jueves, 8 de noviembre de 2012

EL HOMBRE ANTIGUO Y LAS ABEJAS

 A lo largo de los siglos, de la importancia que para el hombre iba tomando la cría
apícola, dan fe muy diversos autores de la antigüedad que, como Aristóteles, Catón,
Varrón, Plinio, Columela o Peladio, se ocuparon en sus obras de la abeja
En el año 300 antes de Cristo, Aristóteles trataba en sus obras de la crianza de las
abejas. Los primitivos Romanos, Etruscos y Sabinos ya usaban la miel como a
limento.
Los romanos empleaban colmenas hechas con mimbres, corteza de alcornoque, corcho o
recipientes de barro cocido. Parece que no solían practicar el apicidio, sino que
explotaban la enjambrazón artificial e incluso usaban ya el principio del panal móvil que
constituye el principio de la explotación racional, limitada naturalmente a los medios de
que disponían.
A finales del siglo II antes de Cristo, citan los autores griegos las primeras
colmenas artificiales. Desde entonces ha habido un gran interés en conseguir buena
cosecha de miel, puesto que cada vez se le encontraban nuevas aplicaciones.
A medida que pasaba el tiempo notaron que el sabor de la miel era distinto

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