lunes, 18 de febrero de 2013

CRÍA Y FLORACIONES DISPONIBLES


Relación de la cría con las  floraciones disponibles
en primer lugar tenemos la remoción inicial, en la que la actividad es escasa y discontinua y solo destacan las mejores colonias que pueden enviar algunas abejas a la recolección mientras suficientes se encargan de mantener la temperatura interior, calentando la cría.
en segundo lugar la remoción básica, o desarrollo, en ella el nido se duplica en cantidad de cría y las colonias potentes presentan en los días bonancibles bastante actividad siendo la llegada de polen continúa, las más retrasadas se preparan pero sus posibilidades son menores, solo las primeras llegarán con éxito a alcanzar el volumen necesario, pues esta remoción, bien sea natural por el estímulo de las flores del entorno o por la alimentación estimulante que nosotros les facilitamos las hará estar muy correctamente preparadas para la siguiente etapa que es la más importante.

en esta tercera etapa tenemos la formación del remanente o cosecha, el lanzamiento de las fases anteriores propicia el disponer de una cantidad de abejas muy grande y así cuando observamos el exterior de una colmena muy potente vemos llegar verdaderas bandadas de abejas y casi todas provistas de polen, solo el trabajo acumulado de todas ellas hace posible que en el interior vayan aumentando poco a poco el número de panales ocupados primero por el néctar recién recogido y más tarde por la miel, el intenso trabajo a que están sometidas hace que a diario mueran en los campos un elevado número de pecoreadoras que son repuestas por las nuevas generaciones que en la colonia se están preparando.
en cuarto lugar está el cese de actividad, las abejas a pesar de todos sus esfuerzos por encontrar néctar tienen que acabar por aceptar que las flores escasean y que la recolección toca a su fin, no suele producirse un parón de forma súbita sino pausa, como queriendo acostumbrar a las pecoreadoras a la nueva situación. A partir de este momento y con la cosecha ya almacenada solo resta dejarles una provisión suficiente para pasar el Invierno y retirarles el resto.

en quinto lugar llega el reposo invernal o pequeño descanso que en colmenares de costa y media montaña el clima les facilita, consumen de las reservas y mantienen el calor vital necesario, agrupándose en un espacio muy reducido, reiniciando el ciclo tan pronto las primeras flores les ofrezcan néctar que recoger y el tiempo atmosférico les permita volar para recogerlo.
 En cualquiera de los apartados la dependencia de las flores es total, siendo ellas las que marcan la intensidad de los distintos estímulos necesarios a la vida de la colonia, es por ello prioritario valorar las posibilidades de un colmenar relacionándolo siempre con la actividad que a las abejas les permite desplegar. Buenas floraciones y cercanas a las colonias permitirán lograr una cosecha de mayor envergadura que cuando las dificultades del entorno añaden obstáculos al trabajo diario reduciéndola.
En la fig debajo del texto ,vemos algunos detalles interesantes del comportamiento recolector de las abejas en relación con las disponibilidades del lugar del asentamiento.
Arriba señalamos las cinco partes en que dividimos el estímulo que las floraciones hacen sobre las colonias. La línea azul nos indica la cantidad de néctar disponible en el campo. Con la línea de trazos finos rojos se representa el comportamiento recolector del colmenar, tomando como tipo las colonias de evolución mas normal, comprobado durante varios años, observamos de este modo que las abejas disponen de mayor cantidad de néctar que el que pueden arrastrar, pero ambas curvas tienen una forma similar, las flores van motivando a las abejas y poco apoco incorporan más ganado a la tarea. Coincidiendo las condiciones óptimas lo mismo de flor que de ganado, es el momento de colocar las segundas alzas que son llenadas con suma facilidad. Es curioso observar como al llegar las últimas flores se hallan las colonias con tal cantidad de ganado que durante unos días se produce un cierto desfase y la capacidad de recolección es superior a las disponibilidades en el campo, con la disminución en la cantidad de puesta se logra un equilibrio impuesto, durante un tiempo toda esa cría prepara futuras abejas, es consumidora neta al no permitir el campo más cosecha, no obstante y como prueba de la armonía de todo lo que sucede en las colonias estas abejas serán las nodrizas de las primeras abejas nacidas en la próxima añada, no habiendo pérdida alguna sino una reserva de lo que será la base del lanzamiento en la evolución del siguiente año.

