BALANCE POBLACIONAL DE LA COLONIA DE ABEJAS
Balance positivo
La población de la
colmena experimenta variaciones en el correr del año, los cuales son fiel
reflejo de los aportes de polen y néctar del medio ambiente. Es así, que al haber entrada de alimentos
desde el exterior, la reina expande su postura y la colonia crece en población,
naciendo más abejas de las que mueren.
Decimos aquí, que el balance poblacional es positivo. El que tan rápido, así como los niveles de
población a que se pueda llegar en este crecimiento, va a depender de una serie
de factores. Algunos de ellos serán de carácter externo de la colmena; como
por ejemplo, la cantidad y calidad de
ese estímulo. Otros, serán de carácter interno; como por ejemplo, la raza y calidad de la reina, tamaño y
características del nido de cría, sanidad, nivel de reservas, etc. Todo apicultor deberá, no solo conocer sino
que además, influir en estos factores a los efectos de obtener el mejor
resultado posible. El caso más común
donde el apicultor debe de influir en esta etapa, son aquellas zonas donde los
flujos principales de néctar se dan en forma abrupta.
Si bien la colonia
reacciona inmediatamente a estos estímulos externos aumentando su postura, la
respuesta poblacional en la colmena, la comenzaremos a tener recién a partir
del momento en que empiecen a nacer estas abejas.
Este "período de
reacción" poblacional de la colonia es de 21 días, tema que será
analizado más adelante al hablar de la "Ley de los 40 días."
Balance en equilibrio
Decimos que el balance poblacional está en equilibrio, cuando
nacen aproximadamente la misma cantidad de abejas de las que mueren. Esta situación en la colmena, se da en dos
oportunidades. La primera de ellas es en el momento en que la reina ha
alcanzado su máximo potencial de postura.
La otra situación en que se da este equilibrio en la colmena, es en el momento de la invernada. Aquí , la situación es otra, ya que prácticamente no
existe un estímulo externo y la reina disminuye su postura, e inclusive en
algunas zonas se puede decir que la suspende.
El material genético con que contemos me permitirá que los
equilibrios se alcancen a niveles más altos.
Balance negativo
El momento en que se produce un balance negativo de la
población de abejas, es aquel en el que mueren más abejas de las que nacen y
por ende, va disminuyendo el tamaño de la población. En la naturaleza, esto se produce toda vez que el estímulo externo
empieza a descender y la reina disminuye su ritmo de postura. Será muy importante conocer el comportamiento
de las restantes floraciones, para saber que tipo de manejo debemos de aplicar.
Balance poblacional de la colonia
típico de una zona con el principal flujo nectarífero en la primavera y un
segundo flujo de menor importancia en el otoño.
Momento en que queremos la población
El conocimiento del calendario apícola de la zona, en donde
se han establecido los potenciales melíferos y/o poliníferos, me permitirá
determinar la fecha aproximada en la cual mi colmena debe estar en condiciones
óptimas para acopiar. Asimismo, podré
establecer, la fecha aproximada a partir del cual, todas las abejas nuevas que
nazcan, llegarán a la etapa de pecoreadoras en un momento en que no exista
floración en la zona.
La ley de los 40 días
Como ya se sabe, la abeja obrera demora 21 días en nacer a
partir de la puesta del huevo. Dependiendo de la fortaleza de la colonia,
transcurren aproximadamente otros 19 - 20 días entre que la abeja nace, realiza
todas las tareas en el interior de la colmena y se transforma en
pecoreadora. Esto nos da aproximadamente
unos 40 días. Quiere decir, que las
abejas que salen a pecorear hoy, nacieron a partir de huevos que fueron depositados
hace unos 40 días.
Si queremos lograr una
colonia bien desarrollada al iniciarse el gran flujo de néctar, 40 días antes,
ya deberé tener, no menos de 7 u 8 cuadros de cría en esa colmena. Con este nivel de cría, más la que ha nacido
previamente y la que nacerá luego de esa fecha, yo me estaré garantizando una
abundante población para el inicio de la floración. No debemos olvidar, que no hay que criar abejas en la mielada, sino
para la mielada. Aquella gran cantidad de cría, que debido a la abundante
entrada de néctar y polen existe en la colmena sobre fines de la mielada, no
solo no producirá miel, sino que además, consumirá. Evidentemente, las características de la zona
y los objetivos de mi manejo, son las que me van a determinar si debo estimular
o no, y si debo frenar la postura o no.
Zonas o ambientes autoestimulados
Como mencionamos anteriormente, el nivel de postura de la reina, esta directamente relacionada a los
estímulos que reciba la colonia de abejas del medio ambiente. Es así que al aumentar el ingreso de néctar y
polen, las obreras comienzan a sobrealimentar a la reina, aumentando esta su
postura.
Hay zonas o ambientes apícolas donde las floraciones
comienzan muy paulatinamente y van progresando en su intensidad, hasta llegar
al máximo flujo. En otras, se van
sucediendo pequeñas floraciones hasta llegar al máximo aporte. Generalmente este tipo de situaciones se da
en explotaciones que basan su producción principal, en cultivos indígenas o
nativos y praderas naturales, donde las floraciones son más pausadas y
prolongadas. En ésta situación, la
colmena se irá autoestimulando, y la tarea del apicultor será la de realizar
nada más que las distintas tareas de manejo relacionadas al momento de
crecimiento y desarrollo de la colonia (ampliación del nido, del espacio,
etc.).
Zonas o ambientes con floraciones
cortas e intensas
Los grandes rendimientos de miel, generalmente se obtienen de
zonas o ambientes que se caracterizan por ser zonas de agricultura intensiva,
donde predomina la flora adventicia y en mayor o menor proporción la pradera o
el monte ribereño.
En estas zonas, los flujos de néctar están supeditados a los
distintos cultivos que se lleven a cabo en la zona de influencia de los
apiarios, y del manejo que realicen los productores agrícolas del cultivo. Los mismos pueden variar de un año a otro,
con lo que para asegurar su producción; el apicultor debe de estar al tanto de
las técnicas y de los planes de los productores agrícolas.
Los flujos principales se caracterizan por darse en forma
brusca y muy abundante. Generalmente
entre el inicio de la floración y el momento de máximo flujo, no hay más de 10
o 15 días; lo que, de no haber cultivos previos que preparen a la colmena, no
alcanza para un desarrollo apropiado de la colonia de abejas y un óptimo
aprovechamiento de la
floración. Es así, que
en muchos de estos casos, se hace necesaria una estimulación de la colmena a
los efectos de llegar al inicio de la floración con el máximo de población.
Ing. Agr. Daniel Bazzurro
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