Propiedades medicinales de la miel
Con
toda seguridad son muchos los post que se han hecho sobre la miel. En ellos
seguramente podréis encontrar su contenido en azucares, contenido calórico y
otros parámetros nutricionales. En este post únicamente trataré de resumir
dividido en diferentes subtemas lo que se ha escrito en la literatura
científica sobre las propiedades medicinales de este dulce alimento.
Organismos oficiales:
Antes
de especificar los distintos aspectos potencialmente terapéuticos de la miel,
me parece oportuno comentar que dicen algunos de los organismos de referencia
mundial sobre este alimento. La autoridad europea para la seguridad alimentaria
(EFSA) que establece los “health claims” alimentarios desestimó por no
encontrar suficiente información que la miel mejorara la salud respiratoria
gracias a sus fitoquímicos antioxidantes y que mejorara el sistema inmune. En
cuanto a la OMS, la opinión de esta sobre la miel es bastante peor, ya que pone
a la miel a la misma altura que el azúcar blanco o sacarosa y propone reducir
el consumo de los azucares libres a menos del 10% observando beneficios
adicionales si la reducción es a menos de un 5%.
Cazadores-Recolectores y miel:
La
miel es el alimento sin procesar con mayor densidad energética de la
naturaleza, por lo que es normal que donde exista sea una importante fuente
energética para los cazadores-recolectores. De las 36 sociedades de
cazadores-recolectores que se tienen registradas, 29 consumen miel, y en climas
templados solo los Badjau de Filipinas que pasan la mayor parte del tiempo en
pequeñas barcas no la consumen. Sin embargo los Mbuti consumen miel en grandes
cantidades, de hecho es su comida favorita, y en la estación de la miel se
nutren casi exclusivamente de ella. Los Hadza son una de las sociedades de
cazadores-recolectores mejor estudiadas. Aunque son los hombres quienes
ingieren mayor cantidad de miel, ésta contribuye en su conjunto en un 14 % de
la ingesta total de Kcal a lo largo del año, y durante la estación húmeda llega
a sobrepasar el 50% de calorías por día. Y, ¿por qué mencionar a estas tribus o
sociedades? Porque en ellas a penas se dan las enfermedades de la civilización
(obesidad, diabetes, alergias, enfermedades autoinmunes, caries, etc.).
Miel como antitusígeno y contra el resfriado:
Encontré
cinco revisiones , en las que se observa que existe evidencia de alta calidad
para afirmar que la miel es mejor que el placebo para la reducción de la
frecuencia de la tos, existe evidencia de moderada calidad que sugiere que la
miel no difiere significativamente del dextrometorfano (fármaco antitusígeno),
y la evidencia que sugiere que la miel es mejor que la difenhidramina
(antihistamínico) rediciendo la frecuencia de los resfriados es menor en
algunas revisiones y probadas en otras .
En
una posterior revisión se afirma que se podrían ahorrar ingentes cantidades de
dinero si en lugar de utilizar caros fármacos contra la tos se utilizan
remedios igual de eficaces con miel contra la tos crónica en niños. Una última
revisión destaca el efecto antitusígeno de la miel . Respecto al resfriado
común vemos cómo aunque fármacos como los corticosteroides son ineficaces para
combatirlo, otros remedios tradicionales como el consumo de miel sí mejoran los
síntomas.
Miel y efectos neurológicos
Se
habla sobre la miel cruda y sus efectos en la memoria. Y por lo visto la miel
sí posee efectos nootrópicos, efectos que mejoran la memoria, así como
actividad neurofarmacológica, actuando como ansiolítico, anticonvulsivo y
antidepresivo. Los diversos estudios sugieren que los componentes polifenólicos
de miel pueden reducir las especies reactivas de oxígeno y el estrés oxidativo
mientras se restaura el sistema de defensa antioxidante celular. Los polifenoles
de la miel también atenúan la neuroinflamación y son útiles en la mejora de los
déficits de memoria.
