En cada ocasión en que una abeja recoge néctar de una flor o
bien néctar y polen y se desplaza a otra para hacer lo mismo realiza uno de los
actos más importantes y beneficiosos para las plantas pues las ayuda en la
polinización de sus flores. Es importante resaltar que todo el cuerpo de la
abeja se halla cubierto de pelos rígidos a los que el polen se adhiere
transportándolo hasta otra planta, muchas disponen de un polen de unas característica
determinadas y que facilitan de por sí el agarre a la abeja. Cuando por propia
iniciativa la abeja recoge polen y debe llenar las cestas de las patas con las
bolas que prepara, necesita hacerlo de muchas flores y es entonces cuando la
función de polinización se realiza de forma óptima si consideramos además que
solo recoge de una sola especie con lo que se produce una simbiosis entre abeja
y planta muy importante.
La polinización en las flores de las plantas equivale a la
cópula entre las especies del reino animal, y si no se realiza o se hace de
forma deficiente los frutos de esa planta tendrán defectos y serán menos.
La contribución que las abejas realizan se manifiesta como
una interacción entre el reino vegetal y animal verdaderamente admirable, el
vegetal procura el sustento de las colonias y estas por el solo hecho de
recogerlo ayudan a la planta a tan importante función, calculándose que un gran
porcentaje de cultivos y también de vegetación silvestre esta directamente
beneficiada, la supervivencia de numerosas especies de plantas depende en gran
medida de la polinización de los insectos en general y de las abejas en
particular.
De forma práctica se pude comprobar que frutales a los que
mediante una red se privó de la llegada a sus flores de los insectos, redujeron
la cosecha hasta el 2% de la que cabría esperar, tan solo la acción del viento
realizó el intercambio del polen.
Siendo a menudo las condiciones meteorológicas no adecuadas
en el momento preciso y teniendo en cuenta que no todas las flores masculinas y
femeninas que tienen poder fecundante en un momento dado se hallan reunidas,
puede suceder que el arrastre de polen por el viento lleve el polen fuera del
lugar donde se necesita y esto tratándose de fecundaciones en el mismo árbol.
Todo el proceso es más difícil de lograr al hallarse las flores entre dos
portadores distantes varios metros donde la acción del viento es aún más
incierta, es aquí donde los insectos son los mejores vehículos.
El predominio para polinizar por las abejas en la mayoría de
las especies cultivadas y silvestres se debe al hecho de formar sociedades de
muy elevado número de individuos, donde el consumo entre otros elementos de
polen y néctar es muy grande siendo por ello necesario recogerlo de millones de
flores multiplicando así la eficacia de la acción.
Otros insectos también colaboran en esta tarea aunque
indiscutiblemente su contribución es menor, en principio por pertenecer a
grupos de menor número de miembros y casi siempre se contentan con obtener el
alimento diario con lo que la visita a las flores es de poca entidad. No
obstante eso, se ha visto que algunas plantas por ellos visitadas no lo eran
por las abejas, estimándose entonces beneficiosa su labor y debiendo procurar
su mantenimiento respetando su habitar natural.
Los beneficios económicos estimados de incremento de las
cosechas en el campo por la acción de las abejas es de unas catorce veces el
valor total de la producción apícola de una explotación, siendo en algunos
hábitat las abejas estimadas más por la polinización que realizan el los campos
que por la misma producción apícola.
Sucede y para contratiempo del apicultor que no todas las
personas interesadas comprenden la importancia de los hechos descritos y no
tienen en cuenta la presencia de abejas ni de otros insectos en las cercanías
cuando proceden a dar tratamientos de cualquier entidad sobre las plantas
cultivadas cuando se hallan precisamente en flor, lo que es perjudicial para la
polinización de las plantas y contribuye a eliminar abejas que sería el mejor
aliado natural en este caso.
Respetando los días del periodo de floración y siempre
evitando en los tratamientos antes y después de la floración, los productos más dañinos para
las abejas se contribuye a evitar la enorme mortandad que sobreviene cuando
ellas acarrean el polen y el néctar contaminado hasta la colmena donde ocasiona
un daño añadido en la cría que muere en gran cantidad dejando las colonias muy
débiles.
Las colonias destinadas a la polinización de algún cultivo
deben formar parte de las colonias más activas para asegurar el trabajo, unas
pocas colonias muy potentes realizan mejor el trabajo que varias muy medianas
cuyo consumo de polen y néctar va a ser menor en la misma unidad de tiempo. Se
necesitan entre cinco y diez colonias por Ha. según el atractivo que para ellas
tenga el cultivo, cuando les resulta agradable rápidamente invaden sus flores y
en los pocos días de floración resulta una polinización perfecta.
Puede suceder que las abejas prefieran las flores silvestres
que las del cultivo en ese caso la única forma de intentar atraerlas sería
asperjar algo de agua melada, estos casos son verdaderamente excepcionales y
casi siempre al cultivo llegaran las abejas necesarias, se debe tener muy
presente que no en todas las horas del día una planta está en disposición de
ofrecer néctar en abundancia y como la abeja recoge el polen casi siempre
simultáneo con el néctar puede preferir en un momento dado otra planta, es
conveniente una observación a diferentes horas del día y durante unos días para
cerciorarse de los que sucede.
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