DIGESTIÓN DEL POLEN POR PARTE DE LA ABEJA
En este sentido, merece aclarar, que poco se sabe aún de los
mecanismos de digestión del polen por parte de las abejas.
A nivel de la alimentación larvaria el polen juega un rol
fundamental, siendo directa e indirectamente, el responsable de un aumento de
peso de la larva de obrera en ese período de 900 veces (1700 en reinas y 2300
en zánganos). El canal alimentario en
esta etapa de vida de la abeja, esta fundamentalmente diseñado para asimilar
nutrientes, con una estructura muy simple, y donde la mayor parte del mismo
esta formado por el mesenterón o ventrículo.
El comportamiento y alimentación que las nodrizas brindan a las larvas esta
fundamentalmente controlado por la secreción de una hormona llamada
"hormona juvenil"; la cual es segregada a nivel de las larvas por
unos órganos denominados "corpora allata". El correcto desarrollo de estos corpora
allata está supeditado a una buena nutrición de la larva.
No debemos de olvidar, que de las características
cuali y cuantitativas del alimento que reciban las abejas en esta etapa,
dependerá la funcionalidad y comportamiento del individuo en su etapa de
adulto. Las abejas criadas en momentos
de escasez de polen son de menor tamaño y con carencias de desarrollo. Abejas alimentadas con una dieta libre de
polen fueron incapaces de producir veneno, dándose además un menor desarrollo
de los ovarios. Asimismo, la postura de
la reina se inicia antes y perdura por más tiempo si se suplementa la dieta con
polen.
Las abejas manejan el polen en sus mandíbulas mezclado con
néctar o miel. Si bien, algunos autores
atribuyen a este trabajo como parte de la rotura de las capas externas del
polen; se ha determinado que a nivel del estómago de la abeja nunca aparece
polen roto y, solamente un 1% de los granos presentes en el intestino presentan
signos de rotura mecánica. Por lo tanto
se asume que las distintas acciones que se realizan en el manipuleo mandibular
del polen, cumplen una función pasiva al igual que para la ingestión de
líquidos.
El material es mecánicamente transportado desde el aparato
bucal al buche melario por la acción de ondas peristálticas a lo largo del
esófago. En el buche melario no
permanece más de 20 minutos; desde donde es rápidamente transferido a través
del proventrículo al intestino medio. En
este sentido, es asombroso el hecho de que en este pasaje al intestino medio,
solo se da el traslado del bolo de polen y prácticamente sin nada de jarabe o
néctar. La acción de los pelos o
espínulas de los labios del proventrículo es más de colado que de ruptura de
los granos.
El ventrículo de la abeja es la parte más importante del
canal alimentario. El pasaje del polen
hacia el ventrículo es dirigido por la válvula pro ventricular. Una vez que la masa de polen llega al
ventrículo se pone en íntimo contacto con las membranas peri tróficas; las que
cumplen un papel fundamental en la digestión del polen. La forma y función de estas membranas cambian
con el tipo de alimento. Dentro de las
funciones de estas membranas esta la de proteger a la abeja de la superficie
abrasiva y muchas veces puntiaguda y espinosa de los granos de polen. La temperatura juega un rol importante en el
tiempo de pasaje del polen por el canal alimentario; siendo que por ejemplo a
20º centígrados, el pasaje del polen por el ventrículo, demora 2 o 3 veces más
que a 35º. Normalmente son necesarias de
2 a 3
horas para que se de el pasaje de la masa de polen a través del ventrículo de
una abeja pecoreadora, y de unas 12 horas en las abejas nodrizas. La masa de polen entra al intestino posterior alrededor de las dos horas y media
luego de haber sido ingerido. Una vez
llegado a este punto, pasan a formar parte de los residuos de la digestión y
quedan almacenados hasta que la abeja realice su próximo vuelo de
limpieza. Paralelamente, los residuos de
los líquidos nitrogenados son absorbidos desde la sangre por los Tubos de
Malpighi y pasados hacia el intestino para su posterior expresión.
Los granos de polen sufren cambios físicos en su pasaje por
el canal alimentario de la
abeja. La celulosa, la
pectina y la cubierta de esporopolenina del polen son indigestibles para los
insectos; debiendo darse la extracción de nutrientes a través de las propias
células de la pared y/o de las pequeñas rupturas que puedan existir en la misma.
