tiene demasiada importancia y sí cuando está asociada a nosemiasis, agravando el proceso parasitario.
ETIOLOGIA
El agente causal, Malpighamoeba mellificae fue descrito por Maasen en1916 y clasificado como por Prell en 1927. Protozoario de la clase Rizópodos, orden Sarcodina, se desarrolla en primer lugar en fase vegetativa, para finalmente enquistarse, que es la forma de eliminación, de resistencia y de infestación del parásito. Los quistes tienen forma redondeada, de seis a siete μm de diámetro y están rodeados de una membrana. Son resistentes a las condiciones del medio, superando incluso la desecación.
HOSPEDADORES: FACTORES DE LA RECEPTIVIDAD.
No se han encontrado factores que influyan en la receptividad a la amebiasis por parte de las abejas, a excepción de que la reina no está afectada por esta parasitosis. El incremento de la parasitación en un determinado tipo de abejas (viejas) está más en relación con el grado de intensidad del metabolismo en los hospedadores (relacionado con el incremento de actividad) que con la edad de las abejas.
Fig. 8
 Malpighamoeba mellificae y  nosema cerane
RELACIONES PARÁSITO/HOSPEDADOR/AMBIENTE.
EPIDEMIOLOGÍA.
Las abejas limpiadoras ingieren los quistes cuando proceden a limpiar de materias fecales los cuadros, panales o paredes de la colmena. Estas formas de resistencia rompen su cubierta cuando llegan al último tercio del intestino y la fase vegetativa penetra en el interior de los tubos excretores, donde se reproduce por división directa presentando tamaño y formas muy variables y un flagelo en su parte anterior. Destruidas las células epiteliales y bajo diversas circunstancias, se forman los quistes, que llegan al intestino, ampolla rectal, y con las heces, al exterior. El recrudecimiento de la enfermedad se produce a la salida del invierno y va en aumento hasta principios de verano, para disminuir después de forma importante. Este ciclo se debe a factores fisiológicos, como el metabolismo, que es reducido durante los meses invernales y mucho más intenso a principios de primavera, cuando la actividad de las células epiteliales aumenta, su renovación se hace a ritmo más rápido así como la absorción y la multiplicación de las amebas y la consecuencia una extensión de las lesiones causadas por los parásitos. En primavera, con temperaturas entre 20º y 30º C, suelen darse elevadas infestaciones de M. mellificae, que en un tiempo de 21 días puede producir tiempo30 millones de esporos; por lo tanto, la primera se difunde con menos rapidez que la segunda, fundamentalmente en tiempo caluroso, cuya propagación prácticamente
desaparece por la corta vida de la abeja, en contraposición al largo ciclo biológico del parásito. La transmisión natural de la enfermedad en la colmena se realiza, principal mente, por las heces contaminadas con quistes de M. mellificae que las abejas enfermas depositan en los cuadros y en el interior de la colmena y que son limpiadas rápidamente por abejas, debido fundamentalmente a su riqueza en azúcares. De una colonia a otra, la enfermedad se propaga por los errores de la orientación de las abejas y por el pillaje. En la distancia, por transacciones comerciales y por trashumancia no controlada.
 Fotomicrografías de Malpighamoeba mellificae en Apis mellifera 2, túbulo de Malpighi seccionado liberando formas quísticas (Escala = 50 μm); 3, detalle de un túbulo de Malpighi infectado (Escala = 20 μm); 4, quiste maduro [Q], quistes inmaduros [q] y trofozoíto [T] (Escala = 10μm); 5, infección mixta con Nosema sp. (Escala = 10 μm).
PATOGENIA.
Estos parásitos presentan formas móviles reptantes (vegetativas) y formas quísticas. Las primeras también llamadas amebianas, emiten prolongaciones plasmáticas, que facilitan el movimiento y la nutrición de la ameba en las paredes epiteliales de los tubos excretores. Las formas vegetativas derivan a quistes, que se consideran como formas de multiplicación y de resistencia, que se forman cuando las formas vegetativas son expuestas a condiciones disgenésicas. La acumulación de quistes, hace difícil la eliminación del líquido de provocan la disminución de la capacidad funcional excretora del epitelio. Las amebas también excretan toxinas.
CLÍNICA: SINTOMAS
Los síntomas son parecidos a los de la nosemiasis. Los casos típicos de amebiasis se ponen de manifiesto por unas abundantes diarreas, color amarillo claro, de consistencia acuosa o pastosa, que manchan tanto los cuadros como la piquera y la plancha de vuelo. Las abejas aparecen con signos diarreicos a la menor excitación que sufren, como pueden ser la apertura de la colmena, presentando un abdomen globoso y distendido, en contraste con el abdomen abultado y más corto que presentan cuando la enfermedad es la nosemiasis. El agotamiento de las colonias es rápido y las abejas mueren en el exterior
de la colmena.
LESIONES
Las formas vegetativas provocan lesiones consistentes en la destrucción de las células que tapizan los tubos de Malpighi. Las toxinas provocan la alteración de todo el metabolismo de la abeja. El intestino de las abejas con amebiasis sufre modificaciones en su textura y color. El recto está distendido y lleno de líquido acuoso.
DIAGNÓSTICO
Clínico.- El diagnóstico clínico de la amebiasis es prácticamente imposible, pues los síntomas son muy parecidos a los de la nosemiasis.
Laboratorial.- Un diagnóstico laboratorial nos muestra unos tubos de Malpighi  ligeramente abultados, con aspecto vítreo, color blanco lechoso y con zonas necróticas cuando la infección es grave. En observación microscópica se observan quistes en los tubos excretores, utilizando una tinción de contraste. También se pueden utilizar para tal fin los excrementos en dilución con agua destilada.
Diferencial.- El diagnóstico diferencial se realiza con los esporos de N.apis, que son ovales; tienen una longitud apenas igual que el diámetro de los quistes de M. mellificae y unos límites menos espesos. Por otro lado las levaduras, en general, se colorean en su totalidad y las gotas de grasa, de tamaño variable, forma irregular y límites poco netos.
TRATAMIENTO
Los medios de lucha contra la amebiasis son esencialmente profilácticos. La fumagilina, tan eficaz contra la nosemiasis, es ineficaz contra la amebiasis, no conociéndose ningún tratamiento farmacológico eficaz contra la enfermedad. La infección puede ser controlada, transfiriendo las colonias, a principio de verano, a panales y colmenas no contaminadas.
PROFILAXIS.
Para esta enfermedad se consideran más importantes las medidas profilácticas que las terapéuticas, haciendo énfasis en la desinfección de todo el material.

