REQUISITOS NUTRICIONALES DE LA ABEJA MELÍFERA
La abeja tiene sus
propios requisitos nutricionales; debiendo existir un balance
y aporte adecuado
de los mismos para poder llevar adelante sus funciones
vitales y perpetuar
la especie. Estos requisitos nutricionales son distintos, no solo
para los distintos
individuos de la colonia, sino que además varían en las distintas
etapas de su
vida. También existirá una variación, de
acuerdo al objetivo
productivo que yo
persiga en la explotación y a la distinta proporción de los
distintos
individuos en la colonia.
No debemos olvidar que las abejas, al
igual que la mayoría de los seres
pluricelulares, son transformadoras y no
creadoras de energía y de materia.
Esto lleva a que todos los nutrientes
deban ser aportados desde el exterior.
La vida de las abejas requiere de un
aporte de energía externo, proveniente
fundamentalmente de los alimentos y que
ellas exteriorizan a través de
distintas formas y manifestaciones
(calor, trabajo, vuelo, etc.). Asimismo,
para su desarrollo también requieren de
los alimentos que le aporten los
nutrientes tanto en cantidad como en
calidad, para formar su cuerpo y estructura.
No olvidemos, que no siempre una abundante
alimentación nos asegura una correcta
nutrición.
En términos de apicultura, la energía
para el desarrollo de sus funciones es aportada
por el néctar y/o la miel, y los
elementos para el desarrollo de su estructura corporal
son aportados por el polen. Es así, que ambos alimentos son
imprescindibles para el
crecimiento y desarrollo de la colonia,
causando la muerte de la colonia a corto o
mediano plazo, la falta, escasez o mala
calidad de cualquiera de ellos.
De los elementos nutritivos que requiere
la abeja y que forman parte del néctar y/o
del polen analizaremos el agua, los
carbohidratos, los lípidos, las vitaminas y los
minerales. Las proteínas serán analizadas
en el siguiente capitulo.
Requisitos
de agua.
Si bien no podemos hablar del agua como
requisito nutritivo de las abejas, la misma
es vital y tan o más importante que el
propio néctar o polen para el mantenimiento de
variadísimas funciones en el
organismo. Los usos que le da la abeja
son
múltiples y muy importantes. En el funcionamiento del metabolismo el agua
es
usada en la respiración, transpiración,
transporte y disolución de sustancias,
excreción, etc. Asimismo cumple un papel fundamental en el
desarrollo de la
cría y en la elaboración y secreción del
alimento larval. El cuerpo de la
cría contiene aproximadamente un 80% de
agua, mientras que el alimento larval
esta formado por más del 65% de
agua. Se podrán alimentar algunas crías
sin polen
en base a las reservas corporales, pero
sin agua esto es imposible. Se requiere
el trabajo
constante de 5 abejas aguateras para
proporcionar el agua necesaria para la
elaboración del alimento de 100 larvas (Johannson y Johannson, 1978).
Su importancia como elemento utilizado en
la regulación y mantenimiento de la
temperatura interior de la colmena es
trascendental. No debemos de olvidar la
importancia que tiene el mantenimiento de
una humedad relativa alta sobre todo en el
propio nido de cría. Recordemos que el propio huevo requiere de
una humedad en su
entorno del 90 al 95% para hacer
eclosión. (Doull et
al., 1977).
Todo el uso de los azúcares en la colmena
esta estrechamente vinculado a las
proporciones de agua del alimento
energético; siendo que las abejas disuelven los
alimentos con más del 50% de azúcares;
inclusive la propia miel. (Simpson, 1964).
En base a esto es que resulta de
primordial importancia el aporte de agua a reinas
enjauladas, paquetes y hasta a las
propias colmenas que estén siendo alimentadas
con miel cristalizada o azúcar refinada.
