sábado, 10 de noviembre de 2012

NOSEMIASIS



Etiología
Es una enfermedad de las abejas adultas: obreras, zánganos y reinas causada por un protozoario microsporidio unicelular denominado Nosema apis Zander. Este microorganismo vive

como parásito en las células epiteliales que recubren el interior del intestino medio de las abejas donde cumple su ciclo de vida. En el transcurso de una de las fases de su desarrollo el agente causal produce esporas, formas de conservación (resistencia) y de diseminación del mismo. Estas se caracterizan por ser ovaladas, de 6 micras de largo por 3 micras de ancho aproximadamente y estar rodeadas por una gruesa membrana celular que las hace resistentes presentando un largo filamento enrollado en su interior. Las esporas son muy resistentes, en la miel pueden permanecer latentes 3 meses, en el suelo y a la sombra 2 meses, en la abeja en estado de putrefacción de 10 a 20 días, en las heces durante mas de 2 años, congeladas durante años.
Las esporas se diseminan con la materia fecal de las abejas adultas contaminadas. Cuando los excrementos se acumulan en el interior de la colmena, el peligro de contagio es muy alto ya que las abejas mas jóvenes que se dedican a la limpieza de las celdas se contaminan y lo trasmiten así a los otros individuos de la misma. Cuando la infección alcanza su nivel máximo, el organismo de una abeja puede albergar de 30 a 50 millones de esporas.

Si no se bloquea la multiplicación de esporas, la función digestiva se anula en 14 a 21 días. En estadios intermedios, las abejas no digieren bien el polen ni la miel y en forma compensatoria aumenta la cantidad de alimento ingerido en un 30%.
La incidencia de la nosemosis varia a lo largo del año. Se manifiesta por lo general a fines de invierno o a principios de primavera llegando a observarse los niveles mas altos de infección durante la primavera. El desarrollo de la enfermedad en primavera se explica porque luego de un prolongado confinamiento invernal (en especial en regiones frías, en donde las abejas forman una verdadera bola invernal) a principios de esta estación y en coincidencia con el inicio del periodo de crecimiento de la población, aumenta el metabolismo de las abejas produciéndose un aumento del contenido rectal, paralelamente ocurre una mayor actividad de limpieza de las celdas preparándolas para la postura de la reina, ocurriendo así el contagio de las abejas más jóvenes dedicadas a esta tarea. Durante una primavera lluviosa y destemplada las abejas imposibilitadas de volar por esta causa defecan con frecuencia en el interior de la colmena. Si estas heces están contaminadas, se pueden producir reinfecciones.
En temporada cálida las abejas realizan sus vuelos libremente defecando fuera de la colmena, por lo tanto los panales se mantendrán limpios y disminuirá la cantidad de esporas y también la posibilidad de contagio entre las abejas.

Los zánganos pueden eventualmente contagiarse al ser alimentados por abejas también dedicadas a la limpieza. Las reinas también pueden contagiarse de igual manera.
En condiciones adecuadas se produce una disminución del nivel de infestación en verano, pero la capacidad de resistencia de las esporas (un año en los depósitos fecales) mantienen la presencia de un nivel mínimo a lo largo de todo el año. Eventualmente pueden ocurrir rebrotes en pleno verano en presencia de tiempo lluvioso y destemplado que impida a las abejas realizar sus vuelos higiénicos normales.
Efectos negativos sobre la abeja y la colonia
Sobre las abejas
la destrucción progresiva de las células epiteliales por acción del Nosema altera el proceso normal de secreción de enzimas del intestino medio necesarias para la digestión de los alimentos que la abeja consume y de los que obtiene los principios nutritivos indispensables para su normal desarrollo, por lo que no sólo se ve afectada la digestión de los alimentos sino también la absorción de las sustancias nutritivas producto de ello. La acción negativa del parásito sobre la digestión del polen se manifiesta por un debilitamiento general de las abejas ya que no pueden tomar las reservas de grasas y proteínas del mismo, lo cual provoca un envejecimiento prematuro de las mismas por consumo de sus propias reservas corporales; la alteración del funcionamiento de ciertas glándulas y también la nutrición de las abejas recién nacidas y de la cría.

