sábado, 8 de diciembre de 2012

ALIMENTACIÓN PRIMAVERAL


Alimentación primaveral
La alimentación es el “aporte a las abejas de miel, polen o productos de sustitución con el objeto tanto de cubrir las necesidades indispensables de la colonia en caso de escasez o bien para crear en la colonia una euforia de recolección destinada a favorecer su desarrollo en un período en que los aportes naturales son pobres o inexistentes”.
En el primer caso que mencionaremos se habla de alimentación de estimulación, y en el segundo de alimentación  complementaria o simplemente alimentación.
 La abeja melífera requiere de una dieta apropiada para su crecimiento y desarrollo; su alimento debe contener sustancias nutritivas para mantener los procesos vitales pero debe tenerse en cuenta que el alimento de las crías es completamente diferente al usado por las adultas.
La miel y el polen son los alimentos naturales de la abeja melífera. La miel está compuesta fundamentalmente por azúcares y prácticamente no contiene proteínas lo que la hace una buena fuente de energías para las abejas. Los individuos adultos de la colmena pueden vivir durante largos períodos de tiempo con una dieta compuesta únicamente por azúcares, sin embargo el polen resulta esencial por su contenido de proteínas y vitaminas para la secreción de los alimentos larvales, el crecimiento de las abejas recién nacidas y el desarrollo de las glándulas hipo faríngeas.

 colmenas con alimentadores exteriores

Durante los últimos años algunas fuentes de polen y néctar han desaparecido o disminuido como consecuencia de la aplicación sistemática de herbicidas, el sobre pastoreo, el aumento de superficies dedicadas a cultivos no melíferos y condiciones meteorológicas adversas. En consecuencia en muchas zonas se han acortado los períodos de flujo importante de néctar con lo que sólo recolectan una buena cosecha aquellas colonias que llegan al inicio de las mieladas en buenas condiciones de desarrollo.
Si se tiene en cuenta que desde la postura de un huevo de obrera hasta su desarrollo como pecoreadora transcurren entre 5 y 6 semanas, la postura de la reina durante las 5 o 6 semanas previas a la cosecha no debe interrumpirse si no se quiere disminuir la población de abejas pecoreadoras, los individuos de la colmena con capacidad cosechera. Aquellas colonias que utilizan parte de la mielada principal para completar su retrasado desarrollo primaveral pierden valiosos kilos de miel durante la cosecha.
Teniendo en cuenta la situación descripta, la adecuada nutrición artificial de las colonias durante los períodos de escasez de néctar y/o polen que se produzcan en la etapa de precosecha adquiere su mayor importancia.
Como con la mayoría de los quehaceres apícolas, para la alimentación no hay una receta infalible válida para todas las colonias sino que el modo cómo se realicen tanto la alimentación como la incentivación está fuertemente determinado por las características de la zona dónde se encuentren los colmenares.
Es conveniente que en el momento de abastecer los colmenares el productor diferencie la calidad del alimento para el invierno de aquel que se da en la primavera para la estación fría no son aconsejables los jarabes con alto contenido de agua ya que pueden incentivar demasiado temprano la postura de la reina y estimular el vuelo de las abejas en un período cuando las temperaturas externas pueden resultar fatales y tendremos mayores niveles de humedad dentro de la colmena. En cambio durante la primavera, cuando la temperatura externa es mejor, las colonias pueden recibir jarabes azucarados menos concentrados
El ingreso natural de néctar, estimularán la postura de la reina.
Los jarabes azucarados que se suministran durante la primavera pueden tener una concentración de azúcar del 50 por ciento en tanto que la de los destinados al consumo invernal puede ser del 66 por ciento ya que el mismo debe ser suficientemente concentrado, además de no cristalizado y altamente asimilable para reducir la acumulación de residuos en la ampolla rectal. Para época de invierno, el jarabe de azúcar concentrado, el de maíz de alta fructosa o un candi son apropiados.