La ruptura de los granos no es necesaria para que se
logre y complete la
digestión. Si bien en
el buche melario se dan pocos cambios, el polen absorbe humedad y se hincha
como cuando se prepara para germinar.
Esta hinchazón y absorción de humedad se da sobre todo en las células de
la zona del poro germinativo. La digestión
comienza pocos minutos después que el polen llega al ventrículo. A los 10 minutos el contenido celular del
polen empieza como a empujar hacia afuera la pared del grano formando una
vacuola transparente, la que aumenta de tamaño.
Alrededor de los 30 minutos, se da una desaparición de los materiales de
coloración y pigmentación del grano. En
este momento se pueden encontrar distintas lipasas y enzimas encargadas de la
digestión de proteínas en el interior del ventrículo. Es también en estos momentos, en que la
digestión avanza rápidamente, extrayéndose la mayoría del contenido
celular. Este proceso digestivo
parecería ser igual tanto en la larva como en el insecto adulto. La actividad enzimática y el proceso
digestivo son mayores al principio del intestino grueso, dándose la absorción
de metabolitos mayormente hacia el final del ventrículo.
La digestión de proteínas, lípidos y carbohidratos se realiza
fundamentalmente a través de los poros de germinación del polen. Si analizamos los residuos de la digestión
del polen, aparecen las estructuras exteriores del grano prácticamente igual.
Las proteínas que forman
parte de determinados órganos de la abeja, pueden ser trasladadas de una parte
a otra del cuerpo, y es así, que cuando las abejas por ejemplo, dejan de
producir jalea real al fin de su etapa de nodrizas, la proteína de las
glándulas hipo faríngeas es transferida a las glándulas cereras y luego a los
músculos de vuelo. Como se mencionó
anteriormente, la abeja tiene cierta capacidad de almacenar proteína en el
cuerpo a nivel de los cuerpos grasos.
Las características tanto en calidad como en cantidad de la
alimentación proteica en la etapa larvaria y juvenil, hará variar sensiblemente
la longevidad de la vida de las abejas, fundamentalmente por el almacenamiento
que se pueda realizar a nivel de los cuerpos adiposos. La fracción lipídica del polen sirve como
fuente para generar reservas grasas, de glicógeno y albúmina, para utilizar en
momentos de escasez de alimentos y ser transformadas en glucosa. Si bien este almacenamiento es casi
insignificante durante la primavera y el verano, es especialmente importante en
las abejas que nacen previo al período invernal, donde las abejas deben no solo
subsistir por varios meses, sino que además deben alimentar a la primera
generación de la
primavera. Aunque
viejas, las abejas de invierno son capaces de asumir la tarea de nodrizas, aún
en ausencia de polen, gracias a sus reservas de proteínas. No debemos olvidar que los constituyentes
lipídicos y el espectro de ácidos grasos pueden conformar hasta el 20% del peso
de la abeja.
El polen es además un alimento fundamental a nivel de las
abejas jóvenes, para poder completar su desarrollo corporal y el de ciertas
glándulas que le permiten cumplir con una serie de funciones en sus actividades
dentro de la colmena.
Contrariamente a lo que se cree, se ha demostrado que las
abejas cuando nacen, todavía no han completado su desarrollo fisiológico y
requieren de una alimentación altamente proteica. El inicio del funcionamiento
de las glándulas para alimentar a la cría, el desarrollo y acumulación de
reservas a nivel de los cuerpos grasos, el fortalecimiento de los músculos
alares, el endurecimiento del exoesqueleto y el desarrollo de otros órganos
como las glándulas cereras; requieren de nutrientes proteicos. Estas abejas recién nacidas, inician su
consumo de polen alrededor de las dos horas después de nacer; dándose el máximo
consumo alrededor de los 5 días, disminuyendo a partir del 8 - 10 día de vida,
para suspender su consumo a los 15 - 18 días, cuando se prepara para realizar
los trabajos fuera de la colmena.
Merece resaltar que el consumo de polen por parte de las
abejas nodrizas, varía sensiblemente con la época del año y con la cantidad de
cría a alimentar. Los consumos máximos
de polen, se dan a los inicios del flujo de néctar y en momentos de gran
desarrollo de la cría en la colmena.
La cantidad de polen que consume una colonia de abejas
anualmente es muy variable; pero se puede estimar en el orden de los 20 a 50 kilos.