Las necesidades de agua en la colmena
varían con la época del año, siendo
mayores en los momentos de mayor
desarrollo larval. Asimismo, en lugares y/o
momentos en que se dan altas temperaturas
ambientales, y la abeja se ve obligada
a evaporar agua como forma de disminuir
la temperatura interior de la colmena;
el consumo del vital elemento se
incrementa sensiblemente. Este
incremento
en el consumo se acentúa de forma muy
importante, cuando la temperatura exterior
alcanza los 45 - 50 grados centígrados (Johannson y Johannson,
1978). Temperaturas
cercanas a estos niveles se dan
en colmenas confinadas para o en un traslado;
siendo en estos casos muy
importante el aporte de agua. La colonia no puede manejar
situaciones de temperatura
ambiente superiores a 100ºF .
sin la presencia de agua
(C.L. Farrar. AMER. Bee Journal
April 1993. pag 263). Dependiendo
fundamentalmente de estos factores, los
consumos diarios de una colmena pueden
variar desde 50 - 100 gramos hasta 4 litros .
El néctar recolectado por las abejas es
una de las principales fuentes de agua.
Es así,
que a mayor flujo de néctar se da una
menor pecorea de agua y viceversa.
La temperatura del agua recolectada debe
ser entre 18 y 32 grados centígrados.
Las abejas pecoreadoras de agua detectan
niveles de variación de la humedad relativa de
hasta el 5%. Esto lo realizan a través de hidro receptores
ubicados en el octavo segmento
antenal.
Finalmente, el agua resulta necesaria para la disolución
de miel cristalizada, azúcar seco
y candi. Las reinas y nodrizas enjauladas para el
envío y alimentadas con candi
necesitan de la provisión de agua para su
supervivencia. En un estudio realizado
por Woodrow (1941) sólo el 10% de las reinas
alimentadas exclusivamente con candi
sobrevivió más de cinco días, mientras que todas
sobrevivieron ese período si
además se les suministraba agua. Por otra parte, las
colonias confinadas para un traslado
o previo a una aplicación de insecticida sufren una
menor mortalidad cuando se las
provee de agua (Vuillaume, 1957).
Requisitos energéticos. Los carbohidratos
Las abejas
obtienen en la naturaleza la energía para cumplir con sus procesos vitales,
de los
carbohidratos producidos por las plantas bajo la forma de néctar, o de
secreciones
azucaradas de ciertos insectos que se alimentan de la savia de algunos
vegetales.
El néctar,
es transportado a la colmena en el "buche melario", el cual se
encuentra
ubicado en
el abdomen de la abeja y forma parte del canal alimentario. En momentos
en que el
buche melario esta lleno, el abdomen se expande, y cuando esta vacío se
contrae.
Esta función
del abdomen de contraerse y expandirse, le permite a la abeja utilizarlo
no solo como
sistema de bomba, sino que además, le permite incrementar el ingreso de
oxígeno en
momentos de gran actividad y consumo de energía.
El néctar
contiene entre el 5 y el 80% de azúcares, así como pequeñas cantidades de
compuestos
nitrogenados, minerales, ácidos orgánicos, vitaminas, lípidos, pigmentos
y sustancias
aromáticas. Este alimento es, entonces,
el utilizado mayormente
como fuente
energética y como materia prima para ser convertido en reservas corporales.
Una vez que
las abejas llegan a la etapa de trabajos en el exterior de la colmena,
sus
requisitos nutricionales prácticamente se limitan al consumo de azúcares;
pudiendo
vivir largos períodos alimentándose exclusivamente de estas sustancias
azucaradas.
Los
requisitos energéticos de una colonia son, al igual que para el caso de las
proteínas,
muy variables y dependientes de una serie de factores como ser su fortaleza,
cantidad de
cría, condiciones climáticas, época del año, ingreso natural de néctar,
etc. Al aumentar el tamaño de la población como
respuesta al medio ambiente,
se da el
máximo de consumo de energía, ya que aumenta considerablemente en la
colonia el
trabajo de pecorea y el de alimentación de la cría. Tampoco debemos de olvidar,
que la
regulación de la temperatura de la colonia, siempre se hace en base al consumo
de energía,
ya sea para mantener el calor en épocas frías, o para ventilar en condiciones
de exceso de
calor.