ESTIMULACIÓN
La incentivación artificial tiene como objetivo aumentar la postura de la reina mediante la utilización de sustitutos de polen. Sin embargo, aunque la cantidad de cría se puede aumentar,  la cantidad de larvas que una colonia puede criar está limitada por la capacidad de crianza de sus nodrizas.
Si se quiere incrementar el número de cría es importante que exista un adecuado aprovisionamiento de azúcares, proteínas y vitaminas. Para simular el ingreso de néctar se utilizan jarabes azucarados con una concentración del 40 o 50 por ciento de azúcar, en una dosis (es la más usual) de un litro de jarabe por semana y por colonia, y para cubrir los requerimientos de proteínas y vitaminas se utilizan suplementos de polen - mezcla de algún elemento substitutivo del polen, harina de soja por ejemplo, con polen natural - o sustitutos - alimento que reemplaza por completo al polen natural.
Movidas por el interés de saber qué es verdaderamente lo que estimula a la reina, si la miel o el polen y basándose en sus conocimientos que para que la abeja se críe hacen falta las proteínas y es el polen el que las contiene. Lo que incentiva verdaderamente es el polen y no la miel como creen muchos productores. Deberemos tener en cuenta que por mucha cantidad de alimento que aportemos  a la colmena si no hay un aporte suficiente de polen no obtendremos los resultados que buscamos  con la alimentación de estimulación
Como el aumento de la cría logrado mediante la estimulación  artificial trae aparejado un aumento significativo del consumo de las reservas azucaradas, si existen dudas acerca de la cantidad de reservas, se aconseja distribuir jarabes de alimentación y no de incentivación ya que el jarabe al 50 por ciento no constituye un buen alimento para las colmenas.
Requisitos para poder incentivar
 se puede incentivar a las colmenas de forma artificial sólo si se cumplen dos requisitos fundamentales: La existencia de abundantes reservas de miel o sustituto azucarado, y floración escalonada que implique una entrada natural de néctar y polen, de lo contrario, al producirse un corte en el ingreso de alimentos, las colonias se estresarán y resultará una colonia en peores condiciones que antes de la incentivación.
La segunda condición requiere del apicultor un profundo conocimiento de las fechas de floraciones como así también de la meteorología propia de la región para lograr un buen provecho de la incentivación artificial.
Resultados variables
Los resultados no son los mismos en todos los casos; en general el efecto es más notorio en los núcleos que en las colmenas bien desarrolladas.
La distribución de jarabe incentivante muy temprano puede ser contraproducente debido a que el período de incentivación disminuye el largo de vida de las abejas de invierno hecho que puede producir la reducción de la población pecoreadora de la colonia.
Cuando las condiciones naturales no son buenas, la distribución de jarabe denso, con una concentración del 66 por ciento, puede producir un mejor desarrollo de la postura que el suministro el jarabe al 50 por ciento.
La incentivación durante el otoño sólo se justifica en el caso de reinas fecundadas al final de la temporada, caso que mejoraría el posterior desarrollo primaveral de la colonia.
Sustitutos de polen
Aún no se disponen sustitutos que resulten económicos y que reemplacen perfectamente al polen.
De los compuestos sustitutivos del polen propuestos, el primero es el más usado en apicultura, en el cual el harina de soja es la principal fuente proteica y la levadura de cerveza es la mayoritaria del complejo vitamínico B. En lo que respecta a los elementos individuales, el que cualitativamente mejor sustituye al polen es la levadura de cerveza en tanto que el harina de soja, se recomienda  utilizarla tostada conteniendo como máximo el 7 por ciento de grasas y del 45 al 60 por ciento de proteínas.
Aceptación de los suplementos
Debido a que los suplementos del polen no siempre son bien aceptados por la abejas debemos colocarlos cerca del nido de cría y utilizar sustancias como aceite de anís, de hinojo o esencia artificial de miel para lograr una mejor tolerancia.
Algunos sustitutos para incentivar
se puede un aumento del 36 por ciento de la producción comercial de jalea real mediante el suministro de un sustituto de polen compuesto por el 12 por ciento de lacto albúmina, el 23 por ciento de levadura de cerveza desactivada y el 65 por ciento de azúcar blanca, más el agregado del 50 por ciento de agua con relación al peso de azúcar. Esta pasta se divide en porciones de 500 gramos las que  formaremos porciones y se guardan   a 15 º centígrados bajo cero, entre hojas de papel encerado de un tamaño de 200 milímetros tanto de largo cuanto de ancho, hasta ser usadas.
 

