DESPOBLACIÓN Y MORTANDAD INVERNAL
Vamos a tratar aquí el problema de la
despoblación invernal, que ha tomado actualidad e importancia porque en los
últimos dos inviernos se han registrado numerosos casos de colmenares que "se quedan", que "no levantan" y que finalmente llegan a la primavera con una población que parece un núcleo.
O también se han dado muchos casos de alta mortandad, no del 5 o del 10% que
se considera normal o tolerable, sino del 30% o más aún. Hay muchos factores
que influyen, a veces sumándose unos a otros, las enfermedades, la mala
nutrición, el nucleado excesivo o inoportuno, etc., etc. Vamos a ir
analizándolos uno a uno y sugiriendo algunas medidas que se han mostrado
efectivas para evitarlos o remediarlos. Estas medidas deben tomarse sobre todo
en una época muy especial, la "OTOÑADA", Es una época fundamental
para evitar el problema de la despoblación, que es necesario PREVENIRLO, pues
en las épocas de mucho frío poco y nada se puede hacer para evitar la disminución
de la población de las colonias. Durante la otoñada hace calor y hay intensa
actividad todavía, por lo que es nuestra última oportunidad de intervenir para
asegurarnos un arranque exitoso en la siguiente campaña. ¡No creamos que es una
época de merecido descanso, luego de una agotadora cosecha! Al contrario, los
últimos trabajos de la cosecha se mezclan con los primeros trabajos de la
otoñada, y no debemos aflojar hasta quedar totalmente seguros de que” hicimos bien los deberes".
Lo primero que conviene hacer al
comienzo de la otoñada es una INSPECCIÓN DE TODAS LAS CÁMARAS DE CRÍA, sacando
al menos un panal del centro del nido en búsqueda de problemas sanitarios o de problema con la reina, al tiempo que sopesamos las reservas de miel.
Hay que tomar precauciones para
evitar el pillaje. De esta manera podremos diagnosticar a tiempo los problemas
y proceder según corresponda, tal como se indica más adelante. Pero antes de
eso veamos cómo evoluciona una colmena normal en condiciones ideales.
LA POBLACION IDEAL
Aquí sólo se observa la variación
de la CANTIDAD de abejas, pero no así la variación de la CALIDAD, que también
es un dato muy importante. A comienzos de la otoñada la reina disminuye su
postura y entonces se crían abejas un tanto diferentes a las de verano. Son las
llamadas ABEJAS INVERNALES, más robustas, con una reserva de proteínas en el cuerpo
significativamente mayor, lo que las hace más pesadas que las abejas
cosecheras. Son las abejas destinadas a hacer el puente generacional con la siguiente
temporada. Cuando la colmena cuenta con suficiente cantidad de abejas en
condiciones de invernar, la reina detiene su postura aunque las condiciones
sean propicias para seguir aovando. Esto es un síntoma de buena salud. Mientras
que las cosecheras viven alrededor de 6 semanas, las invernales deberán
sobrevivir los meses más crudos y llegar hasta agosto o setiembre, cuando son
reemplazadas por las abejas de primavera. Cuando nacen más abejas nuevas que
las invernales que van muriendo, es cuando se inicia el repunte primaveral de
la colmena.
Como se comprenderá de lo dicho, la otoñada
reviste una importancia de primer orden, ya que en esa época se crían las
abejas especiales de invierno. DE LA CALIDAD Y CANTIDAD DE LAS ABEJAS DE
INVIERNO DEPENDERÁ EL ÉXITO DEL COMIENZO DE LA SIGUIENTE CAMPAÑA.
Veamos entonces qué factores
atentan contra este objetivo, y su forma de contrarrestarlos.
LAS ENFERMEDADES
Hoy por hoy, las enfermedades son la principal
causa de despoblación invernal, y de ellas la varroa se destaca netamente por
su acción solapada, continua y destructiva. En cambio la otra gran enfermedad,
la loque americana, tiene en la despoblación invernal una incidencia menor, aunque
no despreciable.
Para poder diagnosticarlas es
imprescindible efectuar a comienzos de la otoñada.
la INSPECCION DE LAS CAMARAS DE CRIA
que he mencionado más arriba. Varroa No es necesario que entre en detalles
sobre las características de esta enfermedad, la más dañina y la más estudiada
de toda la historia de la apicultura y sobre la cual hay excelente bibliografía
y amplísima experiencia de parte de los colegas apicultores. Veremos solamente
la manera en que afecta a la supervivencia invernal de las abejas y la manera y
la oportunidad de hacer las curas. La varroa es una enfermedad que ataca principalmente
a la cría, a la que muerde o pica con frecuencia en su estado larval,
produciéndole heridas que rompen las defensas naturales del epitelio y permiten
la penetración de enfermedades víricas, como por ej. el "virus de las alas
atrofiadas". La primera consecuencia de esto es una importante disminución
en la longevidad (duración de la vida) de las abejas. Dependiendo del grado de
parasitismo pueden no nacer, o nacer con las alas atrofiadas por lo que viven
sólo horas, porque son expulsadas de la colmena; pero aunque logren nacer
enteras vivirán mucho menos que lo normal, pues vienen ya muy debilitadas. Se
comprende fácilmente que una colmena que durante la otoñada presente un grado importante
de infestación difícilmente sobreviva la invernada. Por lo tanto es
imprescindible efectuar curas contra la varroa desde comienzos de la otoñada, apenas
terminada la cosecha de miel.
