Alimentación
de estímulo de puesta.
El éxito de una
explotación apícola radica en lograr un gran volumen de ganado en los días
precedentes al inicio de las más importantes floraciones del lugar del
asentamiento. Es necesario que el nacimiento se produzca sobre un mes antes de
esas fechas para que las abejas lleguen a adultas pecoreadoras cuando la
floración está al máximo.
Las abejas adaptadas a
su medio conocen a través de su código genético cuando se aproxima ese momento
e inician con antelación suficiente la cría de muchas abejas para que ellas
preparen la reserva alimenticia a consumir durante la siguiente invernada y que
solo se puede lograr recolectando lo suficiente en esos días favorables. En
teoría no necesitaríamos hacer cosa alguna pues el instinto hará que el
comportamiento de la colonia sea el que dicta la naturaleza, no es el caso, el
apicultor puede coadyuvar para que las colonias dispongan no solo de los
efectivos naturales consecuencia de la aplicación de la pauta natural sino de
más abejas que nacerán como consecuencia del estímulo que el apicultor
propicia.
El propósito del
apicultor es obtener el máximo posible de producción y por ello y basándose en
el comportamiento natural de las colonias se adelanta y hace sentir a las
abejas la llegada de una cantidad de material azucarado, y las abejas creen que
es proporcionado por las flores iniciando la cría masiva de abejas.
El suministro de
jarabe al ser adecuado a su potencia continuado y situado dentro de la vivienda
no depende de las condiciones climatológicas adversas que las impedirá salir al
campo siendo la repercusión de esa pecorea sobre la puesta de la reina de muy
escasa magnitud retrasándose todo el proceso.
En todos los
colmenares algunas colonias se hallan en todo momento en las mejores
condiciones adelantándose a las otras y logrando de ese modo una producción
mayor. Es lógico que así sea pues una potente en pocas horas de buen tiempo
aporta una considerable cantidad de néctar lo que permite un estímulo
suficiente de la madre que se traduce en una mayor cantidad de abejas para
nacer en una espiral que nos lleva a una gran recolección con un
aprovechamiento total de las buenas floraciones lo que será al fin del proceso
una gran cosecha.
Las colonias más
retrasadas los son sobretodo por la necesidad de mantener el calor en ocasiones
con muy bajas temperaturas en el ambiente no pudiendo enviar muchas abejas a la
pecorea por ser necesarias para calentar el nido, si a estas les suministramos
una cantidad apropiada de jarabe obtendremos un resultado similar de estímulo
que las otras. El manejo apícola que se ocupa de lograr esta meta lo
denominamos alimentación estimulante de puesta.
Para realizarlo
iniciamos el proceso unos dos meses antes del momento en que necesitaremos las
abejas, dando un a pequeña cantidad de jarabe espeso a todos las colonias que
nos interese estimular y continuamos con jarabe en proporción uno a uno hasta
los dos meses de forma ininterrumpida, solo vigilaremos que es consumido
lentamente, reduciendo el número de los agujeros del cebador.
La cantidad conveniente
a dar de forma individual la establecemos por la velocidad del consumo, de ahí
deducimos que si algunas colmenas han
consumido la cantidad que le hemos aportado en dos o tres días podemos dar una
cantidad mayor y si el jarabe permanece más halla de la semana sin ser
terminado a esa colonia debe suministrárse una cantidad bastante menor.
Lógicamente la respuesta no es la misma entre colonias tan dispares en
potencia, y las mejor dotadas aventajaran a las otras, pero esta alimentación
les conviene a todas.
La
razón de este manejo está en hacer creer a las abejas que en el campo hay
néctar en cantidad suficiente como para iniciar la cría y más adelante
aumentarla progresivamente, por ello el consumo debe ser continuado y en
cantidad suficiente para que las potentes mantengan la cría cuando no pueden
salir al campo.
Se tendrá en cuenta
que la progresión esperada de aumento es más bien lenta en un principio y mucho
más veloz cuando avanza la primavera y las buenas temperaturas les permiten
alcanzar la necesaria en el nido con facilidad.
Ejerce una positiva
influencia la comodidad que sienten ellas al alcanzar el jarabe sin emplear
gran cantidad de abejas que en condiciones normales se tendrían que ir al campo
y todo coadyuva a que el éxito sea notable y compense del trabajo adicional que
supone. Si es posible sería conveniente sustituir el jarabe de azúcar por
jarabe melado hecho en base a miel cuya composición es completa y propicia a
largo plazo mejores resultados.
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