PROTEÍNA CORPORAL DE LA
ABEJA
El polen provee a
la colonia de abejas de toda la proteína necesaria para el desarrollo del
cuerpo y su normal funcionamiento. Las
abejas utilizan las proteínas existentes en el polen fundamentalmente para el
desarrollo de los músculos, glándulas y demás tejidos corporales.
Estas
proteínas que forman parte de la abeja, pueden ser trasladadas de una parte a
otra del cuerpo, y es así, que cuando las abejas por ejemplo, dejan de producir
jalea real al fin de su etapa de nodrizas, la proteína de las glándulas
hipofaríngeas es transferida a las glándulas cereras y luego a los músculos de
vuelo. A su vez, la abeja tiene cierta
capacidad de almacenar proteína en el cuerpo al nivel de los cuerpos grasos.
Cuando se da un
período de escasez de polen con ingreso de néctar, las abejas nodrizas no
desarrollan correctamente sus glándulas hipo faríngeas por lo cual no pueden
alimentar a la cría. En éstos casos, las abejas
adultas son las que traslocan nuevamente proteína de su cuerpo a las glándulas
de jalea y son ellas las que alimentan a la cría.
Este proceso solo se puede dar durante un corto período
y a expensas de las reservas proteicas de las abejas adultas ubicadas a nivel
de los cuerpos grasos. La intensidad de
trabajo como nodrizas y el desgaste sufrido por la abeja en esa etapa de su
vida, van a determinar la longevidad de la misma. Cuanto mayor el nivel de
proteína del cuerpo de la abeja, más fuerte será y más va a vivir. Un caso extremo en las necesidades de polen
se puede dar frente a cortes repentinos de flujo y aportes, donde las abejas
reducen el nido de cría rápidamente, llegando a utilizar en casos de escasez,
las larvas de zángano y las del borde exterior del nido como fuente
proteica. Es en éstas situaciones
extremas, en que se puede producir este tipo de "canibalismo" entre
las abejas, las que tienen
consecuencias nefastas desde el punto de vista productivo; ya que al faltar
toda una generación de crías, la falta de nacimientos se hará notar recién
algunas semanas después de iniciada la escasez, aunque ésta ya haya
cesado. Asimismo tendremos problemas de
disminución poblacional de pecoreadoras cuando se cumplan las seis semanas de
iniciado este proceso. De más estaría
mencionar aquí las graves consecuencias de este hecho, de producirse en las
semanas previas a la mielada.
Distintos estudios han concluido que se requieren 3,2
miligramos de nitrógeno para criar una abeja desde la eclosión del huevo hasta
su nacimiento. Esta cantidad de
nitrógeno se obtiene de entre 120
a 150 miligramos de pan de abeja, dependiendo
fundamentalmente de las características nutritivas del mismo, aspecto que será
analizado más adelante. La carga
promedio de polen por viaje es de unos 10 a 30 miligramos. La cantidad de polen necesaria para producir
un cuadro de cría es de 450
gramos .
Contrariamente a lo que
se cree, se ha demostrado que las abejas cuando nacen, todavía no han
completado su desarrollo fisiológico y requieren de una alimentación altamente
proteica. El inicio del funcionamiento
de las glándulas para alimentar a la cría, el desarrollo y acumulación de
reservas a nivel de los cuerpos grasos, el fortalecimiento de los músculos
alares, el endurecimiento del exoesqueleto y el desarrollo de otros órganos
como las glándulas cereras; requieren de nutrientes proteicos. Estas abejas recién nacidas inician su consumo
de polen alrededor de las dos horas después de nacer; dándose el máximo consumo
alrededor de los 5 días, disminuyendo a partir del 8 - 10 día de vida, para
prácticamente suspender su consumo a los 15 - 18 días cuando se prepara para
realizar los trabajos fuera de la colmena. En
este aspecto, merece resaltar que el consumo de polen por parte de las abejas
nodrizas varía sensiblemente con la época del año y con la cantidad de cría a
alimentar. Los consumos máximos de polen
se dan a los inicios del flujo de néctar en los momentos de gran desarrollo de
la cría en la
colmena. La cantidad
de polen que consume una colonia fuerte de abejas anualmente es muy variable
pero se puede estimar en el orden de los 20 a 50 kilos.