Pero cuando la colmena ha tenido
una infestación muy fuerte durante el verano, las curas otoñales a veces no son
suficientes y la colonia se muere igual, aunque no le quede una sola varroa
dentro. Esto es común observarlo en las colmenas más pobladas, que son las que
más han cosechado pero que suelen ser asimismo las que han estado más
infestadas de varroa durante el verano. La razón de esto parece estar en que
las abejas de verano vienen muy debilitadas por el "picoteo" y no son
capaces de criar buenas y robustas abejas de invierno, entonces éstas mueren prematuramente
y la colmena perece o se reduce drásticamente. ¡Es asombroso ver cómo entre mayo
y junio las abejas que han tenido algún problema sanitario en el verano,
"desaparecen" como por arte de magia! O sea que si la varroa se
desarrolla demasiado en el verano estamos perdidos. ¿Cómo evitarlo, si los
remedios usuales son contaminantes, por lo que no deben aplicarse en época de
cosecha? Una alternativa posible es el uso frecuente de vaselina gasificada,
aunque no está aún demostrada la eficacia de este producto, habiendo
apicultores que lo han usado y tuvieron problemas.
Es muy importante tener en claro que la varroa
no es tan temible cuando la población de abejas aumenta muy rápidamente, como
en la primavera, pero sí en cambio se vuelve dañina cuando la población se
estanca y desciende, como sucede en el verano.
LOQUE AMERICANA
Esta enfermedad apareció
diagnosticada por primera hace décadas y se desarrolló con mucha virulencia, pero
últimamente tiene escasa incidencia, sobre todo porque el apicultor hace un
adecuado control. Pero a consecuencia de la varroa suele presentarse en un
cierto número de colmenas y hay que erradicarla apenas la detectemos en la
inspección de las cámaras de cría Cualquiera sea el método de control que utilicemos
siempre habrá que sacrificar toda la cría, por lo cual habrá un fuerte bajón en
la población. Además y al igual que en el caso de la varroa, las abejas de
colmenas con loque vienen con algunos problemas, por lo que no son demasiado duraderas.
Así que si la población es fuerte y estamos a comienzos de la otoñada, la
salvamos, pero si no es fuerte la juntamos con otra sacrificando la reina, ya
que puede ser de una línea enfermiza.
LA ALIMENTACION
¿De qué manera la alimentación, o mejor dicho
la falta de ella o su escasez, influye en la despoblación invernal? Sabemos que
la abeja tiene dos tipos principales de alimentación bien diferenciada: La
alimentación proteica, que le viene por el polen, y la alimentación energética,
que le viene por el néctar conteniendo por azúcares inferiores (monosacáridos y
sacarosa). Veamos por separado ambos casos.
EL POLEN
El polen es el elemento proteico básico para
la cría de las abejas, y lo es especialmente para las abejas invernales, que
requieren más proteínas que las otras. Cuando escasea, la colmena disminuye la
postura y puede llegar incluso a interrumpirla, aún en épocas de calor. Hay
muchos sustitutos del polen disponibles en el mercado, incluyendo al mismo
polen que se suministra en forma de tortas duras mezclado con miel y se aplica
sobre los cabezales de la cámara de cría. Pero es un trabajo caro y fatigoso,
por lo que en la práctica conviene efectuar el traslado o de última, dejar el
colmenar en el lugar esperando que aparezca alguna floración espontánea.
LA MIEL
Las reservas de miel ABUNDANTES son esenciales
para una correcta invernada y un buen despegue en la siguiente campaña. ¿Qué se
entiende por "abundante? Pues que la colonia tenga la mayoría de sus
panales llenos de miel operculada. Lo ideal es que al finalizar la otoñada no haya
espacios vacíos, y se encuentren sólo pequeños arcos de cría rodeados de polen
y miel. Lógicamente que el peso de la colmena variará según la conformación
elegida para invernar, a saber: los clásicos dos cuerpos, la cámara y media o
la cámara sola. Conviene ponerse práctico en sopesar las colmenas tanteándolas
desde atrás o desde un costado, de manera de poder tener una idea aproximada de
las reservas sin necesidad de abrir la colonia. La gran mayoría de los
apicultores invernan solamente en cámara de cría sacando el alza al comienzo de
la otoñada, lo que obliga a las abejas a comprimirse en el espacio disponible.
Si bien aún quedan apicultores que invernan en dos cuerpos, muchos de ellos los
separan con entretapas o con láminas plásticas agujereadas, oficiando el alza
de depósito de alimentos, o sea que en rigor ésta también es una forma de
invernar en cámara de cría.
