viernes, 14 de diciembre de 2012

EL TIPO DE ALIMENTACIÓN ARTIFICIAL SEGÚN EL OBJETIVO BUSCADO




 EL TIPO DE ALIMENTACIÓN ARTIFICIAL SEGÚN EL OBJETIVO  BUSCADO
     La abeja por su propio proceso biológico y su interacción con el medio ambiente, sabrá interpretar y utilizar los alimentos que nosotros le suministremos, de acuerdo a las características de este alimento; reaccionando a este manejo de distintas maneras. 

No debemos de olvidar que la colonia de abejas requiere de reservas en todo momento.  La cantidad de las mismas, dependerá de la severidad de las condiciones ambientales donde deba sobrevivir, de la disponibilidad natural de alimentos, y del tamaño de la colonia.

La alimentación suplementaria.

Objetivos.

En primer lugar, diremos que la alimentación suplementaria tiene por objetivo el de proporcionarle a la colonia de abejas el complemento de materia prima necesaria para subsistir y cubrir las necesidades nutritivas básicas, ya sea en períodos de escasez, o de insuficiencia de aportes de alimentos por el medio ambiente.
 Causas.

Normalmente este tipo de alimentación tiene su origen debido a diferentes causas. 

La primera de ellas, - y que en una apicultura racional y técnica no debiera suceder -, es por el hecho de haber quitado más miel de la debida a la colmena, y no haber dejado las reservas necesarias para el mantenimiento de la población. 

No debemos olvidar el hecho de que, algo tan importante como dejar una cantidad suficiente de reservas, es el de realizar una adecuada organización de las mismas en la colmena.  La bola invernal debe de tener un amplio contacto con estas reservas durante todo el período de escasez de ingreso de néctar y polen. 

Es común encontrar colmenas que mueren de hambre a pesar de tener varios kilos de miel de reservas.  Se deberá corroborar que éstas estén en contacto permanente con el racimo de abejas.  La práctica de proveer a las abejas en otoño, con las reservas adecuadas de alimentos, reduce los costos de mano de obra más adelante en el invierno o principios de la primavera, disminuyendo los gastos de una alimentación de emergencia.

La segunda causa, puede estar motivada por el hecho de que económicamente justifique el retirar todas las reservas de la colmena en la última cosecha, y alimentar artificialmente a la colonia con sustitutos más baratos durante los períodos de escasez.  Evidentemente, esto estará supeditado al precio y características nutritivas de los sustitutos en el mercado, costos de alimentación en sí, duración del período de escasez, etc.   En estos casos sería más prudente llamarla alimentación sustituta y no suplementaria. 

Otra de las causas en las que se justificaría una alimentación suplementaria, es en el caso de colmenas utilizadas intensamente para polinizaciones sucesivas, y donde los cultivos intervinientes no aportan los alimentos suficientes.

Si bien, en la mayoría de los casos en que tenemos que suministrar alimentación suplementaria en invierno, las necesidades son generalmente de energía; puede darse el caso de requerir aportes proteicos, los cuales desarrollaremos más adelante al hablar de alimentos estimulantes.




Características del alimento.

Evidentemente de acuerdo al objetivo de este tipo de alimentación; nuestra intención será brindar un alimento lo más parecido física y químicamente a la miel.

Al utilizar miel, debemos tener presente el riesgo de transmisión de enfermedades que se puede producir, así como las contraindicaciones que presenta la misma; de donde deberá conocerse el origen y características de la miel a utilizar.  Se deberá utilizar un jarabe lo más concentrado posible a los efectos de inducir a las abejas a acumularlo en las celdillas y utilizarlo como alimento de reserva.



Distintos alimentos utilizados y su preparación.

En la alimentación suplementaria son utilizados una serie de productos; siendo los más comunes y recomendables el azúcar refinada de caña o remolacha, los jarabes de alta fructosa y la glucosa comercial. 

Paralelamente, en muchos países y mercados existen una serie de preparados comerciales que contemplan este tipo de alimentación.  La mayoría de ellos, están formados en su composición por los productos antes mencionados contando además, con el agregado de complejos alimenticios que aportan importantes cantidades de vitaminas, aminoácidos y distintas fuentes de proteínas.