Miel y diabetes
La
miel es un alimento que contiene un porcentaje muy alto de hidratos de carbono,
y para muchas personas el único camino para tratar el problema de la diabetes
tipo 2 es reducir o eliminar los hidratos de carbono. Y ese puede ser un camino
eficaz, aunque el que haya leído suficiente literatura científica y no sesgue
estudios (esto se da bien poco en el campo de la nutrición), sabrá que la
diabetes también se puede revertir con una dieta hipocalórica con un porcentaje
alto en hidratos de carbono, aunque esto guste poco a los radicales low carb.
Y, ¿qué puede hacer la miel por el paciente diabético? En la revisión: “Miel
como innovador agente antidiabético” se
nos muestra como la miel presenta efectos beneficiosos en el tracto
gastrointestinal, sobre la microbiota, en el hígado y en el páncreas y estos
efectos podrían mejorar el control glucémico y las alteraciones metabólicas. Tanto
en sujetos sanos como en pacientes con intolerancia a la glucosa o diabetes
tipo 2, diversos estudios muestran una reducción en la glucosa sanguínea en
mayor medida que los azucares o edulcorantes más comunes. En otra revisión, se
afirma que cada vez hay mayor evidencia científica que respalda el uso de miel
en pacientes con diabetes, obesidad, dislipemia y enfermedades
cardiovasculares.
Miel y cáncer
El
tema del cáncer es muy delicado y más en el mundo de la nutrición. Pero más
menos se vislumbran dos bandos, el primero es el que sí otorga cierta
importancia a la alimentación a la hora de la prevención de algunos cánceres, y
el otro que ve en determinadas estrategias nutricionales, o en el uso de
ciertos alimentos una herramienta posiblemente eficaz para el tratamiento de
éstos. Lo cierto es que desgraciadamente no hay evidencia sólida en este tema y
que se tendrá que seguir investigando, pero mientras tanto veremos lo que nos
dicen las revisiones sobre el uso de la miel y el cáncer.
“Efectos de la miel y sus mecanismos de acción
en el desarrollo y progresión del cáncer” se cita que los efectos
anticancerígenos y antimetastásicos de la miel se han estudiado a fondo en los
cánceres de mama, hígado y en el cáncer colorectal. En otros tipos de cáncer
(próstata, vejiga, endometrio, riñón, piel, cuello de útero, oral y de hueso),
los datos, aunque limitados, son prometedores. Los posibles mecanismos que
inhiben el crecimiento de tumores incluyen la regulación del ciclo celular, la
activación de la vía mitocondrial, inducción de la apoptosis de las células
cancerígenas, modulación del estrés oxidativo, reducción de la inflamación,
inhibición de la angiogénesis, etc. La revisión concluye con la siguiente
afirmación: “La miel es altamente citotóxica contra las células tumorales y los
datos indican que la miel puede inhibir la carcinogénesis modulando procesos
moleculares en las etapas de iniciación, promoción y progresión de un cáncer”.
“¿Tiene la miel las características de una
vacuna natural contra el cáncer?” podemos ver como entre las múltiples causas
de la carcinogénesis se encuentran una deficiente función inmune, infecciones y
úlceras crónicas, inflamación crónica, etc., y los estudios publicados hasta la
fecha han demostrado que la miel mejora el estado inmunológico, tiene
propiedades antiinflamatorias y antimicrobianas, y promueve la curación de
ulceras y heridas crónicas. Además se ha demostrado que la miel tiene propiedades
anticancerígenas en cultivos celulares y en animales. En otra revisión , se
analiza el potencial terapéutico de la miel en la leucemia centrándose en los
compuestos fenólicos de la miel (flavonoides, ácidos fenólicos, cumarinas y
taninos) y en su actividad anticancerígena, y concluye recomendando más
estudios que determinen la capacidad de la miel tanto en la quimioprevención
como en la quimioterapia en el paciente con leucemia. El siguiente artículo (
se centra en la tributirina (ácido butírico) que contiene la miel, y en su
acción anticancerígena observada tanto en estudios in vitro como en in vivo.
La
miel también se está utilizando como agente protector contra la mucositis
provocada por la radioterapia, y en el siguiente meta-análisis se observó una
reducción del riesgo relativo de presentar mucositis de un 80% en el grupo de
tratamiento que utilizó miel en comparación con el grupo control. En otra
revisión de Cochrane(18) también se encuentran beneficios en la miel para la
prevención y reducción de la mucositis asociada al tratamiento contra el
cáncer.