Cuando la abeja realiza un esfuerzo en
condiciones "normales" consume hidratos de carbono (azúcares del
néctar), pero cuando éste esfuerzo es máximo, como en las mieladas muy intensas
de muchas especies apícolas, el aporte de aminoácidos esenciales y de proteínas
para "sostener y reponer adecuadamente" todo el desgaste muscular, es
de suma importancia. En este momento es
fundamental la concentración de proteína cruda del polen que consume la colmena
y los niveles de aminoácidos esenciales del mismo. Los pólenes de las distintas especies
vegetales difieren en cuanto a su composición proteica. Los hay con muy baja concentración de
proteína cruda y muy bajos niveles de isoleucina particularmente. Esta composición y sobre todo los niveles de
proteína cruda son fundamentales en la fase de preparación de la colmena
(pre-mielada) pues afectan grandemente la longevidad de la abeja.
En este sentido, se han llegado a comprobar
disminuciones en la longevidad de hasta un 50%.
Este hecho es muy importante porque impide llegar a grandes poblaciones
en la colmena; y lo que es más, cuando la abeja llega a pecoreadora le quedan
ya unos pocos días de vida. El punto en
el que se establece el equilibrio entre nacimientos y muertes de abejas en la
colmena, se da con menores desarrollos poblacionales, aspecto que será
analizado al tratar el balance poblacional de la colonia. En consecuencia, se
disminuye en mucho la capacidad de pecoreo de la colmena. Los niveles bajos de
isoleucina a su vez potencian estos efectos.
Las abejas
necesitan polen con por lo menos 20% de proteína cruda. La mayoría de los pólenes presentan niveles de proteína que pueden
variar entre el 5 y el 40%; dependiendo de la especie, localización,
condiciones climáticas, etc. El nivel de
proteína de un polen toma relevancia fundamental también durante el flujo de
néctar o mielada; ya que la necesidad de proteína para las pecoreadoras será
mayor, cuanto más fuerte sea el flujo y más estresadas estén las abejas. El polen de los pinos posee solamente del 5
al 7% de proteína por lo que es una fuente de alimentos nutritivamente pobre.
Las
abejas pueden llegar a tener altos niveles de proteína corporal con porcentajes
de proteína cruda superiores al 60%.
Cuando llegan a este nivel son fuertes, longevas y con capacidad y
potencial de pecorear mucha miel.
Paralelamente podemos encontrar colonias con un nivel de proteína
corporal menor al 30%; siendo en estos casos abejas de corta vida, susceptibles
a Loque europea y Nosema y muy malas productoras de miel.
El nivel de
proteína corporal es muy importante durante todo el año; pero toma su real
importancia durante el otoño, de manera que las abejas puedan controlar el
Nosema, invernar en condiciones saludables y desarrollar rápidamente la colonia
en la siguiente primavera. Una correcta
nutrición de las abejas de otoño es de fundamental importancia para que las
mismas estén en condiciones de alimentar correctamente a los primeros ciclos de
cría de la
primavera. Esta
demostrado que las abejas de otoño presentan normalmente mayores niveles de
proteína tanto en la hemolinfa como en sus glándulas que las abejas de
primavera y verano.
El nivel de
proteína corporal se reduce ante cualquier actividad y variación del nivel de
estrés de la colonia como lo es la producción de miel, de cera, clima muy
caluroso o muy frío y especialmente con el desarrollo de cría en primavera.
Esta proteína corporal se incrementará en la medida que en la colmena este
entrando polen de más del 20% de proteína cruda digestible y que las abejas no
estén estresadas por un gran flujo de néctar o condiciones adversas del
clima. Es así entonces, que el nivel de
proteína corporal es un buen índice de la capacidad de las abejas para
invernar, obtener buenas cosechas, resistir enfermedades como el Nosema, la
loque europea y la cría yesificada.
¿Cómo
se trasladan estos hechos a la cosecha de miel?