Existen otros productos, que muchas veces son utilizados por el apicultor, y que NO son aconsejados ya que pueden ocasionar serios disturbios nutricionales en la abeja.  De éstos , los más utilizados son el azúcar rubia o morena, jugos y barridos de industrias de dulces, melaza, etc.  La miel vieja, oscura y/o recalentada; así como aquella que ha empezado a fermentar, también son desaconsejables para alimentar a nuestras abejas, ya que los productos del metabolismo de las levaduras pueden resultar tóxicos para las abejas. 


La sacarosa o azúcar común  

 Esta puede suministrarse bajo forma de jarabes, directamente seca o de consistencia intermedia bajo forma de pastas o candi.

El jarabe elaborado en base a azúcar es el más tradicionalmente utilizado por los apicultores; habiendo demostrado un excelente comportamiento y una serie de ventajas frente a los demás productos.  El mismo es fácil de preparar, aconsejándose realizar una mezcla de dos partes de azúcar con una parte de agua, disolviéndose el azúcar en el agua.  A los efectos de facilitar ésta operación, se puede calentar el agua hasta hacerla llegar a su punto de ebullición, retirándola luego de la fuente de calor y agregando el azúcar.  En este aspecto merece resaltar que si nosotros mantenemos la preparación hirviendo, estaremos aumentando considerablemente el nivel de hidroximetilfurfural (HMF) de la mezcla, con el consiguiente perjuicio para las abejas. Distintos estudios han demostrado que ya a niveles de HMF superiores a los 3 miligramos por cada 100 gramos, producen un cierto grado de toxicidad en la abeja, con la consiguiente disminución de la longevidad de su vida.  Estos mismos estudios, son los que han llevado a desaconsejar la inversión de la sacarosa a través de distintos ácidos y calor; ya que por éstos procedimientos se eleva el nivel de HMF en forma importante.  Paralelamente, al hacer hervir la mezcla del agua y el azúcar juntas, se corre el riesgo de que se pueda producir la caramelización del azúcar, con lo que disminuimos las buenas características de este alimento.

 Se debe de esperar a que el jarabe se enfríe para suministrárselo a las abejas, lográndose un más fácil y rápido consumo del mismo, si se suministra tibio a las abejas. 

En caso de que utilicemos el jarabe como vehículo para dar algún medicamento a las abejas, se deberá esperar a que el mismo se enfríe, para recién después agregar los medicamentos a la mezcla. 

De acuerdo a la cantidad de azúcar utilizada, el jarabe puede llegar a cristalizar; por lo cual, si no se va a utilizar inmediatamente se aconseja agregarle una cucharada de ácido tartárico por cada 50 kilos de azúcar.  Para evitar la cristalización se aconseja preparar los mismos con una concentración de azúcares no superior al 66%.  Un aspecto importante con respecto a estos jarabes, es que se deben de preparar el o los días previos a que se utilizarán, no siendo posible almacenarlos más de 8 - 10 días, ya que fermenta. 

Las abejas consumirán y almacenarán en las celdillas este jarabe, agregando enzimas al mismo y dejándolo en condiciones de ser utilizado y asimilado directamente.  La cantidad de jarabe a suministrar dependerá de la fortaleza y necesidades de las colmenas, así como del tipo y capacidad del alimentador a utilizar.   Si hemos optado por sustituir las reservas invernales naturales de miel por algún otro producto, esto lo debemos realizar una vez finalizada la temporada y cuando todavía el clima es templado.  De esta forma estaremos facilitando el traslado y procesamiento del jarabe.  De ser posible, este jarabe deberá ser suministrado de una sola vez a los efectos de evitar la estimulación de la postura de la reina.  Al estimar los volúmenes de jarabe, debemos recordar que la abeja consume alrededor de un 23% de los azúcares para su traslado y procesamiento; siendo solamente el 77% restante el que quedará como reserva.  No olvidemos que la alimentación artificial de las abejas es una tarea que nos lleva tiempo y dinero; de donde la misma deberá ser planificada y prevista de antemano.