Miel caries y salud oral
Se
estudian los efectos de los polifenoles de diferentes alimentos, entre ellos
los de la miel en la prevención y tratamiento de caries, gingivitis, enfermedad
periodontal, candidiasis, aftas, mucositis, cáncer oral, etc. Aunque los
autores echan a faltar pruebas solidas (ECAs), afirman su fascinación al
observar como en estudios pre-clínicos los polifenoles han demostrado
actividades interesantes contra las enfermedades orales más comunes (caries,
periodontitis y candidiasis), así como en la prevención del cáncer oral.
Se comparó la miel, el sorbitol y el azúcar a
la hora de averiguar su potencial anticariogénico y de prevenir la gingivitis
y, aunque se observó que el pH de la boca cayó inicialmente de igual manera
tanto en el grupo de la miel como en el del azúcar, el pH de la boca del grupo
de la miel se recuperó rápidamente (10-20 min) y no bajó nunca por debajo del
punto de descalcificación (pH de 5,5), lo que sí sucedió con el azúcar. Además
se observó la capacidad antimicrobiana de la miel (al nivel de antibióticos),
lo que hace concluir a los autores que la miel puede ser usada para la
prevención de la gingivitis y la caries dental.
El
siguiente estudio analiza la actividad antibacteriana de la miel
en las bacterias cariogénicas y se detectó dicha actividad de la miel en el
Streptococcus mutans y en le Lactobacillus por lo que los autores concluyeron
que la actividad antibacteriana de la miel podría ser utilizada en la
prevención y reducción de la caries dental.
Y
terminaremos con el paper : “El potencial de la miel para promover el bienestar
oral”, donde se concluye que existe un gran volumen de literatura que indica
que la miel tiene potencial para el tratamiento de la enfermedad periodontal,
úlceras en la boca y otros problemas de salud oral.
El
gran volumen de literatura de informes de su eficacia indica que la miel tiene
potencial para el tratamiento de la enfermedad periodontal, úlceras en la boca,
y otros problemas de la salud oral.
Miel en ulceras, quemados, heridas y dermatitis.
Ya
desde hace más de 2.700 años la miel ha sido utilizada por los seres humanos
para tratar una gran variedad de enfermedades a través de la aplicación tópica,
pero no ha sido hasta tiempos modernos en los que se han demostrado sus
propiedades antisépticas y antimicrobianas. Los estudios clínicos han
demostrado que la aplicación de la miel en heridas infectadas reduce rápidamente
la infección y mejora la cicatrización. Un gran número de estudios han
confirmado el poder antimicrobiano de amplio espectro (antibacteriano,
antiviral, antimicobacteriana), propiedades que puede atribuirse a la acidez, a
su efecto osmótico, a su concentración alta en azúcares, a la presencia de
factores bacteriostáticos y bactericidas (peróxido de hidrógeno, antioxidantes,
lisozima, polifenoles, ácidos fenólicos, etc.), un aumento de la liberación de
citoquinas, a la modulación inmune y a las propiedades antiinflamatorias de la
miel.
Y
son muy abundantes las revisiones que analizan los posibles beneficios de la
aplicación tópica de la miel tanto en enfermedades dermatológicas, como en
úlceras, quemados y heridas. Trataré de ser breve en este tema y solo destacaré
los aspectos más importantes de las revisiones. En heridas de diabéticos la
miel muestra ser tan segura, rápida y efectiva a la hora de curar heridas como
los medicamentos sintéticos más avanzados (24), en otra revisión sobre heridas y
niños se nombra a la miel como una sustancia segura y natural que induce la
cicatrización a una velocidad mayor que los métodos convencionales por lo que
se incita a su uso en este campo. La acción antioxidante, antiinflamatoria, y
sus propiedades antibacterianas y antimicrobianas se subrayan en estas otras
tres revisiones: “Evidencia para el uso clínico de la miel en curación de
heridas como agente antibacteriano, antiinflamatorio, antioxidante y antiviral”,
“La miel y las infecciones microbianas: una revisión que apoya el uso de la
miel para el control microbiano”, y “Miel: sus propiedades medicinales y su
actividad antibacteriana.
