sábado, 7 de febrero de 2015

SITUACIÓN DE LA APICULTURA EN ESPAÑA

En este artículo se analiza la situación de la apicultura nacional, se resaltan los aspectos que pueden estar influyendo en el estado actual  del sector apícola español y se proponen algunas medidas de actuación.

España es el principal país productor de miel en la Unión Europea   y se encuentra entre los  12 primeros del mundo. También destaca por superar al resto de países europeos en el número de colmenas y de apicultores profesionales. De las diez universidades españolas con facultades de veterinaria, cinco ya han incluido la asignatura de “Apicultura” en sus planes de estudio, entre ellas la Universidad de Zaragoza.
Se recurre a algunas estadísticas y cifras con la finalidad de visualizar, aclarar y evaluar  la situación apícola, y así poder proponer algunas medidas zootécnicas y  estrategias de desarrollo.   El uso de algunas comparaciones será de utilidad para ayudar a describir e ilustrar los temas abordados. Se utilizan datos de diferentes años, a veces no  coincidentes, pero así están reflejados oficialmente. El Ministerio de Agricultura, Alimentación y Medio Ambiente (Índices económicos del Sector Apícola) junto con el Programa Nacional Apícola 2011-2013, constituyen la fuente de información utilizada.

Crecimiento acumulativo escaso
Durante el trienio 2008-2010 se  censaron en la Unión Europea 13.602.719 colmenas, de las cuales España contribuía con 2.320.949, lo que equivale a un 17% del total. Le  seguían Grecia y Francia, cada una con un 10%. El resto de los países tenian  porcentajes que no llegaban a dos dígitos. No obstante, estos datos, que en primera instancia resultan halagadores, al contrastarlos con el crecimiento del parque apícola nacional durante el cuatrienio 2009-2012, desvelan que el crecimiento acumulativo solo fue del 1,26 %, pasando de 2.429.884 de colmenas en 2009 a 2.553.270 en 2012, lo que apenas es una diferencia a favor de 123.386 colmenas en cuatro años.
La base para mejorar el crecimiento del número de colmenas es la información
Lamentablemente, se carece de más información que pudiera ayudar a entender y, por ende, a corregir, los factores adversos que pudieran estar afectando al crecimiento del número de colmenas. Esa información podría complementarse si en las explotaciones se utilizasen algunos índices:

Porcentaje de colmenas en producción: se refiere a las colmenas que están en “óptimas condiciones” para la cosecha. De ellas se obtienen por división los núcleos para incrementar el apiario y los núcleos de reposición.
Índice de mortalidad: alude al número de colmenas que se pierden debido a diferentes causas.
Eficiencia reproductiva: es la cantidad de colmenas en producción que se dividen después de cada cosecha, porque no necesariamente todas estarían en capacidad de aportar núcleos.

La ganadería apícola es significativa
En el año 2011 España presentó una balanza comercial positiva en el renglón miel. Se exportaron 18.448 t (56.905.000 €) y se importaron 17.961 t (31.313.000 €), lo que derivó en un superávit de 25.592.000 €. En términos de producción ganadera, el sector apícola representó el 0,44 %   y para la producción final agraria aportó el 0,17 %. De modo que la ganadería apícola, sí tiene cierta significación en la ponderación de las macromagnitudes agrarias a nivel nacional y per se también en la conservación y mantenimiento de la biodiversidad.
La polinización de los cultivos comerciales
En España, a diferencia del resto de los países del mundo, donde los cultivos tecnificados dependen de las abejas melíferas para su mayor rendimiento, esa capacidad de las abejas no se aprovecha  debidamente; y recordemos que un 84% de los cultivos comerciales depende de la polinización de las abejas quizás el 80%, de la realizada por las abejas melíferas.
La anterior afirmación obedece a los datos que refleja el censo de 2012, en cuanto al número de explotaciones por clasificación zootécnica, ya que de 24.230 explotaciones apícolas, apenas 322 (1,3 %) se dedican a servicios de polinización, lo cual no quiere decir, por supuesto, que las 15.931 (65,7 %) y las 6.628 (27,3 %) explotaciones dedicadas a productos apícolas y mixtas, respectivamente, no realicen labores de polinización. Pero existe una gran diferencia en cuanto al aprovechamiento de las abejas cuando son llevadas a los sitios de cultivos agrícolas en el momento adecuado y cuando polinizan meramente  por casualidad.