Destacamos que las floraciones en los buenos asentamientos superan la capacidad de las colmenas con dos alzas industriales, lo que nos permite incrementar el número y obtener la cosecha mayor posible de alcanzar.
No siempre es sí y con línea de puntos finos en negro está señalado el caso de un colmenar que tienen mayor capacidad de acopio que la que obtienen en la floración disponible, en este caso decimos que se halla saturado el campo, puede ser debido a mantener demasiadas colonias propias reunidas o a juntarse ganado procedente de varios sitios en un pasto concreto, ello tendrá como consecuencia inevitable una menor cosecha para todas las colonias. La mejor forma de saber cual es la capacidad de producción de néctar de un lugar es utilizar la báscula y determinar la llegada diaria, siendo las condiciones generales conocidas nos permite saber si el incremento es el adecuado. Si se da el caso que en un colmenar estante obtenemos bajas producciones y todo lo hallamos normal podemos hallarnos dentro de esta anormalidad, la báscula nos permite no tener que constatarlo al final de campaña y podremos poner remedio a tiempo. En aquellos lugares donde se producen asentamientos temporales de transhumante puede suceder, el desplazamiento de parte o de todas las colonias a otro lugar es el único remedio.

Dada la importancia básica que para la marcha del colmenar tienen las floraciones que las abejas puedan aprovechar de la inmediaciones, es muy conveniente realizar una valoración de cuales están disponibles según el momento y cuales son los obstáculos que en cada caso concreto encontrarán las abejas en sus salidas.
Esto es más importante en los colmenares donde se busca hallar una máxima producción y por tanto se optimizan todos los pormenores, todo esto no tendría tanta importancia en aquellos casos donde las producciones solo se estiman para el consumo propio y para una venta muy reducida.
Después de conocer los estímulos que las floraciones imprimen en el comportamiento sucesivo de las diferentes etapas de la evolución de las colonias, haremos una primera valoración basándonos en que en las primeras etapas, que hemos llamado remoción, los consumos son reducidos, pero las adversas condiciones climáticas exigen que esos aprovisionamientos se hallen cercanos estimando como muy conveniente dispusieran de flores no mas lejos de 1 km. de distancia y mejor de varias especies para asegurar el acopio.
Es interesante valorar cual es la proporción de plantas silvestres que se crían en los bordes de los caminos o en las riveras de ríos, arroyos o terrenos comunales, por ser ellas un seguro proveedor año tras año, en clara ventaja con las especies de cultivo que serán aprovechadas cuando interese dejando un vacío temporal de recolección, variable en el tiempo según de que especie se trate. En el caso de los árboles será siempre largo privando a las abejas de trabajarlo y obligándolas a proveerse de otro sitio que pudiera incomodarlas y estimularía poco al principio.
Entre los árboles más interesante y que crecen de forma espontanea se hallan los "salgeros" que se localizan en las riveras de los arroyos y proporcionan una cantidad muy importante de néctar y de polen desde Diciembre a Febrero, pudiendo observar como las abejas trabajan sobre ellos con verdadero entusiasmo, es interesante notar que si el Invierno es muy frío retrasa el inicio de la floración iniciándola en Enero. Entre los árboles maderables se encuentra el eucalipto, que inicia en Diciembre y prolonga su floración hasta Abril, incluso algunos ejemplares hasta Mayo, estas flores son muy atractivas para las abejas por su larga duración y de hallarse en las proximidades la remoción inicial será muy buena a poco que ayude el clima, producen néctar y polen abundante.

