miércoles, 12 de diciembre de 2012

PROTEÍNA CORPORAL DE LA ABEJA


PROTEÍNA CORPORAL DE LA ABEJA 

El polen provee a la colonia de abejas de toda la proteína necesaria para el desarrollo del cuerpo y su normal funcionamiento.  Las abejas utilizan las proteínas existentes en el polen fundamentalmente para el desarrollo de los músculos, glándulas y demás tejidos corporales. 

Estas proteínas que forman parte de la abeja, pueden ser trasladadas de una parte a otra del cuerpo, y es así, que cuando las abejas por ejemplo, dejan de producir jalea real al fin de su etapa de nodrizas, la proteína de las glándulas hipofaríngeas es transferida a las glándulas cereras y luego a los músculos de vuelo.  A su vez, la abeja tiene cierta capacidad de almacenar proteína en el cuerpo al nivel de los cuerpos grasos.

Cuando se da un período de escasez de polen con ingreso de néctar, las abejas nodrizas no desarrollan correctamente sus glándulas hipo faríngeas por lo cual no pueden alimentar a la cría.  En éstos casos, las abejas adultas son las que traslocan nuevamente proteína de su cuerpo a las glándulas de jalea y son ellas las que alimentan a la cría.  Este proceso solo se puede dar durante un corto período y a expensas de las reservas proteicas de las abejas adultas ubicadas a nivel de los cuerpos grasos.  La intensidad de trabajo como nodrizas y el desgaste sufrido por la abeja en esa etapa de su vida, van a determinar la longevidad de la misma.  Cuanto mayor el nivel de proteína del cuerpo de la abeja, más fuerte será y más va a vivir.  Un caso extremo en las necesidades de polen se puede dar frente a cortes repentinos de flujo y aportes, donde las abejas reducen el nido de cría rápidamente, llegando a utilizar en casos de escasez, las larvas de zángano y las del borde exterior del nido como fuente proteica.  Es en éstas situaciones extremas, en que se puede producir este tipo de "canibalismo" entre las abejas, las que tienen consecuencias nefastas desde el punto de vista productivo; ya que al faltar toda una generación de crías, la falta de nacimientos se hará notar recién algunas semanas después de iniciada la escasez, aunque ésta ya haya cesado.  Asimismo tendremos problemas de disminución poblacional de pecoreadoras cuando se cumplan las seis semanas de iniciado este proceso.  De más estaría mencionar aquí las graves consecuencias de este hecho, de producirse en las semanas previas a la mielada.

Distintos estudios han concluido que se requieren 3,2 miligramos de nitrógeno para criar una abeja desde la eclosión del huevo hasta su nacimiento.  Esta cantidad de nitrógeno se obtiene de entre 120 a 150 miligramos de pan de abeja, dependiendo fundamentalmente de las características nutritivas del mismo, aspecto que será analizado más adelante.  La carga promedio de polen por viaje es de unos 10 a 30 miligramos.  La cantidad de polen necesaria para producir un cuadro de cría es de 450 gramos.

Contrariamente a lo que se cree, se ha demostrado que las abejas cuando nacen, todavía no han completado su desarrollo fisiológico y requieren de una alimentación altamente proteica.  El inicio del funcionamiento de las glándulas para alimentar a la cría, el desarrollo y acumulación de reservas a nivel de los cuerpos grasos, el fortalecimiento de los músculos alares, el endurecimiento del exoesqueleto y el desarrollo de otros órganos como las glándulas cereras; requieren de nutrientes proteicos.   Estas abejas recién nacidas inician su consumo de polen alrededor de las dos horas después de nacer; dándose el máximo consumo alrededor de los 5 días, disminuyendo a partir del 8 - 10 día de vida, para prácticamente suspender su consumo a los 15 - 18 días cuando se prepara para realizar los trabajos fuera de la colmena.  En este aspecto, merece resaltar que el consumo de polen por parte de las abejas nodrizas varía sensiblemente con la época del año y con la cantidad de cría a alimentar.  Los consumos máximos de polen se dan a los inicios del flujo de néctar en los momentos de gran desarrollo de la cría en la colmena.  La cantidad de polen que consume una colonia fuerte de abejas anualmente es muy variable pero se puede estimar en el orden de los 20 a 50 kilos.

