domingo, 18 de enero de 2015

REGULANDO LA TEMPERATURA DE LA COLMENA

Regulando la temperatura en la colmena


Científicos australianos dicen que las abejas melíferas tienen una sofisticada manera de acondicionar el aire de sus colmenas, que depende de diversidad genética.
Los especialistas destacaron que la diversidad genética en las colmenas, es resultado del hecho de que la abeja reina se ha acoplado con numerosos zánganos, y desempeña un papel en la asignación de tareas tales como la recolección de néctar y polen.

Por ejemplo, las abejas obreras con diversos genotipos sólo recogerán el néctar una vez que alcance cierto umbral de concentración.
Pero, hasta ahora no se sabía nada sobre el papel de la diversidad genética en la extraordinaria capacidad de las abejas de la miel de mantener la temperatura de sus colmenas relativamente constante, especialmente en primavera y verano.
Las abejas utilizan una variedad de métodos para manejar el frío o calor en una colmena.

Sacuden sus alas para expulsar el aire caliente, ponen gotas del agua en la colmena para que se refrigere por evaporación y evacuan cuando está demasiado caliente.
Cuando  hace frío,   se arraciman alrededor de las crías en forma de una pelota, presionando su tórax contra la tapa de las celdas de cría, e incluso generando calor metabólico al contraer y aflojar sus músculos del vuelo, pero sin mover sus alas.
Pero, los investigadores, destacaron que la capacidad de las abejas de mantener la temperatura estable de la colmena significa que ellas tienen que haber desarrollado un sofisticado sistema de control de la temperatura, de modo que no comiencen a refrescar o a calentar la colmena todas al mismo tiempo.

Es como regular la temperatura del agua para una bañera, que no se puede lograr la temperatura ideal simplemente abriendo un poco el agua caliente y el agua fría. Se necesita una regulación controlada y varias pruebas para lograrlo.
En consecuencia, monitorearon la temperatura de ocho colonias de abejas durante una semana. Cuatro de las colmenas tenían una reina que se había acoplado normalmente con una cantidad de zánganos, de modo que tenían colonias genéticamente diversas.

 Las otras cuatro colmenas tenían una reina inseminada artificialmente, por lo que tenían una población de abejas genéticamente uniforme.

Los investigadores vieron que las colonias con diversidad genética mantuvieron más estables las temperaturas que las colonias uniformes genéticamente.

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