En los colmenares de costa estas floraciones pueden ofrecer una buena cosecha tan solo el clima puede ser obstáculo para que se logre, en cualquier caso la remoción que producen es muy importante a la hora de disponer de abejas para más adelante.
Como durante estos primeros meses del año los arrastres aunque importantes no tienen la importancia que alcanzarán mas adelante no suponen problema alguno, es al llegar el mes de Marzo cuando las floraciones empiezan a tener una importancia decisiva y debemos valorar cuales tienen las abejas disponibles.
Una de las flores cuya presencia en muy conveniente es el diente de león o Taraxacum, que proporciona buena recolección y que las abejas buscan con interés, se localiza sobretodo en terrenos que han sido cultivados aunque algunas variedades nacen en pleno campo de forma espontánea, esa flor se suma a las todavía presentes de los eucaliptos y se añaden a ellas las de algunos ciruelos tempranos, robles, algunos perales y otros árboles de huerta, siendo las posibilidades de recolección cubiertas entre todos, la proximidad ya no es tan necesaria los días aunque algunos sean malos, en general, encuentran posibilidad de abastecerse sin dificultad, no contradice los indicado que cuanto más cerca se hallen las flores mejor.

Esta facilidad de aprovisionamiento y el consiguiente arrastre hace que la reina se lance a la cría siendo entonces cuando las colonias se distancian claramente destacando las más potentes cuyo movimiento de piquera es comparativamente mayor, aprovechando las flores próximas y las lejanas, las atrasadas tendrán los problemas propios al tener que abastecerse solo de las inmediaciones y el estimulo sobre la reina puede no ser lo bastante intenso una intervención del apicultor puede ser necesaria.
Durante Abril y Mayo se añaden a las anteriores muchos frutales de huerta, tal es el caso de los ciruelos tardíos, melocotoneros, cerezos y la floración especialmente intensa en los manzanos, a todos acuden las abejas libando una importante provisión de néctar, se suman arbustos silvestres como los espinos blancos y algunos robles de floración mas tardía, todos contribuyen a dar el empuje definitivo a la evolución de la cantidad de cría que alcanzará su apogeo en Junio prolongándose hasta principios de Agosto, en este intervalo entran en floración todas las leguminosas y gramíneas de los prados especialmente abundantes y para terminar la presencia de castaños, buenos productores, con todos se forma la cosecha que será recogida por el apicultor.

FACTORES QUE INFLUYEN EN LAS PRODUCCIONES



  ante las floraciones importantes o masivas en el lugar de nuestro asentamiento debemos hacer una valoración que nos permitirá conocer:
superficie que ocupan las plantas interesantes.
distancia a que se hallan de las colmenas.
obstáculos que las abejas tienen que salvar.
facilidad de aprovisionamiento de agua en Verano.
acción del viento sobre las rutas de vuelo.
El primer factor tiene una importancia muy grande, pues cuanto mayor sea la superficie disponible también será mayor la capacidad de recolección. Es importante tener en cuenta que se produce una renovación constante en la secreción del néctar por las plantas pero tiene que transcurrir un cierto tiempo para que en los cálices de las flores se halle una cantidad aprovechable por las abejas, así podemos verlas que apenas posadas en un flor reemprenden el vuelo hacia otra, sucede que de no disponer de una cantidad abundante de pasto habrá un pérdida notable de tiempo y la cosecha será menor.
En segundo lugar la distancia a que las abejas tienen que volar para cosechar condiciona el número de vuelos que en un tiempo determinado pueden realizar, cuanto más cerca a la colmena se hallen los pastos mejor resultado se obtendrá. Las largas distancias exigen por otra parte consumo adicional de miel que es empleada como energía para volar y las abejas se hallan más expuestas a ser muertas por las circunstancias adversas y en caso de tiempo irregular no se atreven a salir perdiendo capacidad recolectora.