Las abejas enfermas viven la mitad del tiempo que los individuos no afectados. La carencia proteica adicional (falta de polen en la colonia o por la acción de otras enfermedades: varroasis) acorta aún más su vida. Se observa por esta causa una falta de reemplazo de las abejas viejas, muchas de ellas mueren a la salida de la invernada, produciendo un desequilibrio en la población, la colonia se debilita y no desarrolla.

Se produce la atrofia de las glándulas hipofaríngeas de las abejas nodrizas, esto provoca una reducción en la cría de hasta un 15% por falta de alimento larval (jalea real).

En reinas muy infectadas se observa la atrofia de sus ovarios. Estas interrumpen la postura de huevos y son muchas veces reemplazadas o mueren poco después de la infección, provocando la detención en el crecimiento de la población de la colonia.
En los zánganos enfermos se ve afectado su aparato reproductor por lo cual la fecundación de las reinas es deficiente.
Efectos sobre la colonia de abejas
Los efectos sobre cada individuo o grupo de individuos en particular se traducen por supuesto en la acción negativa del parásito sobre la colonia de abejas en su conjunto:

Se observa una importante despoblación de la colonia a la salida del invierno, principios de primavera. Se encuentran colmenas sin abejas o casi sin ellas, con crías relativamente numerosas para la cantidad de abejas existentes y agotamiento repentino de la familia.

Existe en las colonias enfermas mayor consumo de las reservas invernales de miel.

Se observan pérdidas o reposiciones de reinas sucesivas.

Hay una menor recolección de néctar, lo que trae aparejado menor rendimiento de miel por colmena.

En explotaciones dedicadas a la crianza de reinas o a la producción de jalea real los daños son muy importantes.
Diagnostico a campo
Signos de la enfermedad:

Muerte prematura de abejas, incapacidad para el vuelo, temblores de alas, movimientos

Espasmódicos causados por la inanición.

Los intestinos de las abejas enfermas se ven blanquecinos, hinchados, flácidos, deformados; mientras los intestinos de abejas sanas son de color verdoso, amarillento y turgentes.

Para la extracción del ventrículo se deben recoger abejas de piquera. Con una pinza de punta fina se tira de aguijón, primero sale la ampolla rectal, en segundo lugar el intestino y finalmente el ventrículo o intestino medio.

Aunque en una época se recomendaba esta comparación para el diagnóstico de nosema en el apiario, ya no se usa, porque las abejas que presentan tales síntomas tienen una fuerte infección y se encuentra fuera del alcance de todo auxilio.

El color de la materia fecal es blanco. Se observan las heces claras en los bordes de las celdillas, En la piquera se observan heces color marrón claro y amarillo. La presencia de diarrea, no es única de esta enfermedad; por lo tanto no sirve como diagnóstico diferencial.
Se observa también muy poca capacidad para criar por falta de jalea real en las abejas y un intento frecuente por cambiar la reina. Diagnóstico en laboratorio
 Se deben tomar 100 abejas de la piquera, mayores de 10 días de edad y conservarlas en formol al 4%. Se establece la siguiente escala de niveles de infestación según sea el conteo de esporas promedio por abeja:

Nivel de infestación débil; Desde 500.000 esporos por abeja

Nivel de infestación medio, entre 500.000 y 1.000.000 de esporos por abeja

Nivel de infestación alto de mas de 1.000.000 de esporas por abeja

En casos de tener que curar consultar como hacer el tratamiento con autoridad sanitaria oficial correspondiente.
Factores predisponentes, Prevención
Habitualmente N. apis está presente en la mayoría de los apiarios sin causar daños serios. Se necesita de la contribución de factores ambientales para que se transforme en un serio problema.

Cualquier situación que contribuya al aumento del estrés de la colonia. Esta enfermedad está favorecida por inviernos largos y fríos, primaveras frescas y lluviosas y veranos frescos con escaso flujo de néctar. En los dos primeros casos la acción negativa es inmediata y debida sobre todo a la larga e ininterrumpida clausura, lo que provoca una intensa defecación en el interior de las colmenas, lo cual aumenta la masa infectante (esporas) trayendo aparejada una rápida infección de los individuos que limpian los panales al iniciarse el periodo de cría.