ALIMENTACIÓN ARTIFICIAL COMPLEMENTARIA
 la primera pauta para diagnosticar el padecimiento de hambre en una colmena es la inexistencia de reservas de miel o jarabe azucarado en la parte superior de los marcos que rodea al área de cría. La colonia al notar falta de reservas azucaradas comienza a matar huevos y cría abierta, fenómeno que se detecta por la presencia de cría muerta en la piquera. A partir de ese momento, la población comienza a disminuir hecho que no sólo tendrá consecuencias inmediatas sino que al faltar una generación de crías, la ausencia de nacimientos se notará luego de algunas semanas de iniciada la hambruna, aunque esta ya haya cesado.
La consiguiente falta de pecoreadoras producirá efectos a partir de las 6 semanas desde que en la colonia faltó el alimento. Esta situación es grave pero mayor importancia reviste aún si el hambre se produce durante las semanas previas al inicio de la cosecha. A este panorama suele agregársele la aparición de enfermedades dado que ciertos parásitos encuentran un blanco fácil en los individuos estresados.
Una colonia que sufrió un período de hambruna prolongado durante la primavera necesitará de varias generaciones de abejas para recomponer y equilibrar su población. Como consecuencia, utilizará gran parte del período de mielada principal para recuperar su equilibrio poblacional, disminuyendo de esta forma la cosecha de miel.
Diferentes alimentos.
La miel
A pesar de que la miel es el alimento energético natural de las abejas, el fuerte pillaje que puede provocar su distribución, la transmisión de enfermedades apícolas a través de la misma y su mayor valor comercial con respecto a sus sustitutos, son algunas de las razones que no hacen aconsejable su suministro para la alimentación de las colonias.
 La miel vieja o sobrecalentada y la fermentada no son buenas como alimento ya que la primera tiene bajo valor nutritivo y en el caso de la segunda, los productos del metabolismo de las levaduras pueden resultar tóxicos para las abejas.
La glucosa y la sacarosa
Distintas experiencias demuestran que la sacarosa es más aceptada y produce mejores resultados que la glucosa. Cuando las abejas se alimentan por sus propios medios visitan preferentemente,  las flores cuyo néctar tiene como azúcar predominante a la sacarosa.
Hanson y Sandberg probaron diferentes proporciones de glucosa y sacarosa para la alimentación invernal y el mejor resultado lo obtuvieron de las colonias alimentadas con jarabe de sacarosa en tanto a las que se les suministró jarabe con alta proporción de glucosa (75 por ciento de glucosa y 25 por ciento de sacarosa) quedaron en malas condiciones en la finalización del invierno. Las abejas prefieren los jarabes de sacarosa más que los de glucosa o fructosa, de azúcar invertido o los de melaza.
La calidad del azúcar   (sacarosa) y la aceptación por parte de las abejas depende del grado de refinación. El azúcar rubia es menos aconsejada que la refinada y se  puede utilizar para la alimentación sólo cuando existen condiciones que permiten buena actividad de vuelo y la eliminación constante de la materia fecal, ya que este tipo de azúcar puede provocar en el intestino posterior una acumulación exagerada de materia fecal. suele generar desperdicios de jarabe fermentado en los alimentadores.
El azúcar seca puede suministrarse en forma seca, de candi o de jarabe.