En tercer lugar consideramos la situación del colmenar teniendo en cuenta la peculiar forma de ver que las abejas tienen y que en ocasiones las lleva a remontar obstáculos por la parte más elevada, una casa por ejem, que se halla interpuesta en su camino recto al lugar de pecorea. Pueden así morir golpeadas contra los estorbos que no bordean como lo hacen otros animales. Esto es motivo para que de hallarse muy cerca de su colmena las hagan entrar en otra diferente, aunque en esta época del año son bien recibidas debemos procurar que esto no ocurra, y así en grupos de tres o cuatro la deriva solo es la propia de ese pequeño grupo y evita muertes de abejas golpeadas contra obstáculos inmediatos por el viento.
Los colores identificativos son necesarios para la orientación de las futuras madres, y para dar seguridad a las pecoreadoras cuando regresan del campo al no perder tiempo en localizar los grupos desde lejos.
Las grandes extensiones de agua muy cerca son un obstáculo casi insalvable reduciendo el radio de actividad, lo mismo las montañas muy elevadas que no son remontadas para pasar al otro lado.
Como cuarto factor consideramos la facilidad de aprovisionarse de agua al conocer que el consumo es muy elevado y que sobretodo en verano tienen que recogerla de los manantiales cercanos. Algunos días por la mañana podemos ver abejas posadas en las plantas tomándola del rocío de la noche, cuando por el clima esto no sucede debemos colocar bebederos apropiados para que siempre se halle en condición siendo útil plantar plantas acuáticas, se ha podido comprobar como recogen agua salada posadas en las rocas del mar o sobre las algas en la playa, posiblemente la usen de forma indistinta recogiendo una u otra según la facilidad y la cercanía.

En quinto lugar valoramos la influencia de los vientos dominantes al saber que en los días en que son más fuertes las abejas apenas salen al campo por ser arrastradas fuera de las rutas de aprovisionamiento, si son moderados 20 -30 km., si salen y es entonces cuando la disposición del colmenar es importante, según se halle encontrarán mayor riesgo de resultar dañadas o muertas al golpearse contra los muros o paredes, si caen entre las hierbas en general emprenden el vuelo resultando de ello solo una pérdida de tiempo, pero sobretodo en las remociones y si el colmenar está algo en sombra las arrojadas fuera de las piqueras y que llegan muy cargadas se enfrían en el suelo y no levantan vuelo resultando una mortandad notable todos los atardeceres, para evitarlo se deben prolongar hacia adelante todos los tableros de vuelo hasta alcanzar los 30 cm. ý así si caen algo fuera de la piquera caen en el tablero y entran andando.

Resulta sencillo comprobar visualmente sus preferencias de vuelo y determinar el riesgo que corren cuando el viento las obliga a variar de dirección, si cuando esto ocurre se acercan demasiado a cualquier objeto contra el que pueden resultar muertas, las colmenas serán cambiados hasta lograr corregir la dirección de salida-entrada en el sentido conveniente, lo cual solo lo veremos realizado cuando las nuevas pecoreadoras se orienten en sus primeros vuelos, las más viejas de no ser la diferencia de situación muy significativa seguirán utilizando su ruta anterior aunque en ocasiones les sea preciso dar un rodeo hasta hallar su piquera.
El sexto factor que anotamos se refiere a las perturbaciones ajenas generadas por las condiciones ambientales cercanas, la proximidad de una carretera ocasionará una gran mortandad si es atravesada por ellas en días de viento cuando, como es su costumbre, vuelan rasantes. Un ferrocarril cercano ocasionará una motivación a la agresividad por las fuertes vibraciones que produce y que causan irritación continua, llegando las colonias a ser muy difíciles de manejar.
Las fábricas cercanas suelen ser emisores de gases a menudo tóxicos y de sustancias que al depositarse en las plantas impiden una correcta pecorea. Deben alejarse las abejas de todos esos emisores situándolas donde todas o la mayoría de las condiciones sean más favorables, una buena cosecha depende de ello.
Es interesante señalar que en ocasiones son las abejas las que resultan perturbadoras de la actividad de las personas que cultivan los campos en las inmediaciones, en general se admite que esto ocurre por tener en esos los lugares el vuelo rasante, un seto de unos dos o tres metros situado a unos diez o quince de las primeras piqueras lo que las obliga a elevar el vuelo, en general se soluciona el problema, en casos extremos es necesario desplazar las colonias. 

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