Mientras que en el tercer caso, (verano) la acción negativa es diferida a la primavera siguiente donde se manifiesta ha enfermedad (de darse las condiciones).En estos veranos el parásito encuentra un ambiente propicio para su desarrollo, mientras que las abejas están sujetas a condiciones desfavorables lo que ocasiona que su desarrollo sea mas lento, están obligadas a vivir sobre provisiones infectadas, cubren y por eso limpian una menor superficie de panales, tienen escasez de néctar y de pólenes frescos. Todo esto provoca, junto con un menor recambio y reemplazo de la población enferma; un retardo en la natural declinación de ha enfermedad (declinación de verano) de manera que las abejas y panales comienzan el invierno gravemente infectados con las previsibles consecuencias primaverales.

Otro aspecto importante, dependiente de la estación es la temperatura. El agente causal de esta enfermedad desarrolla entre 10 a 37 º C, encontrando condiciones óptimas para su desarrollo entre los 30 a 32 º C. Temperaturas por debajo y encima de los límites inhiben su desarrollo.

Es una típica enfermedad pos estrés que se desarrolla en forma importante en familias débiles, huérfanas, mal acondicionadas y mal invernadas, no atendidas o molestadas con visitas reiteradas,(objeto de prácticas equivocadas) amenazadas por otras infecciones de las abejas adultas y de la cría, debilitadas por acción de plaguicidas, etc.
Los apicultores tienen por ello una importante responsabilidad y se los considera como parte de los factores externos que mayormente influyen en la enfermedad: Su negligencia y en ciertos casos, la poca práctica, pueden provocar daños más graves que una marcha estacional desfavorable, también la aplicación de ciertas prácticas apícolas en forma inadecuada puede agravar la infección de nosemosis en las colonias de diversas maneras.

Prácticas inadecuadas conducentes a favorecer la infección

Todo aquello que interrumpa o limite la cría en otoño, conduce a debilitar a la colonia dejándola expuesta a contraer enfermedades. Además de contener por un largo tiempo abejas envejecidas, máxime si el invierno se prolonga como en este año 2007. Algunos Ejemplos: 
o Extracción de cría demasiado tardía después de mediados de febrero para la formación de núcleos, ya que las abejas jóvenes que han de nacer de ella son una parte importante de la población que ha de pasar el invierno;
o Renovación lenta de la población de la colmena a causa de condiciones ambientales desfavorables sobre todo a fines de verano.
o Desarrollo deficiente de las crías por falta de polen o presencia de polen de mala calidad nutricional en otoño.

Suministrar a las colmenas alimentos de mala calidad: Ácidos, fermentados, con impurezas que puedan provocar diarrea en las abejas.Suministrar a las colmenas alimentos sustitutos en pleno invierno (*), sean concentrados o livianos ya que en ambos casos las abejas deben transformar ese jarabe para poder utilizarlo como alimento lo cual provoca la activación de ciertas glándulas para realizar este proceso y gastos de energía extra y, en el caso de los jarabes mas livianos se incorpora un porcentaje de humedad a la colmena muy importante. (*) Es sabido que los alimentos se aprovechan en un cierto porcentaje siendo eliminado en forma de heces el resto. La miel sin embargo es asimilada en un 100 % representando el alimento ideal para el invierno, momento en que las abejas por el frío no pueden salir a realizar los vuelos higiénicos.

Conviene dejar suficientes reservas de miel y polen a las colmenas en otoño, y de ser necesario, los alimentos que sustituyan a la miel (jarabes de azúcar, jarabe de maíz de alta fructosa) deberían darse durante el otoño en cantidad suficiente como para bloquear las cámaras de cría y de manera tal que las abejas tengan suficiente tiempo como para transformarlo y almacenarlo en los panales antes de la entrada a la invernada y en caso de la utilización de azúcar lo más concentrado posible (66%).

