Este procedimiento nos permite obtener muchas y muy buenas
realeras, aunque su realización es un poco laboriosa.
Lo realizamos partiendo de una cámara normal que preparamos
para que nos permita desplazarla con seguridad al lugar donde las abejas se
orientarán de nuevo, y la colocamos cerca de las varias colonias que vamos a
manejar, de forma provisional usamos un trapo para sustituir al cubre normal lo
que nos evita matar abejas al tener necesidad de tapar y destapar varias veces
antes de terminar, momento en el que le ponemos su cubre y lo aseguramos para
el transporte. El hecho de tener que utilizar varias colonias y la necesidad de
abrir varias veces la colmena de transporte hará que en el colmenar se produzca
una cierta agresividad y si el día no es bueno posiblemente las abejas estarán
ocupadas en abandonar los cuadros que vamos metiendo en ella, el trapo nos
ayudará a mantenerlas al permitirnos abrir solamente un trozo por donde metemos
en nuevo cuadro y la pérdida de ganado es pequeña.
Una vez todo dispuesto y escogidas las mejores colonias para
cepas, a una de ellas le tomamos un par de cuadros de cría joven, menos de seis
días de edad, y ante la duda comprobamos que lleve una porción de puesta
todavía de huevo, le dejamos todas las abejas que tengan y tenemos la certeza
absoluta que la reina no se halla en esos dos cuadros, para ello deberíamos
proceder sobre colonias con reinas marcadas, pues si en alguno de los diez que
necesitamos pasa una el trabajo habrá fracasado, eso sí encontraremos realeras
en la colmena de donde la hemos llevado, pero no es ese nuestro propósito, una
vez comprobado que la reina no está lo asperjamos suavemente con agua azucarada
y una esencia que olorice y los colocamos con suavidad en el interior de la
colmena de transporte.
El proceder con suavidad es básico para evitar que las
abejas se inquieten y traten de abandonar los panales cada vez que tenemos
necesidad de abrir, si todo el proceso se realiza en condiciones optimas casi
no sería necesario tapar, a no ser que necesitásemos mucho tiempo para concluir
y ellas detectaran la falta de las madres y al extrañar esta colmena trataran
de abandonarla. A continuación de los dos cuadros que ya tenemos colocados
ponemos otros dos de otra colonia o uno solo si no los tenemos, los asperjamos
como hemos hecho antes con el jarabe aromatizado y los colocamos en el
interior. Continuamos de la misma forma hasta completar los diez, momento en el
que tapamos con el cubre de madera y los desplazamos todo a uno o dos km. Y una
vez allí abrimos la piquera.
De esta forma hemos realizado una supercolonia huérfana en
donde la presencia de abejas nodrizas es notable, por haber tomado cuadros con
preferencia de cría operculada, todo lo cual la lleva a iniciar y criar
excelentes maestriles lo que hará posible el nacimiento de reinas de calidad
por haber sido preparadas en las mejores condiciones de alimentación y de
incubación.
Tres días después de haber desplazado la colmena vivero le
haremos una revisión con el fin de detectar la presencia de huevos y de
hallarlos tendremos la certeza de que en la colonia hay una reina lo que
impedirá la formación de los maestriles, es necesario buscarla y quitarla,
llevándola si es preciso en una jaula para ser introducida en un núcleo que
podríamos hacer para aprovecharla.
Ocho días después de desplazado el vivero tendremos realeras
en todos los cuadros y varias en cada uno, contamos cuantas son y de acuerdo
con las posibilidades de ganado de nuestro colmenar deducimos la cantidad de
núcleos que podemos formar teniendo muy presente que deben ser potentes.
Si tenemos realeras en los diez cuadros y solo nos interesa
realizar otros tantos núcleos los preparamos en el colmenar tomando para cada
uno un buen cuadro de miel y tres de cría sin la madre y con las abejas que
lleve, el cuadro que falta para llenar puede ser una lámina de cera o bien otro
cuadro de miel. Las colonias superpotentes pueden dar estos cuadros sin
prácticamente merma de producción ya que el ganado que nos llevamos es repuesto
sobre la marcha con las abejas que están en las alzas y las láminas nuevas que
reemplazan los cuadros que nos llevamos son muy pronto estirados y la reina los
llena de huevos en pocos días. Como para el buen término del manejo es
necesario que en los núcleos no vaya ninguna madre, nada mejor que revisarlos
tres días después de realizados y si encontramos huevo quiere decir que ella
está, se impone buscarla y quitarla, en este día se cumplen los once desde que
hemos hecho el vivero por tanto las realeras están para brotar.