En
la revisión “Miel, un inmunomodulador en la cicatrización de heridas” , podrás
adentrarte en los complicados mecanismos bioquímicos mediante los cuales la
miel es capaz de cicatrizar y curar heridas. Y si todavía te quedan ganas para
profundizar sobre la evidencia en el tratamiento terapéutico de la miel en la
curación de heridas puedes leer: “Miel en el cuidado de heridas: una revisión
sistemática” (30), “Miel como tratamiento de uso tópico para las heridas” y “La miel y la cicatrización de heridas: una
visión general” . Al parecer la miel estimula el crecimiento del tejido, la
síntesis de colágeno y el desarrollo de nuevo vasos sanguíneos en el lecho de
las heridas”.
En
cuanto a úlceras en la piel en una revisión de la literatura encontramos que de más de 470 casos de
pacientes tratados con miel, solo hubo cinco casos en los que no se alcanzó una
curación de las úlceras. En otra revisión sobre miel y úlceras los autores citan pruebas de la eficacia de la
miel, sus posibles mecanismos e hipótesis de acción y los beneficios y riesgos
potenciales de su uso.
Respecto
al uso de la miel en quemados decir que la miel se ha usado para el tratamiento
de las quemaduras y se han hecho diversas revisiones sobre el tema (41-49).
Destacaremos
una revisión sistemática y meta-análisis de ensayos controlados aleatorizados (ECA)
donde compararon la eficacia de la miel cubierta por una gasa estéril con un
tratamiento clásico de vendaje con gasa y sulfadiazina, en el tratamiento de
las quemaduras. La curación fue más rápida y eficaz en el grupo de la miel.
En
otra revisión sistemática de ECA se
analizaron diferentes tratamientos clásicos para las quemaduras superficiales
menores al 40% de la superficie corporal, y para la mayoría de resultados la
miel fue superior a todos los otros tratamientos.
La
miel (junto con cera de abeja y aceite de oliva) también se ha utilizado
exitosamente contra fisuras anales y hemorroides, reduciendo el prurito
(picor), el sangrado y el dolor y sin que apareciera efecto secundario alguno .
Esta mezcla también es efectiva en problemas dérmicos como la dermatitis del
pañal. La miel además demuestra su eficacia en la dermatitis inducida por la
radiación en pacientes con cáncer de mama, acelerando el sanado de la piel a
mayor grado que el tratamiento convencional y produciendo una mayor
satisfacción en el paciente.
La
miel también es efectiva contra la dermatitis seborreica . Mejora la psoriasis
de igual manera que los tratamientos convencionales, y si utilizamos la mezcla
anterior (miel, cera de abeja y aceite de oliva) el tratamiento mejora al de
potentes glucocorticoides en pacientes con psoriasis y con dermatitis. En dos
revisiones sobre la miel y sus usos dermatológicos también se analiza su uso en
pitiriasis, Tinea corporis e incluso contra la caspa.
Conclusiones:
Respecto
a las recomendaciones de la OMS de reducir los azucares simples (entre ellos
los de la miel), están basadas en dos estudios (el segundo una revisión sobre
el azúcar y la caries, y el primero: “Dietary sugars and body weight:
systematic review and meta-análisis of RCT and cohort studies) donde se observa
que “reducir la ingesta de azúcar se asocia a una reducción del peso corporal (0,8 Kg ), aumentar su ingesta
se asocia a un aumento del peso (0,75 Kg ) y sustituir un tipo de carbohidrato
por otro no repercute en el peso corporal” y en vista de esto limitar los
azucares simples, procedan de donde procedan, centrándose en el nutriente y
olvidándose de los alimentos, me parece un error colosal, y que donde la
mayoría de las personas leemos que comer más azucares engorda, dejar de
comerlos adelgaza, y cambiar las mismas calorías de por ejemplo un zumo de
fruta por las de un tubérculo, te mantiene en el mismo peso, ellos leen que hay
que cargarse a la mayoría de los alimentos con azucares simples. Simpleza, de
expertos, no se me ocurre otra palabra.
