EVOLUCIÓN DE LA COMUNICACIÓN EN LOS HIMENÓPTEROS
La
colmena sólo puede funcionar como un superorganismo si todos los elementos
integrantes son capaces de comunicarse entre sí. Para ello estos insectos
sociales han desarrollado evolutivamente dos tipos de comportamientos. Otras
sociedades de insectos, emparentados
con las abejas, como son los abejorros (Bombus atratus), carecen de
comunicación especializada entre sus miembros constituyentes. Bombus
impatiens, B. occidentalis y B. terrrestris se observan conductas que
parece emiten un mensaje:
las
forrajeras exitosas cuando regresan al nido descarga su provisión y corre a
través del nido, sobre las paredes, arriba y abajo, tropezando con otras
compañeras.
A veces efectúan salidas de l nido, volviendo a retornar para realizar
más idas y venidas en el nido. A pesar que las compañeras del nido no prestan
atención a las carreras de la forrajera, los experimentos realizados por
Dornhaus et al , 1999, parecen indicar que en Bombus, el abejorro recolector emite
alguna feromona que incita a otras compañeras a salir en busca de alimento y
que la traída de néctar al nido es también un estímulo para salir a buscar más.
También es posible que las abejas recolectoras emitan vibraciones, como pasa en
las abejas sin aguijón y en las de la miel. En otras abejas sin aguijón (Trigona
postica), la abeja recolectora cuando regresa a la colmena marca cada4 o 5
metros el camino, piedras, árboles, ramas... con una sustancia química segregada por sus glándulas mandibulares y que
desprende un fuerte olor. Cuando entra en su nido produce un gran ruido que
atrae a sus compañeras y con ellas reemprende el viaje de regreso a la fuente
de alimento siguiendo las pistas olorosas previamente dejadas. Las abejas del
género Melipona no realizan danzas para comunicarse con sus congéneres,
si no que lo hacen por el sonido con
vibraciones, utilizando un código semejante al Morse con
el que indican
la distancia de la fuente de aliento, La clave es que sonidos costos indican
distancias cortas mientras que sonidos prolongados indican distancias mayores,
incluso de a más de 100 metros. La dirección también se indica con la siguiente
pauta:
la abeja
exploradora acompaña a las abejas reclutadas en su vuelo hacia ala fuente de
alimento, pero en los primeros 20 o 30 metros hace un vuelo en zig-zag y con
este quiebro se aleja de sus seguidoras, las cuales regresan a la colmena y
esperan allí hasta que la exploradora retorne. Cuando lo hace, emprenden una
nueva excursión con guía parcial hasta el alimento, que repiten varias veces,
hasta que alguna de las recolectoras reclutadas captan el mensaje y se dirige
ella sola ala alimento. Martín Lindauer, discípulo de Frisch, realizó estudios
en especies filogenéticamente emparentadas con la abeja de la miel y vio que en
todas las especies del género Apis, las danzas eran patrones motores que
contenían toda la información necesaria sobre la distancia y la dirección de la
fuente de comida. Pero observó que en la especie que se considera más primitiva
Apis florea, que tiene
los nidos abiertos y los panales horizontales, la dirección es expresada con
referencia al la posición del sol, no realizando
transformación
alguna relativa a la gravedad, por lo que Lindauer pensó que ésta sería la
forma más primitiva de danza. (Lo según investigaciones de Dyes (1991), que en
su estudio sobre la reconstrucción filogenética de las danzas de las abejas,
concluye que Apis florea ha perdido secundariamente su habilidad de transformación
). Ninguna de las numerosas especies realiza las danzas de la abeja de la miel,
aunque la pecoreadoras exitosas hacen carreras sobre el panal que excitan a sus
compañeras.(Lindauer & Kerr, 1958). Otras especies emiten pulsaciones
vibracionales durante las carreras, que están en relación con la distancia
(Each, 1967), como en las abejas de la miel y con ellas comparten el uso de la
trofalaxia.
En conclusión, el ancestro común podría ejecutar carreras excitadas
en el panal y realizar vibraciones para alertar y reclutar compañeras y
transmitirles la distancia de la fuente, al tiempo que practicaba trofalaxia que
identificaba el recurso. Las abejas de la miel (Apis mellifera L.1758),
para proporcionar información a sus compañeras utilizan, además de las
vibraciones y sonido, la danza oscilatoria dentro de la colmena y sobre los panales,
en la que representan la sustancia y la dirección utilizando como referencia el
sol. En algunos experimentos realizados con el género Apis, en los que
se eliminaron los soportes para poder realizar la danza oscilatoria, las abejas
se comunican por la emisión de sonidos, indicando la distancia relativa a la
fuente de alimento.
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