·
En
la etapa pre-mielada (etapa de preparación de la colmena). En el caso de hacerse con un polen con bajo
contenido proteico (menos del 20 – 25%), esta preparación puede resultar en una
colmena con una población aceptable, pero donde las abejas tendrán acortada su
vida hasta en un 50%; lo que implica que su vida útil como pecoreadoras estará
sumamente acortada.
·
En
la etapa de mielada se debe de conocer el perfil proteico del polen de la
especie en la que sé esta trabajando. De
ser bajo, el esfuerzo máximo que realiza la abeja resultará en un desgaste muy
rápido sin una recomposición muscular y una rápida despoblación de la misma,
con la consiguiente disminución de la capacidad de pecoreo.
·
En
la etapa post-mielada, en caso de proseguir con pólenes bajos resultará en una
colmena débil, agotada y sin capacidad de recuperación ni de enfrentar la
invernada.
3.6 La proteína y el estrés.
La proteína
corporal de la abeja esta estrechamente ligada a las distintas situaciones que
la colonia esta pasando en un momento dado.
Las abejas no solo presentarán distintos niveles de proteína corporal de
acuerdo al estrés a que están sometidas, sino que además, requerirán distintas
cantidades de aporte proteico. Esto es
de fundamental importancia, pero a veces difícil de comprender y aprender a
manejar por lo que, sí logramos entender el concepto de estrés en la abeja,
estaremos en condiciones conocer y justificar una cantidad de hechos y
situaciones de nuestro trabajo diario con las colmenas; de los que no teníamos explicación. El comprender este concepto nos va a permitir
tomar mejores decisiones de manejo en nuestra explotación.
3.7 Situaciones de bajo estrés.
Las colonias poco
estresadas muestran poca actividad, no están en ese trabajo y excitación
frenética como solemos verlas en plena mielada. Las abejas pueden estar desarrollando cría a
un nivel constante, hay poca o nula entrada de néctar, la temperatura del aire
es cálida (más de 20º) y sus necesidades son pocas. En estas condiciones, las abejas aumentarán
su nivel de proteína corporal y podrán incrementar suavemente su población si
consiguen pólenes con 12 a
15% de proteína cruda. La colonia podrá
llegar a niveles de población razonables en seis a ocho semanas, y con abejas
que habrán pasado de 40 a
60% de proteína corporal en dicho período.
3.8 Situaciones de alto estrés.
Las abejas que se
encuentran en situaciones de alto estrés requieren aportes de polen con niveles
de proteína cruda superiores al 20%.
Cuanto más estresadas, mayores son las necesidades de proteína. Las situaciones de alto estrés en la colonia
pueden ser muchas; pero una de las principales es cuando la colonia esta en
plena mielada. Cuanto más fuerte la
mielada mayor es el estrés. Estas
situaciones también son comunes al inicio de la primavera cuando se da un gran
crecimiento del área de cría frente a un plan de incentivo artificial de la
postura de la reina. Las temperaturas por
debajo de los 20º o por encima de los 35º en momentos de mielada, agregan un
problema más a las abejas, aumentando el estrés de la colonia. Hay ejemplos de mieladas
invernales con bajos aportes de proteína, ya sea en cantidad y/o calidad, donde
las abejas se estimulan a trabajar en la pecorea, desarrollan los nidos de
cría, producen cera, se obtiene miel y al finalizar la cosecha la colmena
colapsa por un estrés proteico. Esta es
una de las explicaciones al debilitamiento, despoblación y muerte de colmenas
en muchas floraciones otoñales de Eucalyptus
grandis y E. globulus. Lo mismo puede suceder en mieladas intensas
donde hay abundante polen, pero se da una deficiencia proteica por la carencia
de algún aminoácido en particular. La
mayoría de estas situaciones pueden ser solucionadas con suplementos proteicos
artificiales elaborados fundamentalmente sobre la base de harina de soja. Como se describirá más adelante éstos
suplementos tendrán mejor resultado si les adicionamos polen fresco de especies
ricas en proteínas.