Hay apicultores que se inclinan a suministrar el azúcar granulada seca directamente.  La misma se proporciona directamente sobre papeles arriba de los cabezales de los  cuadros, o en alimentadores interiores que permiten el fácil acceso de las abejas.  Algunos apicultores utilizan las entretapas agujereadas para suministrarles el azúcar esparcido en ese lugar, donde las abejas tienen acceso.  Para suministrar el azúcar de ésta forma, se deberá tener la precaución de que la misma no caiga al piso de la colmena, ya que de ser así, las abejas la barrerán y retirarán fuera de la misma. 

Para la utilización del alimento bajo esta forma, es necesario que exista una buena fuente de agua en las cercanías. En zonas o inviernos muy húmedos, esta forma de alimento ayuda en cierta manera a controlar la humedad interna de la colmena y es hasta más aconsejable que los jarabes líquidos.

Las pastas o tortas, serán comentadas al hablar de alimentación de estimulación, ya que, actualmente este sistema de alimentación se esta generalizando en el uso de preparados comerciales, que suministran un suplemento tanto energético como proteico a la colmena.


Jarabes de alta fructosa.

En los últimos años ha aparecido en el mercado un producto que se encuentra fácilmente disponible, y a un precio competitivo con el azúcar.  Estos son los jarabes de maíz de alta fructosa, derivados de la hidrólisis del almidón del maíz.  Los mismos contienen básicamente glucosa, fructosa y agua, en proporciones muy similares a las de la miel.  Se comercializan en forma líquida y con distintas proporciones de azúcares; siendo los más comúnmente utilizados por los apicultores aquellos con 42 o con 55% de fructosa.  Dadas sus características y concentraciones, no requiere de preparación o mezclado alguno, siendo suministrado para el caso de una alimentación suplementaria, directamente a las abejas tal como se comercializa. 

Los alimentadores a utilizar podrán ser los mismos que se utilizar para cualquier jarabe.  Es un producto inodoro, lo cual facilita su manejo en el apiario, no generando pillaje entre las colmenas. 

Distintos estudios han demostrado la viabilidad de éstos productos para complementar o suplementar las reservas energéticas de la colonia, pudiendo inclusive llegarse a una sustitución total de la miel como reserva invernal.  La abeja lo consume y lo transporta desde los alimentadores, almacenándolos y operculándolo en los panales luego de disminuir su porcentaje de humedad y asemejar su composición química a la de la miel.  

Si estos productos son utilizados en invierno; pueden llegar a cristalizar en los panales o en los alimentadores; sobre todo, si éstos son de gran capacidad.  Una forma de disminuir las probabilidades de cristalización, es agregándole al producto un cierto porcentaje de jarabe concentrado de azúcar común. 





La alimentación estimulante.


Objetivos.

En primer lugar habría que recordar que toda alimentación que nosotros le proporcionemos a las colmenas, significa un costo extra en nuestra explotación; de donde habrá que tener muy clara la relación existente entre el costo de la misma y el beneficio que obtendremos de ella. 

A diferencia de la alimentación suplementaria, la estimulación de colmenas es una herramienta de manejo que el apicultor posee.  Como todo manejo debe de resultar de una planificación y conocimiento de la zona donde desarrolla su explotación. 

No debemos olvidar que la alimentación estimulante solo es aconsejada en determinadas circunstancias y condiciones.  Como mencionáramos anteriormente, en muchos casos, con un manejo correcto de la colmena en la primavera, será suficiente para obtener los resultados esperados. 

El conocimiento de las floraciones existentes y de su comportamiento, así como nuestros factores de producción; serán los que en definitiva me determinarán la conveniencia o no de este tipo de alimentación.

La alimentación estimulante tiene, conjuntamente con otras medidas de manejo, el objetivo de lograr que, en un lugar sin estimulación natural, la colonia de abejas se desarrolle lo suficientemente como para que al inicio de la floración principal, se encuentre con todo su potencial productivo disponible. 

Dicho en otras palabras, lo que el apicultor busca con este tipo de alimentación, es el de fomentar el desarrollo de la cría en la colonia, a través de una simulación de aporte nectarífero y/o polinífero del medio ambiente, manejándose con un conocimiento de las floraciones de la zona, así como del ciclo biológico de la abeja. 

De esta forma al llegar la gran mielada, la colmena estará en condiciones de producir miel antes, ya que el néctar que recojan las abejas, se destinará a producir miel y no al desarrollo de la población. 

