Relación de la cría con las floraciones disponibles
en primer lugar tenemos la remoción inicial, en la
que la actividad es escasa y discontinua y solo destacan las mejores colonias
que pueden enviar algunas abejas a la recolección mientras suficientes se
encargan de mantener la temperatura interior, calentando la cría.
en segundo lugar la remoción básica, o desarrollo, en
ella el nido se duplica en cantidad de cría y las colonias potentes presentan
en los días bonancibles bastante actividad siendo la llegada de polen continúa,
las más retrasadas se preparan pero sus posibilidades son menores, solo las primeras
llegarán con éxito a alcanzar el volumen necesario, pues esta remoción, bien
sea natural por el estímulo de las flores del entorno o por la alimentación
estimulante que nosotros les facilitamos las hará estar muy correctamente
preparadas para la siguiente etapa que es la más importante.
en esta tercera etapa tenemos la formación del remanente
o cosecha, el lanzamiento de las fases anteriores propicia el disponer de una
cantidad de abejas muy grande y así cuando observamos el exterior de una
colmena muy potente vemos llegar verdaderas bandadas de abejas y casi todas
provistas de polen, solo el trabajo acumulado de todas ellas hace posible que
en el interior vayan aumentando poco a poco el número de panales ocupados
primero por el néctar recién recogido y más tarde por la miel, el intenso
trabajo a que están sometidas hace que a diario mueran en los campos un elevado
número de pecoreadoras que son repuestas por las nuevas generaciones que en la
colonia se están preparando.
en cuarto lugar está el cese de actividad, las
abejas a pesar de todos sus esfuerzos por encontrar néctar tienen que acabar
por aceptar que las flores escasean y que la recolección toca a su fin, no
suele producirse un parón de forma súbita sino pausa, como queriendo
acostumbrar a las pecoreadoras a la nueva situación. A partir de este momento y
con la cosecha ya almacenada solo resta dejarles una provisión suficiente para
pasar el Invierno y retirarles el resto.
en quinto lugar llega el reposo invernal o pequeño
descanso que en colmenares de costa y media montaña el clima les facilita,
consumen de las reservas y mantienen el calor vital necesario, agrupándose en
un espacio muy reducido, reiniciando el ciclo tan pronto las primeras flores
les ofrezcan néctar que recoger y el tiempo atmosférico les permita volar para
recogerlo.
En cualquiera de los apartados la dependencia de las flores
es total, siendo ellas las que marcan la intensidad de los distintos estímulos
necesarios a la vida de la colonia, es por ello prioritario valorar las posibilidades
de un colmenar relacionándolo siempre con la actividad que a las abejas les
permite desplegar. Buenas floraciones y cercanas a las colonias permitirán
lograr una cosecha de mayor envergadura que cuando las dificultades del entorno
añaden obstáculos al trabajo diario reduciéndola.
En la fig debajo del texto ,vemos algunos detalles
interesantes del comportamiento recolector de las abejas en relación con las
disponibilidades del lugar del asentamiento.
Arriba señalamos las cinco partes en que dividimos el
estímulo que las floraciones hacen sobre las colonias. La línea azul nos indica
la cantidad de néctar disponible en el campo. Con la línea de trazos finos
rojos se representa el comportamiento recolector del colmenar, tomando como
tipo las colonias de evolución mas normal, comprobado durante varios años,
observamos de este modo que las abejas disponen de mayor cantidad de néctar que
el que pueden arrastrar, pero ambas curvas tienen una forma similar, las flores
van motivando a las abejas y poco apoco incorporan más ganado a la tarea.
Coincidiendo las condiciones óptimas lo mismo de flor que de ganado, es el
momento de colocar las segundas alzas que son llenadas con suma facilidad. Es
curioso observar como al llegar las últimas flores se hallan las colonias con
tal cantidad de ganado que durante unos días se produce un cierto desfase y la
capacidad de recolección es superior a las disponibilidades en el campo, con la
disminución en la cantidad de puesta se logra un equilibrio impuesto, durante
un tiempo toda esa cría prepara futuras abejas, es consumidora neta al no
permitir el campo más cosecha, no obstante y como prueba de la armonía de todo
lo que sucede en las colonias estas abejas serán las nodrizas de las primeras
abejas nacidas en la próxima añada, no habiendo pérdida alguna sino una reserva
de lo que será la base del lanzamiento en la evolución del siguiente año.
Destacamos que las floraciones en los buenos asentamientos
superan la capacidad de las colmenas con dos alzas industriales, lo que nos permite
incrementar el número y obtener la cosecha mayor posible de alcanzar.
No siempre es sí y con línea de puntos finos en negro está
señalado el caso de un colmenar que tienen mayor capacidad de acopio que la que
obtienen en la floración disponible, en este caso decimos que se halla saturado
el campo, puede ser debido a mantener demasiadas colonias propias reunidas o a
juntarse ganado procedente de varios sitios en un pasto concreto, ello tendrá
como consecuencia inevitable una menor cosecha para todas las colonias. La
mejor forma de saber cual es la capacidad de producción de néctar de un lugar
es utilizar la báscula y determinar la llegada diaria, siendo las condiciones
generales conocidas nos permite saber si el incremento es el adecuado. Si se da
el caso que en un colmenar estante obtenemos bajas producciones y todo lo
hallamos normal podemos hallarnos dentro de esta anormalidad, la báscula nos
permite no tener que constatarlo al final de campaña y podremos poner remedio a
tiempo. En aquellos lugares donde se producen asentamientos temporales de transhumante puede suceder, el desplazamiento de parte o de todas las colonias
a otro lugar es el único remedio.
