viernes, 14 de diciembre de 2012

BALANCE POBLACIONAL DE LA COLONIA DE ABEJAS


 BALANCE POBLACIONAL DE LA COLONIA DE ABEJAS
                                                       
Balance positivo
 La población de la colmena experimenta variaciones en el correr del año, los cuales son fiel reflejo de los aportes de polen y néctar del medio ambiente.  Es así, que al haber entrada de alimentos desde el exterior, la reina expande su postura y la colonia crece en población, naciendo más abejas de las que mueren.  Decimos aquí, que el balance poblacional es positivo.  El que tan rápido, así como los niveles de población a que se pueda llegar en este crecimiento, va a depender de una serie de factores.  Algunos de ellos serán de carácter externo de la colmena; como por ejemplo, la cantidad y calidad de ese estímulo.  Otros, serán de carácter interno; como por ejemplo, la raza y calidad de la reina, tamaño y características del nido de cría, sanidad, nivel de reservas, etc.  Todo apicultor deberá, no solo conocer sino que además, influir en estos factores a los efectos de obtener el mejor resultado posible.  El caso más común donde el apicultor debe de influir en esta etapa, son aquellas zonas donde los flujos principales de néctar se dan en forma abrupta. 

Si bien la colonia reacciona inmediatamente a estos estímulos externos aumentando su postura, la respuesta poblacional en la colmena, la comenzaremos a tener recién a partir del momento en que empiecen a nacer estas abejas.  Este "período de reacción" poblacional de la colonia es de 21 días, tema que será analizado más adelante al hablar de la "Ley de los 40 días."
 Balance en equilibrio 

Decimos que el balance poblacional está en equilibrio, cuando nacen aproximadamente la misma cantidad de abejas de las que mueren.  Esta situación en la colmena, se da en dos oportunidades.  La primera de ellas es en el momento en que la reina ha alcanzado su máximo potencial de postura.  La otra situación en que se da este equilibrio en la colmena, es en el momento de la invernada.  Aquí, la situación es otra, ya que prácticamente no existe un estímulo externo y la reina disminuye su postura, e inclusive en algunas zonas se puede decir que la suspende.
 El material genético con que contemos me permitirá que los equilibrios se alcancen a niveles más altos.

Balance negativo 

El momento en que se produce un balance negativo de la población de abejas, es aquel en el que mueren más abejas de las que nacen y por ende, va disminuyendo el tamaño de la población.  En la naturaleza, esto se produce toda vez que el estímulo externo empieza a descender y la reina disminuye su ritmo de postura.  Será muy importante conocer el comportamiento de las restantes floraciones, para saber que tipo de manejo debemos de aplicar.

            Balance poblacional de la colonia típico de una zona con el principal flujo nectarífero en la primavera y un segundo flujo de menor importancia en el otoño.
Momento en que queremos la población 

El conocimiento del calendario apícola de la zona, en donde se han establecido los potenciales melíferos y/o poliníferos, me permitirá determinar la fecha aproximada en la cual mi colmena debe estar en condiciones óptimas para acopiar.  Asimismo, podré establecer, la fecha aproximada a partir del cual, todas las abejas nuevas que nazcan, llegarán a la etapa de pecoreadoras en un momento en que no exista floración en la zona.


La ley de los 40 días 

Como ya se sabe, la abeja obrera demora 21 días en nacer a partir de la puesta del huevo. Dependiendo de la fortaleza de la colonia, transcurren aproximadamente otros 19 - 20 días entre que la abeja nace, realiza todas las tareas en el interior de la colmena y se transforma en pecoreadora.  Esto nos da aproximadamente unos 40 días.  Quiere decir, que las abejas que salen a pecorear hoy, nacieron a partir de huevos que fueron depositados hace unos 40 días.
Si queremos lograr una colonia bien desarrollada al iniciarse el gran flujo de néctar, 40 días antes, ya deberé tener, no menos de 7 u 8 cuadros de cría en esa colmena.  Con este nivel de cría, más la que ha nacido previamente y la que nacerá luego de esa fecha, yo me estaré garantizando una abundante población para el inicio de la floración.  No debemos olvidar, que no hay que criar abejas en la mielada, sino para la mielada.  Aquella gran cantidad de cría, que debido a la abundante entrada de néctar y polen existe en la colmena sobre fines de la mielada, no solo no producirá miel, sino que además, consumirá.  Evidentemente, las características de la zona y los objetivos de mi manejo, son las que me van a determinar si debo estimular o no, y si debo frenar la postura o no.


Zonas o ambientes autoestimulados

Como mencionamos anteriormente, el nivel de postura de la reina, esta directamente relacionada a los estímulos que reciba la colonia de abejas del medio ambiente.  Es así que al aumentar el ingreso de néctar y polen, las obreras comienzan a sobrealimentar a la reina, aumentando esta su postura.  

Hay zonas o ambientes apícolas donde las floraciones comienzan muy paulatinamente y van progresando en su intensidad, hasta llegar al máximo flujo.  En otras, se van sucediendo pequeñas floraciones hasta llegar al máximo aporte.  Generalmente este tipo de situaciones se da en explotaciones que basan su producción principal, en cultivos indígenas o nativos y praderas naturales, donde las floraciones son más pausadas y prolongadas.  En ésta situación, la colmena se irá autoestimulando, y la tarea del apicultor será la de realizar nada más que las distintas tareas de manejo relacionadas al momento de crecimiento y desarrollo de la colonia (ampliación del nido, del espacio, etc.).
Zonas o ambientes con floraciones cortas e intensas

Los grandes rendimientos de miel, generalmente se obtienen de zonas o ambientes que se caracterizan por ser zonas de agricultura intensiva, donde predomina la flora adventicia y en mayor o menor proporción la pradera o el monte ribereño. 

En estas zonas, los flujos de néctar están supeditados a los distintos cultivos que se lleven a cabo en la zona de influencia de los apiarios, y del manejo que realicen los productores agrícolas del cultivo.  Los mismos pueden variar de un año a otro, con lo que para asegurar su producción; el apicultor debe de estar al tanto de las técnicas y de los planes de los productores agrícolas. 

Los flujos principales se caracterizan por darse en forma brusca y muy abundante.  Generalmente entre el inicio de la floración y el momento de máximo flujo, no hay más de 10 o 15 días; lo que, de no haber cultivos previos que preparen a la colmena, no alcanza para un desarrollo apropiado de la colonia de abejas y un óptimo aprovechamiento de la floración.  Es así, que en muchos de estos casos, se hace necesaria una estimulación de la colmena a los efectos de llegar al inicio de la floración con el máximo de población.
Ing. Agr. Daniel Bazzurro



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