LA
POLINIZACIÓN
La polinización es el transporte del
polen producido por los estambres de una flor al estigma de los carpelos, bien
sea de la misma flor que produjo el polen, bien de una planta
diferente.
Según esto se pueden considerar dos modelos de polinización:
autopolinización
(autogamia) y polinización cruzada (alogamia). Según los agentes externos que
llevan a cabo el transporte del polen (agentes de la polinización), podemos
diferenciar entre angiospermas zoidiófilas, anemófilas e hidrófilas. La
zoidiofilia o zoogamia es el tipo de polinización que se produce cuando el polen
es transportado por animales; en el caso de que sean insectos, se habla de entomogamia,
y si son los pájaros de ornitogamia.
Para favorecer la visita de los animales
polinizadores, las flores zoidiófilas deben presentar ciertos atributos
que las hagan atractivas para aquéllos. Así, suelen poseer características
morfológicas de naturaleza óptica (color, tamaño, etc.) o propiedades químicas
(secreción de sustancias aromáticas), que resulten llamativas y les sirvan de
reclamo, además de elaborar productos atractivos por su valor alimenticio para
el animal como es el néctar o el polen. En las flores de las angiospermas más
primitivas el principal atractivo fue el polen, cuya riqueza en proteínas,
grasas, glúcidos y vitaminas lo convierten en altamente nutritivo. Los insectos
primitivos, con aparato bucal masticador, podían acceder con relativa facilidad
a estas flores que se encuentran, por ejemplo, en magnólidas como Victoria,
Papaver o Anemone. En el curso de la evolución fueron formándose
productos y tejidos especiales para la nutrición de los animales. Pronto apareció
el néctar, que hizo posible una producción de polen menos abundante, con el consiguiente
ahorro energético. En un principio las flores nectaríferas presentaban un néctar
más o menos libre que resultara fácilmente accesible a animales de órganos bucales
cortos; posteriormente van formando recipientes especiales (por ejemplo, espolones
de Viola, Linaria, etc.) donde producen el néctar, que ya sólo
resulta accesible a los insectos dotados de una larga trompa. La formación de
néctar por parte de las flores polinizadas por animales es casi general en las
angiospermas actuales. Las cuales poseen diversas estructuras que actúan como
nectarios.
Así, por ejemplo, en el receptáculo floral de rutáceas y aceráceas
se encuentran formaciones disciformes productoras de néctar. Tienen también
carácter nectarífero determinadas piezas periánticas como el labelo de las
orquidáceas y otros elementos florales, como sucede con los estambres
productores de jugos azucarados (foseta nectarífera de la base del filamento de
Tulipa, nectarios estaminales de leguminosas ) o porciones determinadas
de carpelos en umbelíferas y primuláceas, etc. A veces las flores, para
asegurar la polinización, se valen del instinto y características reproductoras
de los animales. Es el caso, por ejemplo, de la “higuera”, Ficus carica y
los himenópteros Blastophaga grossorum y Blastophaga psenes, o de
las orquidáceas del género Ophrys cuya morfología y olor florales
inducen a copular a ciertos himenópteros, que así llevan a cabo la
polinización. Estas últimas son de las llamadas flores engañosas, que
provocan la visita de los animales sin dar a éstos ninguna compensación y a
cuyo fenómeno dedicaremos un apartado especial. También relacionadas con la
biología floral relativa a la polinización se encuentran las llamadas flores
trampa como las del género Arum, provistas de unos tricomas especiales
y dispuestas en unas inflorescencias de tipo espádice, cuya polinización es llevada
a cabo por dípteros atraídos por el fuerte olor desagradable que aquéllas desprenden.
Se diferencian diversos tipos de flores zoidiófilas en relación al grupo de animales
que lleva a cabo la polinización: Flores
cantaridófilas: El transporte de su polen es realizado por
coleópteros, cuyo aparato masticador destruye parte de los órganos florales.
Sus corolas son rotáceas o asalvilladas, robustas, poco vistosas, verdosas o
blancas, casi siempre fuertemente olorosas, y en las que el polen se produce en
abundancia (por ejemplo, las magnoliáceas). Flores miófilas: Son polinizadas por dípteros; se trata en
general de corolas rotáceas, pequeñas, más o menos inodoras, que liberan
néctar. Flores melitófilas:
Las polinizadas por abejas. Sus corolas son frecuentemente amariposadas
o labiadas, cuya morfología ofrece una superficie para posarse el animal,
provistas de olor suave, y ricas en néctar que se produce y almacena en
nectarios más o menos profundos
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