El azúcar administrado como candi es indicado para la alimentación en pleno invierno y para las abejas en viaje. Para su consumo las abejas necesitan agua que se puede suministrar especialmente, o en el caso de las abejas de invierno estas aprovechan el agua producida por la condensación dentro de la colmena. El candi es ingerido más lentamente que el jarabe y no produce la excitación de este último, sin embargo dado el costo del trabajo para su preparación se  utiliza para la alimentación de un número limitado de colmenas o para circunstancias muy especiales.
El azúcar seco que se puede administrar en alimentadores, sobre entretapas con agujeros o sobre una hoja de papel de diario colocada sobre los panales- presenta las ventajas de no necesitar preparación y distribuirse con facilidad, pero tiene la desventaja que la colonia necesita de aprovisionamiento constante de agua ya que la abeja requiere disolver el azúcar para consumirlo; además algunas individuos de la colonia lo tratan como impureza dentro de la colmena y sacan parte del suministro por la piquera.
Experimentos realizados por especialistas demostraron que la producción de miel de colonias alimentadas con jarabe de sacarosa al 60 por ciento fue superior que la de las colonias que se les había provisto azúcar seca.
El jarabe concentrado de azúcar al 66 por ciento puede utilizarse durante todo el año, sin embargo, si durante el invierno fuera necesario alimentar a las colonias, resulta más conveniente el candi ya que no estimula la postura. El producto más utilizado para la preparación de jarabe es el azúcar blanco cristalizado.
Algunas experiencias demostraron que las colonias alimentadas con jarabe de sacarosa aumentan la recolección de polen debido a un incremento en la población de abejas recolectoras; la cantidad de polen recogido se duplicó al suministrar jarabe con una concentración de sacarosa del 62 por ciento y se triplicó con jarabe al 40 por ciento. Este incremento adquiere mayor significación si se considera que también aumenta la eficacia polinizadora de las colonias.
El jarabe de maíz de alta fructosa (JMAF)
Este jarabe que deriva de la hidrólisis del almidón de maíz, incitaría menos al pillaje que el jarabe de sacarosa por resultar menos atractivo para las abejas. Estos jarabes son ofrecidos, en composiciones diversas, por distintas empresas a nivel nacional.
De comparaciones realizadas en laboratorio de los jarabes de maíz de alta fructosa, de uva, de miel y de sacarosa se concluyó que el largo de vida de las abejas alimentadas con jarabe de sacarosa fue el superior a todos, pero sólo estadísticamente mayor al correspondiente al jarabe de uva. En lo que respecta al consumo diario de jarabe, a la producción de cera y al número de celdas con miel operculada no se encontraron diferencias entre los jarabes de miel, sacarosa y alta fructosa.
 Se compararon jarabes al 66 por ciento de JMAF42, JMAF55, sacarosa y glucosa, los mejores azúcares para la alimentación complementaria de las abejas son el JMAF55 y la sacarosa.
El JMAF tiene las ventajas sobre el jarabe de sacarosa, que no necesita preparación, fermenta más lentamente e incita menos al pillaje; pero el jarabe de maíz también presenta algunas desventajas respecto de la sacarosa ya que resulta más caro si se tiene en cuenta su contenido acuoso, solidifica en primavera dificultando la distribución del mismo y encierra el peligro de adulteración de la miel de cosecha, dado que las abejas lo almacenan y lo tratan como si fuese miel.