Suministrar alimentación estimulante demasiado temprano en primavera cuando las condiciones meteorológicas no son del todo estables puede predisponer a contraer la enfermedad. Las poblaciones que hayan sido forzadas a base de estímulos tempranos, a desarrollar el nido de crías prematuramente; están predispuestas a padecer nosemosis en esta época si se presentasen condiciones de tiempo frío, húmedo y lluvioso ya que entonces las abejas agotan rápidamente sus reservas fisiológicas debido a la falta de polen fresco recolectado.

Mezclar poblaciones enfermas y débiles con otras sanas puede trasmitir la enfermedad.

La manipulación de colonias que hayan estado confinadas por mal tiempo (fríos intensos, lluvias) puede favorecer un brote infeccioso. A fines de invierno o principios de primavera es la época más peligrosa para molestar a las colonias, en particular aquellas que han permanecido demasiado tiempo sin poder volar, esto hace que las abejas defequen en el interior de la colmena sobre los marcos, panales y paredes internas de las alzas. Las abejas ingieren esporas de Nosema con las pequeñas partículas de excrementos al limpiar los panales contaminados y al efectuar la limpieza de las otras abejas, de esta manera la infección puede difundirse rápidamente.

El transporte de abejas a nuevas ubicaciones también puede agravar la infección debido al encierro y al aplastamiento que sufren las abejas durante el mismo.

La crianza de abejas reinas puede llevar a provocar un aumento de la infección debido a la frecuente manipulación a que son sometidas las colmenas utilizadas en la crianza: iniciadoras, continuadoras, núcleos de fecundación. Por otra parte, en los núcleos de fecundación la población de abejas es más vieja que el promedio y por lo tanto con mayor probabilidad de estar infectadas, esto suele suceder ya que las reinas tan pronto como se fecundan son retiradas de los núcleos produciendo así poca cría que reemplace la población existente.
Desinfección del material
Para desinfectar los cuadros y alzas se utiliza el ácido acético glacial al 100% diluido en agua al 80% o directamente el ácido acético glacial al 80% si se consigue en el mercado.
1. Armar pilas de 8 ½ alzas o 4 alzas sobre una tapa de colmena invertida. Arriba de todo colocar una ½ alza sin cuadros. 
2. Colocar sobre los cuadros de la 8º ½ alza o la 4º alza, según el caso, un platito o un recipiente con una gasa o tela embebida con 150 ml del preparado. Si es posible sellar las uniones de los cajones con cinta de embalar. Tapar la pila con una tapa de colmena.
3. Dejar actuar durante 21 días (Con una cura es suficiente) y evaluar, y se repite si es necesario (En general no hace falta). Todo esto debe llevarse a cabo en una habitación bien cerrada.
Antes de incorporar este material sobre las cámaras de cría deben ser bien ventilados al menos 48 hs. antes.

Si se coloca un platito cada dos alzas o cuatro media alza, en primavera, con temperaturas templadas, se puede hacer el tratamiento en 8 días y después ventilar por 48 hs antes de distribuir el material a las colmenas.

Algunas recomendaciones para prevenir la enfermedad
1. Renovar los cuadros viejos, si fuera posible: Cambiar el 33% de los cuadros de la cámara de cría por año para disminuir la contaminación interna.
2. Esterilizar el material antes de reutilizar
3. Evitar la sombra permanente y poca ventilación en los apiarios
4. Evitar la condensación de humedad en el interior de las colmenas (Jarabeo indiscriminado)
5. Evitar la permanencia de agua dentro de las colmenas (inclinar la colmena)
6. Dejar abundante reservas proteicas y energéticas para la invernada (polen y miel)
7. No hacer núcleos de fin de temporada. (Debilitan a la colmena).
8. Invernar solamente colmenas fuertes, sanas y con reinas nuevas y eficientes
9. Permitir una buena ventilación dentro de la colmena
10. No manipular innecesariamente las colmenas y menos durante el invierno
11. Dejar suficiente espacio interno a la colonia.
12. Evitar la suplementación con jarabes, y de tener que hacerlo, preferir los más espesos posibles (2 de azúcar y 1 de agua)
13. No efectuar tratamientos preventivos con antibióticos, mejor de ningún tipo.
14. Mantener altas las defensas naturales de las abejas evitando todo lo que la pueda afectar ( desnutrición, varroa y otras enfermedades)
15. Si las colmenas están en zona de grandes forestaciones de eucalipto, suplementar con polen multifloral y trasladar las colmenas al final de la cosecha de verano, a un lugar de floración variada. El polen de algunas especies de eucalipto es deficiente en el aminoácido Isoleucina, lo que debilita y disminuye la longevidad de la abeja, dejándola expuesta a contraer otras enfermedades como nosemosis y cría yesificada.
16. Reproducir las colmenas que muestren resistencia a la enfermedad.
Control de la enfermedad
Método Natural:
Aunque es posible eliminar la infección trasladando las colonias a panales no contaminados a comienzos del verano, este método es caro en mano de obra y puede existir factores que provoquen la re contaminación.  