Lo que sí es cierto, es que en vista de la
literatura estudiada, podemos afirmar que la miel cruda es un remedio barato y
eficaz contra la tos, mejora los síntomas del resfriado (9), al parecer posee
efectos nootrópicos que mejoran la memoria, no debe ser prohibida al paciente
diabético ya que modula positivamente la respuesta glucémica, podría tener efectos
anticancerígenos y los pacientes con
cáncer que la toman, encuentran beneficios al prevenir y mejorar la mucositis
asociada al tratamiento oncológico. La miel no provoca caries y mejora la salud
oral. Los datos que apoyan la eficacia de la miel en el tratamiento de las
heridas, úlceras, quemados son abrumadores y demuestra una eficacia igual o
superior a la de los fármacos convencionales en el tratamiento de enfermedades
dermatológicas. Además ayuda en la prevención de enfermedades cardiovasculares
mediante la inhibición de la inflamación, mejorando la función endotelial así
como el perfil lipídico en sangre. También aumenta la resistencia de las
lipoproteínas de baja densidad (LDL-c) a la oxidación, puede prevenir de daños
producidos por el estrés oxidativo en enfermos crónicos, además de tener un
efecto hepatoprotector, antihipertensivo y controlar los efectos del Helicobacter pylori .…y ¿qué quiere decir toda esta
suerte de datos, y esta multitud de referencias bibliográficas? Que la miel es
un alimento ancestral,
presente a lo largo de la historia del ser humano, un alimento que proporciona
una gran cantidad de energía, y que además de servirnos como fuente energética,
tiene una multitud de compuestos que pueden mejorar nuestra salud y podrían
prevenir la aparición de algunas enfermedades.
Para
terminar, sólo aclarar 2 cosas:
La
primera: no seamos necios, no utilicemos estos datos ni para comer la miel por
toneladas ni para dar falsas esperanzas a los más débiles, a los que están
pasando por enfermedades graves. La miel no va a arreglar todos los problemas
de alimentación, ni eliminará las enfermedades de la civilización de un
plumazo. Sí, la miel ni es un alimento “milagro” ni es un “superalimento”. La
miel no va a acabar con la obesidad, el cáncer, la diabetes ni con la totalidad
de enfermedades autoinmunes. Todas estas enfermedades son enfermedades
multifactoriales y aunque no nos guste, en lo que respecta a la salud las cosas
no son tan fáciles.
Y
la segunda a los que dicen que la miel es azúcar. Sí, tenéis razón, la miel
contiene diversos azucares o hidratos de carbono en gran concentración. Pero
pensad que si no se consumen azucares, nuestro organismo (hígado y riñón) se
verá forzado a fabricarlos a partir de grasas (glicerol) y aminoácidos, porque
aunque le pesen a algunos, tejidos como los eritrocitos, el riñón, la córnea y
algunas células cerebrales, funcionan exclusivamente con glucosa. Y el cuerpo
es sabio, si llevas una dieta normocalórica cuyo sustrato principal son los
hidratos de carbono utilizará éstos para la obtención de energía, si tu
sustrato principal son las grasas, serán éstas las utilizadas como fuente
energética y si nuestra ingesta energética es superior a nuestro gasto
energético, independientemente del porcentaje de hidratos de carbono o grasas
que consumamos, ganaremos peso. Es así de fácil, pero un matiz más. Además de
energía, el cuerpo también requiere otros nutrientes, y sabemos que algunos
compuestos químicos naturalmente presentes en alimentos, sean o no esenciales,
pueden mejorar nuestra salud. Así que no basemos nuestra alimentación en
alimentos superfluos que no nos aportan nada más que calorías, alimentos como
el azúcar blanco o sacarosa, basemos nuestra alimentación en alimentos que
además de energía nos aportan otras cosas, alimentos que pueden ayudarnos a
mejorar nuestra salud. Muchos son los alimentos que pueden hacer esto, la
mayoría de ellos alimentos sin procesar, y la miel, por qué no, puede estar
entre ellos.
Rubén Murcia Prieto, Dietista-Nutricionista y
miembro de Dietética Sin Patrocinadores
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