PREPARACIÓN DEL JARABE
Para la fabricación de jarabe para las abejas el producto más utilizado es el azúcar blanco cristalizado.
Para preparar un jarabe para alimentación de dos partes de azúcar en una de agua. Con el fin de lograr una adecuada disolución del azúcar se revuelve la solución mientras se agrega el azúcar en forma de lluvia operación que se puede realizar en forma manual con una paleta perforada con mango   o de manera mecánica para lo que algunos apicultores adaptan maquinarias tales como mezcladoras y extractores de miel.
Para la preparación de grandes volúmenes de jarabe. La agitación se logra por un circuito cerrado accionado por una bomba.
La bomba se debe  poner en marcha antes de comenzar a verter el azúcar; si la solución no se agita mientras se hecha el azúcar, este se acumula en el fondo y no se logra una buena disolución final. Para el jarabe de incentivación con un 40 o 50 por ciento de sacarosa no es necesario calentar el agua ya que a una temperatura de 20 grados centígrados se logra una buena disolución.

CANDY


CANDY.

Se utiliza prácticamente para alimentar reinas que serán enviadas a lugares distantes. No es útil para alimentar a las abejas durante el invierno ya que se ablanda y puede aprisionar y matarlas.
El candy se prepara con miel extraída de muy buena calidad  y  azúcar flor. Es necesario constatar la ausencia de almidón en el azúcar, debido a que es perjudicial para las abejas.
Su preparación consiste en licuar la miel hasta unos 45C° y dejar enfriar hasta unos 38 C°, momento en que se adiciona azúcar flor hasta transformar la mezcla en una masa dura no pegajosa. A continuación se espolvorea azúcar sobre una superficie lisa en la cual se amasará la pasta recién confeccionada al igual que la masa de pan. Se le irá adicionando azúcar hasta que no se pegue a la masa. Se estima que la proporción de la mezcla es de 2 partes de miel y 5 partes de azúcar flor, durando el amasado prácticamente una media hora. El candy ha sido bien preparado si conserva la forma que se le dé y no se pondrá pegajosa al colocarlo en una jaulita de reina a una temperatura de 26-27 C°.

LA ALIMENTACION ARTIFICIAL DE LAS ABEJAS


LA ALIMENTACION ARTIFICIAL DE LAS ABEJAS


Las necesidades biológicas de la colonia de abejas están cubiertas con la recolección de néctar, polen y agua por parte de las obreras. Las abejas provocan la maduración del néctar y lo almacenan en grandes cantidades en forma de miel, que constituye la fuente de hidratos de carbono. También pueden almacenar polen en los panales, sobre todo cerca del nido de cría, pero no suelen hacerlo en la misma magnitud que la miel. El polen satisface normalmente los requerimientos nutricionales de proteínas, lípidos, minerales y vitaminas. Aunque las abejas pueden almacenar cierta cantidad de agua en forma de pequeñas gotas, no es muy frecuente y habitualmente las necesidades de agua son cubiertas cuando surgen.
En condiciones normales, las abejas recogen suficiente néctar y polen para el funcionamiento de sus colonias. Como no encuentran fuentes de polen y néctar durante todo el año, la colonia hace acopio de las reservas necesarias para soportar las épocas de escasez y vive en armonía con el clima y la vegetación circundantes. Sin embargo, el hombre manipula las colmenas para cosechar parte de su miel y polen, y con ello introduce un factor de distorsión en la vida de las colonias de abejas.
La alimentación artificial de las colmenas surge como una técnica apícola que intenta corregir las distorsiones producidas por las cosechas de miel y de polen extraídas por el apicultor. Pero no solo esto, además de actuar como suplemento de las reservas de las colonias después de una cosecha o durante una época de gran escasez (por ejemplo un duro invierno o una sequía), la alimentación artificial también puede servir como estimulante para acelerar el crecimiento primaveral de las colmenas.