La generación
de energía durante todas las actividades físicas que desarrolla la abeja se
produce a
partir del desdoblamiento de azúcares; de donde, se hace imprescindible la
presencia de los mismos como reservas en
todo momento. Las abejas no pueden utilizar
el polen como
fuente de energía ni la miel con fuente proteica.
Los carbohidratos de la miel y del néctar pueden ser
totalmente sustituidos
artificialmente alimentando con sacarosa.
Para el desarrollo de una larva de abeja
obrera se ha estimado que se requieren
142 miligramos de miel; por lo cual para
producir un cuadro de cría se requieren
transcurso del año, es de unos 60 a 80 kilos.
Además del rol como fuente de energía para las abejas,
los carbohidratos son
utilizados como material constitutivo de sus cuerpos,
ya que el esqueleto externo
de las abejas está formado por quitina (N-acetil
glucosamina), que también es un
carbohidrato.
Frente a la gran variedad de azúcares que utiliza el
apicultor para alimentar a las
colmenas, es importante recordar que existen una serie
de carbohidratos
(galactosa, lactosa, manosa, rafinosa, xilosa,
arabinosa, pectina y agar-agar que,
dependiendo de sus concentraciones en los jarabes,
pueden resultar tóxicos
para las abejas. (Pouvreau, 1988)
Requisitos de vitaminas. Las Vitaminas
Las vitaminas son sustancias orgánicas,
imprescindibles para el mantenimiento
de todas las funciones del organismo (crecimiento,
salud, fertilidad, rendimiento, etc.).
Por regla general el organismo animal no puede
sintetizar por si mismo estas sustancias
naturales biológicas, por lo que es preciso que se les
suministre a través de la
alimentación; siendo que la falta de las mismas en la
dieta resulta en
enfermedades que habitualmente se conocen como
“carencias”. Por esta razón se les
considera como micros nutrientes esenciales
(vitales). Cada una de las vitaminas
desempeña funciones especiales, que ninguna de las
otras vitaminas puede ejercer
del mismo modo.
Se
las clasifica de la siguiente manera:
a) Vitaminas
hidrosolubles (solubles en agua):
·
B1
(tiamina), B2 (rivoflavina), PP (Acido nicotínico), B5
·
(Acido
pantoténico), B6 (piridoxina), B12 (cianocobalamina),
·
M
(Acido fólico), H (Biotina), C (Acido ascórbico) y Colina, Inositol.
b) Vitaminas
liposolubles (solubles en lípidos):
·
A
(retinol), D2 (ergocalciferol), D3 (colecalciferol), E (tocoferol) y K
(naftoquinona).
El polen es la
principal fuente de vitaminas para las abejas .
Los microorganismos simbióticos del tracto digestivo
de la abeja también
pueden producir numerosas vitaminas (Herbert, 1992).
Existe abundante bibliografía que demuestra la
importancia del complejo vitamínico
B para un correcto desarrollo de las crías (Haydak y
Dietz, 1965). Herbert y
Shimanuki (1978a) demostraron la importancia de la
tiamina y la riboflavina para
el desarrollo de las glándulas hipo faríngeas. Haydak y Dietz (1965) y Anderson
y Dietz (1976) demostraron la esencialidad de la
piridoxina para la cría de las abejas.
Nation y Robinson
(1966, 1968) demostraron la importancia del inositol y el
ácido giberélico para el desarrollo de la cría de
abejas.
Por su parte, los requerimientos y funciones de la vitamina C en las
abejas
no han sido demostrados (Herbert, 1992). Herbert y Shimanuki (1978b)
demostraron la importancia de las vitaminas A y K para
la cría de las abejas.
Los requerimientos vitamínicos de las abejas adultas
son mínimos. Las nodrizas
si requieren de una buena provisión de vitaminas en la
dieta para la secreción de
alimento larval de buena calidad.
En este aspecto, se han realizado
trabajos que demuestran la importancia del grupo
de vitaminas del complejo B en un
correcto desarrollo de las crías y de las
vitaminas A, C y K en el desarrollo y
longevidad de las abejas. Si bien se han
realizado
una serie de estudios en referencia a los
requisitos vitamínicos de las abejas, se puede
manifestar que el polen es muy rico
fundamentalmente en vitaminas hidrosolubles y
contempla todos los requisitos básicos de
las abejas. Una serie de microorganismos
que
conviven con la abeja en su tracto digestivo,
también producen algunas vitaminas que
aportan a la abeja.