Los insectos necesitan en su alimentación los mismos diez
aminoácidos que son esenciales para los mamíferos. Estos son: arginina, histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina,
fenilalanina, treonina, triptófano y valina.
Sin entrar a analizar la serie de aminoácidos contenidos en
el polen, y que son de carácter esencial para el desarrollo normal de las
abejas, se sabe de algunos de ellos, que sin ser esenciales, tienen efectos
estimulantes sobre todo en momentos de escasez proteica. No debemos olvidar la estrecha relación que
existe entre el aporte de polen a una colmena y la duración de la vida de la
abeja.
Las abejas no pueden
utilizar el polen como fuente de energía ni la miel como fuente proteica. (No
pueden realizar el proceso de la gluconeogénesis).
El polen provee a la
colonia de abejas de toda la proteína necesaria para el desarrollo del cuerpo y
su normal funcionamiento. Las abejas utilizan
las proteínas existentes en el polen fundamentalmente para el desarrollo de los
músculos, glándulas y demás tejidos corporales.
Cuando se da un período de escasez de polen con ingreso de
néctar, las abejas nodrizas no desarrollan correctamente sus glándulas hipo
faríngeas; por lo cual no pueden alimentar a la cría.
En éstos casos, las abejas adultas son las que
traslocan nuevamente proteína de su cuerpo, desde sus reservas a nivel de los
cuerpos grasos, a las glándulas productoras de jalea, y son ellas las que
alimentan a la cría. Este proceso solo se puede
dar durante un corto período, y a expensas de las reservas proteicas de las
abejas adultas. Es así, que en esta
situación se produce un desequilibrio en el funcionamiento normal de la
colonia, que en la mayoría de los casos lleva generaciones de abejas para
restablecerse. La intensidad de trabajo como nodrizas y el desgaste sufrido por la
abeja en esa etapa de su vida, van a determinar la longevidad de la misma. Un caso extremo en las necesidades de polen se puede
dar frente a cortes repentinos de flujo de néctar y/o de aportes proteicos,
donde las abejas reducen el nido de cría rápidamente, llegando en casos de
escasez de reservas, a eliminar los huevos y las larvas de zángano y las del
borde exterior del nido utilizándolas como fuente proteica. Son éstas situaciones extremas, en que se
produce este tipo de "canibalismo" entre las abejas, las que tienen consecuencias
nefastas desde el punto de vista productivo; ya que al faltar toda una
generación de crías, la falta de nacimientos se hará notar recién algunas
semanas después de iniciada la escasez, aunque ésta ya haya cesado. Asimismo tendremos problemas de disminución
poblacional de pecoreadoras cuando se cumplan las seis semanas de iniciado este
proceso. De más estaría mencionar aquí
las graves consecuencias de este hecho, de producirse en las semanas previas a
la mielada.
Se ha comprobado que
abejas que nacieron y se desarrollaron sin una correcta alimentación proteica
disminuyen la duración de su vida hasta en un 50%.
Como se mencionara anteriormente, el consumo de polen es
fundamental para el desarrollo de las distintas glándulas; las que una vez desarrolladas,
le permiten a la abeja construir panales
o segregar jalea a partir de miel o azúcar. Es en el período de desarrollo de las
glándulas en que se van acumulando las distintas sustancias nitrogenadas que
luego formarán parte del producto segregado.
Es por tal motivo que una adecuada nutrición proteica de la larva y la
abeja nodriza, me garantizan una rápida renovación de las abejas nodrizas y un
menor desgaste metabólico de la
misma. Este menor
desgaste me determinara abejas más longevas y productivas.
Distintos estudios han concluido que se requieren 3,2
miligramos de nitrógeno para criar una abeja desde la eclosión del huevo hasta
su nacimiento. Esta cantidad de
nitrógeno se obtiene de entre 120
a 150 miligramos de pan de abeja, dependiendo
fundamentalmente de las características nutritivas del mismo, aspecto que será
analizado más adelante. La carga
promedio de polen por viaje es de unos 10 a 30 miligramos. La cantidad de polen necesaria para producir
un cuadro de cría es de 450
gramos .
A nivel práctico se ha planteado como indicador de la
cantidad y calidad de polen en la colmena, la realización de observaciones con
respecto al desarrollo de zánganos en la misma.
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