Evidentemente, y dados los objetivos de este tipo de alimentación, debemos de tener muy presentes, no solo los requerimientos energéticos, sino que además, los requerimientos proteicos necesarios para este desarrollo. 

Del análisis de los aportes existentes en nuestra zona de influencia, determinaremos las necesidades de estimulación energética, de estimulación proteica, o de ambas

El momento de estimulación de una colmena debe ser fijado cuidadosamente por el apicultor, y en base a las características de su zona y de sus colonias. Si lo hacemos muy temprano, estaremos obligando a las abejas de invierno a alimentar la cría con el consiguiente desgaste y mortandad; disminuyendo sensiblemente la población pecoreadora de la colonia. Si estimulamos muy sobre la floración, no obtendremos el desarrollo poblacional esperado para la mielada. No olvidemos aquí la ley de los 40 días y su aplicación. Como regla se puede establecer que esta alimentación deberá ser gradual y con la seguridad de que la misma, se complementará con un ingreso natural de néctar y polen. De no producirse este acoplamiento, las colmenas se estresarán suspendiéndose la postura, y probablemente quedarán en peores condiciones que al principio de la incentivación.

Muchos apicultores destinan montos muy importantes de dinero en alimentación energética estimulante; pensando que con ello solucionan su problema, y olvidan, que el aporte de proteínas tiene tanta o más importancia para el desarrollo de la colonia. 

No olvidemos que la abeja que va a trabajar en la mielada requiere de más proteína que la que vive durante el invierno, y que el aporte de polen en primavera generalmente es escaso.

Si bien los objetivos son los mismos (desarrollo poblacional), existen manejos particulares (cría de reinas, preparación de colmenas para polinización, producción de paquetes y núcleos tempranos) donde la estimulación de colmenas es una herramienta imprescindible.


Causas.

Dados los objetivos de este tipo de alimentación; no podemos decir que la misma sea esencial para la subsistencia de la colmena, sino que está más relacionada al manejo e intereses económicos del apicultor. 

Teniendo reservas suficientes, nada le sucederá a la colmena si no la estimulamos, pero desde el punto de vista de una apicultura racional, en zonas con floraciones particulares, no estaremos obteniendo de nuestra explotación el máximo de beneficios. 

Debemos tener presente, que este tipo de alimentación, es un "cuchillo de doble filo"; ya que, al pretender modificar las características del medio ambiente y fomentar el desarrollo de la colonia, de no darse las floraciones para las cuales estimulamos la colmena, tendremos grandes poblaciones pero no alimentos. 

Es entonces, sumamente importante conocer la zona y su comportamiento, y saber, que una vez que comenzamos con este tipo de alimentación, no la podemos abandonar hasta que se de el equilibrio alimenticio tanto de miel como de polen, entre el consumo de la colonia y el aporte de alimentos del medio ambiente.




Características del alimento.

El primer estímulo que recibe la colonia de abejas para sobrealimentar a la reina y que ésta aumente su postura, es el aporte externo de néctar.  Es así, que una alimentación energética estimulante, deberá tener las características lo más parecidas al néctar; de donde la concentración de azúcares de este alimento serán mucho menores que en el caso de una alimentación suplementaria. 

En la medida que reina comience a ampliar su postura, las necesidades proteicas de la colonia serán cada vez mayores.  Este tipo de alimento deberá estar presente en la colmena o de lo contrario, no se producirán los resultados esperados.  Es así, que en esta etapa debemos tener presente tanto los requisitos energéticos como proteicos, y no olvidar que podrá haber abundancia de uno o de otro, pero, de no existir en forma simultánea, no obtendremos el desarrollo poblacional esperado. 

No olvidemos que para poder estimular una colonia, deberán existir las reservas adecuadas para que la nueva cría se desarrolle. Ante nuestra duda sobre el nivel de recursos se aconseja suministrar jarabe de alimentación y no jarabe de estimulación.

El mejor sustituto del polen es el propio polen; de donde de tener en depósito o de más en alguna otra colmena, se completarán los requisitos con este.

Distintos productos utilizados y su preparación.