Si vemos que durante la otoñada no se completa
naturalmente una reserva de miel suficiente, habrá que alimentar con algún
sustituto. En esto hay que estar atentos porque es muy grande la variación de
reservas de una colmena a otra, ya que en el verano algunas bajan miel a la
cámara y otras no bajan casi nada. Cuanto más temprano alimentemos será mejor;
lo ideal es hacerlo en marzo, dependiendo de la zona o seguir la regla de los
cuarenta días empezar a alimentar para tener la colmena lista cuando empiece la
primera floración, pues cuanto mayor sea la temperatura ambiente menos
dificultad tendrán las abejas en almacenar el alimento y habrá menos pérdida en
el proceso.
Los mejores sustitutos de la miel
son los jarabes de alta fructosa (levudex 55, levudex 42, glucovil) que al
igual que aquélla están formados fundamentalmente por azúcares simples, fructosa
y dextrosa. En segundo término está la sacarosa (azúcar común) que es un
disacárido que es menos asimilado que
los anteriores, aunque requiere de un proceso que deben realizar las abejas en
su aparato digestivo. Por el contrario deberían descartarse los sustitutos que
tienen altos porcentajes de azúcares superiores (dextrinas) como el caramelo
(25%) o el sucrodex (29%), ya que las dextrinas se asimilan sólo parcialmente y
una parte pasa de largo por el tracto digestivo y aumenta la carga fecal. Esto
puede producir trastornos (diarrea) y en la faz económica, el peso muerto desaprovechado
que tienen estos productos y la actividad extra que exigen a las abejas hacen que
pierdan la ventaja de sus menores precios de venta.
Los alimentadores más
aconsejables son los internos, como las bolsitas o cajas plásticas que contienen
dos panales, o el clásico Doolitle, o las botellas plásticas con un agujero Su
capacidad total debe ser de 4 litros o superior, lo que nos permite poner por
vez alrededor de 6 Kg. de alimento.
REINAS DECADENTES
Al hacer la primera revisión otoñal se debe
prestar atención a los síntomas que delatan la calidad de la reina de la
colmena. Si no hay enfermedades y la postura es despareja y escasa, con huevos
en diferentes direcciones y a veces varios de ellos en una misma celda,
convendrá cambiar la reina. También ayuda a decidir si vemos a la reina tambaleante,
muy oscura, con las alas comidas o limpiándose permanentemente las antenas. Por
supuesto que con más razón si vemos celdas de reemplazo comenzadas, aunque si
ya la reina nueva ha nacido podemos darle la oportunidad de que se fecunde,
pues estaremos a fines de febrero o comienzos de marzo.
No hay que olvidar que lo más común en un caso
de reemplazo de reina decadente es que mientras dura el proceso de fecundación
de la reina nueva, convivan madre e hija en la colmena. Incluso esto puede
prolongarse dándose el caso de que ambas pongan simultáneamente por algunos
días o semanas, luego de lo cual la vieja desaparece. Pero atención, a veces
sucede lo contrario y desaparece la joven, así que habrá que marcar las
colmenas que estén en proceso de recambio y revisarlas nuevamente tres o cuatro
semanas después. Si el recambio falla y nos encontramos ya a fines de la
otoñada, quizá sea conveniente matar a la reina vieja (si aún está) y agregar
las abejas a alguna colmena débil De esta sencilla manera pueden evitarse en
gran medida las colmenas zanganeras que habitualmente aparecen a finales de la
invernada, aprovechando al 100% esa población en colmenas que nos brindarán
abundante cría primero, y abundante cosecha después.
NUCLEADO OTOÑAL
Visto desde el punto de vista de la
despoblación invernal, el nucleado de otoño deberá hacerse tratando de no
debilitar demasiado a las colmenas proveedoras de material vivo. La clásica "división",
o sea hacer de una colmena dos núcleos, puede ser muy arriesgado si luego
escasean los recursos de floración. Es más seguro sacar a cada colmena sólo una
parte reducida de su población, por ejemplo una quinta parte, lo que no la
afectará demasiado. Pero debemos tener en cuenta que la reina de estas colmenas
buscará recuperar la población pérdida, lo cual representará un consumo extra
de reservas que hay que suministrar si es que no entra naturalmente. En lo que
hace a los núcleos hay que tratar de hacerlos fuertes, ya que cuanto más
fuertes sean más probabilidades tienen de sobrevivir. También es importante la
calidad de las abejas, por lo que no nuclearemos ninguna colmena que haya
tenido recientemente varroa o loque, aún en el caso de que se muestre
recuperada. Otro punto a tener en cuenta es la relación cría/abejas al momento
de armar los núcleos. El núcleo es una familia desorganizada, por lo que
atiende a la cría naciente bastante mal. Recordemos que la cría naciente
necesita mucho polen, así que si el núcleo no tiene suficientes pecoreadoras, o
no hay suficiente floración, las abejas nuevas se criarán mal y serán muy poco durables,
comprometiendo la población de la familia. Tengamos en cuenta que en primavera
todo "va para arriba", pero en otoño es a la inversa. Por lo tanto
hay que tratar de poner MAS ABEJAS QUE CRIA, siendo lo ideal
"paquetear", o sea hacer núcleos sólo con abejas, aunque esto exige
el uso de un embudo desabejador, una reina fecundada y algo de práctica.
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