Cuando la abeja realiza un esfuerzo en condiciones "normales" consume hidratos de carbono (azúcares del néctar), pero cuando éste esfuerzo es máximo, como en las mieladas muy intensas de muchas especies apícolas, el aporte de aminoácidos esenciales y de proteínas para "sostener y reponer adecuadamente" todo el desgaste muscular, es de suma importancia.  En este momento es fundamental la concentración de proteína cruda del polen que consume la colmena y los niveles de aminoácidos esenciales del mismo.  Los pólenes de las distintas especies vegetales difieren en cuanto a su composición proteica.  Los hay con muy baja concentración de proteína cruda y muy bajos niveles de isoleucina particularmente.  Esta composición y sobre todo los niveles de proteína cruda son fundamentales en la fase de preparación de la colmena (pre-mielada) pues afectan grandemente la longevidad de la abeja.  En este sentido, se han llegado a comprobar disminuciones en la longevidad de hasta un 50%.  Este hecho es muy importante porque impide llegar a grandes poblaciones en la colmena; y lo que es más, cuando la abeja llega a pecoreadora le quedan ya unos pocos días de vida.  El punto en el que se establece el equilibrio entre nacimientos y muertes de abejas en la colmena, se da con menores desarrollos poblacionales, aspecto que será analizado al tratar el balance poblacional de la colonia.  En consecuencia, se disminuye en mucho la capacidad de pecoreo de la colmena.  Los niveles bajos de isoleucina a su vez potencian estos efectos.

Las abejas necesitan polen con por lo menos 20% de proteína cruda.  La mayoría de los pólenes  presentan niveles de proteína que pueden variar entre el 5 y el 40%; dependiendo de la especie, localización, condiciones climáticas, etc.  El nivel de proteína de un polen toma relevancia fundamental también durante el flujo de néctar o mielada; ya que la necesidad de proteína para las pecoreadoras será mayor, cuanto más fuerte sea el flujo y más estresadas estén las abejas.  El polen de los pinos posee solamente del 5 al 7% de proteína por lo que es una fuente de alimentos nutritivamente pobre.

Las abejas pueden llegar a tener altos niveles de proteína corporal con porcentajes de proteína cruda superiores al 60%.  Cuando llegan a este nivel son fuertes, longevas y con capacidad y potencial de pecorear mucha miel.  Paralelamente podemos encontrar colonias con un nivel de proteína corporal menor al 30%; siendo en estos casos abejas de corta vida, susceptibles a Loque europea y Nosema y muy malas productoras de miel.

El nivel de proteína corporal es muy importante durante todo el año; pero toma su real importancia durante el otoño, de manera que las abejas puedan controlar el Nosema, invernar en condiciones saludables y desarrollar rápidamente la colonia en la siguiente primavera.  Una correcta nutrición de las abejas de otoño es de fundamental importancia para que las mismas estén en condiciones de alimentar correctamente a los primeros ciclos de cría de la primavera.  Esta demostrado que las abejas de otoño presentan normalmente mayores niveles de proteína tanto en la hemolinfa como en sus glándulas que las abejas de primavera y verano.

El nivel de proteína corporal se reduce ante cualquier actividad y variación del nivel de estrés de la colonia como lo es la producción de miel, de cera, clima muy caluroso o muy frío y especialmente con el desarrollo de cría en primavera. Esta proteína corporal se incrementará en la medida que en la colmena este entrando polen de más del 20% de proteína cruda digestible y que las abejas no estén estresadas por un gran flujo de néctar o condiciones adversas del clima.  Es así entonces, que el nivel de proteína corporal es un buen índice de la capacidad de las abejas para invernar, obtener buenas cosechas, resistir enfermedades como el Nosema, la loque europea y la cría yesificada.