El contenido tanto de proteínas digestibles como de
vitaminas
del pan de abejas, decrece con el tiempo
de almacenaje en el panal. Se sabe
que los requerimientos en vitaminas de
las abejas adultas son pocos y cubiertos a través
del néctar y el polen que consumen,
tomando mayor importancia al nivel de las abejas
nodrizas para una correcta secreción del
alimento larval en cantidad y calidad.
Requisitos de lípidos. Los Lípidos
Los lípidos, dentro de los cuales se encuentran las
grasas y las ceras, se forman por
la unión de un alcohol (generalmente glicerol) y de
ácidos grasos. En la abeja tienen
funciones de reserva energética y en la constitución
de las membranas celulares.
En condiciones normales, las abejas cubren sus
requerimientos de lípidos a partir de
los existentes en las cubiertas del polen. De acuerdo al origen floral, el polen puede
contener del 1% al 20% de lípidos (Herbert, 1992).
Los esteroles son un tipo de lípidos, y dentro de los
esteroles se encuentra el colesterol,
el cual resulta esencial para las abejas (Herbert,
1992). Se ha demostrado que la
adición de colesterol a la dieta de las abejas resulta
benéfica para el desarrollo
de las crías (Herbert et al., 1980).
Requisitos
de lípidos.
Poco se sabe sobre los requisitos de
grasas por parte de las abejas; pero cualquiera
sean éstas necesidades, las mismas la
obtienen del polen que recolectan. Si
bien se ha
tratado de fomentar la producción de cera
con el agregado de grasas a la
alimentación, los resultados han sido
negativos produciendo en algunos casos
muerte de las abejas. Aún no esta aclarado exactamente cuál es el
mecanismo de
secreción de cera. Actualmente, se piensa que el polen no es
necesario directamente
para la producción de cera, estando si
relacionado a la formación de las glándulas
cereras; produciéndose en este proceso de
formación, una acumulación de los lípidos
para su posterior secreción. El funcionamiento de las glándulas cereras
propiamente
dicho, esta más relacionado al consumo de
azúcares por parte de la abeja.
Requisitos de minerales. Los minerales
No es mucho lo que se sabe acerca del requerimiento de
minerales por parte de
las abejas. El polen, la miel y el agua son fuentes de
minerales para las abejas. El polen
contiene del 2,5% al 6,5% de minerales en base a peso
seco, siendo el potasio, fósforo,
calcio, magnesio y hierro los más comúnmente
encontrados (Herbert, 1992). Por
su parte, los minerales más frecuentes en el cuerpo de
las abejas son el potasio y el fósforo,
siendo menor el contenido de calcio, magnesio, sodio y
hierro (Dietz, 1971).
Los minerales menores u oligoelementos (minerales
necesarios sólo en ínfimas
cantidades) tales como el cobre, el cobalto, el zinc y
el manganeso si bien son
necesarios para la abeja, ésta los encuentra
normalmente en sus fuentes de alimento
natural por lo que su adición a la dieta rápidamente
puede resultar nociva.
Existe, además, interacción entre los micro nutrientes
de la dieta. Así ,
Galuszca et al.
(1977) demostró que la alimentación de abejas con jarabe
conteniendo trazas de cobalto provocaba una reducción
del contenido de hierro y cobre
del cuerpo de las abejas.
En general, un contenido elevado de minerales en la
dieta puede resultar tóxico para las
abejas por lo que se debe evitar el uso de
concentrados vitamínicos y minerales
desarrollados para otras explotaciones animales.
Las mieles oscuras y las mieles de mielato presentan
un contenido de minerales más
elevado que las mieles claras (White y Doner, 1980).