SUPLEMENTOS AZUCARADOS Y PROTEICOS USADOS EN LA ALIMENTACION DE LAS ABEJAS.
Según la necesidad de las colmenas se suministrará un suplemento azucarado o proteico. La alimentación azucarada puede hacerse con miel, sacarosa (azúcar de caña), glucosa, jarabes de maíz, etc. El suplemento proteico puede ser de polen, harina de soja molida, levadura de cerveza, leche en polvo, etc.
La miel es el producto más simple que puede utilizarse para alimentar a las abejas cuando tienen pocas reservas. Algunos apicultores guardan panales de miel para colocarlos en las colmenas cuando las abejas los necesitan. Es la forma más cómoda y natural de alimentar las colmenas ya que sólo hay que colocar los panales cerca del nido de cría. Los panales que se guardan para la alimentación no deben ser muy gruesos para facilitar su introducción en el nido de cría y, por supuesto, no deben provenir de colonias que hayan padecido algún tipo de loque o micosis. También puede utilizarse la miel extraída de los panales para la elaboración de jarabes, bien sola o mezclada con otros azúcares o suplementos proteicos. Hay que insistir en que debemos tener la seguridad de que la miel proviene de colonias sanas.
La sacarosa refinada o azúcar de mesa es muy común como suplemento azucarado de uso apícola. Puede administrarse directamente en su forma sólida, en candi o para la preparación de jarabes. La forma en que suministra depende de la época del año y de la condición de la colonia. El azúcar en seco es fácil de usar y elimina los problemas de pillaje, pero su asimilación no está asegurada si las abejas no pueden pecorear para recoger el agua necesaria para diluirlo. Algunas abejas tratan el azúcar sólido como si fueran residuos y lo extraen de la colmena.
Los jarabes isomerizados de maíz o jarabes con alto contenido en fructosa (HFCS) comenzaron a producirse a primeros de los años setenta. Se obtienen mediante la hidrólisis enzimática del almidón para producir glucosa y la conversión parcial de ésta en fructosa. Aunque su composición puede ser muy similar a la de la miel, no supera a la sacarosa en el orden de preferencia de las abejas. Hay varios "HFCS" disponibles y se diferencian en su contenido de fructosa. Son bien asimilados por las abejas y quizás el más recomendable sea el que contiene un 55% de fructosa.
Apicultores e investigadores han buscado durante años fuentes de proteínas que pudieran ser usadas como suplemento proteico sustitutivo del polen. Todos los sustitutos encontrados son siempre menos atractivos que el polen. El polen mismo puede recolectarse para utilizarlo en la alimentación, bien espolvoreándolo sobre los panales o fabricando sustitutos de consistencia semisólida. La leche en polvo, la harina de soja o la levadura de cerveza también han probado su utilidad como fuentes de proteínas para las abejas. En muchos casos es recomendable mezclar varias sustancias y añadir una parte de polen a la mezcla (10-20%) para asegurar su buena asimilación.

TIPOS DE ALIMENTACION SEGUN LA EPOCA.
Se puede recurrir a la alimentación artificial en cualquier momento que la colmena lo solicite, sobre todo cuando sus reservas corren peligro de agotarse. Pero hay que imponer algunas restricciones como no alimentar poco antes y durante un flujo de néctar para evitar que parte del jarabe asimilado pueda mezclarse con el néctar. Si la alimentación artificial se realiza de una manera responsable y racional es un recurso muy valioso para obtener una población de abejas óptima para aprovechar las floraciones melíferas y poliníferas e incrementar el rendimiento de las colmenas y la calidad de sus productos:
  1. Otoño: La alimentación artificial en esta época puede hacerse con jarabe o con pasta. En climas cálidos con otoños no muy rigurosos las colonias pueden incorporar y madurar correctamente los jarabes para transformarlos en reservas invernales, pero en climas templados o muy lluviosos podemos tener problemas con el uso de jarabes en esta época.
  2. Invierno: Es una alimentación de mantenimiento y hay que usar jarabes muy concentrados, alimento semisólido o sólido, dependiendo del rigor del invierno. En climas muy fríos hay que huir de los jarabes y colocar el alimento en lugar muy accesible a las abejas. Es muy recomendable eliminar las reservas de miel de mielatos que debido a su elevado contenido en sales y azúcares extraños pueden provocar problemas de disenterías y pérdida de población de abejas.
  3. Para estimular: Se utilizan jarabes con una concentración de azúcares entre el 50-70 %. En esta época las abejas suelen madurar bien el jarabe e incluso usar parte del agua que evaporan para la alimentación de las crías. Si la fuente de polen es escasa, entonces hay que añadir un sustituto que contenga estos principios inmediatos en nuestras condiciones de clima y flora las necesidades de polen suelen estar bien cubiertas, bien con polen fresco o con buenas reservas de primavera. Durante la alimentación artificial se debe vigilar el pillaje en los colmenares, sobre todo cuando se administran jarabes hechos con una parte de miel. Si el colmenar es numeroso y las colmenas desiguales en su población pueden aparecer graves focos de pillaje con pérdida de colonias.