Jesús Llorente Martínez
Dr. veterinario

IDENTIFICACIÓN DE LA REINA POR COLORES


Identificación por colores

Color
Año
terminado en

1 o 6

2 o 7

3 o 8

4 o 9

5 o 0
Las reinas se pintan en la parte superior del tórax con el fin de mantener un control del año en que fueron puestas en la colmena. De esta manera sabemos fehaciente-mente  si se produce un cambio de la reina, en virtud que las nuevas no estarán pintadas, como también la edad de la reina en una colmena.
El código de colores para marcarlas es el siguiente:
En castellano el código se relaciona con la palabra BARVA. Blanco para los años terminados en 1 y 6. Amarillo para los años terminados en 2 y 7. Rojo para los años terminados en 3 y 8. Verde para los años terminados en 4 y 9. Azul para los años terminados en 5 y 0





¿POR QUÉ TENER UNA REINA JOVEN?





¿POR QUÉ TENER UNA REINA JOVEN?

La buena práctica de la apicultura consiste en considerar los cuatro principios fundamentales del manejo:

1-   una reina joven de buena procedencia genética.
2-   una adecuada y suficiente provisión de miel y polen.
3-   mantenerse libre de enfermedades y parásitos.
4-   correctamente instalada en una buena colmena y protegida de condiciones climáticas extremas.

Los grandes productores admiten y reconocen el valor de una reina joven aún cuando no la reemplacen tan a menudo como ellos quisieran. Muchas veces se encuentran limitados por flujos de caja, la dificultad de obtener grandes cantidades de reinas y también el trabajo que implica este manejo de reemplazar un gran número de reinas. Sin embargo, lo más importante es que todos estos apicultores exitosos tienen gran conciencia del valor de una reina joven.