Dada la importancia básica que para la marcha del colmenar
tienen las floraciones que las abejas puedan aprovechar de la inmediaciones, es
muy conveniente realizar una valoración de cuales están disponibles según el
momento y cuales son los obstáculos que en cada caso concreto encontrarán las
abejas en sus salidas.
Esto es más importante en los colmenares donde se busca
hallar una máxima producción y por tanto se optimizan todos los pormenores,
todo esto no tendría tanta importancia en aquellos casos donde las producciones
solo se estiman para el consumo propio y para una venta muy reducida.
Después de conocer los estímulos que las floraciones
imprimen en el comportamiento sucesivo de las diferentes etapas de la evolución
de las colonias, haremos una primera valoración basándonos en que en las
primeras etapas, que hemos llamado remoción, los consumos son reducidos, pero
las adversas condiciones climáticas exigen que esos aprovisionamientos se
hallen cercanos estimando como muy conveniente dispusieran de flores no mas
lejos de 1 km .
de distancia y mejor de varias especies para asegurar el acopio.
Es interesante valorar cual es la proporción de plantas
silvestres que se crían en los bordes de los caminos o en las riveras de ríos,
arroyos o terrenos comunales, por ser ellas un seguro proveedor año tras año,
en clara ventaja con las especies de cultivo que serán aprovechadas cuando
interese dejando un vacío temporal de recolección, variable en el tiempo según
de que especie se trate. En el caso de los árboles será siempre largo privando
a las abejas de trabajarlo y obligándolas a proveerse de otro sitio que pudiera
incomodarlas y estimularía poco al principio.
Entre los árboles más interesante y que crecen de forma
espontanea se hallan los "salgeros" que se localizan en las riveras
de los arroyos y proporcionan una cantidad muy importante de néctar y de polen
desde Diciembre a Febrero, pudiendo observar como las abejas trabajan sobre
ellos con verdadero entusiasmo, es interesante notar que si el Invierno es muy
frío retrasa el inicio de la floración iniciándola en Enero. Entre los árboles
maderables se encuentra el eucalipto, que inicia en Diciembre y prolonga su
floración hasta Abril, incluso algunos ejemplares hasta Mayo, estas flores son
muy atractivas para las abejas por su larga duración y de hallarse en las
proximidades la remoción inicial será muy buena a poco que ayude el clima,
producen néctar y polen abundante.
En los colmenares de costa estas floraciones pueden ofrecer
una buena cosecha tan solo el clima puede ser obstáculo para que se logre, en
cualquier caso la remoción que producen es muy importante a la hora de disponer
de abejas para más adelante.
Como durante estos primeros meses del año los arrastres
aunque importantes no tienen la importancia que alcanzarán mas adelante no
suponen problema alguno, es al llegar el mes de Marzo cuando las floraciones
empiezan a tener una importancia decisiva y debemos valorar cuales tienen las
abejas disponibles.
Una de las flores cuya presencia en muy conveniente es el
diente de león o Taraxacum, que proporciona buena recolección y que las abejas
buscan con interés, se localiza sobretodo en terrenos que han sido cultivados
aunque algunas variedades nacen en pleno campo de forma espontánea, esa flor se
suma a las todavía presentes de los eucaliptos y se añaden a ellas las de
algunos ciruelos tempranos, robles, algunos perales y otros árboles de huerta,
siendo las posibilidades de recolección cubiertas entre todos, la proximidad ya
no es tan necesaria los días aunque algunos sean malos, en general, encuentran
posibilidad de abastecerse sin dificultad, no contradice los indicado que
cuanto más cerca se hallen las flores mejor.
Esta facilidad de aprovisionamiento y el consiguiente
arrastre hace que la reina se lance a la cría siendo entonces cuando las
colonias se distancian claramente destacando las más potentes cuyo movimiento
de piquera es comparativamente mayor, aprovechando las flores próximas y las
lejanas, las atrasadas tendrán los problemas propios al tener que abastecerse
solo de las inmediaciones y el estimulo sobre la reina puede no ser lo bastante
intenso una intervención del apicultor puede ser necesaria.
Durante Abril y Mayo se añaden a las anteriores muchos
frutales de huerta, tal es el caso de los ciruelos tardíos, melocotoneros,
cerezos y la floración especialmente intensa en los manzanos, a todos acuden
las abejas libando una importante provisión de néctar, se suman arbustos
silvestres como los espinos blancos y algunos robles de floración mas tardía,
todos contribuyen a dar el empuje definitivo a la evolución de la cantidad de
cría que alcanzará su apogeo en Junio prolongándose hasta principios de Agosto,
en este intervalo entran en floración todas las leguminosas y gramíneas de los
prados especialmente abundantes y para terminar la presencia de castaños,
buenos productores, con todos se forma la cosecha que será recogida por el
apicultor.
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