TIPOS DE ALIMENTADORES.
En general tienen que facilitar el acceso de las abejas, sobre todo en invierno. Hay dispositivos y métodos muy variados para suministrar alimento a las abejas. Una división puede hacerse por su colocación en la colmena:
  1. Sobre los panales: Aquí entran las bolsas de plástico, bandejas de madera o de plástico, ets. Si los marcos tienen el cabezal abierto no hay problema, si no lo tienen hay que dejar una abertura con la espátula para facilitar el acceso a las abejas.
  2. Vertical tipo marco: Consiste en un marco cerrado a modo de recipiente. Este puede fabricarse en distintos materiales. Tiene la ventaja de poder colocarse a voluntad más o menos alejado del nido de cría. En épocas frías hay que colocarlo muy cerca del nido, de lo contrario las abejas pueden enfriarse al intentar acercarse a el.
  3. Exterior tipo Boardman: Consiste en una botella u otro recipiente similar invertido sobre una pequeña bandeja, de la que las abejas van tomando poco a poco el alimento. Puede tener problemas de pillaje pero es posible solucionarlo si el acceso al jarabe se coloca muy en el interior de la colmena.

DISENTERIAS Y AZUCARES TOXICOS.
Cuando en patología apícola hablamos de disentería nos referimos, a semejanza de lo que ocurre en humanos, de un proceso intestinal que sufren las abejas y que produce una defecación abundante en el interior o en las inmediaciones de la piquera. El desencadenante más habitual es el elevado contenido en agua del alimento que toman las abejas. Aparece en los albores de la primavera y produce mortalidad de abejas y debilitamiento de la colonia. Entre los alimentos que pueden causar disentería están:
  • Jarabes de azúcares muy diluidos.
  • Sacarosa y almidón hidrolizados por ácidos: Es uno de los procesos industriales para la obtención de derivados azucarados de productos vegetales. Aunque estos son aptos para el consumo humano, no lo son para las abejas y causan disentería y disminuyen la vida de las abejas.
  • Miel sobrecalentada: Se producen sustancias tóxicas para las abejas durante el calentamiento excesivo de la miel.
  • Miel granulada: Humedad variable en la miel.
  • Azúcares semirrefinados: Son productos azucarados que contienen restos de almidón, oligosacáridos y otros azúcares que no son digeridos por las abejas e incluso presentan cierta toxicidad para las mismas.
También hay algunos azúcares que por sí solos pueden ser tóxicos, como la lactosa o azúcar de la leche, la rafinosa que es un azúcar importante en el néctar del girasol y en el azúcar que se extrae de la remolacha, entre cuyos efectos está la disminución de la vida de las abejas. Otro azúcar, la manosa, puede llegar a matar a las abejas inmediatamente.

De todos los azúcares, la sacarosa refinada (azúcar de caña) es el más valorado por las abejas en las pruebas de preferencia realizadas; en segundo lugar está la glucosa y los jarabes de glucosa y fructosa; le sigue en el orden de preferencias la maltosa y por último la fructosa. Entre los azúcares presentes en el néctar que las abejas liban de las plantas, la sacarosa es dominante, siendo el más abundante en los nectarios de muchas flores. Por ello, y porque el sistema digestivo de las abejas probablemente está mejor preparado para digerir la sacarosa, es por lo que las abejas prefieren consumir este azúcar. En resumen, el mejor azúcar que podemos dar a las abejas en forma de alimentación artificial es la sacarosa refinada.

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