A veces el costo de una reina parece ser una barrera.   Pero esto no debe influir, es necesario hacer un balance entre el costo y los beneficios. Mirado de otra forma: el costo de una reina equivale a tres marcos con miel, es decir 10 kilos de miel y en el peor de los casos, en una muy mala cosecha una reina joven aumentará su producción en mucho más de eso, generalmente aumentará por lo menos en un alza. Y no es sólo esta la diferencia, ya que mantener una reina joven en una colonia hará el manejo más fácil, más predecible y no habrá tendencia a la enjambrazón -aunque hay que aclarar que son varios los factores que afectan la enjambrazón, incluyendo la superpoblación, clima y, de todos, la edad de la reina es la primera causa-.

Una colonia liderada por una reina joven se desarrollará en forma pareja produciendo gran número de pecoreadoras para la recolección tendrá tendencia a fallar justo en momentos críticos. Pero surge la interrogante: ¿cuándo una reina es vieja? Recordemos que pueden vivir 5 años o más. En la práctica muchos apicultores dirán que hay que tratar de tener las reinas de menos de dos años de edad; esto no quiere decir que las reinas no son buenas después de dos años pero significa que su rendimiento bajará en forma notoria (más del 20%). La recomendación es el cambio de reinas, ojala una vez por año si es posible, más aún cuando hablamos de climas templados con inviernos benignos.

Sin embargo, para hacer este cambio o renovación existen dos dificultades: una es conseguir las reinas cuando se necesitan y la otra es a veces encontrar la reina que se debe reemplazar y en especial introducirla correctamente. El primer problema se soluciona haciendo el pedido de reinas en forma oportuna, es decir con bastante tiempo, no una o dos semanas antes sino un par de meses antes de tal forma de asegurarse. No hay que olvidar que todos los apicultores quieren las reinas en casi las mismas fechas, y si el clima no acompaña los criadores no podrán asegurar fecha de fecundación y el despacho se atrasará con los problemas que ello implica. Las reinas nuevas deben estar disponibles temprano para que la colonia pueda desarrollarse y evitar una enjambrazón temprana, situación muy común. El tiempo ideal para el cambio de reinas es a fin de temporada, en otoño. Sin embargo, igual deben reservarse con meses de anterioridad.

El otro problema es la introducción de una nueva reina. En este sentido hay muchos métodos y algunos que sirven para unos, no resultan para otros. Hay tres reglas comunes para todos los métodos de introducción:
1- la colonia debe estar absolutamente huérfana;
2- debe estar alimentada; y
3- debe tener abejas jóvenes emergiendo.

La primera regla es obvia. La orfandad debe ser de no menos de 7 días (recordar proceso de metamorfosis). En cuanto a la segunda: ¿por qué debe alimentarse?, porque las posibilidades de aceptación de una nueva reina se reducen cuando no hay entrada de néctar, por lo tanto es recomendable alimentar por lo menos unos 4 ó 5 días antes de la introducción. Por última (tercera regla) debe tener abejas jóvenes ya que se dificulta mucho la introducción de una reina en una colonia que ha estado huérfana y con toda la cría ya nacida. En esas condiciones es preferible tomar de otra colmena dos o tres marcos de cría naciente y agregarlo a la colonia sin cría antes de introducir la nueva reina. No hay que olvidar que la reina es alimentada por abejas jóvenes que tienen en actividad sus glándulas hipo faríngeas. Sin estas abejas jóvenes en la colonia la suerte de que la reina sea bien aceptada son insuficientes.

Finalmente el reemplazo de las reinas de sus colonias es una de las técnicas de manejo más beneficiosa que puede hacer el apicultor: el manejo primaveral se hará más fácil, se reducirá el riesgo de enjambrazón y estimulará y ayudará a la colonia a desarrollar su población para recolectar la máxima cosecha. También se verá reducido el riesgo del estrés de la colonia, ayudándola a controlar posibles enfermedades, y si la colonia es agresiva el cambio de reina cambiará completamente su temperamento haciendo de la apicultura la actividad agradable que siempre debiera ser.

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