¿Cómo se trasladan estos hechos a la cosecha de miel?
·        En la etapa pre-mielada (etapa de preparación de la colmena).    En el caso de hacerse con un polen con bajo contenido proteico (menos del 20 – 25%), esta preparación puede resultar en una colmena con una población aceptable, pero donde las abejas tendrán acortada su vida hasta en un 50%; lo que implica que su vida útil como pecoreadoras estará sumamente acortada.  
·        En la etapa de mielada se debe de conocer el perfil proteico del polen de la especie en la que sé esta trabajando.  De ser bajo, el esfuerzo máximo que realiza la abeja resultará en un desgaste muy rápido sin una recomposición muscular y una rápida despoblación de la misma, con la consiguiente disminución de la capacidad de pecoreo.
·        En la etapa post-mielada, en caso de proseguir con pólenes bajos resultará en una colmena débil, agotada y sin capacidad de recuperación ni de enfrentar la invernada.

3.6       La proteína y el estrés.

La proteína corporal de la abeja esta estrechamente ligada a las distintas situaciones que la colonia esta pasando en un momento dado.  Las abejas no solo presentarán distintos niveles de proteína corporal de acuerdo al estrés a que están sometidas, sino que además, requerirán distintas cantidades de aporte proteico.  Esto es de fundamental importancia, pero a veces difícil de comprender y aprender a manejar por lo que, sí logramos entender el concepto de estrés en la abeja, estaremos en condiciones conocer y justificar una cantidad de hechos y situaciones de nuestro trabajo diario con las colmenas;  de los que no teníamos explicación.  El comprender este concepto nos va a permitir tomar mejores decisiones de manejo en nuestra explotación.

3.7       Situaciones de bajo estrés.

Las colonias poco estresadas muestran poca actividad, no están en ese trabajo y excitación frenética como solemos verlas en plena mielada.   Las abejas pueden estar desarrollando cría a un nivel constante, hay poca o nula entrada de néctar, la temperatura del aire es cálida (más de 20º) y sus necesidades son pocas.  En estas condiciones, las abejas aumentarán su nivel de proteína corporal y podrán incrementar suavemente su población si consiguen pólenes con 12 a 15% de proteína cruda.  La colonia podrá llegar a niveles de población razonables en seis a ocho semanas, y con abejas que habrán pasado de 40 a 60% de proteína corporal en dicho período.

3.8       Situaciones de alto estrés.

Las abejas que se encuentran en situaciones de alto estrés requieren aportes de polen con niveles de proteína cruda superiores al 20%.  Cuanto más estresadas, mayores son las necesidades de proteína.  Las situaciones de alto estrés en la colonia pueden ser muchas; pero una de las principales es cuando la colonia esta en plena mielada.  Cuanto más fuerte la mielada mayor es el estrés.  Estas situaciones también son comunes al inicio de la primavera cuando se da un gran crecimiento del área de cría frente a un plan de incentivo artificial de la postura de la reina.   Las temperaturas por debajo de los 20º o por encima de los 35º en momentos de mielada, agregan un problema más a las abejas, aumentando el estrés de la colonia.  Hay ejemplos de mieladas invernales con bajos aportes de proteína, ya sea en cantidad y/o calidad, donde las abejas se estimulan a trabajar en la pecorea, desarrollan los nidos de cría, producen cera, se obtiene miel y al finalizar la cosecha la colmena colapsa por un estrés proteico.  Esta es una de las explicaciones al debilitamiento, despoblación y muerte de colmenas en muchas floraciones otoñales de Eucalyptus grandis y E. globulus.   Lo mismo puede suceder en mieladas intensas donde hay abundante polen, pero se da una deficiencia proteica por la carencia de algún aminoácido en particular.  La mayoría de estas situaciones pueden ser solucionadas con suplementos proteicos artificiales elaborados fundamentalmente sobre la base de harina de soja.  Como se describirá más adelante éstos suplementos tendrán mejor resultado si les adicionamos polen fresco de especies ricas en proteínas.