La acumulación de estos
minerales en el tracto digestivo de las abejas puede
resultar nociva durante la invernada,
si no se realizan frecuentes vuelos de evacuación de
las heces. Esta toxicidad por
exceso de minerales en la dieta se debe a una
reducción de la actividad de la enzima
catalasa en el recto, lo que provoca diarreas
(Bocquet, 1994).
Requisitos
de minerales.
Las abejas no recolectan minerales por
separado, y los requisitos que en esta materia
tienen, son cubiertos a través de los que
obtienen de la recolección del polen, el néctar
y el agua. En este sentido merece resaltar el aporte que
realiza el polen, el cual
normalmente contiene entre el 3 y el 8 %
de minerales.
Si bien hay apicultores que aconsejan
agregar sal común (ClNa) a las dietas de abejas,
su beneficio aún no ha sido demostrado,
considerándose que niveles superiores
al 0,3% puedan causar algún tipo de
toxicidad y trastorno a nivel de las abejas.
Lo que si se ha demostrado es que las mieles oscuras, al contener mayor
cantidad
de minerales, pueden originar perjuicios en la abeja, si son
utilizadas
como reservas invernales; ya que en su consumo, se generan mayor
cantidad
de desechos; los cuales se acumulan a nivel de la ampolla rectal y,
de
no ser eliminados, pueden acortar la vida de las abejas.
En invierno es muy
común que por motivos fundamentalmente
climáticos, la abeja deba permanecer
varios días confinada en el interior de
la colmena sin poder realizar vuelos de higiene.
Es así, que de dejar miel como reserva
invernal, se aconseja utilizar las
mieles claras.
Este es uno de los aspectos que lleva a
aconsejar como más ventajoso, utilizar sacarosa
o jarabes de fructosa en lugar de mieles como reserva invernal.
Requisitos nutricionales de las diferentes castas de
abejas en las distintas etapas de
desarrollo.
EL
CASO PARTICULAR DE LAS PROTEINAS
Requisitos proteicos.
El polen es la
fuente natural de proteínas de las abejas; y es utilizado dentro de la colmena
fundamentalmente por las abejas nodrizas, ya sea para el desarrollo de sus
glándulas o, para utilizarlo con algún grado de procesado, en la preparación de
la papilla con que se alimenta a todas las larvas. Es además utilizado – como se vera más
adelante - para regular la proteína corporal de la abeja en las distintas
etapas y situaciones.
El néctar y la miel
tienen niveles muy bajos de proteínas (normalmente menores al 1%). Su
contenido proteico varía con la especie vegetal y nunca llega a niveles
de significación como alimento plástico.
El aminoácido libre mas común en las mieles es la prolina; utilizándose
muchas veces su presencia y niveles,
para detectar adulteraciones en miel.
El polen es además
utilizado por las abejas jóvenes para poder completar su desarrollo corporal y
el de ciertas glándulas que le permiten cumplir con una serie de funciones en
sus actividades dentro de la colmena.
A nivel de la alimentación larvaria el
polen juega un rol fundamental, siendo directa e indirectamente, el responsable
de un aumento de peso de la larva de obrera en ese período de 900 veces (1700
en reinas y 2300 en zánganos). El canal
alimentario en esta etapa de vida de la abeja, esta fundamentalmente diseñado
para asimilar nutrientes, con una estructura muy simple, y donde la mayor parte
del mismo esta formado por el mesen terrón o ventrículo.
El comportamiento y alimentación que las
nodrizas brindan a las larvas esta fundamentalmente controlado por la secreción
de una hormona llamada "hormona juvenil"; la cual es segregada a
nivel de las larvas por unos órganos denominados "corpora
allata". El correcto desarrollo de
estos “corpora allata” está supeditado a una buena nutrición de la larva.
No debemos de olvidar, que de las características cuali
y cuantitativas del alimento que reciban las abejas en esta etapa larval,
dependerá la funcionalidad y comportamiento del individuo en su etapa de
adulto. Las abejas criadas en momentos
de escasez de polen son de menor tamaño y con carencias de desarrollo. Abejas alimentadas con una dieta libre de
polen fueron incapaces de producir veneno, dándose además un menor desarrollo
de los ovarios. Asimismo, la postura de
la reina se inicia antes y perdura por más tiempo si se suplementa la dieta con
polen.