 .U

Utilizando Fármacos:
Aislar a las colmenas enfermas en un apiario “Hospital” y allí si tratarlas con fumagilina.

Fugiprin de Laboratorio Apícola Apilab:
En 1952 se descubrió que la fumagilina era efectiva para controlar Nosema Apis (Katznelson y Jamieson 1952). Se han probado más de 200 productos, y sólo la fumagilina y compuestos orgánicos de mercurio se han mostrado efectivos contra esta parasitosis. (Moffett y col. 1969); (Mussen y Furgala, 1975). A pesar de usarse desde entonces, aún no se ha detectado desarrollo de resistencia. (Gross y Ruttner, 1970).

Fugiprin de Laboratorio Apícola Apilab:
Composición:
Por cada 100 grs. de productos contiene:
Fumagillin Biciclohexilamonio 2,04 grs.
Exipientes CSP 100 grs.

Periodo De Carga Del Medicamento:
Tiempo que debe transcurrir entre el último día del tratamiento y el destino de la miel para consumo humano. Deben transcurrir 45 días entre la fecha de aplicación de la última dosis de Fugiprin® y la extracción de la miel.

Dosificación: La dosis total es de 102 mg por cada colmena. Para una colmena completa de 10 marcos completos de abejas y 8 marcos de cría.

Cómo Usarlo
En dos aplicaciones:
1. Verter 250 gr. del contenido del frasco en 2 lt. de agua a temperatura ambiente y mezclar hasta la total disolución con batidora o similar.
2. Preparar 100 lt. de jarabe de azúcar al 66% (2:1) y esperar que se enfríe.
3. Agregue lentamente la preparación anterior al jarabe y homogeinice.
4. Distribuya 1 litro de la mezcla por colmena usando alimentadores.
5. Repita estos pasos y realice un segundo tratamiento a los ocho días del primero
En tres aplicaciones:
1. Verter 166 gr. de Fugiprin en 2 litros de agua.
2. Preparar 75 litros de jarabe al 66%.
3. Agregue la preparación anterior al jarabe.
4. Distribuya ¾ litros por colmena, en los alimentadores.
Repita estos pasos y realice dos aplicaciones más, con intervalo de 7 días entre cada una.

Otra opción: Fugiprin B
La fumagilina puede suministrarse en forma de jarabe o de "torta". 
El jarabe debe preparase y usarse en el momento: 
o Preparar 24 litros de jarabe utilizando dos partes de miel y una parte de 
agua (jarabe de otoño)
o Disolver el envase de 25gr. de Fugiprin "b" en medio litro de jarabe.
La temperatura del jarabe no debe ser superior a 30 grados.
o Incorporar el producto disuelto al resto del jarabe
Se debe administrar un litro del jarabe por colmena tres veces a intervalos de 7 días. Para el tratamiento de primavera se procede de igual manera, sólo que el jarabe a utilizar deberá ser de una parte de azúcar y una de agua.
En torta candy:
o Mezclar bien 25 gr. de Fugiprin "b" con 2400gr. De azúcar impalpabl
o Incorporar miel para unir el polvo y adquiera una consistencia semidura
o Dividir el total de la masa en 24 partes (120gr. Cada una)
o Colocar cada una sobre papel, introducirlo por la piquera o colocar sobre los cabezales de los marcos con cría. 
 La fumagilina no destruye la espora de nosema, ni mejora el estado físico de las abejas enfermas, simplemente corta momentáneamente el contagio de la enfermedad.

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