3.9       La longevidad de las abejas y su relación con la nutrición.

Colonias con gran fortaleza significan mayor productividad.  De acuerdo con lo explicado solo conseguiremos colonia populosa con una buena nutrición; ya que cuanto más longevas sean las abejas de una colonia, a mayor población podrá llegar.  El mantenimiento del nivel poblacional de una colonia en plena mielada, estará condicionado a mantener un aporte proteico acorde a las necesidades.   Hay floraciones, pero fundamentalmente ambientes o zonas, que permiten mantener niveles cercanos al máximo de población posible; mientras que en otras los niveles poblacionales comienzan a disminuir drásticamente mientras dure la floración.   Si bien este aspecto tiene mucha relación con la estabilidad de los niveles de postura de la reina en las semanas anteriores; juega un rol fundamental la longevidad de las abejas, lo cual se maximiza con una correcta nutrición.  Es así, que encontramos zonas o ambientes apícolas que permiten un crecimiento poblacional durante los momentos de mielada, y otros, donde por disminución de la longevidad de las abejas por un bajo nivel de proteínas corporales se maximizan las muertes de abejas. El resultado es colonias poco populosas, que no pueden mantener una gran área de cría minimizando nacimientos y maximizando las muertes.
 Interacción entre nacimientos y longevidad.

INTERACCIÓN  ENTRE  NACIMIENTOS Y LONGEVIDAD

 HUEVOS / DÍA                                  L O N G E V I D A D

    20  días
   30 días
   40  días
1116
20.000
30.000
40.000
1300
23.400
35.000
46.800
1700
30.600
45.900 *
61.200 *
1900
34.200
51.300 *
68.400 *
2100
37.800
56.700 *
75.600 *
*   requiere manejo de la Cámara de cría.

     50.000 abejas   entre  1900  y  2380  huevos / día

Fuente: Nutrición for Long Life Bees, Kleinschmidt G. Apiculture Workshop Papers 1983.

De cuadro anterior se desprende no solo la importancia de abejas longevas para obtener una colonia populosa, sino que además, al aumentar la longevidad de una abeja; ese aumento es utilizado casi exclusivamente como pecoreadora.  Resaltar la importancia que este aspecto tiene desde el punto de vista productivo y económico de la empresa parece innecesario.

El nivel de proteína cruda disponible en la colonia en un momento dado, está influenciado por la cantidad y calidad disponible de polen presente, por la tasa de natalidad de la colonia y sus consiguientes requisitos de alimentos y, por la carga de trabajo y estrés de las abejas adultas.

Todas estas situaciones normalmente se dan en los distintos ambientes o zonas donde tenemos los apiarios y en parte lo que explica su distinto comportamiento.  Es común que muchas especies prácticamente no produzcan polen; otras producen pólenes en abundancia pero deficientes en determinados aminoácidos y en otras, los flujos de néctar son tan abundantes que disminuye drásticamente la proteína corporal de la pecoreadora con su consiguiente muerte temprana.  Recordemos lo ligado que esta el nivel de proteína corporal con la longevidad de la abeja y que en fuertes flujos sin el aporte apropiado de polen las pecoreadoras viven 20 - 26 días, mientras que si mantienen su nivel de proteína por sobre el 40%, éstas viven más allá de 46 - 50 días.  De esta forma lograremos mantener la fortaleza poblacional.  En Australia, con abejas pecoreando en eucaliptos es común una longevidad de las abejas de menos de 20 días.  Podemos marcar abejas cuando nacen y controlar lo largo de su vida en sucesivas visitas al apiario.  Frente a estas características de los ambientes es muy deseable que las floraciones estén acompañadas por flora de soporte, herbáceas o malezas que aporten polen.  La disponibilidad de polen de distintas especies en la mielada principal, generalmente es la clave para mantener colonias fuertes.
 Ing. Agr. Daniel Bazzurro

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