Las
proteínas que forman parte de determinados órganos de la abeja, pueden ser
trasladadas de una parte a otra del cuerpo, y es así, que cuando las abejas por ejemplo, dejan
de producir jalea real al fin de su etapa de nodrizas, la proteína de las
glándulas hipo faríngeas es transferida a las glándulas cereras y luego a los
músculos de vuelo. Como se mencionó
anteriormente, la abeja tiene cierta capacidad de almacenar proteína en el
cuerpo a nivel de los cuerpos grasos.
Las características tanto en calidad como
en cantidad de la alimentación proteica en la etapa larvaria y juvenil, hará
variar sensiblemente la longevidad de la vida de las abejas, fundamentalmente
por el almacenamiento que se pueda realizar a nivel de los cuerpos adiposos. La fracción lipídica del polen sirve como
fuente para generar reservas grasas, de glicógeno y albúmina, para utilizar en
momentos de escasez de alimentos y ser transformadas en glucosa. Si bien este almacenamiento es casi insignificante
durante la primavera y el verano, es especialmente importante en las abejas que
nacen previo al período invernal, donde las abejas deben no-solo subsistir por
varios meses, sino que además deben alimentar a la primer generación de cría de
la primavera. Aunque viejas, las abejas
de invierno son capaces de asumir la tarea de nodrizas, aún en ausencia de
polen, gracias a sus reservas de proteínas.
No debemos olvidar que los constituyentes lipídicos y el espectro de
ácidos grasos pueden conformar hasta el 20% del peso de la abeja.
El
polen provee a la colonia de abejas de toda la proteína necesaria para el
desarrollo del cuerpo y su normal funcionamiento. Las abejas
utilizan las proteínas existentes en el polen fundamentalmente para el
desarrollo de los músculos, glándulas y demás tejidos corporales.
Sin entrar a analizar la serie de
aminoácidos contenidos en el polen, y que son de carácter esencial para el
desarrollo normal de las abejas, se sabe de algunos de ellos, que sin ser
esenciales, tienen efectos estimulantes sobre todo en momentos de escasez
proteica. Existe una estrecha
relación entre el aporte de polen a una
colmena y la duración de la vida de la abeja.
Las
abejas no pueden utilizar el polen como fuente de energía ni la miel como
fuente proteica. (No pueden realizar el proceso de la gluconeogénesis).
Se
ha comprobado que abejas que nacieron y se desarrollaron sin una correcta
alimentación proteica disminuyen la duración de su vida hasta en un 50%.
Como se mencionara anteriormente, el
consumo de polen es fundamental para el desarrollo de las distintas glándulas;
las que una vez desarrolladas, le permiten a la abeja construir panales o segregar jalea a partir de miel o
azúcar. Es en el período de desarrollo
de las glándulas en que se van acumulando las distintas sustancias nitrogenadas
que luego formarán parte del producto segregado. Es por tal motivo que una adecuada nutrición
proteica de la larva y la abeja nodriza, me garantizan una rápida renovación de
las abejas nodrizas y un menor desgaste metabólico de la misma.
Este menor desgaste me determinara abejas más longevas
y productivas.
Disponibilidad cuali y cuantitativa de polen en la colmena
Y la población
de zánganos (Tomada de Taber, 1987).
Estados de zánganos presentes Conclusiones
sobre el po-
en la colmena len
provisto a la colmena.
Adultos-pupas-larvas-huevos Polen abundante.
Adultos-pupas-huevos Escasez
de polen durante
las
últimas 48 horas.
Sólo adultos Escasez
de polen
durante
al menos 7 días.
Ausencia total
de zánganos Severa
escasez de polen
durante
2-4 semanas.
La proteína y los aminoácidos.