Estimulación energética 

Los productos utilizados para la estimulación energética de la colonia son exactamente los mismos a los utilizados en la alimentación suplementaria; con la única diferencia de que aquí lo que pretendemos es de que el alimento se asemeje al néctar, motivo por lo cual, lo que varía son las concentraciones de los jarabes. 

La preparación del jarabe con azúcar es igual pero utilizando partes iguales de agua y azúcar (40-50%). 

Para el caso de los jarabes de alta fructosa, los mismos se utilizarán diluidos en agua al 50%; o sea una parte de jarabe con una parte de agua. 

Muchos apicultores utilizan la miel quemada o la proveniente del escurrido de opérculos para esta función.  Si bien el uso de miel da excelentes resultados en el estímulo de las colonias, el hecho de que la misma presente el olor característico de la miel, obliga al apicultor a tener que manejarse con muchas precauciones en lo referente al pillaje.

No debemos olvidar que normalmente en los momentos en que suministramos jarabes estimulantes no hay flujo de néctar y las abejas están muy propensas a provocar pillaje.  Otro aspecto que debemos corroborar antes de utilizar miel como alimento, es el origen de la misma, ya que en esta tarea podemos estar realizando una diseminación de enfermedades por los apiarios. 

Si para preparar el jarabe estimulante se utiliza la miel o jarabes de fructosa, la proporción de agua debe de ser algo menor que con azúcar, ya que la miel contiene hasta un 20% de agua.  Es común encontrar apicultores que utilizan una mezcla de miel y azúcar.  Hay que tener la precaución de preparar cualquiera de los jarabes estimulantes el día en que se van a utilizar, o el anterior, ya que por su alto contenido en agua, los mismos empiezan a fermentar y descomponerse al cabo de dos o tres días. 

A diferencia de la alimentación suplementaria, la estimulación con jarabes debe de realizarse en cantidades que le permitan a la abeja consumirlo todo antes de que el mismo se empiece a descomponer. Asimismo, debemos tener presente que una colonia no puede criar más larvas que la capacidad de crianza de sus nodrizas. Esto evidentemente implica que los volúmenes de estímulo irán en aumento, acordes al tamaño de la población. 

Dependiendo de la fortaleza de la colmena, del tipo de alimentador a utilizar y sistema de manejo del apicultor; los volúmenes a suministrar pueden variar considerablemente. La primer estimulación no será mayor al equivalente de 1 litro de jarabe por semana por colonia.  Nuestro objetivo en este momento NO será el de que la abeja almacene este alimento, sino de que lo vaya consumiendo en la medida en que se le va suministrando. 

Algunos apicultores, en el afán de no tener que realizar varias alimentaciones sucesivas, utilizan alimentadores de 4 o 5 litros; obligando a las abejas a almacenar este producto; el cual, de estar muy próximo al flujo de miel, no siempre es utilizado en el desarrollo de la colonia.  Muchas mieles adulteradas tienen su explicación en este mal manejo de los jarabes estimulantes.  Esto se puede agravar aún más cuando en la alimentación estimulante se utilizan medicamentos para las abejas. 

Un buen manejo de incentivos significa transformar hasta la última gota de éstos en abejas y no en reservas de la colmena.  Es preferible una alimentación lenta y constante que aquella en que las abejas almacenan el producto.

A continuación se incluyen algunas de las tantas fórmulas de jarabes estimulantes a utilizar en primavera, y que se pueden encontrar en la mayoría de los manuales de apicultura:


Fórmula 1                                                                             Fórmula 2

Azúcar  1 parte                                             Miel 50%
Agua    2 partes                                            Agua 50%




Fórmula 3                                                                             Fórmula 4

Azúcar   3 partes                                           Jarabe de fructosa 50%
Miel     1 parte                                              Agua 50%
Agua     4 partes


El agregado de hasta 6 gramos de algún complejo poli vitamínico por litro de jarabe estimulante, ha demostrado tener efectos positivos en el desarrollo de cría.


Alimentación sustituta y suplementaria de polen.

Como hemos mencionado, hay zonas o regiones donde con una alimentación proteica a la colmena, se logran excelentes resultados en el desarrollo de la población.  No debemos olvidar que son más comunes las carencias de polen que de néctar, y de que por más flujo que exista, si no hay un aporte proteico, no habrá un desarrollo poblacional.  