3.9 La longevidad de las abejas y su relación con la nutrición.
Colonias
con gran fortaleza significan mayor productividad. De acuerdo con lo explicado solo
conseguiremos colonia populosa con una buena nutrición; ya que cuanto más
longevas sean las abejas de una colonia, a mayor población podrá llegar. El mantenimiento del nivel poblacional de una
colonia en plena mielada, estará condicionado a mantener un aporte proteico
acorde a las necesidades. Hay
floraciones, pero fundamentalmente ambientes o zonas, que permiten mantener
niveles cercanos al máximo de población posible; mientras que en otras los
niveles poblacionales comienzan a disminuir drásticamente mientras dure la floración. Si bien este aspecto tiene
mucha relación con la estabilidad de los niveles de postura de la reina en las
semanas anteriores; juega un rol fundamental la longevidad de las abejas, lo
cual se maximiza con una correcta nutrición.
Es así, que encontramos zonas o ambientes apícolas que permiten un
crecimiento poblacional durante los momentos de mielada, y otros, donde por
disminución de la longevidad de las abejas por un bajo nivel de proteínas
corporales se maximizan las muertes de abejas. El resultado es colonias poco
populosas, que no pueden mantener una gran área de cría minimizando nacimientos
y maximizando las muertes.
Interacción entre
nacimientos y longevidad.
INTERACCIÓN
ENTRE NACIMIENTOS Y LONGEVIDAD
HUEVOS / DÍA L O N G E V I
D A D
20
días
|
30 días
|
40
días
|
|
1116
|
20.000
|
30.000
|
40.000
|
1300
|
23.400
|
35.000
|
46.800
|
1700
|
30.600
|
45.900 *
|
61.200 *
|
1900
|
34.200
|
51.300 *
|
68.400 *
|
2100
|
37.800
|
56.700 *
|
75.600 *
|
* requiere
manejo de la Cámara de cría.
50.000
abejas entre 1900
y 2380 huevos / día
Fuente: Nutrición for Long Life Bees, Kleinschmidt G. Apiculture
Workshop Papers 1983.
De cuadro anterior se desprende
no solo la importancia de abejas longevas para obtener una colonia populosa,
sino que además, al aumentar la longevidad de una abeja; ese aumento es
utilizado casi exclusivamente como pecoreadora.
Resaltar la importancia que este aspecto tiene desde el punto de vista
productivo y económico de la empresa parece innecesario.
El nivel de proteína cruda disponible en la colonia en
un momento dado, está influenciado por la cantidad y calidad disponible de
polen presente, por la tasa de natalidad de la colonia y sus consiguientes
requisitos de alimentos y, por la carga de trabajo y estrés de las abejas
adultas.
Todas estas situaciones normalmente se
dan en los distintos ambientes o zonas donde tenemos los apiarios y en parte lo
que explica su distinto comportamiento.
Es común que muchas especies prácticamente no produzcan polen; otras
producen pólenes en abundancia pero deficientes en determinados aminoácidos y en
otras, los flujos de néctar son tan abundantes que disminuye drásticamente la
proteína corporal de la pecoreadora con su consiguiente muerte temprana. Recordemos lo ligado que esta el nivel de
proteína corporal con la longevidad de la abeja y que en fuertes flujos sin el
aporte apropiado de polen las pecoreadoras viven 20 - 26 días, mientras que si
mantienen su nivel de proteína por sobre el 40%, éstas viven más allá de 46 -
50 días. De esta forma lograremos
mantener la fortaleza poblacional. En
Australia, con abejas pecoreando en eucaliptos es común una longevidad de las
abejas de menos de 20 días. Podemos
marcar abejas cuando nacen y controlar lo largo de su vida en sucesivas visitas
al apiario. Frente a estas características
de los ambientes es muy deseable que las floraciones estén acompañadas por
flora de soporte, herbáceas o malezas que aporten polen. La disponibilidad de polen de distintas
especies en la mielada principal, generalmente es la clave para mantener
colonias fuertes.
ME ASOMBRA LA DEDICACION Y ESTUDIO DEL TEMA. MUCHAS GRACIAS POR ESE GRAN ESFUERZO.
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