Una vez concluida esta última revisión de las colonias
huérfanas que recibirán las realeras nos disponemos a repartirlas, si hemos
decidido dar a cada uno un cuadro con realeras retiramos el que hemos puesto
con lámina y que durante el transporte ha servido para mantener a los otros en
su sitio, asperjamos un poco de jarabe aromatizado sobre las abejas del cuadro
que tiene las realeras y sobre las abejas de núcleo y lo colocamos dentro,
tendremos mucho cuidado de comprobar que las realeras no resultaran aplastadas
al ser puesto en su sitio y finalmente cerramos con el cubre.
Puede suceder que el número de núcleos que quisiéramos
obtener fuera superior a los diez y si en el vivero tenemos realeras
suficientes procederíamos dándoles a cada uno no un cuadro completo como antes
sino una realera o dos que les injertaremos en el centro del área de cría o
sujetaremos mecánicamente entre dos panales de modo que no caiga al suelo
cuando las abejas empiezan a pasar sobre ella, para obtener las realeras las
recortamos dejándola en medio de un trozo de cera para colocarla en un hueco de
la misma medida en el panal. Se debe manejar con mucho cuidado para no
aplastarla y no se cogerá nunca con las manos, tomándola del trozo de cera que
la rodea, se posa en una caja tapizada de algodón o papel y la resguardaremos
del sol directo. Tan pronto dejamos el panal en su sitio las abejas pegan con
cera el injerto impidiendo que se pueda desprender. Cualquier otro
procedimiento que permita sujetar el injerto entre los panales como puede ser
clavar un palillo en la cera y suspenderlo entre dos panales puede servir. Los
agujeros que quedan en el panal que ha dado las realeras son rellenados por las
abejas en los días posteriores, suelen hacerlo con celdas grandes de machos.
Cuando recortamos realeras se nos presentan varios
inconvenientes prácticos derivados de la situación en que encuentran en el
panal, siendo en ocasiones necesario cortar los alambres de sujeción de la
cera, o nos llevamos en un solo injerto varias realeras que las abejas han
construido juntas y no podemos separar sin deteriorar alguna o se hallan
pegadas a la madera y no podemos soltarla.
Si alguna colonia rechazara una realera o tiene muerta la
ninfa las abejas hacen un agujero alargado lateral sacando el contenido por
allí, después de unos días.
En algún caso en el que la realera no nace por alguna razón
pueden las abejas roerla por el mismo sitio que lo haría desde el interior la
futura reina. Cuando una reina nace bien recorta en el extremo más inferior de
la realera una tapa perfectamente redonda y sale al exterior, incorporándose al
grupo de abejas sin ninguna manifestación especial, hasta que su feromona
indique su presencia, en unos días hará sus vuelos de fecundación y se colocará
al frente de la colonia.
Lo primero es buscar una colonia que será nodriza, no
necesitamos que sea muy potente pero si que este sana y que tenga como mínimo
un alza puesta o abejas suficientes para necesitarla, le quitamos todos los
panales de cría con menos de seis días y cepillamos las abejas que tengan, la
privamos de la madre, bien llevándola a otro sitio en un pequeño núcleo que
reforzamos con pecoreadoras en el lugar de destino o simplemente eliminándola
si es vieja o defectuosa. Después de quitar los panales los reservamos en un
núcleo y tapamos la colmena con un trapo mientras trabajamos con la colonia
cepa.
Esta será la mejor o una de las mejores del colmenar, le
tomamos algunos panales que cepillamos con cuidado para quitar las abejas y a
los que no daremos golpe alguno, estos cuadros limpios de abejas y que tienen
que tener mucha cría joven, de menos de seis días, los ponemos en el sitio que
ocupaban los que hemos retirado de la nodriza, siempre daremos el mismo número
que quitamos o mejor uno menos. A la semana obtendremos numerosos maestriles de
calidad, contamos cuantos son y los repartimos como el caso anterior, bien
cuadro a cuadro o recortando realeras.