También hemos mencionado, que el mejor sustituto del polen es el propio polen; pero normalmente cuando tenemos carencias de este elemento en una colmena, generalmente el resto de las colmenas de ese apiario también lo tendrán.  Paralelamente, el apicultor difícilmente tiene polen almacenado para los momentos de escasez. 

Reiteramos, que el polen siempre debe estar disponible en la colmena, y más aún, en momentos de gran desarrollo de la cría. 

A los efectos de encarar este tipo de alimentación; diferenciaremos entre lo que llamamos un "sustituto de polen" y un "suplemento de polen".  Un sustituto no contiene polen en la mezcla de ingredientes, mientras que en un suplemento agregaremos polen a la misma. 

Se debe dejar bien claro que ni los sustitutos ni los suplementos igualan al polen natural en su efectividad. 

Las carencias de polen se pueden dar en cualquier momento en el correr del año; debiendo el apicultor estar al tanto de esta situación, y verificar la cantidad de reservas existentes y necesarias para las distintas épocas.  Es muy común observar a pecoreadoras recolectando raciones animales o harina de distintos granos; los cuales, si bien pueden tener un cierto valor alimenticio, generalmente no sustentan el desarrollo de cría y denotan una escasez severa de polen en la colmena. 

El tamaño y la calidad de la población de abejas que sale de la invernada es directamente proporcional a la reserva otoñal de polen; y la existencia de abundante polen en la primavera garantiza una reposición rápida de abejas en ésta época. 

No olvidemos que las reservas de polen en los panales, a diferencia de las de miel, no son trasladadas dentro de la colmena sino que las abejas la consumen directamente, quedando las mismas fácilmente fuera del alcance de la bola invernal. 

Paralelo a esto, es muy común que las inclemencias del tiempo puedan impedir la recolección de polen a pesar de existir un aporte importante. 

Dentro de los sustitutos de polen encontramos algunas fórmulas que se suministran en forma de polvo seco, y que se suministran sobre el nido de cría, en los cabezales o sobre papeles. Las fórmulas en las que se incluya miel o jarabe en cantidad suficiente como para formar una pasta o candi, son las más tradicionalmente utilizadas. La consistencia del candi debería ser tal, que le permita permanecer encima de los cabezales de los cuadros sin deslizarse hacia abajo. 

Si hacemos tortas de candi de aproximadamente medio kilo, (cantidad recomendable como dosis por colmena), las mismas deberían envolverse en papel parafinado o encerado a los efectos de evitar que el candi se seque, perforando la envoltura con algún objeto puntiagudo para que las abejas tengan acceso al mismo. Al secarse queda menos atractivo para las abejas; pudiendo inclusive, ser rechazado y eliminado.

Frente a los conocidos problemas de aceptación de los suplementos de polen, es aconsejable ubicarlos lo más próximo posible al nido de cría. A los efectos de mejorar la atractividad para las abejas, algunos autores aconsejan agregar aceite de hinojo o de anís, o esencia artificial de miel a las fórmulas.

A continuación se incluye la fórmula de Haydak como sustituto de polen, la que se puede encontrar en la mayoría de los manuales de apicultura:




Fórmula 5  (Haydak)

Harina de soja desgrasada   3 partes
Levadura de cerveza                        1 parte
Leche descremada en polvo 1 parte
Jarabe de azúcar o miel hasta lograr una pasta

En esta fórmula, la harina de soja constituye la fuente proteica, mientras que la levadura de cerveza es la fuente mayoritaria del complejo vitamínico B. La harina de soja a ser utilizada se aconseja que sea tostada, con no más del 7% de grasas y con alto contenido proteico (45-60%).

Si bien, los contenidos de polen en la miel son bajos, en la preparación de alimentos para la abeja, se aconseja utilizar mieles cosechadas en momentos de abundancia de polen; ya que en las mismas encontraremos mayor contenido proteico.

Las abejas prefieren y consumen con mucha mayor avidez los suplementos que contienen polen frente a los sustitutos.  Estos suplementos, son más atractivos para la abeja cuanto mayor porcentaje de polen contengan. 

La presencia del polen en los suplementos, transforma a estos alimentos en más palatables y nutritivos para la abeja.  El polen se obtendrá, o bien de panales de colmenas que tengan en exceso o, de la cosecha que nosotros realicemos en momentos de buen ingreso. 