La proteína no es
solamente proteína, sino que esta formada fundamentalmente por un conjunto de
elementos llamados “aminoácidos”. El
construir masa muscular con proteína es como construir una casa. Las proteínas serían “los materiales de
construcción” como un todo, y los aminoácidos los distintos tipos de materiales
individuales que los componen como tablas, ladrillos, ventanas, clavos y
varillas de acero. En el caso de la proteína, de faltar determinados
aminoácidos, éstos se pueden formar a partir de otros aminoácidos que estén en
exceso. En el caso del constructor este
podrá sustituir algún material que le sobre por otro que le falte, existiendo
en determinados materiales cierta flexibilidad de uso. Pero habrá algunos materiales específicos de
la construcción como los clavos, los vidrios o varillas de hierro que no podrán
ser sustituidos o elaborados a partir de otros materiales individuales que
sobren. Estos, entonces no-solo serán
materiales de construcción “esenciales”, sino que además se requerirán en
determinadas cantidades mínimas para poder construir la casa de acuerdo a los
planos. Lo mismo ocurre con la proteína
y los aminoácidos. Algunos aminoácidos
no podrán sustituirse o elaborarse a partir de otros y deberán obligatoriamente
estar presentes en determinadas cantidades en la proteína que digiere la abeja.
A éstos se les llaman “aminoácidos esenciales”.
En 1953 el Dr. A.
De Groot ("Protein and
amino acid requirements of the honey bee (Apis mellifera)" in Physiologia Comparata et d'Ecología) estudió los requerimientos proteicos y de
aminoácidos de las abejas. Él determinó que los insectos necesitan
en su alimentación los mismos diez aminoácidos que son esenciales para los
mamíferos, y en niveles que van del 1 al
4,5% de la proteína digestible. Estos son: arginina, histidina, isoleucina, leucina, lisina, metionina,
fenilalanina, treonina, triptófano y valina.
Estas cifras se toman actualmente como un
Standard de composición mínima ideal para un buen polen y son las
siguientes:
3.3 Aminoácidos
esenciales para la abeja y sus requerimientos.
AMINOÁCIDO
|
% MÍNIMO DE ESE AMINOÁCIDO EN
LA PROTEINA DIGESTIBLE
|
Treonina
|
3,0
|
Valina
|
4,0
|
Metionina
|
1,5
|
Leucina
|
4,5
|
Isoleucina
|
4,0
|
Fenilalanina
|
2,5
|
Lisina
|
3,0
|
Histidina
|
1,5
|
Arginina
|
3,0
|
Triptófano
|
1,0
|
- PROTEÍNA CRUDA mínimo 20 %
La concentración de aminoácidos se expresa como
"aminoácidos libres", es decir como porcentajes en la proteína
"consumida y digerida" en el laboratorio según De Groot.
Si uno de estos
aminoácidos no esta presente en la cantidad requerida por las abejas, entonces
éstas no podrán digerir como proteína toda la proteína que consumieron. Por ejemplo, si uno de los aminoácidos se
requiere al 4% y esta presente solo en un 3%, entonces solo tres cuartas partes
de la proteína suministrada podrán ser utilizada por las abejas para su
desarrollo corporal. Los análisis de la
proteína que ingresa en una colmena frente a una oferta variada de polen han
demostrado que mayormente los niveles de estos aminoácidos esenciales son
suficientes. La isoleucina y en algunos
casos la valina son los aminoácidos que generalmente pueden encontrarse en niveles o porcentajes inferiores a los
requeridos.
Isoleucina.
De Groot demostró
que los niveles de isoleucina requeridos por la abeja eran del 4% de la
proteína digestible. Varios
investigadores australianos han estudiado que los niveles de isoleucina en la
mayoría de la flora apícola variaban entre un 2,7 y un 4%. Asimismo, se ha encontrado respuesta al
suplemento con isoleucina sobre todo cuando la colonia esta desarrollando cría
abundantemente y con un aporte pobre de polen.
Esta suplementación con isoleucina permite que la abeja digiera toda la
proteína del polen consumido. La
aplicación práctica de esta información es la de verificar que los suplementos
proteicos que nosotros le suministremos a la colmena deberán tener más del 4%
de isoleucina. Esto lo convertirá en un
verdadero suplemento ya que no solo aportará mayor proteína a la abeja, sino
que además permitirá que está realice una mayor y mejor digestión del polen
recolectado naturalmente.
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