Este método simplifica en buena medida el anterior, solo es
necesario manejar dos colonias y si bien la cepa tendrá con seguridad varias
alzas y será un poco laborioso hacerse con la cría que necesitamos la colonia
nodriza solo tendrá un alza y trabajaremos con más facilidad. De otro lado no
restamos potencia a la cepa al devolverle el mismo número de panales que le
quitamos, no hay pérdida de ganado en esta fase ni necesitamos un desplazamiento,
desplazaremos los núcleos cuando los hayamos hecho.
Aunque las realeras se pueden hallar en cualquier sitio del
panal es corriente encontrarlas en los bordes, pudiera resultar que las abejas
tienen una preferencia o una facilidad de hacerlas allí. Es sencillo para el
apicultor preparar un panal con una lámina recortada en forma de tres picos por
la parte inferior, retiramos un cuadro a una buena colonia y le colocamos el
que hemos preparado en el centro del nido, las abejas estirarán la cera y
cuando tenga puesta joven lo sacamos y se lo damos a una colonia nodriza que
tenemos ya huérfana y que nos hará las realeras.
El tiempo necesario que el panal debe estar en la cepa es
variable y se impone una revisión semanal hasta que lo encontremos con la cría
que nos interesa a los quince o veinte días pudiera estar puesta.
Para evitar de forma definitiva los inconvenientes de hallar
realeras agrupadas se puede utilizar este método cuyo desarrollo comienza al
colocar, como en otras ocasiones, en el centro de la cámara de la colmena que
será cepa y tras retirar un cuadro, otro que tiene una lámina de cera puesta, y
que retiraremos cuando está con abundante huevo o larvas muy jóvenes. Lo mejor
es retirarlo cuando tiene lo primero, los huevos sufren mucho menos con
nuestros manejos que las larvas que deben ser alimentadas con regularidad con
jalea. Con la antelación suficiente preparamos un marco al que quitamos los
alambres de sujeción de la cera y sobre los cantos de los listones laterales
clavamos cuatro soportes a cada lado hechos con unas tiras de hojalata, de tal
modo que podamos con facilidad quitar y poner unas tiras de madera de unos dos
o tres cm. de anchas y unos mm. de grueso. A continuación cortamos del panal
con huevo que hemos retirado de la cepa tres tiras para los cuadros perfección
y cuatro para los industriales, como de un cm y medio de anchas destruyendo
algunas celdas para que cuando las abejas construyan las realeras no las hagan
pegadas y las atamos a la madera con alambre de marcos, nunca con cordel, y
finalmente las instalamos en los soportes del marco. Podemos elegir al colocar
la cera, que quede en su posición natural y así las realeras las harán en la
forma corriente y que podemos injertar en su forma natural o podemos colocarla
de manera que las celdas queden con la boca hacia abajo, siendo posible usarlas
sin necesidad de hacer huecos, simplemente se sujetan con un palillo por el
trozo soporte.
Una vez el marco soporte está listo con las tiras en la
posición que escogimos y para evitar enfriamientos innecesarios lo llevamos sin
perder tiempo a una colonia huérfana, preparada como otras veces y sin cría
joven alguna, tienen por tanto las abejas que construir realeras en las tiras
por ser el único sitio donde disponen de cría apropiada. La aceptación y por
tanto el resultado es bueno, no obstante se deben preparar siempre un número
mayor de las que necesitaremos y así podemos dar varias a cada núcleo huérfano
aumentando las posibilidades de éxito.
Estas realeras que han sido preparadas por las abejas a
partir de huevos deben ser manipuladas a partir de los diez días, los manejos
dañan a las futuras madres si nos adelantamos, el simple hecho de cambiarlas de
posición es suficiente para que las ninfas resulten muertas, debemos tener
presente que en el interior de la realera la ninfa cambia de posición y realiza
sus mudas nuestra intervención adelantada puede ser fatal en esas
circunstancias.
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