Es muy común el hecho de que los apicultores al cosechar polen por medio de trampas, obtengan como resultado del procesado del mismo, un polvillo de escaso valor comercial.  El mismo puede ser utilizado con excelentes resultados en la preparación de suplementos.  Ya que el polen va perdiendo sus características nutritivas con el tiempo, no se aconseja utilizar polen con más de un año de recolectado en la formulación de los alimentos. 

La fórmula de suplementos de polen más comúnmente utilizada esta formada por polen y harina de soja.  Evidentemente en la medida que aumentemos el porcentaje de polen de la misma, mejores serán los resultados.




Fórmula 6

Polen seco                                         1 parte
Harina de soja desgrasada   3 partes
Agua                                                              2 partes
Azúcar                                                           4 partes

 
Preparados comerciales 

Hoy día, existen en la mayoría de los países productos comerciales ya elaborados y que generalmente contemplan la mayoría de los requisitos alimenticios de la abeja.  A los mismos además normalmente se le han agregado complejos vitamínicos y en algunos casos hasta medicamentos. 

Existen sustitutos y suplementos de polen comerciales.  Asimismo, hay una serie de preparados que cumplen una doble función de estimulación y suplementación de la colonia. 

Antes de adquirir este tipo de preparados debemos tener bien claro cuales son los requisitos de nuestras colonias. 

De más esta decir, que a la hora de utilizar este tipo de alimentos, debemos seleccionar aquellos elaborados por casas de reconocida seriedad y trayectoria en el mercado. 

Debemos además, tener presente las fechas de vencimiento de los mismos y las formas de aplicación recomendadas por el fabricante.
Ing. Agr. Daniel Bazzurro

BALANCE POBLACIONAL DE LA COLONIA DE ABEJAS


 BALANCE POBLACIONAL DE LA COLONIA DE ABEJAS
                                                       
Balance positivo
 La población de la colmena experimenta variaciones en el correr del año, los cuales son fiel reflejo de los aportes de polen y néctar del medio ambiente.  Es así, que al haber entrada de alimentos desde el exterior, la reina expande su postura y la colonia crece en población, naciendo más abejas de las que mueren.  Decimos aquí, que el balance poblacional es positivo.  El que tan rápido, así como los niveles de población a que se pueda llegar en este crecimiento, va a depender de una serie de factores.  Algunos de ellos serán de carácter externo de la colmena; como por ejemplo, la cantidad y calidad de ese estímulo.  Otros, serán de carácter interno; como por ejemplo, la raza y calidad de la reina, tamaño y características del nido de cría, sanidad, nivel de reservas, etc.  Todo apicultor deberá, no solo conocer sino que además, influir en estos factores a los efectos de obtener el mejor resultado posible.  El caso más común donde el apicultor debe de influir en esta etapa, son aquellas zonas donde los flujos principales de néctar se dan en forma abrupta. 

Si bien la colonia reacciona inmediatamente a estos estímulos externos aumentando su postura, la respuesta poblacional en la colmena, la comenzaremos a tener recién a partir del momento en que empiecen a nacer estas abejas.  Este "período de reacción" poblacional de la colonia es de 21 días, tema que será analizado más adelante al hablar de la "Ley de los 40 días."
 Balance en equilibrio 

Decimos que el balance poblacional está en equilibrio, cuando nacen aproximadamente la misma cantidad de abejas de las que mueren.  Esta situación en la colmena, se da en dos oportunidades.  La primera de ellas es en el momento en que la reina ha alcanzado su máximo potencial de postura.  La otra situación en que se da este equilibrio en la colmena, es en el momento de la invernada.  Aquí, la situación es otra, ya que prácticamente no existe un estímulo externo y la reina disminuye su postura, e inclusive en algunas zonas se puede decir que la suspende.
 El material genético con que contemos me permitirá que los equilibrios se alcancen a niveles más altos.

Balance negativo 

El momento en que se produce un balance negativo de la población de abejas, es aquel en el que mueren más abejas de las que nacen y por ende, va disminuyendo el tamaño de la población.  En la naturaleza, esto se produce toda vez que el estímulo externo empieza a descender y la reina disminuye su ritmo de postura.  Será muy importante conocer el comportamiento de las restantes floraciones, para saber que tipo de manejo debemos de aplicar.