Al agricultor le interesa que las abejas estén en los campos de cultivo coincidiendo con la floración, para favorecer el aumento de la producción y la rentabilidad de su cosecha. Y a los apicultores igualmente les conviene, ya que la población de las colmenas se incrementará significativamente, gracias al aporte de néctar y polen de los cultivos comerciales. Todo lo cual deriva, partiendo del interés mutuo, en la necesidad de trabajar en consonancia y mediante contrato agricultor-apicultor, con el consecuente beneficio para ambos. De modo que sería muy acertado que se dedicarán más explotaciones apícolas a trabajar en la polinización de cultivos comerciales.
Explotaciones no profesionales
En la introducción y generalidades del Programa Nacional Apícola 2011-2013, se puede leer,”… la trashumancia, práctica fundamental a la que está ligada la apicultura nacional española...”.   el grueso de las colmenas con fines de producción se movilizan por el territorio nacional. Existen 14.656 explotaciones fijas (estante), 60,4 % del total (24.230), y 17.857 explotaciones no profesionales, el 73,6 % del total de las explotaciones; se puede deducir que en ellas se concentran el mayor número de colmenas. Pero esto no es cierto ya que en España el sector profesional concentra la mayor parte de la cabaña apícola y entre los profesionales de Europa son los que mayor cantidad de colmenas poseen por explotación, concentrándose este sector profesional en las comunidades  de Valencia, Castilla  y León, Extremadura y Andalucía De igual modo, el término de fijas (estante) involucra que no se movilizan en ningún momento del año, es decir no trashumantes y al ser no profesionales, lleva a pensar que son colmenas que se trabajan localmente, ya que son los apicultores profesionales los que tendrían mayor capacidad logística y de transporte para movilizar sus colmenas.
Por lo anteriormente expuesto, se hace patente la necesidad de que los censos incluyan el número de colmenas en las clasificaciones por capacidad productiva y por sistema productivo, para evitar posibles análisis equivocados al partir de datos incoherentes.

El futuro del sector apícola español
De acuerdo al censo apícola de la UE 2008-2010 existían 13.602.719 colmenas, de las cuales 4.461.616 eran del modelo Perfección  o  langstroth. España ocupaba el primer lugar con 2.320.949 colmenas, 1.868.294 de ellas de modelo  layens. En segundo y tercer lugar, Grecia y Francia, con 1.467.690 y 1.360.973 colmenas, respectivamente, de las cuales 920.000 y 528.000 eran  dadant.   
Ese mismo censo  indica que de los 595.775 apicultores en la UE, sólo 19.025 son profesionales. España tiene en ese contexto 23.265 apicultores, de los que 5.737 son profesionales. Alemania con 103.600 apicultores, sólo posee 290 profesionales, e Italia 1.100 de un total de 70.000 apicultores.
España, para el año 2008, según el censo antes mencionado, con las 30.000 t producidas y después de Brasil (que produjo 35.000 t), se encuentra en el puesto doce entre los principales países productores de miel en el mundo. En primer lugar figura China con 367.000 t, seguida de Turquía y Argentina, ambas con 81.000  t.
En consecuencia, y en función de los tres enunciados anteriores, se evidencia que nuestro país tiene una plataforma suficientemente consolidada, en comparación con el resto de los países de la UE y una respetable posición a nivel mundial. De  ahí que, el  sector apícola deba orientarse hacia objetivos y metas más ambiciosas en el marco de la economía nacional, con miras igualmente a la generación de empleo y riqueza. Para ello, no sólo se debe profundizar y mejorar los objetivos y medidas del Programa Nacional de Apicultura sino también  seguir estrategias más contundentes y futuristas:


  1. Estimular la formación de las generaciones de relevo, mediante programas de difusión y enseñanza que muestren, además de las particularidades de esta ganadería, el aspecto   rentable del  de la apicultura. El foco primario de estos programas podrían ser los jóvenes de las familias de los apicultores, ya que ellos  son los que tienen un mayor acceso y están mas  sensibilizados al aprendizaje de la apicultura.
  2.  puesta al día  de apicultores profesionales, a través de cursos, demostraciones de campo, charlas y conferencias dirigidas a la totalidad de los apicultores. Actividades que les llevaría a reforzar, actualizar o potenciar sus métodos, técnicas y procedimientos, con las consecuentes mejoras en su producción y en sus ingresos. De modo que las explotaciones apícolas bien llevadas se valorarían como fuentes de trabajo sólidas y de carácter de ingreso primario y no meramente complementario.
  3. Promocionar y apoyar los criaderos de reinas. Para aumentar los niveles de producción y productividad de las colmenas, es imprescindible intensificar los programas de selección y mejora genética de las reinas ibéricas (Apis mellifera ibérica), raza que tradicionalmente ha sido utilizada en el país. No obstante, se hace necesaria la introducción de reinas de otras razas de interés económico, ya que el aporte de genes diferentes es determinante para evitar la debilidad genética (endogamia) e incrementar la variabilidad de las poblaciones de abejas melíferas, cuyo efecto positivo redundará en mejores cosechas de miel.
  4. incentivar la producción de propóleos y su manufactura para su puesta en los mercados internacionales
  5. producción de jalea real
  6. extracción de veneno de abeja-apitoxina-
  7. producción de paquetes de abejas con o sin reina para la venta
  8. producción de mieles mono flórales y distinguidas

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