            Balance poblacional de la colonia típico de una zona con el principal flujo nectarífero en la primavera y un segundo flujo de menor importancia en el otoño.
Momento en que queremos la población 

El conocimiento del calendario apícola de la zona, en donde se han establecido los potenciales melíferos y/o poliníferos, me permitirá determinar la fecha aproximada en la cual mi colmena debe estar en condiciones óptimas para acopiar.  Asimismo, podré establecer, la fecha aproximada a partir del cual, todas las abejas nuevas que nazcan, llegarán a la etapa de pecoreadoras en un momento en que no exista floración en la zona.


La ley de los 40 días 

Como ya se sabe, la abeja obrera demora 21 días en nacer a partir de la puesta del huevo. Dependiendo de la fortaleza de la colonia, transcurren aproximadamente otros 19 - 20 días entre que la abeja nace, realiza todas las tareas en el interior de la colmena y se transforma en pecoreadora.  Esto nos da aproximadamente unos 40 días.  Quiere decir, que las abejas que salen a pecorear hoy, nacieron a partir de huevos que fueron depositados hace unos 40 días.
Si queremos lograr una colonia bien desarrollada al iniciarse el gran flujo de néctar, 40 días antes, ya deberé tener, no menos de 7 u 8 cuadros de cría en esa colmena.  Con este nivel de cría, más la que ha nacido previamente y la que nacerá luego de esa fecha, yo me estaré garantizando una abundante población para el inicio de la floración.  No debemos olvidar, que no hay que criar abejas en la mielada, sino para la mielada.  Aquella gran cantidad de cría, que debido a la abundante entrada de néctar y polen existe en la colmena sobre fines de la mielada, no solo no producirá miel, sino que además, consumirá.  Evidentemente, las características de la zona y los objetivos de mi manejo, son las que me van a determinar si debo estimular o no, y si debo frenar la postura o no.


Zonas o ambientes autoestimulados

Como mencionamos anteriormente, el nivel de postura de la reina, esta directamente relacionada a los estímulos que reciba la colonia de abejas del medio ambiente.  Es así que al aumentar el ingreso de néctar y polen, las obreras comienzan a sobrealimentar a la reina, aumentando esta su postura.  

Hay zonas o ambientes apícolas donde las floraciones comienzan muy paulatinamente y van progresando en su intensidad, hasta llegar al máximo flujo.  En otras, se van sucediendo pequeñas floraciones hasta llegar al máximo aporte.  Generalmente este tipo de situaciones se da en explotaciones que basan su producción principal, en cultivos indígenas o nativos y praderas naturales, donde las floraciones son más pausadas y prolongadas.  En ésta situación, la colmena se irá autoestimulando, y la tarea del apicultor será la de realizar nada más que las distintas tareas de manejo relacionadas al momento de crecimiento y desarrollo de la colonia (ampliación del nido, del espacio, etc.).
Zonas o ambientes con floraciones cortas e intensas

Los grandes rendimientos de miel, generalmente se obtienen de zonas o ambientes que se caracterizan por ser zonas de agricultura intensiva, donde predomina la flora adventicia y en mayor o menor proporción la pradera o el monte ribereño. 

En estas zonas, los flujos de néctar están supeditados a los distintos cultivos que se lleven a cabo en la zona de influencia de los apiarios, y del manejo que realicen los productores agrícolas del cultivo.  Los mismos pueden variar de un año a otro, con lo que para asegurar su producción; el apicultor debe de estar al tanto de las técnicas y de los planes de los productores agrícolas. 

Los flujos principales se caracterizan por darse en forma brusca y muy abundante.  Generalmente entre el inicio de la floración y el momento de máximo flujo, no hay más de 10 o 15 días; lo que, de no haber cultivos previos que preparen a la colmena, no alcanza para un desarrollo apropiado de la colonia de abejas y un óptimo aprovechamiento de la floración.  Es así, que en muchos de estos casos, se hace necesaria una estimulación de la colmena a los efectos de llegar al inicio de la floración con el máximo de población.
Ing. Agr. Daniel Bazzurro



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